Red de Oficinas del Historiador y del Conservador de Cuba


Red de Oficinas del Historiador y del Conservador de Cuba
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Institución

Red de Oficinas del Historiador y del Conservador de Cuba. También conocida como Red de Oficinas del Historiador y del Conservador de las Ciudades Patrimoniales de Cuba, es una red de oficinas creada para facilitar el intercambio y transferencia de conocimiento en los campos de la rehabilitación urbana y la gestión del patrimonio. La red constituye un espacio de socialización y aprendizaje sobre modelos de gestión integral (con énfasis en la participación) del patrimonio y centros históricos. Articula las oficinas del historiador y el conservador de La Habana, Santiago de Cuba , Camagüey, Trinidad, Cienfuegos y Baracoa. La creación de la Red contó en su inicio con el apoyo de la Agencia Española de Cooperación para el Desarrollo (AECID)[1].

Contexto y antecedentes

Cuba cuenta con un valioso patrimonio cultural y dentro de esa riqueza material e inmaterial destacan una serie de conjuntos urbanos con altos valores culturales, arquitectónicos, paisajísticos, artísticos y sociales.

Resaltan las ciudades de La Habana, Santiago de Cuba, Camagüey, Trinidad, Cienfuegos, Bayamo, Matanzas, Baracoa, Sancti Spíritus, Remedios, Viñales, Guanabacoa, Gibara, Sagua la Grande y Cárdenas, todas reconocidas como Monumento Nacional, y varias de ellas inscritas en la Lista del Patrimonio Mundial.

Atesoran manifestaciones incluidas en la Lista Representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, y están entre las urbes cubanas que forman parte de la Red de Ciudades Creativas de la UNESCO.

Durante décadas, la protección y gestión especializada de las ciudades patrimoniales cubanas ha requerido de importantes esfuerzos tanto a nivel local como nacional.

Los trabajos en pos del rescate del patrimonio nacional cubano se remontan a las décadas de 1930 y 1940, cuando se crearon las primeras instituciones dedicadas a esta tarea, se declararon los primeros monumentos nacionales y se desarrollaron los proyectos pioneros de preservación en edificios y sitios históricos del país. La conservación de áreas urbanas, y específicamente de los centros históricos de las ciudades, no llegaría sino hasta años después, y especialmente a partir de 1964, cuando la conocida Carta de Venecia estimuló a nivel internacional su reconocimiento y promovió la actuación a escala de conjuntos urbanos[2].

En Cuba, la aprobación de las primeras leyes en relación con la preservación del patrimonio cultural y la declaratoria de monumentos nacionales y locales tuvo lugar en 1977, con la promulgación de las leyes 1 y 2, que dieron paso, un año después, a la Resolución que declaró algunos de los principales centros históricos del país como Monumentos Nacionales (Baracoa, Santiago de Cuba, Bayamo, Camagüey, Trinidad, Sancti Spíritus, La Habana, Remedios, Guanabacoa).

Desde entonces, éstos y otros centros históricos fueron objeto de estudio y diagnóstico, así como de la ejecución de proyectos de rehabilitación y restauración a lo largo de toda la década siguiente, pero la irrupción del Período Especial a principios de la década de 1990 paralizó los trabajos por la escasez de recursos financieros.

El nuevo modelo de gestión asumido por la Oficina del Historiador (OH) logró, en muy poco tiempo, no sólo revertir la tendencia impuesta por la crisis, sino que generó una mayor dinámica de actuación, gracias a la descentralización de los recursos y a una nueva estrategia de intervención territorial.

Estas importantes decisiones permitieron ampliar los objetivos iniciales de la institución y la creación de un Plan de Desarrollo Integral que no sólo comprende la protección del patrimonio arquitectónico y social heredado, sino también la conservación de su imagen urbana, la expresión contemporánea de las nuevas acciones, y la adecuación funcional del territorio a la vida moderna en correspondencia con un desarrollo social que garantice el mejoramiento de las condiciones de vida de sus habitantes, así como el dinamismo y vitalidad del Centro Histórico.

El nuevo plan definió entre sus políticas la recuperación de la estructura urbana patrimonial, el desarrollo de la economía local, el fortalecimiento del desarrollo cultural, el impulso de una rehabilitación participativa, la promoción de una cultura de protección medioambiental y el incremento de las redes de infraestructura.

El éxito del modelo puesto en marcha en la ciudad de La Habana dio lugar a la adopción de una medida similar en otras ciudades de reconocido valor patrimonial: Trinidad, Santiago de Cuba, Camagüey y Cienfuegos. Cada una con sus particularidades, y por ello con prerrogativas diferentes en materia de gestión, conformaron grupos técnicos (los llamados Planes Maestros) alrededor de la Oficina del Historiador o del Conservador según el caso. Se trató de grupos multidisciplinarios, relativamente pequeños (entre 20-30 personas), y en los que existió predominio de mujeres, no sólo en cargos técnicos, sino también en cargos de dirección. Tres de los cinco Planes Maestros están dirigidos por mujeres.

En cada uno de estos centros históricos, la nueva estrategia de rehabilitación cobró un nuevo impulso y devolvió a los habitantes de cada una de las ciudades, y en consecuencia del país, su optimismo en cuanto al rescate del patrimonio y de su identidad.

El trabajo realizado por la Oficina del Historiador de la Ciudad de La Habana, así como la experiencia acumulada en otras ciudades del país a lo largo de varios años, permitieron vislumbrar el potencial de un trabajo mancomunado entre estos equipos, a través de una red organizada y con una visión de largo plazo, en la cual la sistematización de las respectivas experiencias podría ser encauzada en beneficio de todos.

Teniendo en cuenta como fortaleza:

  1. Que en sus intentos por sistematizar e intercambiar la experiencia acumulada en el manejo y la gestión del Centro Histórico de La Habana, el Plan Maestro para la Revitalización Integral de La Habana Vieja, adscrito a la Oficina del Historiador de la Ciudad de La Habana, organizó desde el año 1995 el Encuentro Internacional sobre Manejo y Gestión de Centros Históricos, que desde el año 2003 tomó un carácter anual y constituye un espacio de reflexión singular y necesario para aquellos que emprenden el reto de rehabilitar los Centros Históricos.
  2. Que la Oficina del Historiador de la Ciudad de La Habana forma parte de la Organización Latinoamericana y del Caribe de Centros Históricos (OLACCHI), estructura que apunta a diseñar estrategias, desarrollar proyectos y formular políticas para la conservación de los bienes patrimoniales, que como se mencionaba anteriormente tuvo sus inicios en el marco del III Evento Internacional de Manejo y Gestión de Centros Históricos. Esta organización pretende que cada país organice una red interna para facilitar la articulación con dicho organismo regional, por lo que este elemento constituyó la sostenibilidad y visibilidad de esta necesaria iniciativa.

Surgimiento

La creación de la Oficina del Historiador de la Ciudad de La Habana (OHCH) en 1938 por el doctor Emilio Roig de Leuchsenring, y su continuidad desde 1967 por el doctor Eusebio Leal Spengler, impulsaron una singular escuela de gestión del patrimonio cultural.

Esta experiencia se fortaleció con la promulgación, el 30 de octubre de 1993, del Decreto Ley 143, un instrumento legal pionero en el campo de la restauración y gestión patrimonial para Cuba y el mundo, que otorgaba a la OHCH facultades especiales para cumplir su misión y funciones.

Luego de la exitosa experiencia habanera, nació en 1996 la Oficina del Conservador de la Ciudad de Santiago de Cuba. La denominación de Oficina del Conservador mantiene las mismas esencias organizacionales que la de Oficina del Historiador, solo cambia el liderazgo profesional, pues en la santiaguera fue nombrado un arquitecto al frente del proyecto.

De esta forma, en 1997 surgieron la Oficina del Historiador de la Ciudad de Camagüey y la Oficina del Conservador de la Ciudad de Trinidad y el Valle de los Ingenios. Una década después, en el año 2007, se fundó la Oficina del Conservador de la Ciudad de Cienfuegos, luego de la inclusión en la Lista del Patrimonio Mundial de la UNESCO de una parte del centro histórico cienfueguero.

Fue entonces cuando se formalizó la fundación de la Red de Oficinas del Historiador y del Conservador de Cuba, el 5 de diciembre de 2008, durante las sesiones del VII Encuentro Internacional sobre Manejo y Gestión de Centros Históricos, en La Habana Vieja.

Ya se reconocía la existencia de un trabajo natural de articulación desde 1996, cuando fue creada la segunda oficina, la de Santiago de Cuba.

La misión y funciones de la organización han tenido un denominador común durante todos estos años, en lo cual sobresale el fomento del intercambio y la transferencia de experiencias en materia de rehabilitación urbana y gestión patrimonial con una visión hacia el desarrollo integral de los territorios.

Eusebio Leal siempre resaltó la importancia de concebir y ejecutar todo el trabajo de las oficinas en función del ser humano como principal protagonista y beneficiario de la obra, y resaltar la cultura como recurso principal y eje transversal del desarrollo sostenible.

Luego de cinco años de trabajo, la organización fue legitimada por un acuerdo del Consejo de Estado firmado el 24 de enero del 2013, quedando formalizada como institución de carácter nacional y con personalidad jurídica propia.

Recientemente (2023), fue aprobada por el Consejo de Ministros la Propuesta de Perfeccionamiento de las Oficinas del Historiador y del Conservador de las Ciudades Patrimoniales de Cuba y de la Red que ellas integran, en su primera etapa.

En el documento se destaca la actualización y adecuación de los aspectos organizativos y cuestiones de sostenibilidad económica a los momentos actuales.

En una segunda etapa, se trabaja en la creación de Oficinas del Conservador en las restantes ciudades declaradas como Monumento Nacional: Gibara, Sagua la Grande, Guanabacoa y Cárdenas, y en la conclusión del proceso de institucionalización de la red, así como otros aspectos de carácter estratégico para las ciudades patrimoniales cubanas, las oficinas y la propia red.

La iniciativa contó con el apoyo institucional de la Oficina del Historiador, específicamente con el Plan maestro de Revitalización Integral y la dirección de Cooperación Internacional y de 4 Oficinas del Conservador de Cuba: Trinidad, Cienfuegos, Santiago de Cuba y Camagüey subordinadas al Consejo de la Administración Municipal de sus respectivos municipios.

Objetivo general

Socializar y desarrollar conocimientos y buenas prácticas en relación con el manejo y la gestión de los centros históricos a nivel nacional.

Objetivo específico

Consolidar la Red de Oficinas del Historiador y del Conservador de Cuba que constituya la articulación y facilite el intercambio de experiencias, planes, programas y proyectos en forma planificada e interrelacionada entre autoridades y técnicos a nivel nacional.

Principales resultados

Entre los principales resultados de la red en estos años están la creación de seis nuevas Oficinas del Conservador en las ciudades de Bayamo, Matanzas, Baracoa, Sancti Spíritus, Remedios y Viñales; cinco escuelas taller y de oficios de la restauración en Cienfuegos, Matanzas, Sancti Spíritus, Bayamo y Remedios, y la gestión de más de 25 proyectos de cooperación internacional que superan el monto de los tres millones de dólares.

A ello se suma el apoyo a la capacitación de especialistas técnicos de las oficinas en más de 30 eventos, talleres, cursos y encuentros bilaterales.

Referencias

Fuentes

  • Ciudades patrimoniales cubanas en red. Disponible en:Cubadebate., Consultado el 17 de diciembre de 2023.