Libelo de sangre

Libelos de sangre
Información sobre la plantilla
Libelodesangre.jpg
Concepto:Los libelos de sangre fueron acusaciones que afirmaban, sin evidencias, que los judíos cometían crímenes haciendo uso de la sangre humana en sus rituales religiosos.​

Libelos de sangre. También llamados calumnias de la sangre, fueron acusaciones que afirmaban, sin evidencias, que los judíos cometían crímenes haciendo uso de la sangre humana en sus rituales religiosos.​ Esta práctica calumniosa, de los primeros siglos de nuestra era, tiene su origen en la Europa bajomedieval. Generalmente se culpabilizaba a los judíos de hacer una recreación de la muerte de Cristo asesinando a niños cristianos durante la Pascua judía. Históricamente, estas acusaciones alegaban que la sangre de niños cristianos era especialmente apreciada.

Pasos de los presuntos rituales

La descripción de lo que se hacía en los supuestos rituales es algo similar a esto:

  • Un niño no judío, casi siempre un muchacho que no ha alcanzado la pubertad, es secuestrado o a veces comprado y ocultado en la casa de un miembro prominente de la comunidad judía, una sinagoga, un sótano, etc. donde se mantenía escondido hasta el momento de su sacrificio.
  • Los preparativos suelen incluir una reunión de los miembros de la comunidad judía y la construcción o selección de los instrumentos de tortura y ejecución.
  • En el momento del sacrificio, generalmente de noche, la multitud se reúne y se organiza una farsa en la que se enjuicia al niño. El niño será trído ante el tribunal, en ocasiones desnudo y atado. Durante este "juicio", además de insultos y burlas, se le someterá a torturas, tales como cortes, mutilaciones (incluyendo la circuncisión), pinchazos con agujas, golpes, estrangulación y latigazos. Finalmente es condenado a muerte.
  • Finalmente la víctima medio muerta será coronada con espinos y atada o clavada a una cruz de madera. La cruz será elevada para que la sangre que cae de las heridas, particularmente las de las manos, pies y genitales, sea recogida en contenedores adecuados.
  • Por último, el niño será asesinado con un golpe de lanza, espada o puñal en el corazón. El cuerpo sin vida será bajado de la cruz y enterrado en un sitio oculto. En algunos casos se relata que el cuerpo servirá para rituales de magia negra.

Esta historia, con sus variantes, se puede hallar en casi todas las historias de asesinatos rituales realizados por judíos. Las historias más antiguas describen solamente la tortura y la agonía de la víctima y sugieren que la muerte del niño era el único fin del ritual. Con el tiempo y la proliferación de los libelos, el foco se desplazó a la supuesta necesidad de recoger la sangre de las víctimas para propósitos místicos.

Creencias judías en cuanto a la sangre y los sacrificios

Las descripciones hechas de las torturas y sacrificios humanos que se supone se realizan en los libelos de sangre son completamente contrarias a la mayoría de las enseñanzas del judaísmo. La más obvia, claramente, la Ley de Dios comunicada a través de Moisés y que se resume en los Diez Mandamientos de la Toráh judía, donde se prohíbe enfáticamente el asesinato.

Además, el uso de sangre (humana o de otro tipo) en la cocina de los hebreos está prohibido expresamente por el Kashrut (las leyes sobre la comida kosher). La sangre y otros fluidos humanos como el semen, la saliva, etc. son impuros (según el Libro del Levítico, 15). Cuando se realizaban rituales en los que se sacrificaban animales se ordenó que la sangre de los mismos no podía ser consumida y que la misma tenía que ser extraída del animal y enterrada (Levítico, 17:12-13). De acuerdo con dicho libro, la sangre de los animales sacrificados solo se colocaba en el Gran Templo de Salomón en Jerusalén, que ya no existía en la época de los libelos.

Finalmente

A pesar de que los sacrificios animales eran parte de las prácticas del judaísmo, el Tanaj (Antiguo testamento) y las enseñanzas de la Halajá (cuerpo colectivo de reglas religiosas judías, extraídas de la Torá Escrita y Oral) señalan que el sacrificio humano es una aberración, un anatema, uno de los males que separa a los paganos de Canaán de los hebreos. De hecho, la limpieza ritual para los sacerdotes prohibía incluso estar en la misma habitación que un cadáver (Levítico, 21:11). Así que es imposible para un judío realizar semejantes rituales a no ser que sea un apóstata que ha abandonado su fe original y que rebelándose contra Dios y su comunidad de hermanos y hermanas judíos se haya vinculado al ocultismo, la magia negra, etc.

Fuentes

Enlaces externos