Meteorismo intestinal en animales

Meteorismo intestinal en animales
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Distensión de la pared abdominal consecutiva a la dilatación del estómago y del intestino, o ambos a la vez.
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La flatulencia o meteorismo es un exceso de gases en el intestino que causa espasmos intestinales y distensión abdominal (se hincha el abdomen). El gas del intestino procede del que se ingiere al tragar o deglutir y del que producen naturalmente las bacterias de la flora intestina
Agente transmisor:Proliferación de bacterias como Clostridium perfringens,
Forma de propagación:Sobrecarga del rumen por indigestión de carbohidratos
Vacuna:Lentina por vía subcutánea (2-4 mg.), Fisostigmina (0,02-0,06 gr.) o Prostigmina.

Meteorismo intestinal en animales. En animales domésticos el meteorismo intestinal es una distensión excesiva del intestino por el desarrollo rápido de gases. Se trata de una forma bastante frecuente de cólico equino (de 2 a 15 % de todos los casos de cólico).

Etiología

Ocasionan la forma idiopática el pienso meteorizante, en el caballo, el verde marchito o calentado (trébol, alfalfa, esparceta, hierba tierna o la cebada en grano, las remolachas y patatas, las semillas de leguminosas, en los cerdos, cuando se dan al mismo tiempo grandes cantidades de levaduras de cerveza; en los conejos, las hojas verdes frescas de coles, remolacha, colza, vezas, alforfón, tubérculos y remolachas en putrefacción, y, en los perros los alimentos farináceos.

La voracidad y la fatiga favorecen la acción nociva y producen meteorismo por sí solas. En casos muy raros, el tiro produciría un meteorismo intestinal insignificante.

Como fenómeno concomitante se desarrolla meteorismo en diversas formas de oclusión intestinal, en casos graves de trombosis de las arterias mesentéricas la peritonitis difusa o generalizada, así como en la coccidiosis intestinal y en la seudotuberculosis de los conejos.

Patogenia

En los équidos, ya durante la ingestión del pienso, parte del contenido gástrico entra en el intestino delgado y, dos horas después de ingerido alcanza el grueso, los alimentos fáciles de fermentar originan abundantes gases en todo el tubo gastroentérico, excepto en el colon menor, poco después de ingeridos. El estímulo producido por la distensión, así como el estímulo químico de los gases (ácido carbónico, metano, ácidos grasos), aumentan el peristaltismo y motivan espasmos entéricos, que causan temporalmente dolores cólicos.

Entretanto, las contracciones vigorosas del intestino y la resorción de gases, impiden que sea considerable la distensión intestinal. Cuando es copioso y violento el desarrollo de gases y, posiblemente, también cuando se prolonga, en tales circunstancias, el aumento continuo del tono en algunas porciones intestinales, dicha compensación es imposible; la musculatura del intestino, cada vez más distendido, acaba por perder la contractilidad, y la compresión de los vasos hemáticós por los tejidos distendidos, dificulta la resorción de los gases.

La dilatación de todas las asas intestinales empuja el diafragma hacia el tórax, disminuye la acción aspiradora de la presión intratorácica negativa sobre el corazón y los troncos vasculares hemáticos, lo cual determina un descenso de la presión arterial.

Alteraciones anatómicas

Al abrir la cavidad abdominal, muy distendida, salen asas intestinales, muy dilatadas y tensas. Si se ha roto alguna en vida, se halla contenido entérico en la cavidad abdominal, y los bordes de la rotura están sanguinolentos. (Como la fermentación continúa después de la muerte, no son raros los desgarros posmortales del intestino y del diafragma). Se encuentran, además, los caracteres de la muerte por asfixia (que faltan en las formaciones de gases puramente posmortales).

Síntomas

En el meteorismo poco intenso, los équidos manifiestan apenas intranquilidad cólica, y el estado general aparece poco alterado; la respiración y el pulso son prácticamente normales. Al aumentar el volumen del abdomen, los borborigmos intestinales son intensos, la defecación está retardada, y se eliminan gases entéricos en gran cantidad.

La exploración rectal permite apreciar una moderada insuflación en el intestino grueso, que permanece en su posición normal. Las heces son sueltas, de olor ácido y, a menudo, mezcladas con burbujas de gas. En los casos más intensos de curso más violento el volumen del abdomen está mucho más aumentado, aparentemente con mayor frecuencia en la región del flanco derecho, la pared abdominal, tensa, y el sonido de la percusión es alto. Los síntomas de cólico son muy intensos, aunque menos que en las distopias intestinales o en la sobrecarga de estómago.

Los borborigmos intestinales son más fuertes al principio, con resonancia metálica, y más tarde disminuye, hasta llegar a desaparecer. La exploración rectal muestra gran aumento de volumen, con lesión en todo el intestino delgado y grueso, excepto el colon menor. La flexura pélvica está rechazada profundamente dentro de la pelvis o hacia la mitad derecha del abdomen, y cintas de la porción inferior izquierda del colon tensas, hacia la derecha y, a menudo, espirales; esta porción llega hasta el riñón izquierdo, donde se palpa, junto a ella o debajo de la misma, la parte superior izquierda del colon, mucho más delgada y lisa.

El ciego meteorizado se reconoce por su situación debajo del ijar derecho, por su forma y el curso de sus cintas, así como por las bolsas de sus paredes. Las demás porciones del abdomen se hallan llenas de asas intestinales en forma de embutido, muy insuflada y tensa. Además hay disnea, aceleración del pulso hasta 60 y más, cianosis y sudoración.

En el meteorismo secundario se encuentran las manifestaciones del mal fundamental y, por otra parte, cuando se han formado gases en cortas porciones del intestino, aumento menos potente del abdomen y meteorismo local, palpable por la vía rectal.

Meteorismo en perro

El cerdo, perro y conejo no exteriorizan dolores abdominales, o bien gritan repetidamente, cambian de postura con frecuencia o gimen. Muy a menudo se observan en ellos eructos, náuseas y vómitos.

Diagnóstico

El meteorismo intestinal idiopático se conoce, generalmente, por sobrevenir, sin más causa, después de ingerir alimentos que fermentan, y el meteorismo gástrico concomitante o la dilatación de estómago secundaria pueden diagnosticarse por los eructos, náuseas o vómitos. El importante diagnóstico del meteorismo secundario (debido a vólvulos y estrangulaciones del intestino, trombosis de las arterias mesentéricas, obturación intestinal, enteritis y peritonitis difusa) se puede hacer mediante la anamnesis y, especialmente, la exploración rectal.

Exceptuando la peritonitis aguda con meteorismo general y, casi siempre, sólo moderado, el meteorismo secundario llena sólo algunas asas del intestino y, a menudo, se acompaña de otras manifestaciones del mal fundamental; además, en el meteorismo de origen inflamatorio hay fiebre, y las manifestaciones de inquietud no suelen ser muy ostensibles. En el perro, a menudo permiten descartar la torsión del estómago los eructos y vómitos y la falta de dolor a la presión del abdomen.

Tratamiento

En los casos idiopáticos de poca gravedad en los équidos, se procura evacuar los gases por las vías naturales, recurriendo al estímulo de los movimientos intestinales con irrigaciones de agua fría en el recto, así como con masajes externos o, con cuidado, internos por vía rectal, cuando la tensión de las asas intestinales es muy fuerte, se suprimirán las masajes internos.

Como quiera que una parte de los gases intestinales busque su salida a través del estómago, es recomendable el vaciamiento gástrico (repetido si es necesario). Si la distensión de los intestinos no es muy manifiesta, se puede emplear la lentina por vía subcutánea (2-4 mg.), fisostigmina (0,02-0,06 gr.) o prostigmina. Para atenuar los dolores cólicos se aplicará novalgina (20 c. c. intravenosos), luminal sódico o hidrato de cloral (4-6 gr. por 100 kg. de peso, por vía endovenosa); la atropina está contraindicada porque interrumpe los movimientos intestinales.

La papaverina no es muy útil, ya que en estos casos los dolores cólicos son una simple consecuencia de la excesiva distensión de las paredes intestinales. Cuando sobrevienen una agravación rápida, meteorismo secundario y, sobre todo, intensa disnea, se debe efectuar la punción del intestino, en los casos idiopáticos, del modo conocido, en el punto más saliente del ijar derecho, en la cabeza del ciego, dejando clavada la cánula del trocar durante algún tiempo, una vez evacuados los gases, para facilitar la salida de los que se forman de nuevo.

Si no basta este procedimiento o hay meteorismo secundario circunscrito en el colon, se tratará la punción de éste desde, el recto, con ayuda de una aguja de 6-7 cm. de longitud por 1 mm. de grosor, a la que se habrá fijado un tubo de goma, no muy blando, de 50 cm. de largo, que se saca por la abertura anal. La aguja, sujeta entre los dedos, se introduce lo más profundamente posible a través del recto. Después de la punción se sigue con la cánula el movimiento del asa intestinal que se retrae, a fin de que no se vacien por la herida partículas fecales en la cavidad abdominal. Quin recomienda inyectar en la cabeza del ciego una emulsión de metilsiliconas intensamente polimerizadas.

En el cerdo, perro y conejo resultan útiles el amasamiento del abdomen, hacer correr al animal, afusiones repetidas con agua fría, vomitivos y evacuación gas mediante sonda. Cuando hay peligro de asfixia, se recurre a la punción intestinal en el punto más saliente del lado izquierdo y, si es necesario, también en el lado derecho. Cuando se utilice para la alimentación la levadura de cerveza, recomendable calentarla para eliminar los fermentos.

Fuente

  • Manninger, Rudolf y Dr. Joanes Mócssy. Patología y Terapéutica especiales de los animales domésticos. Tomo II.
  • Artículo: Impacto parásito. Disponible en: Vetpunta.
  • Artículo: Flatulencia en perros. Disponible en: Como criar.