Ilustración alemana

Ilustración alemana
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Concepto:Las ideas ilustradas, nacidas en Inglaterra y dotadas de un contenido político en Francia, también pasaron a Alemania, donde dejaron su huella en el estamento intelectual y universitario, muy influido por el pensamiento del último racionalista: Leibniz.

Ilustración alemana. En el siglo XVIII Alemania avanza por las sendas del capitalismo, pero al lado de Inglaterra y Francia. La Ilustración se presenta también en Alemania. Al principio los ilustrados alemanes son poco autóctonos. En la filosofía, en la crítica de la Biblia, en la ciencia se nutren de ideas elaboradas en Inglaterra, Holanda y Francia.

Iluminismo alemán

El Iluminismo alemán debe su singularidad, respecto al inglés y francés, a la forma lógica con que presenta y transforma la razón en método de análisis racional, prudente y decidido, que avanza demostrando la legitimidad de cada paso y la posibilidad específica de los conceptos de que se sirve, y su fundamento. Es el método de la fundamentación que será característico de la filosofía alemana posterior, y que usó Kant.

El fundador de este método es Cristian Wolff, que en este aspecto es el máximo representante de la Ilustración alemana. Sus obras, escrupulosas y pedantes en su construcción sistemática, forman un extraño contraste con el carácter inspirado, genial y ameno de los escritos de los mejores iluministas ingleses y franceses. La exigencia iluminista, con todo, se concreta e incorpora precisamente en la forma de esas obras; porque es el objetivo de una razón que pretende justificarse por sí misma, y encontrar en sí el procedimiento analítico, fundamento de su validez.

Cristian Wolff

Cristian Wolff

Cristian Wolff (1679-1754), nombrado profesor de Halle en 1706, fue destituido en 1723 por el rey Federico Guillermo I, a petición de sus colegas pietistas, Francke y Lange. El pietismo era una corriente protestante, fundada a fines del siglo XVII por Ph.J.Spencer (1635-1705),que insistía en el carácter práctico y místico del cristianismo, en polémica con las orientaciones intelectualistas y teológicas. Lo que escandalizó especialmente a los colegas de Wolff fue su “Discurso sobre la filosofía práctica de los chinos”, en el que siguiendo un recuso común del iluminismo francés, había puesto a Confucio entre los profetas, al lado de Cristo. Al ascender al trono Federico II Wolff fue restablecido en su cátedra, donde enseñó hasta su muerte.

El objetivo final de la filosofía es, según Wolff, iluminar el espíritu humano para que pueda desarrollar su actividad intelectual, en la que consiste su felicidad. Pero este fin hay que alcanzarlo con conocimientos claros y distintos, con libertad filosófica, que consiste en la posibilidad de manifestar públicamente la opinión sobre cuestiones filosóficas.

En lógica Wolff reconoce la contradicción como principio supremo, porque es ley de todo objeto posible. Este principio excluye la incompatibilidad real de las cosas, y vale también como su razón suficiente. De conformidad con el principio de contradicción los conceptos pueden ser utilizados dentro de los límites de lo que contienen, y los juicios son verdaderos en cuanto expresan el análisis de sus sujetos. Pero Wolff no excluye la experiencia, que en las ciencias naturales debe unirse al raciocinio, y en las racionales puede emplearse para formar definiciones empíricas. En estas definiciones pueden fundarse sólo demostraciones probables. Al lado de las proposiciones necesarias, cuyo contrario es imposible, Wolff pone las proposiciones contingentes (verdades de hecho en Leibniz), cuyo contrario excluye toda contradicción.

La ontología o filosofía primera es la ciencia del ser en general, del ente. Su objeto es demostrar las determinaciones que pertenecen a todos los entes, tanto en sentido absoluto, como bajo determinadas condiciones. Se funda en los principios de contradicción y de razón suficiente, siendo razón suficiente aquello por lo que se comprende por qué ocurre algo. Con oportunas modificaciones hace referencia a la metafísica aristotélico-escolástica, que quiere rescatar del desprecio en que había caído después de Descartes. Los conceptos fundamentales de la Ontología son los de substancia, causa y esencia. La sustancia es el sujeto, durable y modificable, de los atributos esenciales y de los modos variables de tales atributos. Cada sustancia está dotada de una fuerza que produce los cambios, que son sus acciones y tienen su fundamento en la esencia de la sustancia.

En cosmología, Wolff considera el universo como un reloj o máquina en la que nada sucede al azar, por lo que está sometido a orden necesario, producido por Dios, y por tanto perfecto.

Divide la psicología en experimental y racional. La experimental considera el alma tal como se manifiesta en el cuerpo, y se sirve del método experimental; la racional estudia el alma humana en general, elimina la duda sobre la existencia del alma, y estudia el conocer y el obrar. En teología concede valor máximo al argumento cosmológico de la existencia de Dios, acepta el ontológico, y excluye el teleológico. El universo está ordenado como una máquina, y la finalidad es extrínseca, debida a la acción de Dios. Estudia los atributos divinos partiendo del alma humana, y en teodicea repite e ilustra las soluciones de Leibniz).

Comparándole con Leibniz) niega las mónadas) el orden universal es necesario) los objetos son útiles para el perfeccionamiento humano, pero no están intrínsecamente constituidos para este fin) la filosofía no es religión revelada. Es leibniziano en la armonía alma-cuerpo, y las justificaciones de la teodicea. Wolff es pues más iluminista que leibinizista.

Gothold Ephraim Lessing

Sobre todos los hombres de la Ilustración alemana descuella la titánica figura de Gothold Ephraim Lessing (1729-1781), que además de ocuparse especialmente de problemas de Filosofíay Estética, es autor de eminentes obras literarias. En denodada lucha contra la reacción, la ideología feudal, el oscurantismo y la intolerancia religiosa, se ahogaba en el ambiente de la Prusia de sus tiempos.

En los artículos sobre teatro “Dramaturgia de Hamburgo” batalla por un arte teatral progresista. En sus meditaciones del Laocoonia, que aclara las diferencias entre artes plásticas y poesía, preconiza un arte que no imite los modelos estáticos de la pintura y la escultura de los clasicistas, sino que reproduzca, con los medios específicos de la poesía, la vida y las luchas de los hombres.

La mayoría de sus obras son polémicas. Su alcance filosófico reside en que su autor combate a los teólogos ortodoxos. En toda Alemania tuvo eco su contienda contra el pastor principal de Hamburgo. En pos de Spinoza introduce el punto de vista histórico en el estudio de las sagradas Escrituras. Lessing rechaza todo concepto ortodoxo de la divinidad, niega la fe en un Dios personal que existe fuera del mundo, admite la idea de Dios sólo como “alma del mundo”. A la postre, el significado de la religión no es para Lessing sino ético.

Jhoann Wolfgang Goethe

Un eminente papel en el despliegue de la Ilustración alemana cumple el genial poeta y pensador Jhoann Wolfgang Goethe (1749-1832). Enemigo decidido del clericalismo y la escolástica. Goethe es ajeno al idealismo especulativo y al agnosticismo. Estima sobre todo la filosofía de Spinoza, si bien no capta las deducciones ateas de ella. Las opiniones filosóficas de Goethe son, en lo fundamental, materialistas: señala la universalidad del movimiento, del cambio y la evolución en la naturaleza que, a su juicio, no es una acumulación caótica de cuerpos muertos, sino una concatenación orgánica y plural de fenómenos de un gran Todo viviente.

Los clásicos alemanes, que merced al genio de Goethe constituyen un elemento importantísimo de la historia universal del espíritu, están en conjunto muy lejos del cristianismo. No encontramos entre ellos ni uno solo cuyas obras acusen la impronta de los principios, las perspectivas, las actitudes y la problemática del catolicismo (sólo Grillparzer es católico). Tampoco hallamos entre ellos ningún creyente protestante. La constatación de este hecho, y también sus consecuencias, constituye uno de los fenómenos fundamentales de la historia de la Iglesia en la Alemania de la Edad Moderna. La gravedad de esta situación apenas se ve mitigada por la existencia de ideas y aun profesiones de fe que, desde un punto de vista formal, son profundamente cristianas y en algunos puntos muestran una comprensión hacia el catolicismo. La edad de oro del clasicismo alemán es acristiana, acatólica, se basa completamente en la fe humanitaria en el sujeto libre, incluso moral-mente (se trata de un planteamiento contrario a la propia Reforma). La enorme riqueza espiritual de este período clásico ha hecho de él uno de los fundamentos de la nación alemana. La situación aumentó su dificultad para el cristianismo católico por arrastrar el peso de los problemas surgidos de la división confesional.

Enlaces externos

Fuentes

  • Historia de la Filosofía. Tomo I. Ed. Progreso Moscú. 1983. Cap. II. pág. 261.
  • Marx, C. y Engels, F. Obras. T. 4. pág. 431.
  • Lenin, V. I. Resumen del libreo de Feuerbach “Exposición, análisis y crítica de la filosofía de Leibniz.”O. C. t. 29. pág. 67.