Francisca Josefa Del Castillo Y Guevara

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NombreFrancisca Josefa Del Castillo Y Guevara
Nacimiento1671
Tunja, Colombia, Bandera de Colombia Colombia
NacionalidadColombiana
OcupaciónEscritora

Francisca Josefa Del Castillo Y Guevara: Fue monja y escritora, nació en Tunja el 6 de octubre de 1671. Aún cuando su obra no es extensa, su legado es importante desde la época colonial, al mostrarse como una de las máximas representantes de la literatura mística.

Síntesis biográfica

De noble familia, hija de un funcionario español y de una dama tunjana, entró a los 18 años al monasterio de Santa Clara de Tunja, donde llegó a ser abadesa. Era desde su niñez de constitución raquítica y enfermiza; creyóse que no viviría, pero se engañaron las previsiones humanas. Cuando llegó á la juventud, juzgando que debía la milagrosa conservación de su vida á la bondad de Dios, determinó ofrecérsela. Sus compañeras de monasterio se la hicieron amarga, teniéndola por visionaria y soberbia, y tratándola como a tal. Sus confesores repararon en su alta inteligencia y sólida virtud y le previnieron que escribiese sus sentimientos y la relación de su vida. Obedeció el mandato y en cuadernos que iba escribiendo y remitiendo á su confesor para que los examinase, fue configurando sus obras conocidas como Sentimientos espirituales (o afectos), en prosa, con versos intercalados, que fueron recogidas después por sus parientes y se dieron á luz. “En su niñez leyó libros de comedias, y después en el convento leyó las obras de Santa Teresa: he aquí toda su educación literaria; ni es posible creer que recibiese otra mejor, si se atiende á que una de las circunstancias de su vida fue la de que vivió valetudinaria y siempre contrariada, primero por su familia, y luego por sus compañeras de convento. Todo esto le impedía hacer estudios ajenos á su salud, sexo y destino; ajenos á la educación que se daba entonces á las mujeres, y más ajenos aún á la época en que existió la Venerable Madre.

Obra literaria

Su obra está constituida básicamente por los títulos: “Vida de la VM. Francisca Josefa de la Concepción, religiosa del Convento de Santa Clara de la ciudad de Tunja en el nuevo Reyno de Granada. Escrita por ella misma de orden de sus confesores”. (Filadelfia, U.S.A., 1817); “Sentimientos espirituales de la venerable madre Francisca Josefa de la Concepción del Castillo” (Santafé de Bogotá, 1843) y “Poesías de la reverenda madre Francisca Josefa del Castillo y Guevara no publicadas en los Sentimientos Espirituales” en la Historia de la literatura colombiana de Antonio Gómez Restrepo (1946). Los manuscritos permanecieron inéditos hasta después de su muerte. Después de las primeras ediciones, las obras quedaron en el olvido hasta cuando Vergara y Vergara la proclamó en 1867 como el escritor más notable que poseemos: su estilo y su lenguaje la colocan al lado de Santa Teresa de Jesús, y hasta en las peripecias de su vida le fue parecida. A su vez, Menéndez y Pelayo dice que escribió en prosa digna de Santa Teresa un libro de Afectos espirituales, con versos intercalados, no tan buenos como la prosa, pero en un todo de la antigua escuela, y a veces imitados de los de la santa carmelitana.

Caracterización y crítica de su obra

Muchos se preguntan como pudo aprender á manejar con tanta soltura el idioma y dónde adquirió ese purísimo estilo, sin duda suplió por el estudio su alta inteligencia y su ardiente inspiración ascética. Tuvo como todas las inteligencias superiores el don de aprender mucho en poca lectura, absorbiendo rápida y poderosamente las bellezas que en los pocos libros que leyó encontrara. Agrégase á esto el maravilloso conocimiento que tuvo de las Escrituras, poseyéndolas en tan alto grado, aunque ignoraba el latín, único idioma en que podía leerlas, que sus obras no son solamente un tratado de doctrina ortodoxa, sino que sus frases están compuestas de frases de la Biblia, usadas como lenguaje familiar y habitual. Prueba de esto es su obra de los Sentimientos espirituales. Pasáronla en comisión sus herederos y editores al doctor Miguel Tobar, y este distinguido literato marcó con notas todas las frases tomadas de la Biblia, por cuyas citas se ve que la monja habla hecho del lenguaje sagrado el suyo propio. La Madre Castillo es la escritora más notable que poseemos: su estilo y su lenguaje la colocan al lado de Santa Teresa de Jesús, y hasta en las peripecias de su vida le fue parecida.1

Néstor Madrid Malo dice que también ha sido comparada la madre Castillo con sor Juana Inés de la Cruz, a cuya altura literaria no está en ningún momento nuestra monja, pero a cuyo lado merece figurar entre los grandes escritores coloniales de Latinoamérica. La granadina no conoció, ciertamente, las alturas líricas de la mexicana. Pero ésta no alcanzó en la prosa - y menos en la mística, que no cultivó- el grado de perfección de la tunjana. Rafael Maya conceptuó: Su estilo es la trascripción fidelísima de su agitación interior. Estilo recargado en ocasiones de adornos, y siempre brillantísimo. No obstante su carácter habitualmente metafórico, pues la monja rehuye en cuanto le es posible la expresión directa de las cosas, para darnos su traslación simbólica, no es oscuro, sino profuso, ni barroco sino abigarrado. Pero es que en ella no hay alambicamientos, ni conceptismos, ni sutilezas, sino demasiada abundancia. Es laberíntica pero no intrincada; es profusa pero no enigmática; es enfática pero no hueca ni vanamente hinchada. Sus defectos no son extravíos del buen gusto ni aberraciones de la imaginación, sino mala administración de sus excesivos dones espirituales. Carecía de disciplina interior.

Monseñor Rafael María Carrasquilla en su discurso de ingreso a la Academia, y en su respuesta José Manuel Marroquín, hicieron el primero y más importante estudio sobre la madre Castillo y establecieron el paralelo entre la monja boyacense y la santa de Ávila. Y últimamente sor María Teresa Morales en su libro sobre la vida y la obra de sor Francisca Josefa dice: Una humilde monja... legó a la posteridad, por obediencia, un extraordinario regalo espiritual.

Muerte

Muere en Tunja en 1742

Fuentes