La maldición de Hilena (libro)
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La maldición de Hilena. Novela de ciencia ficción y aventuras de espadachines y magos, de panorámicas a vista de águila sobre paisajes de ensueño, de campos y murallas, de búsquedas y conflictos. Realizada en 2011 por el escritor español Rayco Cruz y publicada por Mercurio Editorial en 2014 en su segunda edición.
Sinopsis
Novela de ciencia ficción que narra la historia del poderoso hechicero Árgoht Grandel, es atacado y herido de gravedad. Solo la ayuda de tres guerreras legendarias evita su muerte.
Argumento literario
A partir de ese momento, se verá envuelto en una aventura inesperada que le hará recorrer el sur de Thera en una carrera contrarreloj para salvar su vida mientras trata de saldar su deuda ayudando a las guerreras en su misión: encontrar el objeto sagrado que llaman La maldición de Hilena y destruir a su poseedor.
Contenido
Por Víctor Conde. (Santa Cruz de Tenerife, 1973) es uno de los escritores más prolíficos del género fantástico en España, con diecisiete obras ya publicadas con gran éxito. La prueba de este éxito se encuentra en el Premio Minotauro ganado en 2010 por la novel de Ciencia Ficción Crónicas del Multiverso, obra también ganadora del Premio Ignotus 2011. La literatura es un viaje.
Muchos dicen que es la forma más barata de viajar, pero yo creo que, a su modo, resulta terriblemente cara. Cara de sentimientos, de riesgos y de aventuras. De opciones y desafíos. Yo nunca me siento tranquilo cuando un libro desconocido cae entre mis manos, porque sé que si la prosa me atrapa y me arrastra con ella a los mundos que puedan estar ocultos entre las páginas, voy a experimentar miedo, y amor, y soledad, y una extensa pléyade de sensaciones que no sé si me acabarán conduciendo a buen puerto.
La fantasía es un tipo de literatura particularmente idónea para arrastrarte a esos viajes dolorosos, cautivadores y llenos de peligro (peligro real, para el lector), porque te arranca de la vida cotidiana y, sin red, te lanza hacia los cielos de mundos sin límite cuyas reglas suspiras por conocer, y cuyos habitantes te suelen abrir las puertas sin pedir nada a cambio. Este género literario, tan denostado en la vulgar España desde los tiempos en que un viejo con una escupidera en la cabeza y un caballo famélico llamado Rocinante se lanzaron a buscar suerte en los caminos, es el género por antonomasia del siglo XX. El que más lectores ha tenido, y el que más campo abre para la experimentación en todas sus formas. Por supuesto, no toda la fantasía que se escribe es buena, igual que no toda la poesía ni todo el drama de denuncia social lo son. En este campo, como en cualquier otro, tienes que escarbar un poquito entre la basura para extraer alguna joya que realmente colme tus expectativas. «El 90% de todo lo que se escribe es basura», sentenció un conocido editor americano de los setenta. Y si no, que me lo digan a mí cuando salgo del cine de ver una película romántica especialmente tonta.
Cervantes se reía en su conocida (y sobrevalorada) obra de lo que luego hizo grande a Tolkien o Ende, la apertura de puertas que conducen a otros mundos donde la imaginación humana carece de límites y fronteras. Él se burlaba del pobre españolito de a pie que busca la magia en un terreno árido y donde ninguna flor mitológica puede crecer, el de la España pobre y rural, no necesariamente carente de sus propios mitos, pero sí que enfocados de otra manera muy distinta a como lo enfocan los anglosajones o los poetas de los países nórdicos en sus majestuosas Sagas.
España siempre ha sido España, y el «efecto Don Quijote», ese sentir la épica como algo muy ajeno a nosotros, algo que solo sucede en el extranjero (algo incluso dañino para el intelecto, capaz de volverte loco a la primera de cambio), siempre ha formado parte de nuestro bagaje cultural. Pero Cervantes se equivocaba, lamento decirlo.
Los seres humanos somos perfectamente capaces de soñar con otros mundos sin necesidad de confundirlos con este. Podemos enamorarnos de princesas de cuento que suspiran tejiendo banderas mientras aguardan el regreso de su amado, y podemos sufrir con las aventuras de pequeñas personitas que van recorriendo mundos increíbles con alguna misión a cuestas. Todos podemos ser Don Quijote, pero al que habría sido ideal, sin tener que renunciar al tan querido sentido común, y sin ponernos escupideras sucias en la cabeza. Podemos disfrutar de los libros y de su magia sin que esta nos arrebate la cordura, porque somos jóvenes y capaces.
En la actualidad, los españoles le han perdido el miedo al terreno de la fantasía, tanto literaria como pictórica o cinematográfica. Rayco Cruz pertenece a esa generación privilegiada de jóvenes que pueden, porque se los permite el mercado, renunciar al miedo a perder el contacto con el suelo y volar en alas de la imaginación hacia mundos solo entrevistos por ellos. Rayco ha crecido con referentes de la segunda mitad del siglo veinte, y eso se nota en sus textos. Igual que Spielberg se ha convertido en el dios que muchos cineastas hispanos tratan de imitar sin pudor ninguno, y sin que nadie les critique por ello, Tolkien ha hecho lo mismo con los escritores.
La maldición de Hilena es una odisea de espadachines y magos, de panorámicas a vista de águila sobre paisajes de ensueño, de campos y murallas, de búsquedas y conflictos. Porque ya lo hemos dicho: para que haya literatura debe haber una búsqueda. Esta puede ser interna o externa, breve o dilatada en el tiempo, inocua o letal, pero el protagonista siempre se sorprende a sí mismo, en cualquier momento dado de su existencia, buscando algo. Esto puede ser una persona, un sentimiento o un objeto específico que para él, y para el mundo en el que habita, trasciende la importancia material y se convierte en algo legendario, algo que posee importancia dramática y substancial en sí mismo, y sin la cual ese mundo no podría existir. Igual que en las Sagas de antaño, en cuyas estrofas también encontró inspiración el padre de los hobbits que tantos muñequitos venden hoy en día.
Dentro de los cánones que marca la literatura fantástica actual, a los que Rayco rinde sentido homenaje, sus personajes van más allá de los estereotipos y alcanzan una identidad propia, alejada del cliché básico del guerrero que en el fondo es héroe a su pesar, y de la hechicera que tiene una misión en la vida que no la deja ver nada más. La novela que tenéis entre las manos es fresca y original, avanza sin dar tregua al lector y te atrapa en escenarios y secuencias que podrían perfectamente ser visualizadas en una pantalla grande. Así de cinematográfica es la escritura de los jóvenes talentos que hoy en día despuntan entre tanto libro enlatado que nos llega del extranjero. Puede que esa sea la fórmula necesaria para acercar aún más la literatura fantástica al público masivo: verla desde un prisma único y alejado del tan cacareado estilo anglosajón.
Yo le deseo toda la suerte del mundo a Rayco y a su obra, porque él, como forjador de su propia mitología, está empezando a adentrarse en un terreno maravilloso en donde muchas sorpresas le aguardan. Deseo que este viaje no acabe nunca, y que él, como escritor, y al igual que hizo el campechano Quijote, persista en su esperanza de crear y explorar nuevos mundos hasta que la misma muerte le sorprenda un día entre sábanas. O mejor aún, entre libros.
Datos de Autor
Rayco Cruz (La laguna, Tenerife, España en 1979). En 2005 desarrolló en solitario el proyecto El cuarto de atrás, que consistió, en una plataforma multimedia para autores noveles. Ha visto publicados varios relatos como La magia del carnaval (tercer puesto en el I Concurso de Relatos ¡¡Abretelibro!!), La condena o Tiempo muerto, pero su estreno como autor de novela tuvo lugar en 2009 cuando vio la luz La sombra de Pranthas (Mundos Épicos Grupo Editorial), novela de corte fantástico que narra las aventuras del hechicero Árgoht Grandël y que ha tenido una gran acogida por el público asiduo a este complicado género.
Fuentes
- Cruz, Rayco. La maldición de Hilena. España: Mercurio Editorial, 2014. 690 pp.
- Artículo: Datos de la ficha técnica. En el sitio: www.ellibrotecnico.com. Consultado el 16 de junio de 2020.
