Vacunafobia

Vacunafobia
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Vacunafobia. Se conoce como el miedo a las vacunas.

Miedo

La vacunafobia se conoce como el miedo a las vacunas. Si bien es cierto que existe un miedo casi generalizado hacia las vacunas, particularmente entre los niños, la persona que padece de vacunafobia llega a tener unos miedos verdaderamente abrumadores. Es de mencionar que la vacuna no se limita sólo a los niños, ya que muchos adultos han demostrado tener ésta fobia. Una persona que padece de vacunafobia puede o no tener miedo hacia una aguja, pero la idea de una vacuna, es lo que le causa el miedo incontrolable además de una gran preocupación con respecto a su bienestar y su seguridad.

Los especialistas han encontrado, que parte del miedo está relacionado con el saber lo que contiene una vacuna, es decir la cepa de la enfermedad que se estará previniendo con la aplicación de la vacuna, entonces la persona manifiesta un profundo temor ante la idea -o el hecho- de que se está metiendo algo a su cuerpo, algo extraño, algo nocivo y que enferma.

En otros casos se ha demostrado que el problema en sí es la aguja, es aquí donde, al igual que otros tipos de fobias, el miedo puede ser el resultado de alguna experiencia personal, por ejemplo que en algún momento de su vida pudo recibir una inyección en un nervio o cuando se le sacó sangre se pudo haber hecho estallar una vena, es así que se pudieron sentar las bases para desarrollar la vacunafobia. Es de mencionar que el miedo también puede ser el resultado de haber estado observando a una persona a la que se le tenía confianza y dicha persona desarrolló el miedo y por ende la otra persona, generalmente más susceptible adquirió el miedo por imitación, algo muy común entre los niños pequeños.

Tal y como sucede con otras fobias, los síntomas de la vacunafobia variarán de persona a persona, lo que depende en gran parte del nivel del miedo en el que se encuentren. Generalmente dentro de los síntomas más comunes se incluyen náuseas, temblor, llanto, terrores nocturnos, pérdida del control así como una frecuencia cardíaca elevada. Una de las primeras aproximaciones para hacerle frente a la fobia incluye el conocimiento, donde se le lleva a la persona a comprender todos los beneficios de una vacuna, pero también se recomienda una terapia psicológica para encontrar el momento en el que se gestó la raíz del miedo y a partir de ese momento trabajar con una terapia adecuada para que la persona enfrente al miedo y lo supere.

Vacunas en los bebés

Las primeras vacunas de los bebés normalmente generan un cierto malestar en los padres. El pinchazo en la piel sensible del bebé recién nacido puede parecer mucho más terrible de lo que realmente es. Muchas veces vemos padres muy aprehensivos frente a la situación de la vacunación. Algunos se muestran nerviosos, expresan verbalmente frente al niño su miedo, e incluso, hemos visto a otros padres llorar. Muchas veces es necesario discernir quién le tiene más miedo a las vacunas: ¿los padres o los hijos?

Emociones

Los bebés y los niños perciben las emociones de los padres. Aunque no digamos nada, los gestos, la inquietud, la tensión corporal, el tono de voz son percibidos por los niños como indicadores de que algo no está bien o es amenazante para ellos. Como adultos, podemos entender que nuestro miedo es irracional. Los niños no pueden comprender eso. “Si mamá y papá están al mando, y algo está mal para ellos, entonces algo está mal para mí...”.

Por eso, es fundamental que nuestra actitud como padres hacia las vacunas sea racional y, como en todo lo relacionado a la crianza de nuestros hijos, hagamos las cosas seguros de que es lo mejor para ellos. Es muy difícil explicarle a un niño (y que comprenda) que la molestia del pinchazo es poco significativa frente a las incontables ventajas que representan las vacunas para su salud. Lo que sí puede ayudarlos es que nosotros tengamos una actitud relajada frente a la situación del pinchazo, porque de esta manera le trasmitiremos la seguridad que necesita.

Una manera que tienen los niños de aprender es por modelado. Los padres somos modelos para ellos, muchas veces de manera involuntaria y aún cuando no queramos serlo. Si uno se pone muy nervioso cada vez que ve una aguja, es probable que su hijo reaccione de la misma manera. Si uno mantiene la calma, probablemente el niño lo hará también.

Consejos

  • La distracción

Llevar elementos que distraigan al niño, como un cuento, un juguete o simplemente cantarle una canción puede distraerlo del dolor.

  • Caricias y abrazos

Hay estudios que demuestran que los bebés que son abrazados por sus padres durante la aplicación de las vacunas, lloran mucho menos.

  • Anestésicos locales

Existen en el mercado productos anestésicos locales, que pueden colocarse previamente en el área donde se dará el pinchazo. Antes de comprarlos, consulta con tu médico si son apropiados para tu hijo.

  • Dejar que el niño elija

Si se puede, dejar que el niño elija en qué brazo aplicarse la vacuna le dará una sensación de control sobre la situación que lo ayudará a reducir la ansiedad.

  • Reducir la ansiedad anticipatoria

Cuando los niños ya son más grandes, comprenden que la visita al consultorio implica la aplicación de una vacuna. Antes de ir, es recomendable explicarles con un vocabulario acorde a la edad, cómo los ayudarán las vacunas y por qué son tan importantes para la salud. También, sirve de ayuda mostrarle el poco tiempo que dura el dolor del pinchazo.

  • No mentir

Decir que no los pincharán cuando no es verdad, sólo hace que los niños sientan desconfianza hacia los médicos.

  • Nunca amenazar

Jamás amenace al niño con vacunas cuando se está portando mal, como si la vacuna fuera un castigo. Con esta actitud, le estaría demostrando que es una situación para temer cuando no lo es.

  • Recompensar

Elogiar al niño después de la aplicación es fundamental, no importa cuánto haya llorado. Recuerde que lo importante es que afrontó la situación y se dejó aplicar la vacuna. También puede premiarlo con algún juguete económico o paseo, luego de la aplicación.

Pinchazos

La fobia a la sangre, inyecciones o intervenciones médicas invasivas, es un subtipo de fobia específica. Las fobias específicas (el temor a un objeto o situación) son un trastorno de ansiedad muy frecuente.

Los adultos que padecen de este trastorno, pueden tener un ataque de pánico al exponerse al objeto temido. Cuando esto pasa frecuentemente y altera nuestra vida cotidiana, debemos considerar la posibilidad de realizar una consulta para tratar este trastorno.

La fobia a las inyecciones suele presentar un patrón marcadamente familiar, y por eso es muy importante que, si padeces de este trastorno, recibas el tratamiento psicológico adecuado, para minimizar el impacto en tus hijos.

Fuentes