Teodoro Pereira la Rosa

Teodoro Pereira la Rosa
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Combatiente revolucionario cubano
NombreTeodoro Pereira la Rosa
Nacimiento18 de abril de 1808
Jovellanos, Matanzas, Bandera de Cuba Cuba
Fallecimiento24 de enero de 1991
Nuevitas, Camagüey, Bandera de Cuba

Teodoro Pereira la Rosa. Combatiente revolucionario cubano de origen humilde, natal de Jovellanos quien llegó a ser un destacado dirigente campesino.

Datos biográficos

Nacimiento

Nació, el 18 de abril del 1908, en el municipio de Jovellanos, provincia de Matanzas

Ámbito familiar

Proviene del seno de un humilde hogar, su padre era obrero agrícola cañero quien, con el decursar de los años, habría de convertirse en destacado dirigente campesino de la región oriental del país.

Trayectoria Laboral

La precaria situación económica de su hogar lo obligó, sin haber alcanzado aún la adolescencia, a desempeñarse como trabajador agrícola. Fue así como a inicios de la década del veinte, con solo trece años de edad, compartió con su padre las duras faenas de los cortes de caña en los centrales azucareros de la localidad. Trabajó también como aprendiz de Carpintería y liniero en la construcción de vías férreas. Por breve tiempo se desempeñó como aprendiz de linotipista en una pequeña imprenta de Jovellanos y, andando el tiempo, se hizo carpintero y albañil.

La falta de un trabajo estable, unida a su temperamento inquieto y rebelde, lo llevaron, todavía adolescente, a abandonar el hogar paterno en la búsqueda de nuevos horizontes, en aquella sociedad donde tan pocas oportunidades tenían los jóvenes trabajadores que aspiraban a vivir honestamente de su trabajo y, menos aún si, como Teodoro, eran negros. Su deambular por campos y ciudades lo llevó a la provincia de Camagüey, donde en 1925 lo sorprendió la represión desatada por el ejército contra el movimiento obrero con motivo del paro decretado por los obreros ferroviarios de esa provincia, el cual culminó con el asesinato del dirigente obrero Enrique Varona.

Ante el carácter que tomaron los acontecimientos, consideró conveniente regresar a su región natal, pero su permanencia allí fue breve. ¿Cómo resignarse en plena juventud, siendo albañil y carpintero, a la terrible situación de hambre y miseria que inevitablemente conllevaban las prolongadas temporadas de tiempo muerto? No pasaría mucho tiempo sin que, con los bártulos a cuestas, emprendiera un nuevo peregrinar en busca del ilusorio trabajo permanente. Ese constante andar, trabajando un día en un lugar y al siguiente en otro, lo condujo a la porción más extrema de la región oriental, Baracoa, donde durante un tiempo realizó diversos trabajos con el poderoso consorcio de la United Fruit Company; que entonces explotaba una importante producción bananera en la zona. Más tarde trabajó en la construcción de secaderos de café.

A fines de la década del 1930 se trasladó a Guantánamo y comenzó a laborar en la base naval de Caimanera. Allí con motivo de la Segunda Guerra Mundial, los yanquis habían emprendido importantes trabajos de ampliación y remodelación. En razón de su labor pasó a vivir en el poblado de Caimanera. No obstante la proliferación allí y en Guantánamo de prostíbulos, bares y garitos que por entonces se expandieron para el esparcimiento de los marines y trabajadores de la base, Pereira jamás los frecuentó. Sus ratos de ocio los pasaba en el local del sindicato de los obreros salineros, también del Partido Unión Revolucionaria Comunista.

Pronto se hizo asiduo lector del periódico Hoy y de todos los folletos y literatura partidista que allí afluían y comenzó a fomentar amistosas y cordiales relaciones con los dirigentes comunistas, especialmente con el secretario general del comité municipal, compañero Juan La O de los Ángeles quien, además, era dirigente del sindicato de los salineros y con el compañero Walfrido La O, miembro del buró municipal del partido. Esa relación fue permeando su sensibilidad política y, sin abandonar su militancia auténtica de entonces que durante años mantuvo, se convirtió en un firme defensor de la unidad del Movimiento obrero azucarero en Banes y campesino en la lucha por sus justas reivindicaciones y por la instauración de un régimen social más justo y humano. Así marchó sin prejuicios junto a los militantes comunistas en cuanta acción o movilización fue necesaria.

La vida austera le permitió, mientras trabajó en la base yanqui, acumular algunos ahorros, los cuales a mediados de la década del cuarenta invirtió en la compra de la pequeña finca "El Jardín", en el cuartón de La Meli, en la zona de Monte Ruz. De inmediato se dio a la tarea de constituir allí una Asociación Campesina: "La Meli y sus Colindancias". Estableció contactos o más bien los reforzó pues es de suponer que desde antes los tenía con el grupo de luchadores que, encabezados por el veterano mambí Lino Álvarez, en El Realengo 18 y sus zonas colindantes, desde hacía años se enfrentaban a los desalojos, desmanes y atropellos de las compañías imperialistas y los Latifundista criollos.

Muerte

Falleció el 24 de enero de 1991. Su cuerpo fue trasladado a su natal Jovellanos y su sepelio constituyó una imponente manifestación de duelo en la cual el pueblo que le vio nacer rendía merecido tributo al hijo ejemplar, al luchador social incansable que consagró lo mejor de su existencia a la obtención de la plena emancipación de sus hermanos de clase, al soldado rebelde que combatió sin tregua por la independencia y plena soberanía de la patria amada.

Trayectoria revolucionaria

Del II Frente Oriental hacia el Triunfo de la Revolución

El espíritu unitario y dinamismo aportado por Pereira representaron una valiosa contribución para el desarrollo y consolidación del movimiento campesino en toda la región, lo cual posibilitó la creación de una pujante organización regional que agrupó en su seno a numerosas asociaciones campesinas de otros tantos escenarios de luchas. A fines de los años cuarentas quedó constituida la Federación Regional Campesina de Guantánamo, Sagua y Baracoa, con Teodoro Pereira como presidente. Esta organización se convirtió en un valladar contra la geofagia de la oligarquía burgués-terrateniente y empresas extranjeras porque, mediante grandes movilizaciones, logró impedir innumerables desalojos.

No obstante estar la Federación Regional Campesina afiliada a la Confederación Campesina de Cuba organización manipulada por elementos del Partido Auténtico, que la utilizaban como trampolín para sus aspiraciones políticas, desde su creación hasta su disolución por falta de apoyo de los campesinos, mantuvo en la región de Guantánamo, bajo la dirección de Pereira, una línea unitaria. En ella ocuparon cargos en diversas ocasiones, dirigentes campesinos de reconocida militancia comunista como Miguelito Betancourt y Pedro Despaigne, entre otros. Por ello, cuando el 10 de julio de 1958 los dirigentes campesinos del territorio liberado del Segundo Frente Oriental: Frank País se reunieron en Calabazas de Sagua para crear el Comité Regional Campesino de ese frente guerrillero, Pereira, quien no pudo asistir por encontrarse en la avanzada de combate del Alto de la Victoria, fue propuesto y electo vicepresidente de la organización allí fundada.

Al celebrarse el Congreso Campesino en Armas, el 21 de septiembre de 1958, para combatir y derrocar la labor divisionista desarrollada por algunos elementos oportunistas infiltrados en las filas del movimiento revolucionario, que tomaban como pretexto la condición de comunista de Pepe Ramírez, quien ocupaba la presidencia, se propuso para encabezar la candidatura a Teodoro Pereira, militante del Movimiento Revolucionario 26 de Julio y combatiente del Ejército Rebelde.

Revolución en el poder

El triunfo de la candidatura unitaria fue arrollador; Pereira se convirtió en el presidente del Comité Regional Campesino del Segundo Frente Oriental Frank País y Pepe Ramírez, en secretario organizador.

El 24 de febrero de 1959, en el teatro Oriente, en Santiago de Cuba, con la asistencia de más de ocho cientos delegados electos por las organizaciones de base y la presencia del Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, se celebró la primera plenaria campesina de carácter provincial después de la victoria revolucionaria, para constituir la Federación Provincial Campesina de Oriente.

En esa oportunidad, Teodoro Pereira también resultó elegido presidente y durante más de cuatro años desarrolló una extraordinaria labor en el cumplimiento de las tareas de la organización. En 1964 presentó síntomas de agotamiento físico y mental y se le propuso la jubilación; pero no la aceptó. Después de un breve descanso solicitó trabajar en la construcción, oficio en el cual, como se ha señalado, acumulaba gran experiencia; aprobada su solicitud, a finales de ese año pasó a la provincia de Camagüey. De inmediato se incorporó a la fábrica de cemento 26 de Julio, cuya construcción había comenzado meses antes en el municipio de Nuevitas.

Por su actitud ante el trabajo, la responsabilidad con que cumplía las tareas y su preocupación por el avance de la obra, muy pronto ganó la simpatía y el reconocimiento de sus compañeros de trabajo, quienes lo eligieron secretario general del buró sindical de los constructores. También integró el comité municipal de la CTC. Por esa época, con más de sesenta años, pasó un curso en la Escuela Básica de Instrucción Revolucionario (EBIR) y más tarde en la Escuela Nacional de Cuadros de la CTC.

Terminada la construcción de la fábrica de cemento, pasó a trabajar en la construcción de la de fertilizantes del propio municipio, donde se destacó no solo por su abnegación en el trabajo, sino por las innovaciones que introdujo en las máquinas utilizadas para el encofrado y las bases de hormigón. Por ello mereció el reconocimiento de la CTC y el partido del municipio.

A mediados de la década del ochenta, con más de setenta y cinco años, prácticamente hubo que imponerle la jubilación. En 1987 ingresó en el hogar de ancianos de Nuevitas, pero aún allí, donde además de tener cubiertas las necesidades materiales disfrutaba del afecto y cariño de todos los trabajadores y demás ancianos, no se resignó a permanecer inactivo, porque su inquieto temperamento constantemente le exigía tener algo en qué invertir el tiempo.

Día tras día se incorporaba a las labores en el área de autoconsumo de la institución, con tal dedicación que se le designó al frente de ella. Con sano orgullo mostraba a los compañeros que lo visitaban los hermosos plátanos y demás productos cosechados.

Condecoraciones recibidas

  • 1977 se le otorgó la medalla de Combatiente del Ejército Rebelde, la cual le fue impuesta personalmente por el compañero Raúl Castro Ruz.

Fuentes

  • Archivo de la Asociación de Combatientes de la Revolución Cubana