Toma de Holguín

Toma de Holguín
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Ataque y toma de Holguín por Calixto García, Máximo Gómez y Antonio Maceo.
Fecha:19-20 de diciembre de 1872


Toma de Holguín. Entre los días 19-20 de diciembre de 1872, esta importante ciudad fue atacada por fuerzas del Ejército Libertador, bajo el mando de los mayores generales Calixto García y Máximo Gómez, y del entonces coronel Antonio Maceo. Las fuerzas insurrectas sumaban unos 600 hombres.

Localización

En esa fecha Holguín era ya una de las ciudades más importantes de la zona oriental, y ocupaba una estratégica posición en el centro de la zona norte de la antigua provincia de Oriente.

Contexto

El 20 de junio de 1872 Calixto García sustituyó a Máximo Gómez en la jefatura de la División Cuba, que abarcaba los distritos de Baracoa, Guantánamo, Santiago de Cuba y El Cobre, manteniendo el mando de la División de Holguín. Gómez había sido destituido por discrepancias con el gobierno de la república en armas. Encontrándose sin mando Gómez acompañó a las tropas del entonces coronel Antonio Maceo y del mayor general Calixto García, que el 6 de julio atacaron al poblado de Samá, y el 17 de octubre a Guisa, preludio de la heroica toma de Holguín, ocurrida entre los días 19 y 20 de diciembre de ese año.

Desarrollo

Para la toma de la ciudad de Holguín Calixto García ordenó al teniente coronel José María de la Peña realizar un amago de ataque sobre Mayarí, para distraer las fuerzas españolas en tanto él se dirigía hacia la ciudad en compañía del presidente de la República en Armas, Carlos Manuel de Céspedes, a quien dejó en un lugar alejado del objetivo en previsión de cualquier contingencia.

La columna insurrecta hizo alto en un punto conocido como El Mijial, a unos 12 km al este-sureste de Holguín. Allí permaneció hasta las 22:00 horas del 19 de diciembre en que se dirigió hacia su objetivo, y a las 24:00 horas irrumpió sorpresivamente en la ciudad. De acuerdo con el plan de ataque, el Batallón de Holguín debía ocupar la casa de Rondán (La Periquera), el Cuartel General, las esquinas que formaban el almacén de Fuentes y la Casa Real, y el de Jiguaní, el cuartel de caballería.

La sorpresa fue completa: varias columnas de ataque entraron y se adueñaron de los objetivos asignados, excepto las fuerzas de Jiguaní, que no obstante las señales enviadas por el Cuartel general noroeste tomó la sede de la caballería y esta posteriormente pudo salir a la calle y atacar a los cubanos. A pesar de que unos disparos escapados pusieron sobre aviso a los españoles, ya los cubanos estaban dentro de la ciudad y tras audaces asaltos se apoderaron de los puntos señalados, abrieron los establecimientos y los saquearon de inmediato.

Los españoles se refugiaron en los fuertes y en “La Periquera”, a cuyos portales llegaron los libertadores en lucha tenaz. Allí murieron algunos oficiales y soldados de las tropas coloniales. Las tropas de línea y los voluntarios lucharon tenazmente desde sus posiciones, en especial desde “La Periquera”, que siempre fue el eje de la defensa de la ciudad. Al apreciar que era imposible tomar los baluartes enemigos y habiendo obtenido un abundante botín, Calixto García ordenó la retirada no sin antes incendiar los establecimientos que habían caído en su poder.

A las 03:00 horas la ciudad fue abandonada. Las bajas del enemigo fueron más de 80, entre muertos y heridos, de los primeros varios oficiales regulares y jefes del cuerpo de voluntarios; las cubanas, ocho muertos y 27 heridos; entre los fallecidos el teniente coronel De la Peña. Los mambises ocuparon 300 armas de fuego, cien machetes y gran cantidad de ropas, víveres y oro. Las pérdidas españolas se calcularon en 500 000 pesos.

Fuentes

  • Arcadio Ríos. Hechos y personajes de la Historia de Cuba. Recopilación Bibliográfica. La Habana, 2015. 320 p.
  • José Luciano Franco. Antonio Maceo. Apuntes para una historia de su vida, 3 t., La Habana, 1973. Tomo I. Págs. 68-69.
  • Gerardo Rodríguez Morejón. Maceo, La Habana, 1946. Pág. 187.
  • José Abreu Cardet y Elia Sintes Gómez. Calixto García. Pensamiento y acción militar, Holguín, 1990. Págs. 14-16.
  • Máximo Gómez. Diario de campaña, La Habana, 1968. Pág. 31.