Filo Chaetognatha

Filo Chaetognatha
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Concepto:Conocidos como gusanos flecha.

Filo Chaetognatha . Los quetoñatos, conocidos como gusanos flecha, son animales comunes del plancton marino. El filo en su totalidad, que consta de unas 50 especies, es marino y, salvo el género bentónico Spadella, todos están adaptados para una existencia planctónica. El adulto no posee ninguno de los caracteres comunes a los otros filos deuterostomados y se parece a los asquelmintos en muchos aspectos. Solo la embriogenia de los quetoñatos indica una posición deuterostomada para los animales.

Estructura externa

El cuerpo de los quetoñatos tiene forma de torpedo o de flecha y mide unos 3 cm de longitud, aunque algunas formas alcanzan hasta 10 cm. El cuerpo se divide en cabeza, tronco y una región caudal posanal; un cuello estrecho separa la cabeza del tronco. En la parte inferior de la cabeza redondeada existe una gran cámara (el vestíbulo) que conduce a la boca.

Colgando de cada lado de la cabeza y flanqueando el vestíbulo, se observan de 4 a 14 grandes espinas curvas quitinosas que se utilizan para capturar las presas; varias filas de espinas más cortas (dientes anteriores y posteriores) que se incurvan alrededor de la parte delantera de la cabeza y ayudan también al mismo fin. Sobre la superficie dorsal destaca la presencia de un par de ojos en la parte posterior. En la región cervical se aprecia un pliegue peculiar de la pared corporal, la caperuza o casquete, que puede dirigirse hacia adelante para cubrir la cabeza en su totalidad. Esta caperuza quizás proteja las espinas cuando no se utilizan y probablemente también disminuya la resistencia del agua durante la natación.

El resto del cuerpo está compuesto del tronco alargado y la cola. Un carácter típico de los quetoñatos lo constituye la presencia de aletas horizontales a nivel de estas regiones del cuerpo. En algunos de estos animales, como Sagitta, se observan dos pares de aletas laterales, pero en casi todas las especies sólo existe un par de dichas aletas, que se prolonga a partir de los lados del cuerpo sobre la mitad posterior del tronco y se superpone o cubre la región de la cola. En la parte posterior destaca una aleta caudal de gran tamaño y parecida a una espátula, que rodea la cola; tanto esta aleta como las laterales; poseen radios de sostén.

Anatomía interna y fisiología

La epidermis, que está cubierta en la superficie externa por una cutícula delgada, es de capa múltiple y contiene grandes células vacuoladas. Una membrana basal situada debajo del epitelio, se engruesa para formar radios de sostén entre las dos capas epiteliales de las aletas; esta membrana forma también placas especiales de sostén en la cabeza. Los músculos longitudinales de las paredes del cuerpo están dispuestos en doa bandas dorsolaterales y dos ventrolaterales. En la cabeza existen músculos especiales para el funcionamiento adecuado de la caperuza o casquete, de los dientes de las espinas prensiles y de otras estructuras.

El celoma compartamentalizado parece un seudoceloma, pues no tiene peritoneo. La cabeza posee un solo espacio celómico, que se extiende al interior de la caperuza y que está separado por un tabique de los espacios celómicos pareados del tronco.

Los quetoñatos nadan y flotan alternativamente y sus aletas actúan como estructuras de flotación. Cuando el cuerpo comienza a sumergirse, los músculos longitudinales del tronco se contraen rápidamente y el animal se lanza muy veloz hacia delante como una flecha; a este movimiento sigue un intervalo de deslizamiento y flotación. La especie bentónica Spadella se adhiere a los objetos del fondo por medio de papilas adhesivas especiales, pero también está capacitado para nadar cortas distancias.

Todos los quetoñatos son carnívoros que se alimentan de otros animales planctónicos, particularmente de copépodos, a los que detectan por sus vibraciones. Existen informes de que Sagitta a llegado a consumir alevines y otros quetoñatos de sus mismas dimensiones. Estos organismos son muy voraces, Sagitta nagae, por ejemplo, consume 37% de su propio peso al día. Al capturar sus presas, los quetoñatos se abalanzan hacia delante o lateralmente, retraen su capucha y extienden sus espinas capturadotas. La presa es atrapada por dichas espinas y su cuerpo es punzado por los dientes; es probable que el quetoñato inyecte una toxina secretada por las cavidades vestibulares.

El aparato digestivo es simple. La boca conduce hacia una faringe muscular bulbosa, que penetra a través del tabique que separa la cabeza del tronco y desemboca en un intestino recto. El intestino se extiende a lo largo del tronco y en su parte anterior da origen a un par de divertículos laterales.

Después de la captura, la presa es introducida en la boca, donde es lubricada por las secreciones faríngeas, pasando luego a la parte posterior del intestino. En este punto el alimento es sometido a rotación y a menudo movido hacia arriba y hacia abajo hasta que queda perfectamente desintegrado; la digestión es probablemente extracelular.

Carecen estos animales de órganos excretores y de intercambio de gases y el líquido celómico actúa como medio circulatorio.

El centro nervioso de los quetoñatos está constituido por un collar nervioso que rodea la faringe. El anillo contiene, dorsalmente, un grueso ganglio cerebral y varios ganglios laterales, desde los que surgen nervios que van hasta las partes más distantes del cuerpo.

Entre los órganos de los sentidos se incluyen los ojos, las vellosidades sensoriales y, posiblemente, un órgano cefálico: el asa ciliar. Cada uno de los dos ojos, por lo menos en Sagitta, está formado por cinco ocelos fusionados de tipo cáliz pigmentario. Los vellos sensoriales, que tiene una estructura interna de tipo ciliar, están dispuestos a modo de abanico en hileras longitudinales a todo lo largo del tronco y sirven para detectar las vibraciones del agua, como sucede con el sistema de la línea lateral de los peces. El asa ciliar está constituida por una serie de cilios en forma de U que se extienden desde la cabeza sobre el cuello y el extremo anterior del tronco. Su función sensorial es incierta.

Reproducción

Los quetoñatos son hermafroditas; poseen un par de ovarios alargados en el celoma del tronco adelante del tabique entre tronco y la cola y detrás del tabique se observa también un par de testículos. Desde cada testículo parte un conducto espermático que se dirige en dirección posterior y lateral para terminar en una vesícula seminal enclavada en la pared lateral del cuerpo. Los espermatozoides abandonan el testículo como espermatogonias, completándose la espermatogénesis en el celoma caudal. Una vez maduros, pasan al embudo ciliado del conducto espermático y de ahí, a una vesícula seminal en la cual se agrupan en un solo espermatóforo; la vesícula seminal se rompe, haciendo posible que escape el espermatóforo.

A lo largo de la superficie lateral de cada ovario corre un oviducto, que se abre hacia el exterior mediante dos gonóporos localizados uno a cada lado del cuerpo, justo por enfrente del tabique que separa el tronco de la cola. Los huevos no empiezan a madurar hasta después de haber comenzado la espermatogénesis en el celoma de la cola.

En la Spadella bentónica, la transferencia de esperma es recíproca. Dos individuos se cruzan mutuamente con las cabezas en direcciones opuestas. En el curso de este movimiento, que es muy rápido, cada uno deposita un espermatóforo en el centro de la región del cuello del otro. El espermatóforo se degrada luego y los espermatozoides se mueven hacia atrás, a lo largo del eje central. Finalmente, la corriente se divide y los espermatozoides entran en el orificio del oviducto a cada lado.

En Sagitta los óvulos se fecundan en el momento en que pasan por el oviducto; luego salen al exterior a través del gonoporo. Los huevos son planctónicos y están rodeados por una capa de jalea. En otros gusanos flecha, los huevos se fijan a la superficie del cuerpo del progenitor y son llevados por éste durante algún tiempo. Spadella suele depositar sus huevos en pequeños racimos sobre algas u otros objetos.

Fuente

Barnes, Robert D. Zoología de los Invertebrados II. Editorial Revolucionaria, Cuarta edición. 1985. pp. 1115 - 1118, il