Biblioteca Apostólica Vaticana

Biblioteca Apostólica Vaticana
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Obra Arquitectónica  |  (Biblioteca)
Biblioteca Apostólica Vaticana 6.jpg
Descripción
Tipo:Biblioteca
Localización:Ciudad del Vaticano. Roma Bandera de Italia Italia
Datos de su construcción
Inauguración:siglo XVI

Biblioteca Apostólica Vaticana. Ubicada en la Santa Sede, en la Ciudad del Vaticano, lleva como nombre Apostólica, porque se considera, desde su fundación, la Biblioteca del Papa. Custodia una gran cantidad de libros antiguos y modernos, manuscritos, incunables, grabados, documentos de archivos, además de valiosas colecciones de monedas, medallas y obras de arte.

Antecedentes

Durante el pontificado de Nicolás V, surgió la idea de abrir al público una biblioteca en una sede especial en el Vaticano. El Papa reunió en una sala de la nueva ala del Palacio Apostólico la colección que le pertenecía e hizo llegar desde los más lejanos mercados de Europa y del Oriente lo que quedaba de la riquísima biblioteca de Constantinopla después de que esta había caído en mano de los turcos (1453).

Una parte de las limosnas que llegaron a Roma para el Año Santo de 1450 se utilizó para adquirir o mandar miniar códices. Los 1500 libros que estaban en el Vaticano cuando murió el Pontifice, de los cuales 807 estaban escritos en latín y 353 en griego, representaron el núcleo básico de la Biblioteca.

Fundación

La Biblioteca Apostólica Vaticana es fundada por Sixto IV, quien estableció formalmente, mediante la bula ¨Ad decorem militantis Ecclesiae¨, el nuevo organismo y designó las funciones de gubernator o custos al humanista Bartolomeo Sacchi para que estudiara el rico patrimonio, formado sobre todo por textos de teología, filosofía y patrística.

La bula establecía las normas para la consulta, el registro y la conservación de los libros; indicaba las funciones principales del bibliotecario, asesorándolo con colaboradores para las letras latinas, griegas y hebraicas, y dotaba a la Biblioteca de una renta propia y de una sede autónoma.

Estructura

La Biblioteca se situó en la planta baja del ala que da al Belvedere, donde el mismo Nicolás V ya había pensado instalarla. Se organizó en cuatro secciones: una dedicada a la conservación de los códices latinos (bibliotheca latina), otra a los griegos (bibliotheca graeca), otra a los documentos papales (bibliotheca secreta) y una última a los documentos del archivo (bibliotheca pontificum).

Bajo el pontificado de Sixto V, se mandó a construir un nuevo edificio sobre las escaleras que separaban el Patio del Belvedere del Patio de la Piña. En el último piso, el arquitecto Domenico Fontana construyó el Salón Sixtino, en honor del pontífice.

La elección del sitio resultó ser adecuada, porque en los siglos siguientes la Libraria, como solía llamársele a la Biblioteca, pudo ampliarse hacia el norte y hacia el sur libremente, hasta formar, a fines del siglo XVIII una única perspectiva de más de 300 metros de largo.

En la Biblioteca, en una correspondencia lógica con los Museos Vaticanos, se fueron colocando muchas de las colecciones adquiridas en el transcurso del tiempo. En pocos años, se formó una gran colección de antiguedades que se destacó en el campo de la glíptica y de las artes suntuarias.

Bajo León XIII, la Biblioteca se trasladó al piso inferior del edificio, con el objetivo de recuperar espacio para las exposiciones. Pío X le asignó los preciosos objetos históricos que se habían hallado en el altar de la capilla del Sancta Sanctorum en Letrán, y quedó la costumbre de destinarle los regalos que los soberanos y jefes de estado ofrecían al Papa. Algunos de ellos, particularmente significativos por su rareza o dimensiones, se exponen en las galerías y en el Salón Sixtino.

La Biblioteca Vaticana está compuesta de dos secciones principales: impresos y manuscritos. Contiene más de 60.000 piezas documentales en más de 30 fondos con piezas únicas de la cultura occidental, pues guarda códices latinos, griegos, persas, árabes y hebraicos. Tiene una sala de lectura y dos salas de catálogos para sus correspondientes secciones.

Museos de la biblioteca

Sala de los Mensajes a Pío IX. Fue creada en 1877 para conservar los mensajes de saludo que enviaban los fieles de todo el mundo a este Papa.

Capilla de San Pío V. Es la capilla central, de las tres mandadas a construir por Pío V en el extremo meridional del corredor del Pirro Ligorio. Fue decorada por Jacopo Zucchi, según diseños de Giorgio Vassari, con Escenas de la Vida de San Pedro Martir. La vitrina contiene objetos preciosos del tesoro del Sancta Sanctorum, la Capilla del Santuario de la Escala Santa en Letrán donde, durante la Edad Media, se guardaban las reliquias más veneradas, que, desde 1906, el papa Pío X decidió que se conservaran en el Vaticano.

Sala de los Mensajes. Denominada así porque en ella se guardaban los mensajes de saludo enviados a León XIII y a Pío X. Los frescos de la bóveda son de la autoría de Andrea Giorgini y Filippo Agricola. Se guarda una rica colección de vidrios romanos y paleocristianos, además de ornamentos sacerdotales y objetos de culto que datan desde la Edad Medida hasta la Edad Moderna.

Sala de las bodas Aldobrandini. Mandada a construir por Pablo V, fue su arquitecto Flaminio Ponzio y la decoró Guido Reni con los tres Episodios de la Vida de Sansón.La sala formaba parte del apartamento del cardenal Scipione Borghese y su nombre se debe al famoso fresco de la pared del fondo que fue hallado a principios del siglo XVII en el Esquilino y conservado en la villa del cardenal Pietro Aldobrandini, hasta que en 1818 Gregorio XVI mandó a transportar aquí todas las pinturas murales que se hallaron en las excavaciones hechas a principios del XIX. El fresco lasBodas Aldobrandini pertenece a la época de Augusto y representa los preparativos de un rito nupcial.

Sala de los Papiros. Se construyó entre 1771 y 1775. Fue concebida por el cardenal bibliotecario Alessandro Albani, aficionado a las antiguedades. La decoración es de los pintores Anton Raphael Mengs, Cristoforo Unterperger y Antonio Marini. Las paredes, con un rico zócalo en pórfido, presentan un friso estilo griego; las ventanas con marcos de granitos rosados y el piso con incrustaciones polícromas de mármol dan a la sala la preciosa intimidad de un cabinet del siglo XVIII.

Museo Sacro o Cristiano. Fundado por Benedicto XIV para colocar el núcleo de colecciones de antiguedades pertenecientes a los primeros hallazgos efectuados en las catacumbas, con el objeto de documentar las creencias y condiciones de vida de los cristianos de los primeros siglos.

Galería de Urbano VIII. Los frescos de la galería fueron pintados por Giovanni Angeloni. Aquí se exponen campanas en bronce procedentes de las antiguas basílicas de San Pedro y Santa María la Mayor; mapas, mapamundis, instrumentos científicos, entre ellos el portulano de Girolamo da Verrazzano con la primera indicación de las Américas (1529) y el mapamundi borgiano, mapa planetario nielado en cobre, producido en Alemania meridional hacia 1430, testimonio único de los conocimientos geográficos a fines de la Edad Media.

Salas sixtinas. Creadas por Domenico Fonatana bajo el pontificado de Sixto V, para guardar documentos y registros de los archivos papales (1585-1588). Contienen una selección de regalos ofrecidos a los papas en los dos últimos siglos, especialmente a León XIII en ocasión de su jubileo sacerdotal. Las paredes y los lunetos de encima de las puertas están decorados con frescos de Cesare Nebbia y Giovanni Guerra.

Salón Sixtino. Fue mandado a edificar por Sixto V entre 1585 y 1588. Las pinturas que lo adornan fueron dirigidas entre 1588 y 1590 por Giovanni Guerra, de Módena, y Cesare Nebbia, de Orvieto, ayudados por un numeroso grupo de colaboradores. Entre las representaciones pictóricas, se destacan 18 vistas de Roma, importante documento sobre la transformación de la ciudad en tiempos del papa Sixto V.

Salas Paulinas. Fueron organizadas bajo Pablo V, entre 1610 y 1611, para guardar los manuscritos griegos de la Biblioteca. Las bóvedas y las paredes están densamente revestidas de pinturas de Giovanni Battista Rici da Novara.

Sala Alejandrina. Fue creada entre 1689 y 1691 por Alejandro VIII para colocar la prestigiosa biblioteca de la reina Cristina de Suecia. En 1818 fue decorada con frescos de Domenico del Frate.

Galería Clementina. Organizada bajo Clemente XII debido a la adquisición de la biblioteca del cardenal Angelo Maria Querini. Conserva, desde 1818, la decoración con episodios importantes del pontificado de Pío VII.

Museo Profano. Fundado bajo Clemente XII con el apoyo del cardenal Alessio Albani, conserva una lujosa decoración a la antigua con estucos dorados y mármoles polícromos. Los armarios de madera de Brasil, dibujados por Luigi Valadier, guardan lo que queda de la colección de antiguedades profanas de la Biblioteca trasladadas a París en 1797.

Ver además

Fuentes

  • Museos Vaticanos
  • Guía de los Museos y de la Ciudad del Vaticano. Edizioni Musei Vaticani.