Virgen de la Humildad (pintura)
| ||||||||||||||||||
Virgen de la Humildad. Pintura datada aproximadamente entre los años 1433 d.C. y 1435 d.C., perteneciente al Arte renacentista.
Historia
Fue pintada por el pintor cuatrocentista italiano Guido di Pietro (también conocido como Fra o Fray Angélico). Se conoce que a principios del siglo XIX d.C. la Virgen perteneció a la colección de arte del rey de Gran Bretaña e Irlanda y rey de Hannover, Jorge IV del Reino Unido.
Éste se lo regaló a su hija la princesa de Gales, Carlota Augusta de Gales. Quién a su muerte se lo legó a su marido el rey de los belgas, Leopoldo I de Bélgica (también conocido como Leopoldo de Sajonia-Coburgo-Gotha y Reuss-Ebersdorf). Después el cuadro pasó a formar parte de la colección de su hijo el rey Leopoldo II de Bélgica (también llamado Leopoldo Luis Felipe María Víctor de Sajonia-Coburgo-Gotha). Mas tarde formó parte de la colección de arte del banquero y filántropo estadounidense John Pierpont "Jack" Morgan, Jr.
En el año 1935 la pintura fue comprada por Heinrich Thyssen, el I Barón Thyssen-Bornemisza. Después de su muerte la pintura fue heredada por su hija, aunque por un período de cuarenta años la pintura fue olvidada por la familia y adquirida por un coleccionista privado. Sin embargo en el año 1986 la Virgen fue comprada por el empresario y coleccionista de arte Hans Heinrich von Thyssen- Bornemisza (II Barón Thyssen-Bornemisza). En el año 1992 la virgen se expuso en el Museo Nacional Thyssen-Bornemisza, localizado en la ciudad de Madrid (España).
Desde el año 1993 con motivo de las negociaciones, para la exhibición de la Colección Thyssen Bornemisza en España, realizadas entre el II Barón Thyssen-Bornemisza y el Gobierno español se acordó que la Virgen fuera expuesta en el Real Monasterio de Santa María de Pedralbes, localizado en la ciudad de Barcelona (España).
Hasta que en el año 2004 la pintura fue cedida como depósito al Museo Nacional de Arte de Cataluña (España), pasando a formar parte de su colección de arte.
La Obra
Tiene una altura de 98,6 cm y una anchura de 49,2 cm. Está pintado al temple sobre tabla. Se trata de una pintura en la que aparece representada la Virgen María y el Niño Jesús. La Virgen se encuentra representada en el centro sentada sobre un cojín colocado en el suelo. En el rostro redondeado destacan los ojos almendrados, la nariz recta, los labios carnosos y pequeños y los pómulos ligeramente marcados. Con la mano derecha sostiene un jarrón con tres rosas y una azucena (ambas flores símbolos de la maternidad y la pureza), mientras que con la mano izquierda sostiene al Niño Jesús de pie en su regazo.
La Virgen se encuentra ataviada con una túnica roja adornada en las mangas, a la altura de la cintura y en el cuello por unas bandas doradas. También lleva un manto azul con forro verde, adornado en los bordes con una cenefa dorada y sujeta a la altura del pecho mediante un broche dorado. En la cabeza, cubierta por el manto, lleva un aureola ornamentada en el centro con una banda con la siguiente inscripción escrita en latín:
El Niño Jesús está representado de pie, en el regazo de su madre con la frente apoyada en la mejilla de la Virgen, con la mano izquierda sujeta una azucena, mientras que tanto el brazo derecho como la mano derecha se encuentran apoyadas en el cuello de la Virgen. Está ataviado con una camisa fina de manga larga dorada y una túnica de color rosa, ceñida a la cintura con un cordón azul claro, aparte se observa como tanto el borde del cuello, como el borde inferior de la túnica están decorados con una cenefa dorada. Ambos (la Virgen María y el Niño Jesús) se encuentran colocados bajo un paño de honor, dorado y brocado, bordado con un patrón geométrico en color negro y sostenido por tres ángeles. También hay representados dos ángeles más situados sentados en el suelo delante de la Virgen: el ángel situado a la izquierda está tocando un laúd y el ángel representado a la derecha toca un órgano.
Datos de interés
Con respecto a la composición destacar: el uso de la luz modulada y granulada, así como el uso del color dorado que confiere a la pintura un mayor carácter divino y la representación de la Virgen como una mujer joven e inocente. Además destacan los pliegues del manto de la Virgen, los pliegues en la túnica del Niño Jesús y los pliegues de las túnicas de los ángeles que dotan profundidad a la pintura.
