Antonio “Quilla” Valdés

Antonio Valdés
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Antonio quilla Valdez.jpg
Datos personales
Apodo“Quilla”
Fecha de nacimiento28 de octubre de 1911
Lugar de nacimientoQuivicán, provincia de la Habana, Bandera de Cuba Cuba
NacionalidadCubana
Fecha de fallecimiento3 de abril de 1996
Lugar de fallecimientoMiami, Florida. Bandera de los Estados Unidos de América Estados Unidos
Carrera
DeporteBeisbol
Inicio1929
Mejor ranking
(promedios ofensivos)
.379 y .395 en 1939
Selección nacionalEquipo Cuba
EquipoCentral Hershey

Antonio “Quilla” Valdés ha sido uno de los torpederos más destacados del béisbol cubano. Él tenía una habilidad especial para llegar a los batazos difíciles y combinaba su excelente desplazamiento con un poderoso brazo. Sus espectaculares jugadas lo convirtieron en uno de los mejores peloteros defensivos de todos los tiempos en Cuba y su nombre aparece asociado con varios de los momentos cumbres del amateurismo en la primera mitad del siglo XX.

Datos biográficos

Antonio Valdés es recordado como el mejor torpedero cubano amateur de todos los tiempos. El sobrenombre de “Quilla” se debió a que su hermano mayor que también jugaba a la pelota le decían “Mantequilla”. Nació el 28 de octubre de 1911 en Quivicán, provincia de la Habana Desde pequeño se interesó por la práctica del béisbol, alentado por su hermano. Valdés no era alto; aunque sí podía desarrollar una gran velocidad y esto lo ayudó a consolidarse como un excelente defensor del campo corto, su posición favorita.

Inicios en la pelota

Con 18 años “Quilla” se unió al equipo del Central España, en Matanzas. Allí jugó tres campeonatos, hasta que se trasladó al Círculo de Artesanos, de San Antonio de los Baños y con esa selección estuvo dos años. En 1932 dio un paso que marcaría su vida: aceptó jugar para el Central Hershey, en la Liga nacional amateur, bajo las órdenes del director Joaquín Viego.

La década de los treinta fue prolífica en el béisbol amateur cubano. Mientras la Liga profesional seguía concentrada en La Habana, las diferentes competencias amateurs— no solo azucareras— que existían en el país reunían a los más valiosos peloteros, muchos de los cuales, años más tarde, darían el salto al profesionalismo. La Liga amateur, en la que participaba el Central Hershey, agrupaba a novenas como las del Deportivo Matanzas, la Universidad de La Habana, Teléfonos, Círculo de Artesanos y Fortuna, entre otros.

De acuerdo con el profesor Roberto González Echevarría, en su libro “La gloria de Cuba”, el equipo del Central Hershey ganó varias ediciones de esa Liga y era considerado uno de los elencos más populares del circuito. En Hershey los peloteros entrenaban hasta tres veces a la semana; además, los integrantes de la selección tenían trabajo seguro en el central y no debían esforzarse físicamente para cumplir con sus empleos.

“Quilla” le contó a González Echevarría, en una entrevista, que su trabajo consistía en sacar herramientas de un cobertizo. Luego las distribuía entre los obreros y lo único que debía hacer era apuntar en una libreta quién se llevaba cada instrumento. Junto a Quilla resaltaba la presencia en el equipo de Andrés Fleitas, un buen receptor que integró los equipos cubanos en las Series mundiales amateurs y luego obtuvo algunos resultados como profesional.

Nunca aceptó pasar al profesionalismo

Sus excelentes manos como torpedero, así como su disciplina dentro y fuera de los terrenos de seguro atraían la atención de los buscadores de talento; sin embargo, el jugador siempre se negó a firmar con una selección profesional.

La determinación de “Quilla” pudiera explicarse por el buen tratamiento que recibía en el Central Hershey. Allí tenía una confortable casa, un trabajo seguro y el béisbol amateur en Cuba pasaba por un momento de esplendor. Probablemente todas estas condiciones hayan impulsado al torpedero a permanecer en las filas del amateurismo.

Torneos internacionales

Los torneos internacionales de béisbol más importantes, jugados en Cuba, fueron las Series mundiales que se efectuaron en el estadio La Tropical, entre 1939 y 1943. “Quilla” intervino en dos de ellas y luego participó en una tercera, celebrada en Venezuela.

En 1941 Cuba perdió la corona mundial ante el excelente trabajo del lanzador venezolano Daniel “el Chino” Canónico quien fue mejor que Conrado Marrero y dominó por completo a la ofensiva local. Increíblemente “Quilla” no fue convocado a ese equipo y faltó poco para que tampoco jugara la siguiente Serie.

Antes del Mundial de 1942 hubo problemas en la conformación de la selección cubana. Juan Ealo y “Quilla” eran dos de los mejores jugadores del país; sin embargo, ambos habían perdido temporalmente su condición de amateurs. González Echevarría explica en su libro que esto se debió a una suspensión dictada en un contexto de luchas internas entre las distintas ligas que existían en el país y la Unión Atlética Amateur. El conflicto se resolvió y tanto “Quilla” como Ealo se unieron a la novena que dirigía León Rojas.

El cuerpo de lanzadores cubanos, encabezado por Isidoro León y Julio “Jiquí” Moreno, fue demasiado para los otros tres rivales de la Serie y Cuba reconquistó la corona mundial, con balance general de 10 triunfos y 2 derrotas. “Quilla” promedió para 302, por sus 16 imparables, en 53 turnos al bate.

Un año después, en la Serie de 1943, otra vez el pitcheo cubano, liderado por Rogelio “Limonar” Martínez y el “Jiquí” no permitió libertades a los contrarios y Cuba retuvo el título, con récord de 9 ganados y 3 perdidos, por delante de México.

En 1944, por primera vez en un lustro, la Serie se jugó fuera de La Habana. “Quilla” volvió a ser incluido en el equipo cubano que intentó, en Venezuela, retener el título; sin embargo, los discípulos de Pipo de la Noval poco pudieron hacer ante el parcial arbitraje que caracterizó al campeonato.

El torneo finalizó con un triple empate en el primer lugar entre Cuba, Venezuela y México. Los organizadores determinaron la celebración de una serie extra; pero en esta los árbitros venezolanos no fueron imparciales. Ante esta situación, Cuba decidió retirarse del certamen y, poco después, México siguió el mismo camino. A pesar de las evidentes irregularidades y la partida de los rivales, Venezuela se autoproclamó “campeón mundial” y así aparece en los libros de récords. En su última presencia en una Serie Mundial amateur, “Quilla” tuvo un promedio ofensivo de 250, por sus seis hits, en 24 turnos al bate.

La popularidad de Antonio “Quilla” Valdés era tan grande en Cuba que los resultados de una encuesta, realizada por la muy leída revista “Carteles”, mostraron al formidable campo corto junto a Conrado Marrero como los dos peloteros amateurs con mayor número de seguidores en la Isla.

Las huellas de “Quilla” se difuminan en los años cincuenta. En algunos artículos periodísticos aparece que siguió jugando hasta pasados los cincuenta años; también se resalta que cuando su físico no soportó más, entonces pasó a dirigir equipos amateurs, entre ellos el Fortuna.

Muerte

Luego decidió continuar su vida en Estados Unidos y falleció a consecuencia de una pulmonía el martes 3 de abril de 1996, siendo velado en la funeraria Caballero de la avenida 117 en Kendall, un suburbio de Miami, Florida.

Coronas conquistadas

Conquistó dos campeonatos de bateo en la Liga Nacional Amateur de Cuba vistiendo la franela del Central Hershey con promedios ofensivos de .379 y .395 en 1939. Pudo capturar un tercer título en 1938, pero lo perdió frente a Gustavo Ubieta de la Universidad de la Habana, que lo ganó con solamente cuatro hits en nueve turnos al bate. Ese resultado trajo una modificación en cuanto a los turnos necesarios para optar por la corona, ya que se le entregó el trofeo a Minsal por no existir reglamento al respecto.

Fuentes