Micosis en las abejas

Micosis en las abejas
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Micosis de las abejas: Es la enfermedad micótica más frecuente de la abeja productora de miel y es producida por el hongo Ascosphaera apis .

Definición

Micosis invasiva que afecta, entre otros insectos, a la abeja de la miel, a sus larvas, de tres-cuatro días de vida. Se llama también “pollo escayolado” por su aspecto y consistencia característicos que recuerda a fragmentos de yeso o escayola. Puede causar graves problemas a las colonias por la contagiosidad y la patogenidad que a veces presenta.

Etiología

Las esporas son hialinas y elipsoidales. Presentan una superficie cérea que les permite adherirse a distintos sustratos. Se pueden encontrar en la miel, en el polen almacenado, en la cera y sobre el cuerpo y en el intestino de abejas adultas, en colmenas sanas y enfermas. Son altamente resistentes y pueden mantenerse viables durante 15 años. Pueden sobrevivir un año en el polen y dos años en la miel. Germinan en una atmósfera rica en dióxido de carbono (12 %), resisten las radiaciones ultravioletas, la temperatura de fusión de la cera y la acción de soluciones formoladas.

La Cría Yesificada presenta algunas características de suma importancia. Una de ellas es la variación en los niveles de infección; un apicultor puede hallar en su apiario colmenas poco afectadas y otras con gran mortalidad en su cría. Las razones para ello residen en la resistencia intrínseca de cada colonia a la enfermedad.

Por otra parte, existe un número importante de reservorios de esporas. Entre ellos cabe mencionar a las mismas abejas adultas, a flores y fuentes de agua, a los distintos productos de la colmena, a los materiales utilizados por el apicultor.

La aparición y evolución de la enfermedad están relacionadas al stress generado por distintas causas; no solo debe producirse la ingestión de esporas por las larvas, sino que es necesario que actúen factores ambientales y de manejo sobre la cría (causas predisponentes). Se ha mencionado un gran número de contingencias capaces de provocar estrés en las colmenas. La cantidad y diversidad de las mismas puede variar de acuerdo a la zona geográfica en la que se desarrolle la actividad apícola. Entre las más conocidas se pueden citar:

  • Enfriamiento de la cría: Es el factor de mayor relevancia. No es necesaria una larga exposición a bajas temperaturas para que se desencadene la enfermedad.
  • Desequilibrios nodrizas/cría: Cuando la población de abejas nodrizas no es la adecuada, la temperatura del nido de cría no alcanza a mantenerse en forma normal.
  • Elevada humedad y pobre ventilación.
  • Deficiencias en la alimentación: Causadas por un escaso aporte de polen.
  • Manejo inadecuado y excesivo.
  • Padecimiento de otras enfermedades e infestaciones provocadas por Varroa jacobsoni.

Ciclo de vida de Ascosphaera Apis

Ciclo biológico de Ascosphera apis

Ascosphaera apis es un hongo heterotálico y produce elementos de resistencia y dispersión (esporas) que son ingeridos por las larvas con el alimento, de esta manera se ocasiona la infección. Estas esporas germinan en la parte posterior del intestino medio y el micelio formado comienza a crecer, invade los tejidos, atraviesa la cutícula, emerge a la superficie larvaria y recubre casi totalmente el cuerpo larval. Si bien las larvas pueden ingerir esporas durante toda la etapa de alimentación, se ha determinado que el período de mayor susceptibilidad corresponde al tiempo que va desde poco antes o inmediatamente después de la operculación. En principio, las larvas muertas presentan un aspecto algodonoso y luego se desecan y momifican.

La apariencia final de las momias será blanca si el micelio involucrado es de un solo signo sexual y negra si el micelio presenta hifas de distintos sexos, que al copular producen los cuerpos fructíferos responsables de dicha coloración. Las momias pueden ser halladas en el suelo o en la entrada, en la plancha de vuelo o en el piso de la colmena, removidas por obreras limpiadoras. También pueden ser encontradas en los panales, tanto en celdas desoperculadas como operculadas.

Patogenia

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Las larvas contraen la enfermedad al ingerir los es poros del hongo con el alimento. No es posible que se manifiesten los síntomas característicos si el hongo se reproduce en la superficie de la larva, aunque tenga capacidad para ello. Se ha demostrado, por lo tanto, que no se pueden infectar a través del tegumento.

Las esporas germinan en la luz intestinal, preferentemente en el tercio posterior, con un crecimiento vegetativo inadecuado, debido al ambiente anaerobio y a un pH ácido. Los micelios invaden el cuerpo, atraviesan las membranas intersegmentarias llegando a la superficie de la larva, transformando a ésta en una momia de color blanquecino, que con posterioridad adquiere un aspecto negruzco debido a la formación de cuerpos fructíferos, ascocistos.

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La cría afectada muere poco antes o después de ser operculada, adquiriendo al principio una consistencia algodonosa y finalmente se desecan, transformándose en momias calcificadas y quebradizas, que pueden ser retiradas de las celdillas, por las abejas limpiadoras, con facilidad.


Si la invasión del cuerpo de la larva por las hifas del hongo no ha tenido lugar por el fallo de alguna de las circunstancias predisponentes o desencadenantes y el micelio no ha logrado invadir la pared intestinal y las esporas son evacuadas con las heces al abrirse al exterior el tubo digestivo de la larva, éstas ya no afectan ni a la ninfa ni a la abeja recién nacida.

Epizootiología

Son sensibles únicamente a esta enfermedad las larvas de Apis mellifera y las especies de Megachile, Anthophora y Bombus.La enfermedad se manifiesta, fundamentalmente, tras la operculación de las celdillas, pues antes las abejas limpiadoras detectan a las larvas enfermas y las eliminan.

La transmisión de la enfermedad se realiza, principalmente, mediante las abejas limpiadoras que al intentar extraer las larvas muertas se contaminan. También por las nodrizas que portan esporas de A. apis e infectan a las larvas que alimentan. Fuentes adicionales de infección son el polen y la miel almacenados y contaminados, alimentos de sospechosa procedencia y cera estampada insuficientemente tratada, que tiene su origen en panales que portan la enfermedad.

Hoy día parece que no haya duda que la Ascosferosis es una enfermedad factorial, para cuyo desarrollo además del agente o agentes causales, se necesita una serie de circunstancias, relacionadas con el estrés, que facilitan la infección. Se ha mencionado un gran número de contingencias capaces de provocar estrés en la colmena. La cantidad y diversidad de las mismas puede variar de acuerdo a la zona geográfica en la que se desarrolla la actividad apícola.

Cadena epizootiología de Ascosferosis

Estarán más predispuestas aquellas colonias con una conducta higiénica poco desarrollada. Se ha comprobado que cuando el instinto de limpieza es elevado, las abejas son capaces de mantener niveles de infestación bajos.

Probablemente el principal factor que controla la enfermedad en la naturaleza sea la temperatura del panal de cría. Se piensa que una bajada de temperatura ocasiona el enfriamiento de las larvas y favorece la germinación de las esporas.

La alimentación artificial con jarabe, que aporta exclusivamente hidratos de carbono, si bien favorece la puesta de la reina, ocasiona un desequilibrio entre las larvas que hay que alimentar y las nodrizas existentes, agravado todo el proceso por la ausencia de alimento proteíco que impide un desarrollo de resistencias ante esta enfermedad tan virulenta.

Existen otros factores desencadenantes, corno el ambiente húmedo tanto en el interior de la colmena como en su entorno, la vegetación del asentamiento o la utilización indiscriminada de antibióticos y sulfamidas.

La transmisión entre colmenas se produce por el pillaje, los errores de vuelo (deriva) y por la acción del propio apicultor que por un manejo erróneo o por no tomar las precauciones necesarias transmite la enfermedad.

La resistencia de las esporas y la posibilidad de sobrevivir en el intestino medio de la abeja durante el invierno son las causas de la aparición de la enfermedad cada año en una misma colonia.

Sintomatología

La A. apis aparece en principio sobre cría de zángano, para extenderse posteriormente a cría de obreras, aunque no es una regla que se cumpla estrictamente.

Síntomas de la enfermedad

En el colmenar se nota la presencia de momias extraídas por las abejas limpiadoras sobre la plancha de vuelo o delante de las colmenas, apreciándose una despoblación y una baja actividad en las colonias afectadas.

Las larvas infectadas presentan inicialmente una consistencia algodonosa debido a la extensión del micelio. El agua de los tejidos se evapora y la momificación comienza endureciendo a la cría.

Las larvas en el interior de las celdillas operculadas no están adheridas a sus paredes y esto hace que al mover el cuadro se produzca un ruido de tableteo.

La disposición irregular de la puesta que se produce por la limpieza de momias, al no estar afectadas todas las larvas, y la nueva puesta de la reina, hace que se presente en “mosaico”. Las momias mantienen un color blanco sucio, si no se han producido esporas; en caso contrario, su coloración es gris azulada o casi negra.

Diagnóstico

Clínico

Los síntomas que presenta la enfermedad son muy claros y la presencia de momias, tanto en los cuadros de las colmenas afectadas como en las cercanías de la piquera por el trabajo realizado por las abejas limpiadoras, nos demuestran la presencia de “cría encalada”.

Laboratorio

El diagnóstico se hace sobre la base de la visualización en el microscopio de los órganos de fructificación formados por las larvas momificadas y de numerosas esporas que esclarecen la etiología de la enfermedad.

Diferencial

Es necesario no confundir A. Apis, con otro tipo de hongo, Aspergillus flavus, agente etiológico de la micosis llamada “cría pétrea” que presenta una incidencia mucho menor que la A. Apis y que afecta tanto a las larvas como a las abejas adultas. Produce aspergilosis en el hombre (irritación de mucosas y conjuntivas). Otro hongo presente en el interior de la colmena es el Bettsia alvei, que afecta fundamentalmente al polen almacenado, que no es consumido por las abejas. El aspecto que presenta hace que reciba el nombre de “moho del polen”.

Tratamiento

En la actualidad no existe ningún tratamiento realmente eficaz contra las micosis de las abejas, pues si bien se han ensayado multitud de agentes antifúngicos, todos han dado resultados aleatorios, cuando no repulsivos para las abejas o nocivos para ellas o sus crías. En numerosas ocasiones, estudios en laboratorio con productos antifúngicos han dado resultado y sin embargo cuando estos ensayos han sido trasladados a campo no han sido acompañados por el éxito. Por otra parte resultados, en principio esperanzadores, se ha visto después que tenían su base sobre un incremento de la conducta limpiadora de las abejas, factor importante si tenemos en cuenta el carácter hereditario de la misma.

Profilaxis

Bajo estas circunstancias las medidas preventivas son las más eficaces. El atajar los factores predisponentes o desencadenantes de la enfermedad puede suponer una baja presencia de la misma en el colmenar.

La ventilación de la colmena debemos vigilarla, pues unas excesivas aberturas pueden hacer que la temperatura del nido de cría se acerque a la temperatura óptima del desarrollo del hongo (30ºC) y una escasa ventilación favorece la esporulación del agente infeccioso, debido al exceso de anhídrido carbónico producido por la respiración de la cría y de las abejas. El asentamiento del colmenar, preferiblemente situado en un lugar soleado, debe estar preparado para evitar que la humedad del suelo se transmita a las colmenas y que los cursos de agua no estén excesivamente cerca de nuestras colmena.

El cambio de forma sistemática de la cámara de cría en importante pues de lo contrario se favorece el incremento de esporas en el interior de la colmena. La alimentación proteica es importante para el desarrollo de la cría y el uso excesivo del cazapolen tiene una acción negativa sobre el proceso de la ascosferosis.

Cuando se proporciona alimentación artificial líquida, ésta debe proporcionarse a la colonia en pequeñas cantidades. Evitaremos con ello un posible almacenamiento y un exceso de humedad en el interior de la colmena. Hay que evitar todo manejo que ocasione un desequilibrio en la población de las colonias, así como los tratamientos con antibióticos y sulfamidas realizados de forma preventiva e indiscriminado.

La mejora masal, fácilmente realizable por el apicultor, mejorará la base genética de nuestras colonias, como un factor más a considerar en esta enfermedad. Así pues la presencia del agente infeccioso no es causa suficiente para que se presente la enfermedad, y serán necesarios otros factores para desencadenar la aparición de micosis en nuestra explotación apícola.

Fuente