San Luis María Grignon de Montfort

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Religión o MitologíaCatólica
Día celebración28 de abril
Fecha de canonización20 de julio de 1947
Venerado enEs venerado como sacerdote, misionero, fundador y sobre todo, como esclavo de la Virgen María.

Louis-Marie Grignon de Montfort. Conocido también como el Padre de Montfort, fue un teólogo, sacerdote misionero y escritor francés, miembro de la Iglesia Católica, canonizado San Luis de Montfort en 1947.

Síntesis biográfica

Nació en Montfort, Francia el 31 de enero de 1673 de una familia muy numerosa, siendo el mayor de 18 hermanos. Uno de ellos murió en su infancia, 3 fueron sacerdotes y 3 religiosas. Sobresalía entre sus amigos por su habilidad y su extraordinaria fortaleza física. De carácter era mas bien tímido y prefería la soledad.

Desde joven, tenía una gran devoción a la Eucaristía y a la Virgen María. Frecuentemente lo encontraban rezando por largo rato frente a una imagen de la Virgen. Cuando tenía suficiente edad, pidió permiso para asistir en la misa de la parroquia en la mañanas. Como la iglesia le quedaba a dos millas de su casa, tenía que levantarse muy temprano para llegar a tiempo. Mientras estudiaba con los jesuitas en Rennes siempre visitaba la iglesia antes y después de las clases. Participó en una sociedad de jóvenes que durante las vacaciones servían a los pobres y los enfermos incurables. Les leían libros inspirados durante las comidas.

Pero no todo en su juventud era de color de rosas. Su padre, Jean Grignion, tenía la fama de ser uno de los hombres más coléricos en toda la región de Rennes. Y como él era el hijo mayor, era quien sentía mas el peso de la furia. Su papá constantemente lo incitaba a la ira. Ya por si mismo Luis tenía un temperamento tan fuerte como el de su papá, lo cual le hacía aun mas difícil soportar aquellas pruebas. Para evitar un enfrentamiento con su papá, y el mal que su ira podría traer, salía corriendo. Así evitaba la ocasión de pecado. Era todo lo que podía hacer para controlar su temperamento. En vez de empeorar, a través de estas demostraciones de ira de su papá, aprendió a morirse a si mismo y pudo aprender a ser paciente, dulce y crecer en virtud. Su papá, sin quererlo le proporcionó un medio para entrar en la lucha por la santidad a una temprana edad.

Un toque de gracia lo lleva al sacerdocio

Entre los 16 y 18 años, tuvo una experiencia de Dios que marcó su vida para siempre. Ante este encuentro personal e íntimo con Dios, su vida cambió radicalmente. Se entregaba totalmente a la oración y a la penitencia, encontrando su delicia tan solo en Dios. Aprendió rápidamente que lo que verdaderamente valía no eran los grandes acontecimientos en este mundo: el dinero, la fama, etc. Sino que el verdadero valor ante Dios estaba en la transformación interior.

Escribe San Luis:

"Esta es la forma en que actúan las almas predilectas. Se mantienen dentro de su casa .... o sea, mantienen sus mentes en las verdades espirituales (y no en las de la tierra). Se aplican a la oración mental, siguiendo el ejemplo de María, su madre, cuya mayor gloria durante su vida era su vida interior y quien amaba tanto la oración mental. Estas almas observan como tantos trabajan y gastan grandes energías e inteligencia para ganar éxitos y reconocimiento en la tierra. Por la luz del Espíritu Santo, saben que hay mas gloria y mas gozo, permaneciendo escondidos en Cristo y en perfecta sumisión a María, que en hacer grandes cosas o grandes milagros."

En 1693, a los 20 años, siente el llamado de consagrar su vida a Dios a través del sacerdocio. La primera reacción de su padre no era favorable, pero cuando su papá vio la determinación de su hijo, le dio su bendición. Y así, a finales de ese año, salió de su casa hacia París.

El Seminario

Renunciando a la comodidad de su caballo, se decidió caminar los 300 kilómetros hacia el seminario en París. Durante su camino, se encuentra con dos pobres en distintos momentos. Al primero le da todo el dinero que su padre le había entregado, quedándose con nada. Al segundo, no teniendo ya mas dinero que darle, le entrega su único traje, regalo de su mama, cambiándolo por los trapos del pobre. De esta manera, marca lo que ha de ser su vida desde ese momento en adelante. Ya no se limitará a servir a los pobres, pues es ya uno de ellos. Hace entonces un voto de vivir de limosnas.

En aquella época había seminarios separados para ricos y pobres. Cuando llega al seminario, viéndolo en tan miserable condición, los superiores lo mandan al seminario de los pobres. Así se privó de las ventajas ofrecidas en el mejor seminario. En el seminario, fue bibliotecario y velador de muertos, dos oficios que eran poco queridos por los demás. Más en el plan providente de Dios le proporcionaron oportunidades de mucha gracia y crecimiento.

Por su oficio de bibliotecario, pudo leer muchos libros, sobre todo, de la Virgen María. Todos los libros que encontraba de ella, los leía y estudiaba con gran celo. Este período llegó a ser para él, la fundación de toda su espiritualidad Mariana.

El oficio de velar a los muertos fue también de gran provecho. Era su responsabilidad pasar toda la noche junto con algún muerto. Ante la realidad de la muerte que estaba constantemente ante sus ojos, aprendió a despreciar todo lo de este mundo como vano y temporal. Esto lo llevó a atesorar tesoros en el cielo y no en la tierra. El llegó a reconocer que nada se debe esperar de los que es de este mundo más todo de Dios.


Su tiempo en el seminario estuvo lleno de grandes pruebas. Era poco comprendido por los demás. No sabían como lidiar con el, si como un santo o un fanático. Sus superiores, pensando que toda su vida estaba movida más bien por el orgullo que por el celo de Dios, lo mortificaban día y noche. Lo humillaban y lo insultaban en frente de todos. Sus compañeros en el seminario, viendo la actitud de los superiores, también lo maltrataban mucho. Se reían de el, lo rechazaban muy a menudo. Y todo esto lo recibió con gran paciencia y docilidad. Es mas, lo miraba todo como un gran regalo de Cristo quién le había dado a participar de Su Cruz.

Sacerdote

El 5 de junio de 1700, de 27 años, fue ordenado sacerdote. Escogió como lema de su vida sacerdotal: "ser esclavo de María". Enseguida empezaron a surgir grandes cruces en su vida. Pero no se detenía a pensar en si mismo sino que su gran sueño era llegar a ser misionero y llevar la Palabra de Cristo a lugares muy distantes.

Después de su ordenación, sus superiores no sabían aun como tratar con él. Estaba ansioso de poder empezar su obras apostólicas. Sin embargo sus superiores le negaron sus facultades de ejercer como sacerdote....no podía confesar ni predicar.... y lo mantuvieron un largo rato en el seminario haciendo varios oficios menores. Esto le causó un gran dolor, no por los trabajos humildes sino por no poder ejercer su sacerdocio. Tenía como único deseo dar gloria a Dios en su sacerdocio y en sus obras misioneras. Mas como siempre, obedeció con amor.

Después de casi un año en el seminario, por fin se encontró con un sacerdote organizador de una compañía de sacerdotes misioneros, que le invitó a acompañarlo en otro pueblo. Sus superiores, aprovechando esta oportunidad para salir de él, le dieron permiso. Le esperaba otra gran decepción pues cuando llegó a la casa de los padres misioneros, vio tan grandes abusos y mediocridad entre ellos que no le quedaba duda de que no podía quedarse. Escribió inmediatamente a su superior del seminario pidiendo regresar a París pero este le dijo que estaba siendo malagradecido y le hizo quedarse. San Luis, que obedecía santamente a sus superiores, se quedó. Aun no le daban permiso para confesar y pasaba los días enseñándole catecismo a los niños.

Recurso al Papa quien le hace Misionero

Decide, en el año 1706, recurrir al Santo Padre, el Papa Clemente XI. Quería saber si en verdad estaba errado como todos decían o si cumplía la voluntad de Dios, lo cual era su único deseo. Se logra el encuentro y recibe del papá la bendición y el título de Misionero Apostólico.

Durante su vida apostólica como misionero, llegó a hacer 200 misiones y retiros. Con gran celo predicaba de pueblo en pueblo el Evangelio. Su lenguaje era sencillo pero lleno de fuego y amor a Dios. Sus misiones se caracterizaban por la presencia de María, ya que siempre promovía el rezo del santo rosario, hacía procesiones y cánticos a la Virgen. Sus exhortaciones movían a los pobres a renovar sus corazones y, poco a poco, volver a Dios, a los sacramentos y al amor a Cristo Crucificado. Siempre decía que sus mejores amigos eran los pobres, ante quienes abría de par en par su corazón.

Fundador

Un año antes de su muerte, fundó dos congregaciones -- Las hermanas de la Sabiduría, dedicadas al trabajo de hospital y la instrucción de niñas pobres, y la Compañía de María, misioneros. Hacía años que soñaba con estas fundaciones pero las circunstancias no le permitían. Humanamente hablando, en su lecho de muerte la obra parecía haber fracasado. Sólo había cuatro hermanas y dos sacerdotes con unos pocos hermanos. Pero él, quien tenía el don de profecía, sabía que el árbol crecería. Al comienzo del Siglo XX las Hermanas de la Sabiduría eran cinco mil con cuarenta y cuatro casas, dando instrucción a 60,000 niños.

Después de la muerte del fundador, la Compañía de María fue gobernada durante 39 años por el Padre Mulot. Al principio había rehusado unirse a Montfort en su trabajo misionero. "No puedo ser misionero", decía, "porque tengo un lado paralizado desde hace años; tengo infección de los pulmones que a penas me permite respirar, y estoy tan enfermo que no descanso día y noche". Pero San Luis, inspirado por Dios, le contestó, "En cuanto comiences a predicar serás completamente sanado". Así ocurrió.

Sus virtudes

Los santos son hombres que aman con todo el corazón y el corazón da fruto en virtud. Los frutos no se dan sin la entrega y el sacrificio perseverante. San Luis Grignion de Montfort es un hombre de oración constante, ama a los pobres y vive la pobreza con radicalidad, goza en las humillaciones por Cristo.

Muerte y canonización

Murió en Saint Laurent sur Sevre el 28 de abril de 1716, a la edad de 43 años. Fue beatificado en 1888 y canonizado el 20 de julio de 1947. Es venerado como sacerdote, misionero, fundador y sobre todo, como Esclavo de la Virgen María.

Sobre su tumba dice:

¿Qué miras, caminante?. Una antorcha apagada,

un hombre a quien el fuego del amor consumió,
y que se hizo todo para todos, Luis María Grignion Monfort.
-¿Preguntas por su vida?. No hay ninguna más íntegra,
-¿Su penitencia indagas?. Ninguna más austera.
-¿Investigas su celo?. Ninguno más ardiente.

-¿Y su piedad Mariana?. Ninguno a San Bernardo más cercano.

Sacerdote de Cristo, a Cristo reprodujo en su conducta, y enseñó en sus palabras. Infatigable, tan sólo en el sepulcro descansó, fue padre de los pobres, defensor de los huérfanos, y reconciliador de los pecadores. Su gloriosa muerte fue semejante a su vida. Como vivió, murió.

Maduro para Dios, voló al cielo a los 43 años de edad.

Fuente