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Aldo Amilcar Dieguez Espinosa.
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Combatiente revolucionario. En sus 29 años de servicio en las Fuerzas Armadas participó en numerosas operaciones militares, incluyendo la Lucha Contra Bandidos y una misión internacionalista en Angola.
NombreAldo Amilcar Dieguez Espinosa.
ResidenciaBandera de Cuba Cuba
NacionalidadCubana
CiudadaníaCubana
Partido políticoPartido Comunista de Cuba (PCC)
Hijos3 hijos.

Una larga vida preñada de sacrificios ha transitado el Coronel Diéguez, quien aun con 86 años de edad mantiene una notable vitalidad y se siente satisfecho por haber calificado como “sobresaliente” en el último chequeo médico. Desde muy joven tuvo que enfrentar los rigores e injusticias de la sociedad capitalista, que lo incitaron a incorporarse a la lucha clandestina y con posterioridad a la lucha armada. En sus 29 años de servicio en las Fuerzas Armadas participó en numerosas operaciones militares, incluyendo la Lucha Contra Bandidos y una misión internacionalista en Angola. Vive orgulloso de sus tres hijos y de su esposa con la que ha convivido durante 66 años. Al preguntarle cómo puede mantenerse activo en diferentes organizaciones respondió: “Soy muy fiel a la Revolución y a Fidel, a mí no hay tarea que me venza”.

¿Cómo fue el ambiente familiar en el que se desarrolló su infancia y adolescencia?

Mi padre Eloy Diéguez era español, llegó a Cuba como emigrante en 1905, llegó a tener una bodega pero en el año 30 quebró, porque hubo una crisis económica grande, entonces se dedicó al campo. Mi familia primeramente vivía en Buenaventura, después en La Alegría y al final en Jagüeyes, donde aún yo resido. Nací en 1932, era un solo varón, a la edad de 8 años mi mamá, Adelina Espinosa me puso a trabajar haciendo mandados en la casa de un administrador, me pagaban 6 pesos, mi mamá los cobraba para el sustento alimenticio de la familia. A los 12 años me vi obligado a dejar la escuela con un tercer grado, vino un señor a mi casa que hacia carbón, ya yo había aprendido a picar con hacha, y me llevó para las “1009” que eran caballerías de monte, allí aprendí a hacer carbón, un español que había en Holguín nos pagaba a 90 centavos la saca, cuando sacaba 10 sacas ya tenía para comprar unos zapaticos y una ropita. Empecé a picar caña a los 18 años aunque en ese tiempo era menor de edad, en un cuarteto familiar, cortábamos caña los lunes y viernes, la tienda era del colono y cuando tú ibas a cobrar la quincena ya lo debías. Un señor que vivía en Maceo, Ramón Martínez, me dijo: “vamos para que trabajes conmigo en Mayarí” y me fui con él a tumbar madera, cortábamos la madera en terrenos de la reserva del estado, él tenía un camión comando y un buldócer, tenía recursos.

¿Cuáles condiciones motivaron que usted se incorporara al 26 de Julio?

Cuando las Pascuas Sangrientas al patrón mío, Ramón Martínez, lo cogen preso y lo traen para el Regimiento, pero era cuñado de un colono que tenía mucho dinero, fue a Holguín y ve a Arturo Infante, quien va para el Regimiento y cuando llega allí, le dice el Capitán Ayudante al Jefe del Regimiento, Coronel ahí viene Arturo Infante, y éste le dijo: “viene en busca de ese hombre”; ya tenía dos costillas rotas, a mí me tocó sacar a Ramón de Holguín, lo metimos en Mayarí;. Frank País había ido disfrazado a Marcané a organizar el Movimiento y así surge allí un brote con Pancho González, Melquiades el hermano, Otilio, un grupo, que eran revolucionarios. Ramón, mi patrón, se mete en el 26 de Julio y me mete a mí también, el 16 de febrero de 1957 bajo las órdenes de Ernesto Delgado y de él.

¿Qué actividades realizó como combatiente clandestino?

Yo llegué a tener un grupito de 5 o 6 de aquí de Jagüeyes que íbamos a cortar madera a Mayarí y servía de enlace, trasladé 300 bonos de Mayarí a Holguín y de Holguín con Buenaventura, me entrevistaba con el Dr. Codina que era uno de los que estaba trabajando clandestino. Estando en El Ancón se produce el desembarco del Corinthya y como a los dos o tres días sentimos una caravana que venía, era el Ejercito, un Sargento nos preguntó si habíamos visto alguien por allí, le dijimos: “ustedes ahora”. Me mandaron de allá para apoyar el 9 de abril la Huelga, ya aquí había un jefe de un grupo que hacían sabotajes, Silvio Escalona y Rizo Peña, que estaba alzados en la zona de Sabanazo y me hicieron recoger las armas que había aquí, fuimos y descargamos esas armas en el monte y las escondimos, ese mismo día le habían puesto unas piedras en la carretera y el ejército formó un combate en seco, no había nadie que se le opusiera.

¿Bajo qué condiciones usted decide alzarse?

Una vez Pancho me dijo que ellos estaban esperando que se abriera el II Frente para alzarse, había quien tenía radio y oían a Radio Rebelde. La Huelga no triunfa y dijimos hay que alzarse, el día 11 ya yo estaba en el grupo de Otilio, era un grupo de 5 o 6, había una sola arma buena, que la tenía Otilio, un rifle 30 de fabricación mejicana, operamos desde Ocujal de Nicaro hasta un poco antes de Sagua. Un día me dijeron: “ya tú eres un combatiente de la revolución, tienes que ir a buscar abastecimientos”, como ya yo trabajaba con los Hidalgo, no tenía problemas, me pelé, me unté un poco de tierra colorada y bajé, vine aquí a Buenaventura, fui también a Rafael Freyre, le lleve comida y medicinas, mucho Mejoral. En esos trajines voy a Poza Redonda, pero en la farmacia que yo compré la medicina, el dueño era revolucionario, pero el hijo era un cabrón y me denuncia, ya yo había entregado las cosas a un mensajero de Melquiades González y cuando regreso me detiene el Ejercito en Levisa, me registraron y me dijeron: “estas preso“. Yo conocía al Teniente que había sido Sargento aquí en Buenaventura y me dice: “tu trabajas con los Hidalgo” y como a las cinco de la tarde llega la máquina de Frank Hidalgo, y les pregunta: ¿cómo me detuvieron ese hombre?,- no, no jefe, lo tenemos aquí pero lo íbamos a llevar para allá- , me fui con él, cuando llegamos a Mayarí tenían allí a otro compañero y cogimos una máquina para Holguín. Yo tenía que dar una razón en Holguín a la mujer de Ramón Martínez, y en la casa había un policía de aquí de Buenaventura que me conocía, estaba Marino Velázquez con 5 o 6 policías acabando allí, nos fuimos para el paradero y cogimos una máquina que por 2.60 nos llevó a Buenaventura, cogimos por el camino viejo, no por la carretera.

¿Estuvo operando en la zona de Buenaventura hasta el final de la guerra?

Aquí me incorporé con dos compañeros más, Juan Gómez del Toro y Pastor Aguilar el 10 de agosto de 1958, por orden de Otilio me alzo en la zona de El Salvial, operando desde Puerto Padre hasta Tasajera, cumpliendo misiones de contención de Buenaventura “para que no entrara nada al cuartel” y en la toma de la Microonda de Buenaventura. Recibimos de Celestino Peña (Rizo) una guagüita cargada de armas y municiones en la zona de Jagüeyes que se le entregó a Cristino Naranjo en Tasajeras. En octubre del 58 dieron una noticia de que venía una avioneta del II Frente a bombardear el cuartel, pusimos una emboscada en la carretera con un grupo que mandaba el Capitán Peña y Otto Marter, pero la avioneta no vino. El 30 de diciembre y nos avisaron que se iba atacar el cuartel, nos unimos al grupo de Carlos Díaz (Chispita) rodeando el cuartel, pero hubo un accidente, dicen que fue una mujer del pelotón de Arsenio García que se le escapó un tiro, yo tenía entendido que fue a Carlos Díaz, que resbaló en el puente y una escopeta automática se le dispara, y aquello fue un diluvio de tiros. El cuartel de Buenaventura no era fácil de tomar porque estaba rodeado de familias. El triunfo de la revolución nos sorprendió rodeando el cuartel

¿Qué misiones cumplió después del triunfo de la revolución?

Suñol nos entrevistó y nos dio el carnet para la policía nos quedamos aquí hasta el mes de abril que nos trasladaron para Cacocum, pero el nivel cultural mío no me permitía ser policía porque había que hacer actas, vi al Capitán Vilaseca a ver cómo me sacaba de la policía y me mandó para Las Mercedes a trabajar en la construcción de la Ciudad Escolar Camilo Cienfuegos bajo el mando del Capitán Rogelio Acevedo, allí regularmente iba el Che, se tiraba allí en una avionetica y se ponía a conversar con nosotros. Se llevan a Acevedo y entra Armando Acosta, un hombre muy político hablaba mucho de Martí y de Maceo, ya habían soltado como 300 y llegó Raúl y dijo “ese grupo que queda ahí una parte va a estudiar a la Unión Soviética, y estos otros me los voy a llevar para que pasen un curso de 30 días, nos montaron en un Fiat y nos llevaron para La Habana, allá estaban esperándonos, nos llevaron para Managua y allí nos entregaron un libro sobre tropas que la composición militar era americana, los batallones de 700 y pico, nos daban como tarea estudien de tal página hasta la tal. Todo era americano y nos preguntábamos: ¿cómo va a ser esto?

¿Qué nivel cultural logró alcanzar en las FAR?

Antes de licenciarme, el Cuerpo de Ejército pasó para Santiago y en Barajagua nos reunió el general Espinosa (Ramón), para comunicarnos que había que mudarse para Santiago, me pasé un tiempo en Santiago y no me gustó, tenía que estudiar secundaria de noche. En Baragüá yo había terminado el 6to. Grado, estudiando con mechones, anteriormente yo era analfabeto.

Condecoraciones

  • Medalla combatiente internacionalista 1ra clase.
  • Medalla conmemorativa XX aniversario del Granma, X, XV, XXX, XL, L.
  • Medalla lucha contra bandidos.
  • Medalla LX aniversario de las FAR.

Fuente.

  • Entrevista a Aldo Amilcar Dieguez Espinosa.
  • Museo Municipal de Calixto García.
  • Entrevista al Historiador del Municipio compañero Pedro Bruzón Sosa.
  • Entrevista al Historiador de la Localidad .
  • Joven Club de Computación y Electrónica Calixto I.