Cruz Angulo Verdesi

Cruz Angulo Verdesi
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Primera mujer negra que se graduó de médico
NombreAnastasia Cruz de los Desamparados Angulo Verdesi
NacimientoCamagüey, Bandera de Cuba Cuba
FallecimientoCiudad de La Habana, Bandera de Cuba Cuba
ResidenciaPalacio Cristina de la calle Lugareño, n. 40, en la ciudad de Camagüey.
NacionalidadCubana
Otros nombresCrucita
LicenciaturaFacultad de Medicina y Cirugía de la Universidad de La Habana
DoctoradoDoctora en Medicina y Cirugía
Año de doctorado1916
EspecialidadGinecóloga
Centro de trabajoBajos de su propia casa
Lugar de trabajoSu residencia
Cargo laboralMédico
Otras actividades* Jefa de Sanidad en Camagüey
  • Presidenta de la Sociedad Victoria del Comité de Damas
  • Presidente de una sección de declamación
  • Presidente de una academia musical para señoritas
  • Columnista, redactora y activista social (Revistas Minerva y Renacimiento)
PadresColeto Angulo (padre) y Clemencia Verdesi (madre)

Cruz Angulo Verdesi. Anastasia Cruz de los Desamparados Angulo Verdesi, fue una ilustre camagüeyana que en su época (primera década del siglo XX) se convirtió en la primera mujer negra[1], Doctora en Medicina graduada en la Universidad de La Habana.

Desafió los límites, la discriminación, los prejuicios, la pobreza y se instituyó como cabeza federal de quienes aspiran a metas altruistasde servicio al prójimo desde el conocimiento científico.

Su vocación y sus notas sobresalientes eclipsaron los problemas que tuvo en el área de las finanzas en el año 1912. De tal manera que, al solucionarlos, luego de escribirle al Rector solicitando realizar sus exámenes, acto seguido matriculó su segunda carrera universitaria: doctora en Cirugía Dental.

Síntesis biográfica

En 1907 inició sus estudios en el Instituto de Segunda Enseñanza, sobresaliendo en Historia Universal y Enseñanza Cívica. Culminó este nivel en 1911, y ese mismo año se trasladó a la capital para matricular en la facultad de Medicina y Cirugía de la Universidad de La Habana.

«Anastasia Cruz, o como sencillamente le llamaban Crucita, ingresó en 1907 en el Instituto de Segunda Enseñanza[2], con notas sobresalientes sobre todo en Historia Universal y Enseñanza cívica y culminó estos estudios en 1911
Investigadora Dra.C. Kezia Zabrina Henry Knight[3]

En 1916 llegó a convertirse en la primera cubana de piel negra con el grado académico de doctora en Medicina y Cirugía. Al alcanzar tan alta meta se convirtió en una conquista simbólica de todas las mujeres negras del país.

Las felicitaciones por su logro fueron manifestadas en todas las asociaciones de instrucción y recreo de negros y mestizos en la capital y en Camagüey, y publicadas en la prensa. Fue propietaria de una casa, en el llamado Palacio Cristina de la calle Lugareño, n. 40, en la ciudad de Camagüey, en los bajos de la misma tenía su consultorio particular.

Otras actividades

Ella transitó no solo como médico de consultas privadas, sino que tuvo otros cargos profesionales como por ejemplo, Jefa de Sanidad en la ciudad, en atención de enfermedades ginecológicas y obstetricia.

Visibilizó su pensamiento en múltiples publicaciones, por ejemplo, en la revista Minerva, fundada por el periodista Serapio Páez Zamora en 1928, en la cual se desempeñó a fondo como columnista, redactora y activista social.

Reflexionó sobre la importancia y la necesidad de la unión de los excluidos, y sobre evitar las fragmentaciones que debilitaban los elementos de la sociedad. Criticó el endorracismo y la autodiscriminación.

Luchadora social

Se distinguió por sus demandas en favor de que la mujer negra soltera, al ser madre, tuviera la misma condición jurídico–social que las casadas, al igual que sus hijos. Se postuló para concejal por el Partido Liberal. Entre 1949 y 1950, fue formalizada en el Directorio Médico de Cuba como ginecóloga en la Ciudad de La Habana, localidad donde también vivió y aportó sus servicios médicos hasta el final de sus días.

Desarrolló su vida profesional sobre una plataforma de acción y pensamiento anticolonial, al fomentar valores novedosos que ayudaron a vulnerar los cimientos de discriminación racial, acentuados por los contextos excluyentes y discriminatorios. Fue una mujer completamente adelantada a su época.

Su labor como periodista

Cruz Angulo Verdesi fue quien escribió las palabras del primer artículo de provocación a la lectura en la revista Minerva. "Consideraciones” inició con los propósitos de la publicación:

«[…] servir de vocero a todo lo que signifique progreso, lucha por el mejoramiento individual y unificación social, como medio único y eficiente de mejoramiento colectivo. Por eso bien merece el aplauso y el estímulo de todos los que anhelamos un futuro mejor […]»[4]

Retó a los de buena voluntad para intercambiar opiniones, aconsejar, orientar y sobre todo estimular el esfuerzo por la superación personal. Sentenció como plataforma necesaria la indulgencia y la concordia entre todos los elementos de bien de la sociedad, mostró así su visión integradora.

Escribió una serie de ensayos donde su tema principal fue la unión de las asociaciones de color. Lo consideró delicado pero lo asumió:

«Hay asuntos que a pesar de ser de la mayor trascendencia, por su complejidad y naturaleza misma, se hacen en extremo difíciles de tratar.»

Algunas de sus reflexiones

Angulo Verdesi también abordó como formas de enajenación la constancia de los juegos de mesa como el dominó y el amor a la taberna de manera persistente en algunos grupos. Se hizo vocera del malestar que provocaban las conductas para ella antisociales de los negros y mestizos que frecuentaban con chanclas las bodegas, descuidando su estética, rememorando la condición de esclavos y no de obreros.

Su análisis de forma severa fue directo a la autoestima que no debía definirse en el grado de pigmentación de la piel, sino en lo que eran capaces de lograr con sus propios esfuerzos, conocimientos académicos, saber comportarse ante todas las circunstancias de la vida, tanto festivas como de cualquier otra índole.

Y así con esta emoción de amor cooperativo; sumando todo lo bueno que hay en todas, y tratando de enseñar con el estímulo y la orientación a los demás, podremos hacer una sociedad donde se aprenda a la par que a llevar el frac oportunamente y bailar muy bien el danzón o el blackbotton, saber cuáles son nuestros derechos y deberes cívicos; en qué parte de la biblioteca está la Sociología, o la Ética, o la Historia, o la Física Mecánica, o la Aritmética, y en dónde por nuestro valor positivo, por nuestra afinidad y cohesión podamos ser respetados y considerados mutuamente.[5]

Desde sus artículos, explicó las buenas maneras de comportamiento social y la necesidad de esforzarse en lo personal y grupal hasta alcanzar metas distintivas. De esta forma Camagüey sería ejemplo de civismo en la República. En 1933, en la revista Renacimiento, proliferó con más fuerza la visión de la mujer. El segundo artículo de Cruz fue de corte científico y de utilidad para todos, llamado “Consideraciones generales sobre higiene”, donde señaló aspectos relevantes de esta especialidad de las Ciencias médicas.

Escudriñó el devenir histórico y teórico–práctico de esta la misma:

«[…] Hipócrates representante de la escuela naturalista, pensaba que lo normal en el individuo era la salud y que la enfermedad tenía por tanto que obedecer a una causa natural. Investigando esta causa, nació o inició la era científica de la Higiene.»[6]

Destacó la importancia y caracteres con que se ha estudiado esta rama del saber. Analizó las reglas y la observancia práctica de la higiene pública, privada, la infantil y la inspección escolar. Acentuó como resultados la disminución del coeficiente de mortalidad infantil y el mejoramiento del índice de natalidad.[7]

Ejemplo de la medicina latinoamericana

Aunque en estos años el concepto de desarrollo social no incluía al hombre como centro desde una perspectiva integral, enarboló consideraciones precursoras. Avizoró el bienestar humano y universal desde la conservación de la salud en su sentido más amplio sobre la cual descansa la prosperidad de las naciones.

En el contexto en el cual le tocó ejercer, Cruz desarrolló una medicina preventiva desde sus consultas de higiene, la medicina infantil, las charlas educativas en las diferentes asociaciones y publicaciones en revistas de la localidad y el país.

Estableció pautas críticas de las condiciones sociales, como la marginalización y las costumbres heredadas de los grupos situados en diferentes posiciones dentro de la estructura de poder, estableciendo la dinámica del proceso salud–enfermedad.

Complementó métodos de análisis del nivel individual y social, y desmitificó los patrones hegemónicos en la praxis de una medicina de corte social. A pesar de que hasta hoy se mantiene ignoto el lugar de su descanso eterno, recibe el reconocimiento a su desafío y ejemplo perpetuos.

Referencias

Bibliografía

  • Henry Knight, K. Z. (2020) Asociaciones de negros y mestizos en la ciudad de Camagüey (1879-1961). Sus aportes al desarrollo social. Camagüey: Editorial Ácana.
  • Mustelier, G. (1912) La extinción del negro. Apuntes político-sociales. La Habana: Imprenta Rambla Bouza C. A.
  • ¡Resiliencias! Mujeres negras profesionales y racismo. Estudio de caso Camagüey, Cuba en. En V Coloquio Presencia de mujeres europeas en Cuba, Las mujeres en la historia compartida entre Cuba y Europa, Palacio de Segundo Cabo, OHCH, Cuba.
  • AHPC (Archivo Histórico Provincial de Camagüey) Fondo Instituto de Segunda Enseñanza. Leg. 63, n. 642.
  • ______ Fondo Jorge Juárez Cano, Carpeta 53, Folios 40, 41, 42.
  • CEPAL (2017) Autonomía de las mujeres e igualdad en la agenda de desarrollo sostenible. Santiago de Chile.
  • Cuba. Resolución 11 925/1954 de la Junta de Educación de Camagüey. El Camagüeyano, 4.
  • De Gobineau, J. A. (1937) Ensayo sobre la desigualdad de las razas humanas. Barcelona: Editorial Apolo.
  • El Camagüeyano (1915) «El parque Agramonte convertido anoche en campo de batalla», v. 13, n. 331, 29 de noviembre, 1-4.
  • Fernández, A. (2014) Páginas en conflicto: debate racial en la prensa cubana (1912-1930). La Habana: Editorial UH.
  • Guillén, N. (1982) Páginas vueltas. La Habana: Ediciones UNIÓN.
  • Mustelier, G. (1912) La extinción del negro. Apuntes político-sociales. La Habana: Imprenta Rambla Bouza C. A.ONE (Oficina Nacional de Estadísticas de Cuba) (1907, 1919, 1934, 1937, 1943, 1954) Censos de la República de Cuba, bajo la administración provincial de los EE.UU.
  • Stewart Chamberlain, H. (1910) Los fundamentos del siglo XIX.Nueva York: Ballantine & Co.
  • Vacher de Lapouge, G. (1899) El ario y su comportamiento social.Londres: Forgueten Books.

Fuentes