Roberto Lewis García de Paredes

Roberto Lewis García de Paredes.
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escultor, muralista y maestro de generaciones de artistas
Nombre Roberto Lewis García de Paredes .
Nacimiento30 de septiembre de 1874, Bandera de Panamá
Ciudad de Panamá
Fallecimiento22 de septiembre de 1949
NacionalidadPanameña
OcupaciónPintor
Resultados deportivos
Títulos obtenidosPadre de la pintura panameña.Bandera de Panamá


Roberto Lewis García de Paredes (1874-1949). Padre de la pintura panameña, escultor, muralista y maestro de generaciones de artistas.

Datos Biográficos

Proveniente de una familia originaria de Gales que se estableció inicialmente en Jamaica, Louis Lewis llegó a Panamá en el siglo XIX como Cónsul de Inglaterra ante la Gran Colombia, y contrajo matrimonio con Ramona Herrera Barrera, una de las hermanas del general Tomás Herrera. Establecidos estos vínculos, los abuelos de Roberto Lewis fundaron una familia que permanecería en el Istmo.

Así, el maestro Lewis nació en Panamá el 30 de septiembre de 1874, dentro del hogar formado por Henrique Lewis y Catalina García de Paredes, quienes tuvieron tres hijos: Henrique Arístides, médico; Samuel, miembro de las Academias Panameñas de la Lengua y de la Historia, y Roberto.

Inicios

Roberto Lewis estudió las primeras letras en la escuela de los Hermanos de San Vicente de Paúl. En 1888, en los prolegómenos de la La Guerra de los Mil Días, marchó a Francia para terminar estudios secundarios superiores en el colegio de los Hermanos Cristianos de Passy. En Francia se vivía la Belle Epoque, y el joven de catorce años sucumbió al embrujo del arte y las novedades parisinas. De vuelta a la tierra natal, se incorporó a los negocios familiares. Durante esos años comenzó a pintar, y pudo apreciar la obra de Epifanio Garay, padre de Narciso Garay y Nicole Garay. Tomó la decisión de viajar a Costa Rica en busca del maestro Tomás Povedano, pero enfrentó algunas dificultades, y decidió retornar a París, sitio ideal para el estudio del arte.

Superó los exámenes para el ingreso en la École de Beaux- Arts. Ser aceptado en la Academia exigía probar su talento, mostrar sus trabajos y su capacidad como dibujante, y realizar exámenes rigurosos ante los maestros, enfrentando además una violenta competencia. El 25 de mayo de 1898, cuando tenía veinticuatro años, fue aceptado en el estudio del afamado maestro León Bonnat, que había tenido entre sus alumnos a Toulouse Lautrec, Thomas Eakins, Gustave Callebotte y Georges Braque. Roberto Lewis era el único panameño -y uno de los poquísimos latinoamericanos- que formaron parte de este círculo de pupilos y futuros creadores. Vivió en la Rive Gauche, el barrio latino de París.

Trayectoria

Se relacionó con intelectuales y artistas, y pintó retratos por encargo. Pero decidió pasar al estudio y dirección de Jules Dubois-Pillet, quien lo introdujo en la soltura de espíritu del post-impresionismo. Pero también se vio precisado a pintar avisos para el comercio y la industria con el fin de mitigar sus apremios económicos, e hizo caricaturas para los periódicos. De ese modo pudo preparar un cuadro para la Exposición Universal, que figuró en el Pabellón de Nicaragua, y llamó por primera vez la atención de la prensa fr ancesa.

Expuso en el Grand Palais, junto a obras de Cezánne, Manet, Bonnat, Gaugin, Rodin y Degas. Lewis cosechó lauros, y uno de los premios significativos que alcanzó fue el de Palmas Académicas en Plata, con El hombre que ríe, en 1904. Desde ese año, y hasta 1912, cumplió a la par funciones de Cónsul de Panamá en París. El 18 de noviembre de 1905 se le comisionó una tarea monumental: preparar en menos de dos años la pintura del plafón del Teatro Nacional de Panamá, con el tema El nacimiento de la República, en óleo sobre tela, como un gran papel de pared, llamado en francés marouflee. También las paredes del foyervestíbulo de descanso–, además de la confección del telón de boca, de unos once metros de ancho por once de alto. En total, eran veintiséis las telas que debía pintar, todas de grandes dimensiones. Acometió con pasión la tarea, que lo consagró como artista pionero en la república de Panamá.

El 9 de noviembre de 1907 contrajo matrimonio con Maire Renault. Viajó a Panamá en diciembre del mismo año, y los murales llegaron a finales del año en el vapor de carga Normandie. Con el cuidado y supervisión del artista, fueron instalados en el edificio del teatro a principios de 1908. El artista Anton Rajer restauró estos murales en el año 2002. A lo largo de su vida, Roberto Lewis captó la imagen de personalidades de la política y la sociedad de su época, y se destacó como el más importante retratista académico. Su casa a orillas del Pacífico, en la zona que hoy ocupa el corregimiento de San Francisco de la ciudad de Panamá, fue su refugio y santuario; pero además tuvo una especial preferencia por la Ricardo J. Bermúdez y el novelista Rogelio Sinán. Sus vivencias le sirvieron para plasmar en sus lienzos el tema del mar, y su hija Zita fue su modelo.

Además de su creación pictórica, Lewis realizó esculturas, como el busto del poeta de la Chorrera, Tomás Martín Feuillet, el gallo de la Plaza de Francia y el retrato en relieve de Don Ricardo Arango, del Cuartel Central de Bomberos. Roberto Lewis fue el promotor académico y generoso formador de una valiosa generación de artistas, entre los cuales se destacan Humberto Ivaldi, Juan Manuel Cedeño e Isaac Benítez. Su lema, “sin dibujo no hay arte”, fue el horizonte al que tenían que aspirar y con el que debían actuar los futuros artistas; y viendo las obras de los discípulos, se comprende cómo su maestro les enseñó a abordar el lienzo. En la ciudad de Panamá, Lewis fue responsable del diseño del emblema del Club Unión, el creador del escudo de la Escuela Normal de Santiago y de la figura emblemática del reverso de la moneda nacional -el balboa-, acuñada en 1931. Como paisajista, el maestro Lewis se concentró en los centenarios árboles de tamarindo de la costa isleña de Taboga. Fueron veinticinco –de 1921 a 1949- los años por él invertidos en la observación del movimiento o la quietud de los árboles plantados en La Restinga, en los alrededores del Hotel Taboga, hoy inexistente. Al estilo de los impresionistas –y en especial de Monet, según los entendidos-, esta labor, que podía realizar sin las exigencias de los encargos gubernamentales-, le permitió alejarse del retrato, del exigente oficio, de la entrega perentoria.

Condecoraciones y reconocimientos

En 1912 concluyó la etapa francesa de Lewis, que regresó a Panamá, donde se encargó, en 1913, de la recién fundada Escuela Nacional de Pintura, entidad dependiente del Ministerio de Educación. Tuvo su primera sede en el Instituto Nacional, que había sido creado en 1909. Lewis dictaba como materia básica el dibujo de la figura humana, que se realizaba con modelo de yeso y modelo humano.

Continuó su tarea como muralista, y acometió la realización de una obra en el Palacio Presidencial, conocido como Palacio de las Garzas, frente a la bahía de Panamá. El maestro pintó en el Salón Amarillo del Palacio El descubrimiento del Mar del Sur. El tema del descubrimiento del “otro mar” -porque los españoles habían llegado a la región desde el Caribe- enfatizaba la caracterización de Panamá como puente del tráfico comercial del mundo, idea que se venía forjando desde el siglo XVI, tras la apertura del camino real que unió el puerto de Nombre de Dios, donde se iniciaron las ferias comerciales, situado en el mar del NorteMar Caribe u Océano Atlántico- con Panamá, situada en el mar del Sur – el Océano Pacífico. Octavio Méndez Pereira representó este momento en su novela Núñez de Balboa, El tesoro del Dabaibe, de 1934.

Pareciera que Méndez Pereira describe el cuadro de Lewis, pues relata que cuando a Balboa le había llegado el agua a las rodillas, se le vio levantar la espada y se le oyó, desafiando el rumor del mar, gritar a voz en cuello, mientras agitaba el pendón, que tenía de un lado el escudo de Castilla y de León, y del otro, la imagen de la Virgen y el Niño Jesús.

Es esta, justamente, la descripción de la pintura del Salón Amarillo del Palacio Presidencial. Su último gran mural está actualmente en la Escuela Normal Juan Demóstenes Arosemena, en Santiago de Veraguas. Cuando el gobierno panameño, en la tercera década del siglo XX, decidió fundar una gran escuela que forjara el desarrollo de la región central del Istmo, tomó la decisión de que la Escuela Normal fuera un palacio de la enseñanza. Su fundador, el presidente Juan Demóstenes Arosemena, abrió el encuentro de los maestros panameños con el pincel del maestro Lewis, que decoró el aula máxima, recinto central del edificio, combinando el tema universal con la mitología raigal del Istmo.

Secuencias de alumnas uniformadas, rostros de jóvenes maestras, dioses como Minerva -la sabiduría- y Apolo –las artes. En los espacios, la luz de la carreta y de los campesinos. Aparecen también los indios Paris y Noncomala. El mural es una historia universal, regiamente concebida, pero el maestro no pudo terminarla. La muerte lo sorprendió el 22 de septiembre de 1949. Roberto Lewis tenía 75 años, y continuaba trabajando. En su estudio restauraba tres obras religiosas y trabajaba en los lienzos inconclusos del aula máxima de la Escuela Normal de Santiago.

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