Trono de armas

Trono de armas
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Silla hecha con piezas de armas, procedente de Maputo, Mozambique, 2001 d. n. e.

Trono de armas. Es una silla hecha con piezas de armas, procedente de Maputo, Mozambique, 2001 d. n. e. Fue hecho por el artista mozambiqueño conocido por Kester como un medio de transmitir esperanza. Es un monumento a todas las víctimas de la guerra civil de Mozambique y un registro de los crímenes cometidos contra todo un país y de hecho, contra todo un continente.

Historia

Un rasgo llamativo del siglo XIX fue el crecimiento de los mercados de masas y el consumo masivo, pero el siglo XX puede caracterizarse por la guerra de masas y las matanzas masivas: las dos guerras mundiales, las purgas de Stalin, el Holocausto, Hiroshima, los campos de exterminio de Camboya, Ruanda etc. Si existe una minima parte positiva en toda esta devastación es que el siglo XX, más que cualquier otro anterior, ha dejado constancia y proclamado el sufrimiento masivo de las víctimas anónimas de la guerra, los soldados y civiles que pagaron con sus vidas.

En todo el mundo hay monumentos al soldado desconocido y el Trono de armas se enmarca en esa misma tradición. Es un monumento a todas las víctimas de la guerra civil de Mozambique y un registro de los crímenes cometidos contra todo un país, de hecho, contra todo un continente. Es también lo que resulta algo más inusual para un objeto tan conmemorativo una obra de arte que habla de esperanza y determinación. El Trono de armas trata en igual medida de la tragedia humana y del triunfo humano.

Luego de las disputas territoriales por África del siglo XIX llegaron los conflictos ideológicos del XX. Las consecuencias fueron una enorme afluencia de armas al continente y una serie de encarnizadas guerras civiles, la de Mozambique se contó entre las más sangrientas de todas.

Trono de armas

Está hecho completamente a base de trozos de armas desmontadas, por su forma el Trono de armas se parece a una silla de brazos convencional, de madera, del tipo sencillo que se podría encontrar en una cocina o ante una mesa de comedor. Pero eso es lo único que tiene de convencional.

Las armas que forman esta silla representan de hecho la historia de Mozambique en el siglo XX. Las más antiguas, que forman el respaldo, son dos viejos fusiles G3 portugueses, algo bastante apropiado, dado que Portugal fue la metrópoli colonial del país durante casi 500 años hasta su independencia en 1975. Dicha independencia la obtuvo un movimiento de resistencia izquierdista, el FRELIMO, que contaba con el respaldo de la Unión Soviética y sus aliados. Esto explica por qué el resto de los elementos de la silla son armas de fuego desmembradas fabricadas en el bloque comunista, los brazos de la silla son AK-47 soviéticos, el asiento está formado por fusiles polacos y checos y una de las patas delanteras es el cañón de un AKM norcoreano. Es la guerra fría en forma de mueble, el bloque oriental en acción, luchando por el comunismo en África y en todo el mundo.

El Trono de armas se convirtió en un elemento inspirador en este proceso de recuperación. Se elaboró en el marco de un proyecto de paz denominado «Convertir las armas en herramientas», que aún está en vigor y en virtud del cual las armas previamente utilizadas por los combatientes de ambos bandos fueron entregadas voluntariamente al amparo de una amnistía y a cambio las personas que las entregaron recibieron herramientas prácticas y positivas: azadas, máquinas de coser, bicicletas, materiales para techar, entre otros.

Entregar las armas fue un acto de verdadero valor por parte de aquellos antiguos soldados y tuvo una enorme importancia para sus familias y para todo el país. Ayudó a romper la adicción a las armas de fuego y la cultura de violencia que había afligido a Mozambique durante muchos años.

Desde el inicio del proyecto, más de 600 000 armas han sido entregadas y cedidas a diversos artistas para que las inutilicen y las conviertan en esculturas. En palabras de la directora del proyecto, Graça Machel, viuda del primer gobernante del Mozambique independiente, Samora Machel, en la actualidad viuda de Nelson Mandela, el objetivo era «arrebatar los instrumentos de la muerte de manos de los jóvenes y darles la oportunidad de desarrollar una vida productiva». Las propias armas habían de convertirse en obras de arte. El proyecto lo inició en 1995 el obispo anglicano Dinis Sengulane, del Consejo Cristiano de Mozambique, con el apoyo de la organización británica Christian Aid.

Quién creó el Trono

El trono lo hizo un artista mozambiqueño conocido como Kester. Decidió confeccionar una silla y llamarla «trono», lo cual de inmediato equivale a una afirmación muy concreta. Las sillas, a diferencia de los taburetes, son raras en las sociedades tradicionales africanas, donde están reservadas a los jefes tribales, príncipes y reyes, así pues, son «tronos» en el sentido más genuino de la palabra.

Este es un trono en el que nadie se propone sentarse, no es para un gobernante individual, sino que aspira a ser una expresión del espíritu que rige el nuevo Mozambique, el de la reconciliación pacífica.

Esta pieza tiene un patetismo muy especial precisamente porque se ha hecho en forma de silla. Al hablar de sillas, hablamos de un objeto cuya forma es un reflejo de la del cuerpo humano y cuyas partes , brazos, patas, respaldo. Hay algo particularmente inquietante en una silla hecha de armas diseñadas expresamente para mutilar brazos, espaldas, piernas o pies. Los propios miembros de la familia de Kester resultaron mutilados en aquel conflicto.

Kester elaboró este trono como un medio de transmitir esperanza. Dos culatas de fusil dan forma al respaldo de la silla. Si se observan con atención, parece que tienen rostro: dos agujeros de tornillo representan los ojos, mientras que una ranura para la correa representa la boca. Casi parece que sonrían. Fue una casualidad visual que Kester descubrió y decidió explotar y que niega a esas armas de fuego su objetivo central a la vez que da su significado fundamental a esta obra de arte.

Fuentes