Vasija en forma de guerrero mochica (Perú, 100-700 d. n. e.)

Vasija en forma de guerrero mochica (Perú, 100-700 d. n. e.)
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Vasija de arcilla procedente de Perú, 100-700 d. n. e.

Vasija en forma de guerrero mochica. Vasija de arcilla procedente de Perú, 100-700 d. n. e. A partir de esta pequeña escultura por la ropa y las armas que lleva, por el modo en que fue elaborada y enterrada, podemos empezar a reconstruir los elementos de una civilización perdida. Los moches, o mochicas, ocupan un lugar primordial en esa reconsideración del pasado americano.

Descripción

En Perú, un pueblo en gran medida olvidado dejó a la historia no solamente un rostro,sino todo un retrato tridimensional de un guerrero. A partir de esta pequeña escultura, por la ropa y las armas que lleva, por el modo en que fue elaborada y enterrada, se puede empezar a reconstruir los elementos de una civilización perdida. No parece posible que aquella civilización mantuviera contacto alguno con las sociedades que florecieron en Europa y Asia aproximadamente en la misma época, pero, asombrosamente, muestra un gran número de similitudes con ellas.

La historia sólo ha tratado bien a algunas culturas americanas. Los aztecas y los Incas ocupan un lugar inquebrantable en nuestra imaginación colectiva, pero pocos de nosotros sabemos de dónde son los mochicas. Hoy los expertos en historia americana antigua van recuperando poco a poco información sobre las civilizaciones que discurrieron en paralelo con sus equivalentes europeas más avanzadas, y que fueron tan sofisticadas como ellas. Los moches, o mochicas, ocupan un lugar primordial en esa reconsideración del pasado americano.

Hace unos 2000 años, el pueblo mochica forjó una sociedad que incorporaba la que probablemente fuera la primera auténtica estructura estatal de toda Sudamérica. Fue una civilización que se desarrolló en la estrecha franja de tierra casi desértica que discurre entre el océano Pacífico y la Cordillera de los Andes y duró más de 800 años, aproximadamente desde la época de la expansión de Roma, hacia el 200 a. n. e., hasta las conquistas islámicas en torno al 650 d. n. e. La historia de dicha civilización sólo nos resulta accesible a través de la arqueología, ya que los mochicas no dejaron textos escritos. Pero lo que existe de ellos son vasijas de cerámica.

En la Galería de la Ilustración del Museo Británico tenemos expuestas toda una serie de estas vasijas sudamericanas. Tienen más de 1.300 años de antigüedad, y, alineadas como están en los estantes, forman una colección que resulta fascinante contemplar: una serie de pequeñas figuras de arcilla de unos 23 centímetros de altura, de color marrón y con dibujos pintados en crema. Evocan todo un mundo. Hay un par de búhos, un murciélago, un león marino comiéndose un pez, hay sacerdotes y guerreros, y todos ellos con apariencia de pequeñas esculturas, pero con un asa redonda y un pitorro, ya que, además de ser estatuas, también son jarras. Constituyen una representación en cerámica del universo mochica.

Vasijas mochicas: león marino, sacerdotes, guerrero, murciélago y pareja de búhos.

Vasija en forma de guerrero mochica

Esta vasija permite introducirse un poco más en el mundo del Perú de hace 1300 años tiene la forma de un joven guerrero mochica arrodillado. En la mano derecha sostiene lo que parece un micrófono, pero que en realidad es una maza, literalmente un rompecabezas, mientras que en el antebrazo izquierdo lleva un pequeño escudo circular. Su piel es de color cobrizo oscuro y sus ojos observan fijamente, muy abiertos, con una mirada fascinante. Además de utilizar las vasijas para obtener información sobre la sociedad que representan, también podemos admirarlas simplemente como grandes obras de arte. Los mochicas eran expertos alfareros.

Las excavaciones arqueológicas de enterramientos mochicas a menudo revelan un gran número de estas vasijas decoradas, a veces muchas docenas de ellas, todas cuidadosamente ordenadas y organizadas en torno a temas y motivos repetidos. La gran cantidad de vasijas mochicas que se han conservado indican que la sociedad mochica debía de operar a una escala considerable. La fabricación de vasijas como estas debía de ser una industria con complejas estructuras de formación, producción en serie y distribución.

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Fuente