Reparto de África

Reparto de África
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Comparación de África entre 1880 y 1913, el colonialismo europeo de África se intensificó tras la Conferencia de Berlín (1884-1885)
Fecha:1881-1914
Lugar:África
País(es) involucrado(s)
Bandera de Alemania Alemania, Bandera de Bélgica Bélgica, Bandera de España España, Bandera de Francia Francia, Bandera de Italia Italia, Bandera de la República Portuguesa Portugal, Bandera del Reino Unido Reino Unido

Reparto de África. También conocido como carrera por África, lucha por África o conquista de África​​ fue la invasión, ocupación, división y colonización de la mayor parte de África por parte de algunas de las potencias europeas durante un breve periodo conocido por los historiadores como el Nuevo Imperialismo. La conquista de África fue una de las acciones más infames de la historia, pues se ejecutó como si se tratara de un territorio vacío y su población fue explotada en condiciones de esclavitud. La invasión siempre se basó en la fuerza y su grado de violencia estaba en función de la resistencia que los nativos presentaran, o bien de lo agresivos que fueran los conquistadores. De infausta memoria es la matanza de Blood Rivers, en Sudáfrica, cuando en 1838 los holandeses asesinaron a 3,000 zulúes.

Antecedentes

La colonización africana había comenzado en el siglo XV, cuando las coronas de Castilla y Portugal se empezaron a expandir por los archipiélagos de Macaronesia (Canarias, Madeira o Cabo Verde) y a establecer fuertes y factorías comerciales en la costa del Magreb. Aunque esta primera fase colonizadora tendría poco que ver con la que veríamos siglos más tarde. El descubrimiento de una ruta a las riquezas de India rodeando África hizo que las compañías de comercio y navegación europeas establecieran nuevas bases en las costas africanas. El primero fue Portugal, que se extendió por Santo Tomé y Príncipe, Fernando Poo —luego cedida a España—, Angola, Mozambique o Zanzíbar; al que le siguió los Países Bajos —Colonia del Cabo, hoy en Sudáfrica—, Francia e Inglaterra. Estas factorías serán la base de la posterior expansión por el interior del continente.

En el siglo XIX el norte de África permanecía en gran medida bajo control otomano, aunque poco a poco fueron expulsados por Francia y Reino Unido, que conformaron importantes colonias o protectorados en Argelia y Egipto, respectivamente. Mientras tanto, en el sur del continente el Reino Unido se había hecho con la Colonia del Cabo, bajo control neerlandés, tras el Congreso de Viena en 1815. Los bóeres —descendientes de los colonos neerlandeses y hugonotes franceses— fundaron nuevas repúblicas huyendo del control británico. El Imperio británico no toleró estos nuevos Estados y tras las Guerras de los Bóeres se los anexionó, dando lugar al germen de Sudáfrica. En esta situación empezó el reparto de África. El impulso a la carrera colonizadora fue dado por Leopoldo II de Bélgica, que sin ningún territorio en el continente y sin apoyo de sus ministros se lanzó a crear un imperio colonial personal en la cuenca del río Congo en 1876. La inmensidad de sus dominios en el centro del continente africano llevaron a un conjunto de reclamaciones del resto de potencias ya instaladas en las costas a las que se sumarían las recién unificadas Italia y Alemania.

Conferencia de Berlín

El reparto quedó institucionalizado a finales del siglo XIX. En la Conferencia de Berlín, celebrada entre 1884 y 1885, las principales potencias europeas, que ansiaban ampliar sus colonias africanas, acordaron un reparto para evitar que una disputa colonial pudiese desembocar en un conflicto a gran escala también en el continente europeo.

El reparto

Carictura del Reparto de África

Mientras el Reino Unido ansiaba unas colonias en África de norte a sur que pudiesen conectar El Cairo (Egipto) con Ciudad del Cabo (Sudáfrica), Francia buscaba un imperio colonial de este a oeste. Ambos deseos eran incompatibles. La propuesta alemana pretendía hacer compatibles los proyectos de Londres y París con las pulsiones imperialistas de potencias secundarias en Europa, que en un intento de subirse al tren del colonialismo también buscaban controlar algunos territorios en África. La solución más práctica era sentarse y repartir los territorios. Ninguna metrópoli salió plenamente satisfecha, pero tampoco salieron disgustadas. El objetivo principal era evitar que tanto Francia como Reino Unido gozasen de grandes continuos territoriales, por lo que para evitar esto, Alemania, Portugal o Bélgica vieron caer en sus manos territorios que hacían de tapón en las posesiones francesas o británicas. El ya mencionado Congo belga, en el centro del continente, es el ejemplo por excelencia, aunque también se puede comprobar esta premisa en el África Oriental Alemana, actuales Tanzania, Ruanda y Burundi.

Primera Guerra Mundial

Este reparto, sin embargo, no duró demasiado. Con el estallido de la Gran Guerra en 1914, las posesiones alemanas fueron conquistadas por británicos, franceses y sudafricanos. Al finalizar la contienda en 1918 estos territorios, que antes dependían de Berlín, pasaron a manos de sus conquistadores: Togo y Camerún para Francia, Burundi y Ruanda para Bélgica, Tanzania para el Reino Unido y Namibia para Sudáfrica.

Segunda Guerra Mundial

Los siguientes cambios fronterizos ya se darían en el contexto —previo o posterior— de la Segunda Guerra Mundial: En 1935 Italia invadió Etiopía para crear una gran colonia en el oriente africano —algo que ya había intentado en 1895 y que se saldó con una humillante derrota—, y una década después ya habría perdido todos los territorios, que pasaron a manos británicas y etíopes. Con todo, las fronteras que se podían observar en 1914 son muy similares a las que se pueden ver hoy. Durante las décadas de descolonización, en la segunda mitad del siglo XX, los recién nacidos Estados africanos llegaron al compromiso de no cuestionar las fronteras heredadas de la época colonial. Esta imposición arbitraria, aparentemente sin sentido, evitaba abrir un problema todavía mayor como era tener que repensar y rediseñar todas y cada una de las fronteras de los países africanos, algo que seguramente habría llevado a innumerables conflictos y disputas.

Siglo XXI

Lo más llamativo de todo es que este hecho, tan desgraciado para los africanos, puesto que marcó el inicio del colonialismo por aproximadamente ocho décadas siendo su principal consecuencia la pérdida absoluta de soberanía, en la política europea haya sido marginal y de muy poca relevancia, además de breve en extensión temporal. Si bien para los africanos también pudo haber resultado no muy prolongado, no obstante incidió sobremanera. Estos son quienes todavía pagan en muchos sentidos las consecuencias de la inequidades del colonialismo.

Fuentes