Escultura de diosa huasteca

Escultura de diosa huasteca
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Estatua de piedra, procedente de México, 900-1521 n. e.

Escultura de diosa huasteca. Es una estatua de piedra de una mujer huasteca, procedente de México, entre los años 900-1521 n. e. Actualmente se encuentra expuesta en la Galería de México del Museo Británico, preside un grupo de compañeras: tres hermanas de arenisca, todas ellas esculpidas con el mismo diseño.

Orígenes

Las leyendas de los aztecas y de cómo el gran Imperio azteca fue conquistado por los españoles en la década de 1520 es muy conocida, pero se habla mucho menos de los pueblos a los que los propios aztecas habían conquistado anteriormente para forjar su imperio. Uno de estos pueblos subyugados por los aztecas fueron sus vecinos del norte, los huastecas. Sabemos que los huastecas vivieron en la costa del Golfo de México, en la zona de la actual Veracruz que entre los siglos X y XV tuvieron una floreciente cultura urbana.

Pero en torno al año 1400 este próspero mundo se vio arrollado por el agresivo Estado azteca del sur y la clase dirigente huasteca fue de hecho liquidada. En la catualiodad queda muy poco que permita reconstruir el mundo y las ideas de los huastecas, ya que no existe rastro alguno de escritura huasteca y la única evidencia escrita que existe son los relatos aztecas sobre los pueblos que conquistaron, a su vez transmitidos por los españoles después de que estos, hubieran derrotado a los aztecas. Por lo tanto, si fuiera preciso que los huastecas informen directamente, hay que acudir a los objetos que dejaron. Estos son sus documentos únicos y entre los más elocuentes se cuentan unos grupos de estatuas de piedra sumamente peculiares.

Escultura de diosa huasteca

Es una estatua de una mujer huasteca, se encuentra actualmente expuesta en la Galería de México del Museo Británico, preside un grupo de compañeras: tres hermanas de arenisca, todas ellas esculpidas con el mismo diseño.

La pieza mide aproximadamente 1,5 metros de alto, de modo que es más o menos de tamaño natural, pero su estilo no es en absoluto realista. Parece que hubiera sido elaborada utilizando un gigantesco cortador de masa: los contornos del cuerpo son líneas rectas y la superficie es plana, prácticamente da la impresión de que se trata de una enorme galleta de jengibre con forma de mujer.

Al observarce de lado, se puede ver que está tallada en una pieza muy delgada de arenisca, en los bordes mide menos de 10 centímetros de grosor. Tiene las manos apoyadas en el estómago y los brazos formando un ángulo en los costados, dando lugar a dos espacios triangulares. En realidad no es más que una serie de formas geométricas. Los pechos son hemisferios perfectos y debajo de la cintura lleva una falda rectangular que se prolonga, recta y sin decoración alguna, hasta el pedestal. Se trata de una dama de líneas rectas y bordes afilados, claramente alguien con quien no querrías tener problemas. Pero existen dos aspectos que la humanizan: su pequeña cabeza resulta inesperadamente animada, parece estar mirando algo situado arriba y a un lado y tiene los labios abiertos, como si hablara.

Debajo de los pechos aparecen los únicos detalles que marcan la superficie de todo el cuerpo: unas líneas curvas que denotan cierta flaccidez en sus pétreas carnes, seguramente un indicio de madurez, posiblemente de maternidad, y que ha llevado a muchos a creer que podría tratarse de una diosa madre.

No se conoce mucho de esta diosa madre huasteca, pero sí que para los victoriosos aztecas representaba al mismo ser que su diosa madre Tlazoltéotl.

Resulta difícil formarse opinión alguna en torno al significado de esta estatua y algunos estudiosos incluso cuestionan que se trate realmente de una diosa.

El rasgo más asombroso es un enorme tocado en forma de abanico, unas diez veces más grande que su cabeza. Aunque falta una parte que se ha desprendido, puede verse que, como el resto de la estatua, se ha concebido como un conjunto de formas geométricas. En la parte central, apoyada directamente sobre la cabeza de la mujer, se encuentra una sencilla pieza rectangular y encima un cono sin adorno alguno. Ambos están enmarcados en un gran semicírculo de lo que parece ser una pétrea reproducción de plumas de avestruz. Puede que se trate de plumas o quizá de corteza de árbol, pero la pintura original que habría sacado de dudas hace tiempo desapareció. Es probable que un tocado como este constituyera una declaración absolutamente inequívoca acerca de quién era esta figura.

La Escultura de diosa huasteca revela más sobre lo que ignoramos que acerca de lo que sabemos. La presencia física de esta estatua habla con perentoria franqueza, es quizá la más difícil de interpretar con certeza a través de los filtros del acontecer histórico.

Véase También

Fuentes