Dolores Rondón

Dolores Rondón
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Tumba de Dolores Rondón
NombreMaría Dolores Aguilera
Nacimiento1811
Ciudad de Camagüey
Fallecimiento1863
Ciudad de Camagüey
Causa de la muerteViruela
NacionalidadCubana
CiudadaníaCubana
PadresDon Vicente Rams, Juana Aguilera

Dolores Rondón. Es uno de los personajes del imaginario popular camagüeyano más conocidos y queridos y que ha pasado a la posteridad por la clara enseñanza que narra la misma; a diferencia de otras leyendas que se basan más en lo sobrenatural, esta historia parece ser un mito basado en hechos de la vida real que relatan lo que le aconteció a esta bella criolla, una mulata agraciada y alegre, que llegó a ser orgullo del barrio donde vivía. Forma parte de las leyendas del Camagüey.

Dolores Rondón

A pocos metros de la entrada del Cementerio del Santo Cristo del Buen Viaje, de la ciudad de Camagüey, se encuentra una supuesta sepultura en la que aparecen inscriptas unas rimas a modo de epitafio, que según historiadores locales, aparecieron allí en 1833.

De inmediato, y hasta nuestros días, la curiosidad comenzó a tejer la historia, desmentida por recientes investigaciones, pero que una vez convertida en leyenda, forma parte de las tradiciones, del patrimonio camagüeyano.

Dicen que Dolores Rondón era hija ilegítima de un catalán, propietario de una tienda mixta, y una mulata criolla.

El barbero

Cerca de la casa de Dolores había una barbería que tenía por dueño a un joven mulato, que además de su oficio era un polifacético buscador de vidas, quien estaba locamente enamorado de la joven, la que a cambio le prodigó todo tipo de desplantes, desprecios y repulsas.

El barbero se llamaba Agustín Moya y Rondón (todos estos apellidos se mezclan luego y forman parte de la leyenda), firmaba sus versos, dedicados a las principeñas, como Mayo. El periódico "La Luz" hizo mención del epitafio y del establecimiento de este barbero y feblotomiano, llamada "La Filomena", ubicado en la calle Jesús María. La primera alusión de él data de 1835 y es un anuncio publicado en el periódico "Gaceta de Puerto Príncipe", en el que se anuncia su barbería.

La historia

Dolores se casó con un oficial español, lo que la hizo elevar su distinción social, cosa esta que no duró mucho tiempo pues el esposo murió tempranamente, quedando la joven prácticamente en la ruina y no quedándole más remedio que regresar a su terruño en el más completo anonimato.

Para colmo de males en el año 1863 se desata una epidemia de viruela y las víctimas fueron por decenas hacia el Hospital de San Juan de Dios (los hombres) y al de Nuestra Señora del Carmen (las mujeres). Moya hacía lo que podía tanto en uno como en el otro (los barberos de aquella época se desempeñaban además como sacamuelas y sangradores).

En el hospital de las mujeres, mientras Mayo atendía a una enferma en estado crítico, reconoció entre los estragos de la enfermedad un rostro conocido y amado. Era Dolores Rondón, pobre, enferma y abandonada a la caridad pública. Ella por su gravedad no lo recordó y él por piedad no se identificó. El barbero no podía hacer nada ya, era demasiado tarde. Al otro día de haberla encontrado, la legendaria mestiza falleció y ni siquiera era posible reclamar el cuerpo que obtuvo sepultura en una fosa común del Cementerio General.

Ante esta situación el barbero quiso poner un aleccionador epitafio en la fosa donde reposaban los restos de la que fuera su amada. Luego el texto ya era conocido por todos y aunque la fosa desapareció ya muchos pobladores tenían la transcripción o se lo sabían de memoria.

El enigma

¿Qué motivó al barbero Moya a escribirle este epitafio a aquella mujer? Quedará siempre en el enigma. Puede conjeturarse que lo hizo teniendo en cuenta el contraste de una anodina Dolores, su madre, y otra rumbosa y conocida en todo el Príncipe por sus diferentes amoríos, Dolores, la hija de la mulata Juana Aguilera. Su epitafio contribuyó a su fama y a que su vida, en unas cuantas versiones, haya trascendido hasta llegar a estos días.

El epitafio en su tumba

Aquí Dolores Rondón
finalizó su carrera
ven mortal y considera
las grandezas cuáles son:
el orgullo y presunción,
la opulencia y el poder,
todo llega a fenecer
pues solo se inmortaliza
el mal que se economiza
y el bien que se puede hacer.

Ironías de la vida

En 1935, por iniciativas del alcalde de facto Pedro García Agrenot, se construyó un pequeño monumento en el que está grabado el famoso epitafio. Por las ironías del destino, después de morir en la indigencia y ser enterrada con anonimato en una fosa común, el epitafio que recuerda la existencia de Dolores Rondón iba a ubicarse en la zona más aristocrática del cementerio, entre las familias que ella hubiera querido frecuentar en vida. De esta forma llegó a la grandeza y recuerda cada día a quien visita su tumba que lo esencial se lleva en el alma…

Bibliografía

  • Méndez Martínez, Roberto. Leyendas y tradiciones de Camagüey.
  • Marrero, Abel. Libro Tradiciones camagüeyanas
  • Bombino Ruíz E, Pérez Pino L. Historia de las epidemias durante la etapa colonial: Fiebre amarilla, Viruela y otras enfermedades. [Internet].
  • Beldarrain Chaple E. Las epidemias y su enfrentamiento en Cuba. La Habana [tesis]. Centro Nacional de Información de Ciencias Médicas; 2010.
  • Delgado García G. La salud pública en Cuba durante el periodo colonial español. CuadHist Sal Pub. 1996; (8).

Fuentes