Todos dicen I love you (Película)

Todos dicen I love you
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Comedia, Romance, Musical | Bandera de los Estados Unidos de América Estados Unidos
101 min
Otro(s) nombre(s)Everyone Says I Love You
Estreno1996
GuiónWoody Allen
DirectorWoody Allen
Dirección de FotografíaCarlo Di Palma
PaisBandera de los Estados Unidos de América Estados Unidos

Todos dicen I love you (Filme). Película norteamerica de 1996 del director Woody Allen. Es una divertida comedia que cuenta la historia de una padre demócrata en permanente conflicto con su hijo republicano

Sinopsis

El matrimonio formado por Steffi y Bob es el paradigma de la familia burguesa de Nueva YorK: son ricos, liberales y socialmente comprometidos. Steffi estuvo casada con Joe, un tipo sin suerte con las mujeres, con quien tiene una hija algo inestable. Bob tiene un hijo conservador, una hija que ha puesto en peligro su boda al enamorarse de un delincuente y otras dos hijas adolescentes que se pelean por chicos multimillonarios. Todos ellos pasean sus problemas por Nueva York, París, Venecia.

Reparto

Críticas

A chiste por minuto

Woody vuelve a hacer una comedia entrañable, de esas que me alegran los días tristes. Sólo tengo que ver los números musicales de los fantasmas o en el hospital para que me venga la sonrisa a la boca. Lo mejor de todo es que no es un musical puro y duro, sino que aprovecha las canciones para meter nuevos chistes/críticas de cosecha alleniana. El resto es a lo que nos tiene acostumbrados, pero incluso con ramas argumentales más variadas.

Pegas: los números musicales en los que aparece Edward Norton no son tan graciosos como los demás; la parte en la que Woody conquista a Julia Roberts aprovechándose del conocimiento de sus secretos más íntimos está muy manida –aunque, eso sí, es desternillante como pocas veces–

Yo también te ai lof yu con toda mi alma, churri

A diferencia de otros cineastas que tratan a los actores como ganado, Woody Allen tiene fama de tratarlos muy bien y dejarlos hacer lo que les de la gana. No les hace ensayar, no les exige que se aprendan el texto palabra por palabra, no les hace repetir las tomas, prefieres rodar un par de planos largos que tediosas series de plano-contraplano. Paga poco, eso sí, pero sus películas son muy bonitas, sobretodo ésta, que es una alegría de principio a fin, y en la que todas las escenas transmiten buen rollo y felicidad. Los humanos se aparean y a veces luego se desaparean pero qué más da. El mundo es tan bonito que no vale la pena preocuparse, mejor cantar y bailar, sobretodo en Nueva York, París y Venecia, y sobretodo en otoño, en invierno, en primavera y en verano.

Sin embargo, entre tantas buenas vibraciones algo chungo pasó con el traductor de títulos, quizá trabajaba bajo demasiada presión o quizá nadie se tomaba en serio sus esfuerzos. El caso es que algo se le atragantó y abandonó el proyecto dejando su trabajo inconcluso. Se intentó buscarle un substituto, pero está el tema muy difícil, ya no queda casi nadie que pueda encargarse de un proyecto de tanta envergadura. Se rumorea que incluso Drew Barrymore intentó convencerle para que volviese a retomar la traducción que había dejado a medias pero todo intento de negociación fue vano. Así se quedó. Todos dicen... I love you.

I Woody

Si un profesional del cine pergeña un relato con visos de profundidad, eso está bien. Si, además, dota de humor al relato, eso está mejor. Pero nunca, jamás, aceptaré una obra que carezca de estilo; todo lo demás no importa si el relato carece de una personalidad cinematográfica propia y reconocible.

Woody Allen es un autor con estilo porque, aunque recurra a los tópicos (como en esta película: familias aburguesadas cuyos problemas derivan del contacto con los estratos de abajo, amoríos en románticas ciudades europeas, fiestas tradicionales para juntar a la familia y los amigos...), sus trabajos se sustentan sobre su particular percepción de la vida y del humanismo, del humor y de la ironía, de los escenarios y de los personajes, de la humildad y de la cámara. Porque no solo de nutrientes vive el espectador cinematográfico, que también precisa de las salsas.

Flojo Allen

Woody Allen ha dirigido algunas películas memorables, pero como todo gran artista ha tenido películas flojas. Esta es una de ellas. No sé si será el hecho de que es un musical, o de que interviene Julia Roberts, que no es una actriz que me guste especialmente, o quizá que los golpes de humor y los diálogos hilarantes no surgen con la fuerza de otras veces.

Ver a Allen actuar ya merece de por sí ver cualquiera de sus películas, pero salvo que sean incondicionales de él y toda su filmografía, esta película no es nada recomendable.

Todos dicen I love you Woody

La primera toma de contacto de Woody en el género musical ha resultado ser toda una grata experiencia, el director logra desenvolverse de maravilla, con números musicales realmente delirantes, con decorados tan bellos, y tan apropiados para la película. Son tres ciudades perfectas para crear la atmósfera de romanticismo que necesita la cinta. Las tres escogidas no podrían ser otras que Venecia, Paris, y su ciudad, su sello de identidad Nueva York, que siempre ha gozado de un sentido especial en casi todas sus obras, al cabo de los años, se ha convertido en algo más que un simple decorado, es como si fuera un personaje más de sus historias, es una sensación extraña, como si sus películas ganaran carácter y personalidad.

Woody Allen cuida con gran precisión y hasta el último detalle los números musicales, pero no descuida para nada a sus personajes, son descritos con sumo cuidado, pues son los que dan consistencia al film, a menudo pienso que la clara falta de pretensiones, en casi todas las obras de Woody hace que sus films les falte personalidad y consistencia, y deben ser los propios personajes (perfectamente dibujados por el director) quienes aguanten el tipo y aporten ellos mismos la personalidad necesaria para que el film funcione. De todos modos, y aunque crea que la absoluta falta de pretensiones pueda llegar a convertirse en un defecto, también quiero dejar claro, que no hay muchos guionistas que sean capaces de construir personajes tan creíbles como Woody. Bueno, tal vez esta cinta no sea el mejor ejemplo, pero todos ellos tienen un encanto especial, son ocurrentes, divertidos, entrañables y todos con un cierto aire irónico, al igual que la historia de la que forman parte, con diálogos claramente made in Woody.

En resumen, un pequeño homenaje al género musical, que se ha permitido hacer con gran acierto el bueno de Woody, pese a que carezca de la magnitud, y de la pomposidad en la puesta en escena que normalmente poseen los films de tal género, irradia un seductor encanto y una embrujada atmósfera de nostalgia, que ya les gustaría a muchos musicales.

Muy recomendable.

Fuentes