Mirmecomorfa

Mirmecomorfia
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Concepto:Mecanismo natural de camouflage en el que un animal u otro organismo vivo asemeja ser una hormiga.

Mirmecomorfia. Mecanismo en el que un animal asemeja ser una hormiga. El mimetismo de hormigas o mirmecomorfismo es un tipo de camouflage mediante el cual ciertos insectos que no son hormigas adoptan características que los hacen parecerse a las hormigas. Estas abundan en todo el mundo, y normalmente son evitadas por depredadores tales como aves y avispas que utilizan la vista para identificar a sus presas, ya que las hormigas tienen un mal sabor o son agresivas. Algunos artrópodos imitan a las hormigas para evitar la depredación (mimetismo defensivo), mientras que otros imitan su anatomía y comportamiento para cazar a otras hormigas (mimetismo agresivo).​

Para vencer las desarrolladas defensas de las hormigas, algunos insectos las imitan produciendo feromonas parecidas a las de la hormiga (mimetismo wassmaniano), o en su apariencia (como en el mimetismo batesiano, aunque el propósito también puede ser agresivo), o copiando la microestructura de las hormigas para conseguir un mimetismo al tacto.

Motivaciones

El motivo por el que algunas especies se disfrazan de hormigas se encuentra en la capacidad defensiva de estas pequeñas. Por lo general, para un depredador meterse con un grupo de hormigas no es una buena empresa. En cuanto logra comerse unas pocas, saltan las señales de alarma y se le lanza encima todo un ejército dispuesto a morder y picar. La Paraponera clavata es conocida como hormiga bala: ya que su picadura genera un dolor parecido al de un disparo. Así que mejor dejarlas tranquilas. Este es el nicho que explotan las especies mirmecomórficas. Esta estrategia entra dentro de lo conocido como mimetismo batesiano, en el que una especie imita a otra para eludir a sus depredadores.

Mimetismo batesiano

Algunos casos de mimetismo batesiano se pueden encontrar entre distintos grupos de artrópodos. Entre las arañas se han descrito más de 300 especies con esta estrategia. Suelen estar alrededor de la colonia, aunque no se acercan mucho, no vaya a ser que las descubran. En algunos casos, se pueden distinguir porque caminan de forma diferente a sus vecinas. Pero el truco más fácil es mirar sus patas. Es algo sencillo, si tiene cuatro pares de patas es una araña seguro.

Los otros casos lo ponen más difícil, porque son insectos. Aunque su disfraz se desmorona ante la escudriñadora vista humana. Uno de ellos es la especie Formiscurra indicus, descubierta en el año 2011. En este hemíptero el mimetismo batesiano sólo aparece en los machos. Esto trae de cabeza a los entomólogos, que desconocen el objetivo del disfraz.

La mirmecocoria

Entre los fásmidos encontramos un caso muy curioso. Y es que algunos ponen huevos que se asemejan a semillas de plantas. En este caso intentan beneficiarse de la mirmecocoria: un tipo de dispersión de semillas que se basa en las hormigas. Los huevos incluso llegan a tener la envuelta de hidratos de carbono que caracteriza a las semillas así dispersadas. La intención con esta estrategia es que el huevo crezca en un entorno con la temperatura y la humedad necesarias. Cuando nacen las crías de los fásmidos se parecen a las hormigas. Así pueden salir corriendo del hormiguero sin que se las coman. Luego toca cambiar de disfraz: ahora son un palo.

Mimetismo agresivo

Pero dentro de la mirmecomorfia no solo se encontran especies que se disfrazan para engañar a sus depredadores. También hay lobos con piel de cordero. Hablamos del mimetismo agresivo, que persigue engañar a las hormigas para incluirlas en el menú.

En el año 2015 se describió el primer caso de pulgones carnívoros en la especie Paracletus cimiciformis. La costumbre es ver la relación entre hormigas y pulgones como un idilio granjero: las hormigas ordeñan a los pulgones a cambio de protección. Pero con esta historia, el cuento cambia.

Dentro de la misma especie de pulgón existen individuos que se conforman con la cooperación y otros que no. Algunos de ellos las engañan químicamente (imitan los hidrocarburos cuticulares de las hormigas) para hacerles creer que son larvas. Las ilusas hormigas se las llevan a las cámaras de cría y una vez allí les chupan la hemolinfa a los pobres retoños.

Mimetismo wasmanniano

Los grillos de la especie Myrmecophila acervorum engañan a las hormigas imitando su comunicación con las antenas. Este tipo de estrategia sería un ejemplo de lo que se conoce como mimetismo wasmanniano. El fenómeno fue descrito por el entomólogo austríaco Erich Wasmann y define a aquellas especies que viven como comensales de otras dentro de sus nidos o colonias. Para conseguir sus objetivos, tener casa gratis o zamparse a sus caseros, no tienen por qué hacer una imitación física. Usan otro tipo de disfraz: el químico o incluso el táctil.

Mimetismo químico

En el mimetismo de tipo químico, especies como la araña Cosmophasis bitaeniata, imitan las feromonas de las hormigas. A ojos humanos podría parecer algo bastante descarado, ya que la araña en cuestión no se parece para nada a una hormiga. Pero es que ellas sólo necesitan copiar el perfume para que no las echen de casa.

Mimetismo conductual

El grillo Myrmecophila acervorum tampoco necesita parecerse físicamente a una hormiga. Ellos imitan la comunicación táctil entre antenas que realizan sus anfitrionas para poder vivir dentro del hormiguero. Pero deben hacerlo bien, ya que de no realizar los movimientos correctamente, las hormigas no dudarán en atacarles.

Otros imitadores de hormigas

El mirmecomorfismo no se da únicamente entre insectos. También puede estar presente en algunas plantas, cuya coloración puede hacer pensar que tiene hormigas en las flores y así evitar que otros animales se las coman e incluso en ranas, como la Lithodytes lineatus, que imita químicamente a las hormigas cortadoras de hojas para poder depositar sus huevos en el hormiguero sin ser atacada.

Fuentes