Viruela equina

Viruela Equina
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La Viruela Equina se manifiesta, ora por un exantema cutáneo vesiculopustuloso, especialmente en el pliegue de la cuartilla, ora por una inflamación papulovesiculosa de la mucosa bucal. La última forma y la estomatitis pustulosa contagiosa, muchas veces considerada, en otro tiempo, como enfermedad independiente, son idénticas.

Historia

La naturaleza de la viruela equina sólo se ha investigado con precisión en los últimos años. Para JENNER, que fue quien primero la estudió, la viruela equina era el exantema vesiculopustuloso de pliegue de la cuartilla, el grease o greast heels de los herradores ingleses. Tan convencido estaba JENNER de que semejante dolencia y la viruéla vacuna eran idénticas, que, con material de aquélla, inoculó a numerosos niños. En lo sucesivo, dicha dolencia fue poco tenida en cuenta; pero la idea de JENNER, a la que se adhirió luego BOLLINGER, se ha conservado, sobre todo en la bibliografía alemana, hasta los últimos tiempos.

Ubicación

La viruela equina de JENNER parece haber sido todavía frecuente mediados del siglo próximo pasado, pero actualmente se ha hecho sumamente rara. La viruela de la mucosa bucal (estomatitis pustulosa contagiosa) se presenta sabré todo en équidos jóvenes y, generalmente, como epizootia estabular. Puede adquirir gran importancia cuando se difunde rápidamente por grandes efectivos equinos, como los de los ejércitos, pues los animales enfermos no pueden trabajar durante algún tiempo y se desnutren, porque comen poco durante su enfermedad.

Etiología

El agente de la viruela equina es idéntico al de la viruela vacuno, pues ambas enfermedades pueden transmitirse recíprocamente y producen una inmunidad también recíproca. Investigadores franceses, así como CRAIG y KEHOE 1921, conceptúan el exantema vesicular de los órganos genitales como una forma de viruela equina, lo cual es discutible todavía.

Infección natural

Los primeros casos de la enfermedad suelen derivar de personas vacunadas y, posiblemente, de vacas con viruela. En las caballerizas infectadas transmiten luego la infección los caballos enfermos a los sanos, por contacto inmediato o mediato, que de extenderse, puede ser introducido en otras caballerizas. La viruela equina de JENNER debía de contagiarse principalmente por medio de las manos de los herradores y cocheros durante la operación del herrado (FRIEDBERGER y FRiHNER), pero también es posible que lo fuera por la paja de las camas. En la viruela de la mucosa bucal el virus llega con la saliva y el moco nasal al pienso y al agua de bebida, y así a la superficie de las mucosas bucal y nasal; pero el personal de la cuadra, el material de aseo y otros utensilios, también pueden contribuir a la propagación, generalmente rápida, en la caballeriza correspondiente. La viruela equina nc5 suele difundirse por grandes zonas. En los establos puede infectar vacas y, además, a personas que han manejado équidos enfermos; en éstas aparece un exantema variólico en los brazos y manos y, a veces, hasta en la cara, en ocasiones acompañado de salivación y molestias disfágicas.

Síntomas

La forma variólica es un exantema vesiculopustulosos del pliegue de la cuartilla (Schuizmauke = arestín protector o inmunizante). El desarrollo del exantema se manifiesta por dolor en dicho pliegue, con trastorno de la función del remo correspondiente y. de cuando en cuando, con moderada elevación de la temperatura. En la piel hinchada y roja del pliegue de la cuartilla brotan pronto nódulos y vesículas, aproximadamente del tamaño de lentejas, cuya rotura origina costras en el corion rezumante, debajo de las que se forma epitelio nuevo.

La enfermedad variólica de la mucosa bucal (la llamada, en otro tiempo, estomatitis pustulosa contagiosa) empieza, tras una incubación de 5 a 8 días, con fiebre moderada, que se traduce por una elevación térmica de 1 a 1,5°, poco más o menos, aceleración moderada del pulso y lasitud. Los animales toman el pienso lentamente, lo mastican poco a poco y se complacen moviendo los labios en el agua que se les ofrece.

La mucosa bucal está caliente, dolorosa y, al principio, salpicada de manchas rojas que pronto confluyen y originan nódulos consistentes, del tamaño de cañamones, que pronto alcanzan el de lentejas y aun el de guisantes, en la cara interna de los labios, partes opuestas a ellos de las encías, pliegues gingivolabiales, frenillo lingual, cercanías de las comisuras bucales y cara interna de los carrillos.

Curso

La enfermedad suele durar de 10 a 14 días, pero, en casos graves, dura de 3 a 4 semanas. Las pústulas brotan de 3 a 6 días después de presentarse los primeros síntomas; la supuración requiere de 4 a 6 días más, y la curación de la úlcera necesita igual tiempo, aproximadamente. La evolución se prolonga cuando se suceden las pústulas con gran lentitud o cuando, a causa de la supuración, sobreviene una infección maligna, y la curación de los tejidos, ahora destruidos profundamente, requiere largo tiempo. Excepcionalmente, pero sólo cuando está enferma la mucosa de la boca, el proceso morboso sigue una evolución mortal; en cambio, la viruela de JENNER cura siempre. En una yeguada, POSCHL vio morir tres potros con manifestaciones de grave faringitis y septicemia, y la necropsia reveló gran hinchazón y supuración de los folículos de la mucosa faríngea y del vestíbulo laríngeo, hemorragias en las serosas, en el bazo y en la mucosa gastroentérica y tumefacción aguda de los ganglios linfáticos del mesenterio. Las ulceraciones pueden ir seguidas de inflamación difteroide y de septicemia bactérica. SZENDE ha observado intensos fenómenos de inquietud y excitación al principio de la enfermedad y casos de muerte por degeneración del miocardio, y HÜNIG ha descrito fallecimientos causados por extensa inflamación de las mucosas nasal, bucal, faríngea, etc., e insuficiencia cardiaca.


Diagnóstico

La estomatitis vesiculosa tiene cierto parecido con la viruela de la mucosa bucal (estomatitis pustulosa), pero, en aquélla, la erupción de vesículas no va precedida de nódulos, ni las vesículas se transforman en pústulas. Las inflamaciones causadas por heridas o cauterizaciones difieren, desde luego, por causar destrucciones más profundas.

El error es más fácil cuando, además de la mucosa bucal, están enfermas la mucosa nasal y la piel, y más todavía cuando la erupción brota en la última. En tales casos hay que tener presentes las enfermedades que siguen: El acné contagioso, que se distingue porque las pústulas en él son siempre mayores y, generalmente, se forman sólo en la ensilladura e inmediaciones y nunca en las mucosas.

El exantema vesicular, que difiere por limitarse a la mucosa de las partes genitales y zonas cutáneas limítrofes y desarrollarse, las más veces, tras el coito. El muermo, distinto porque jamás produce alteraciones en la mucosa bucal y si úlceras en la nariz, inmediatamente originadas de nódulos y úlceras cutáneas con escasa propensión a curar; además, en casos dudosos, lo excluyen la rápida difusión de la enfermedad variólica en las caballerizas y su curación, completa y también rápida. Cuando el exantema no pasa del pliegue de la cuartilla viruela equina de JENNER, su naturaleza variólica únicamente se puede asegurar por el resultado positivo de su transmisión a un animal receptivo, como el ternero o el conejo.


Tratamiento

Cuando es de curso benigno, la enfermedad no requiere tratamiento especial. Se disminuye a los animales enfermos la ración de cebada y, en su lugar, se les da forraje verde o heno tierno o agua con harina o con salvado y, a menudo, agua fresca y pura. Conviene lavarles la boca 3 ó 4 veces al día con un liquido débilmente antiséptico. Las úlceras de la piel se tratan análogamente o con polvos. Contra el catarro conjuntival prestan buenos servicios las instilaciones de sulfato de zinc o de tanino (0,5 %).

Profilaxis

El aislamiento inmediato de los équidos que primero enferman y de sus vecinos, impide muchas veces que la enfermedad se propague al resto del ganado amenazado. Pero si han enfermado ya varios équidos de la caballeriza y es de esperar la propagación de la epizootia, conviene recurrir a la inoculación de necesidad de los animales todavía sanos, para reducir la duración de aquélla. La inoculación se logra fácilmente frotando saliva de animales enfermos por la cara interna de los labios, algo estregada previamente con un lienzo áspero. Según TÓTH, la inoculación cutánea con material de la mucosa bucal de los enfermos produce sólo una erupción variólica local que inmuniza los animales contra la infección natural. Una vez extinguida la epizootia, se lavarán con lejía caliente los lugares de la caballeriza ocupados por los enfermos y los utensilios de la cuadra.


Fuente

Libro de texto Patología y Terapéutica Especiales de los Animales Doméstico po Dr. Rudolf Manninger y Dr. Johannes Mochis