Anexo:Composición material de la planta
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Composición material de la planta. Para la comprensión de la fisiología del metabolismo, o intercambio material, es de importancia fundamental el conocimiento de la composición química de la planta.
El análisis químico elemental, que hoy puede realizarse ya en orgánulos celulares aislados, cual núcleos, plastidios, mitocondrios, debe decirnos ante todo, qué substancias se encuentran en una planta y en sus orgánulos, de qué elementos se componen dichas substancias y qué substancias fundamentales es necesario, pues, que incorpore el organismo viviente cuando, al crecer, debe aumentar su masa o cuando permanece en reposo.
Contenido en agua
La mayor parte, con mucho, del peso fresco de los órganos vegetales vivientes corresponde, como en todos los organismos, al agua.
Las masas plasmáticas desnudas de ciertos mixomicetes contienen 70-94 % de agua; las partes herbáceas de las plantas superiores, como, por ejemplo, las hojas, pueden contener un 80-90 %, y ciertos frutos jugosos, como los pepinos, llegan a un 95 % de su peso fresco. El contenido en agua de algunas algas alcanza el 98 %. En cambio, el leño contiene sólo un 50 °ó aproximadamente de agua y las semillas secas mucho menos todavía, un 13-14.
Pero precisamente las semillas son un ejemplo que comprueba cómo una proporción de agua es condición indispensable para la marcha regular de los procesos metabólicos y con ello de la vida, pues cuando poseen tan escaso contenido en agua están en reposo y, al germinar, necesitan ante todo absorber grandes cantidades de agua, como condición previa para que puedan ponerse en marcha en ellas actividades propiamente vitales. También en los daños por helada la deshidratación parece tener importancia decisiva.
Materia seca
La materia que queda después de una cuidadosa desecación de la planta a poco más de 100 °C contiene un gran número de componentes orgánicos que, en parte, deben ser considerados como los sillares fundamentales que componen el armazón del cuerpo vivo, mientras otra parte representa material de reserva y productos intermedios o residuales del metabolismo.
No es posible enumerar aquí todas las substancias que se han aislado del cuerpo de los vegetales, acerca de las cuales se encontrarán noticias en cualquier tratado de química orgánica. Hidratos de carbono, ácidos orgánicos, especialmente ácidos nucleicos, prótidos, grasas, lipoides, substancias tánicas, glucósidos, alcaloides y muchos otros grupos de compuestos aparecen como componentes de la célula vegetal; de la significación de muchos de ellos deberemos tratar, dentro de lo que se conoce, más adelante.
El análisis elemental muestra que todos estos compuestos están integrados por un número relativamente pequeño de elementos y primordialmente por los seis elementos fundamentales Carbono (C), Oxígeno (O), Hidrógeno (H), Nitrógeno (N), Azúfre (S) y Fósforo (P), entre los que, como muestra cualquier pedazo de madera carbonizada, predomina el carbono (más de un 50).
Cenizas
Al lado de estos elementos fundamentales de los compuestos orgánicos, se encuentran siempre en proporción no escasa en la materia seca otros elementos, cuyos óxidos representan una parte considerable de las cenizas que quedan al calcinarla. Cuando se calienta la materia seca hasta elevadas temperaturas, en presencia de aire, una parte de los elementos fundamentales se desprende en forma gaseosa, mientras en las cenizas permanecen los óxidos, o carbonatos de un gran número de otros elementos. En las hojas, por ejemplo, en el tabaco (cigarros), los compuestos puramente inorgánicos pueden representar un 10-20 % de la materia seca. En las semillas y frutos las cenizas suelen alcanzar solamente del 1 al 5 de la misma. La siguiente tabla permite formarse una cierta idea de la proporción total de cenizas y de la de distintos elementos en algunas plantas:
En tanto por ciento predominan en las cenizas, según vemos, Potasio (K), Calcio (Ca) y Fósforo (P). Al lado de ellos se encuentran constantemente también, en pequeña cantidad, Sodio (Na), Magnesio (Mg), Hierro (Fe), Silicio (Si), Cloro (Cl) y, en muchos casos, Aluminio (Al), Manganeso (Mn), Boro (B), Cobre (Cu), Zinc (Zn) y un gran número de otros elementos, de manera que se puede decir que no existe apenas ningún elemento químico que no haya sido hallado alguna vez en alguna planta.
Residencia ecológica
Según la residencia ecológica y la especie de que se trate pueden darse grandes diferencias. De modo que no puede deducirse de estos análisis si los elementos que se encuentran en un vegetal son necesarios para su vida y, en especial, si es, necesaria la cantidad encontrada o si por el contrario, representan un depósito acumulado accidentalmente. Únicamente pueden suministrarnos información experimentos de nutrición efectuados con cuidado.
Una persona experimentada puede reconocer. Sin embargo, la existencia de determinadas substancias minerales en el suelo basándose en la presencia de ciertas plantas, pues tales vegetales «indicadores edáficos» sólo suelen prosperar sobre suelos precisamente determinados. Así, la Viola calaminaria crece exclusivamente sobre suelos que contienen zinc. Tales observaciones pueden tener interés práctico para el aprecio de la necesidad de abono de los suelos agrícolas, para la ecología agronómica y forestal, la cartografía geológica.
Fuentes
- Eduard Strasburger, Fritz Noli, Heinrich Shenck, A. F. Wilhelm Schimper. Tratado de Botánica publicada por Editorial Pueblo y Educación, julio de 1981.
