Tonocotés

Tonocotés
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 • FundaciónSon un pueblo aborigen que habita en la Provincia de Santiago del Estero en la República Argentina
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Pueblo Tonocoté

Tonocotés, tonokotés o zuritas. Pueblo aborigen que habita en la Provincia de Santiago del Estero en la República Argentina. Junto a otros pueblos del antiguo Tucumán, los españoles los llamaban Juríes, deformación de la voz quichua xuri que significa ñandú, denominación que les dieron a los nativos que vestían con una especie de taparrabos de plumas de esta ave y que se desplazaban en verdaderas bandadas.

Características

Pertenecen al tipo brasílido, su estatura es mediana, la cara ancha y la nariz mediana. Adquirieron costumbres andinas, siendo sedentarios y practicando la agricultura, la caza, la pesca y la recolección.

Ubicación

En tiempos prehispánicos habitaron la franja centro-sur de los llanos santiagueños y en la actual ciudad de Santiago del Estero. Limitaban al norte con los lules, al sur con los sanavirones, al oeste con los diaguitas y al este con el río Salado. Las viviendas se construían formando túmulos sobre elevaciones artificiales del terreno, de forma redonda y de material poco duradero y techo de paja.Cercaban sus aldeas con empalizadas.

Vestimenta

Los hombres tenían un delantal corto y collar hecho con plumas de ñandú, también mantas decoradas para cubrir el torso. Las mujeres usaban el mismo diseño pero con tela de llama o guanaco o fibra de caraguatá.

Armas y vivienda

Usaron el arco de gran tamaño, tipo amazónico, flechas y macana. Las puntas de las flechas por lo general tenían veneno. Las viviendas se construían sobre elevaciones artificiales del terreno (túmulos). Eran redondeadas, de material poco duradero y el techo de paja. Alrededor de la aldea construyeron empalizadas.

Idioma

De su idioma originario sólo se conservan con seguridad dos palabras: Gasta y Gualamba, que se supone significan pueblo y grande respectivamente. Fue estudiado por el padre Alonso de Bárzana, pero no se conserva ningún escrito. Hacia 1480 el Imperio inca ocupó el noroeste argentino, incorporando a parte de los tonocotés. Los actuales tonocotés son conocidos como suritas, son en parte descendientes mestizos de los antiguos tonocotés y hablan un dialecto propio derivado del quichua santiagueño. Se distribuyen en 19 comunidades rurales con aproximadamente 6.000 habitantes en los departamentos San Martín, Figueroa y Avellaneda.

Economía

Aprovechaban las inundaciones anuales de los ríos para regar sus cultivos tradicionales: maíz, quinoa, porotos, zapallos. Criaban llamas y ñandúes, pero también cazaban animales silvestres y recolectaban algarroba, chañar, frutos de tunas y miel silvestre. Desarrollaron el tejido en telar, los adornos de plumas, la cestería, la cerámica y una metalurgia primitiva. Las mujeres eran grandes hilanderas,pero sin duda, los Tonocotés sobresalieron en la alfarería, hicieron grandes urnas funerarias y pucos, con motivos muy elaborados. Se destacaron en la alfarería fabricando grandes urnas funerarias y pucos, con motivos muy elaborados. Conocieron también la metalurgia primitiva y desarrollaron el tejido en telar, los adornos de plumas y la cestería. Su dios principal era Cacanchic, que tenían características buenas y malas a la vez, siendo el protector de las siembras. Los Tonocotés eran sedentarios. Practicaban la agricultura además de la caza, pesca y recolección; cultivaban maíz, zapallo y porotos. Eran muy buenos pescadores. Pescaban con una especie de redes, a lanzazos, o sumergidos en el agua con una soga en la cintura (según relata el padre Lizárraga). Criaban aves domésticas y ñandues y recolectaban algarroba, tuna, mistol y raíces silvestres como la yuca. Los Tonocotés eran hábiles tejedores, hecho que fue aprovechado por los españoles para hacerlos trabajar en los obrajes de paños, cuando se introdujo el algodón en el Tucumán, sometidos al sistema de encomiendas. La industria textil alcanzó un alto grado de desarrollo. Teñían las fibras de vivos colores con tinturas de origen vegetal, animal o mineral. También fabricaban diversos objetos de hueso como agujas, punzones, flechas y quenas. Las chozas eran de planta circular o rectangular con techo a dos aguas. El poblado estaba rodeado de palos a pique como defensa de los ataques de los pueblos invasores. En algunas zonas del río Salado se han encontrado objetos de metal como campanillas, punzones, cuchillos, pectorales, pinzas y otros, que nos hablan del contacto activo de estos pueblos con los de culturas andinas, que conocían la metalurgia. Sus armas eran el arco, la flecha, las boleadoras y las lanzas. Algunos arcos eran de gran tamaño y las flechas en proporción a los mismos. Las puntas de flechas eran de hueso y piedra, alargadas o triangulares. En algunos casos envenenaban los extremos con una sustancia ponsoñoza, extraida de vegetales. Al igual que los Lules - Vilelas los Tonocotés constituían un pueblo alegre aficionado a cantar, bailar y embriagarse. Preparaban sus bebidas de algarroba y maíz.

Religión

Los clanes de aborígenes poseían brujos, que hacía de intermediario ante la divinidad. Se adoraba a un ser llamado CACANCHIG (el cuál para los colonizadores o cristianizadores representaba al demonio), poseían oráculos donde se realizaban ofrendas. Se respetaba de sobremanera, el nacimiento, la vida y la muerte. Sus ídolos eran La Lechuza y La Víbora, tal como lo muestran sus pinturas rupestres y en la alfarería.

  • La Lechuza representa lo elevado, lo que está por sobre de ellos: el agua; la lluvia y el aire.
  • La Víbora representa la tierra y la fertilidad en la cosecha.
  • Su representación junta significa la fertilidad y fecundidad.

Con sus creencias habituales y las creencias andinas, se formó un sincretismo inmenso, luego la fusión aparejada a los colonizadores hizo de Santiago del Estero un lugar propicio de elementos culturales que posteriormente, dieron lugar la provincia a la más grandiosa fauna fantástica, siendo tal vez la primera en variedad y diversidad del País. Su rito funerario era muy supersticioso, primero enterraban a los muertos hasta que las partes blandas desaparecieran. Una vez descarnado el cuerpo se lo colocaba en urnas de barro decoradas, para, por fin, enterrarlos debajo de las viviendas.

Fuente