Moneda con la efigie de Alejandro (305-281 a. n. e.)

Moneda con la efigie de Alejandro ( 305-281 a. n. e. )
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Moneda de plata de Alejandro Magno, acuñada en Lapseki, Turquía. Hacia el 305-281 a. n. e.

Moneda con la efigie de Alejandro. Fue acuñada en Lapseki, Turquía hacia el 305-281 a. n. e. Esta moneda es una de las primeras que llevan la esfinge de un líder. Alejandro Magno, cuya cabeza se representa en la moneda, fue el gobernante militar más idealizado de su época y posiblemente de todos los tiempos.

Historia

Hace poco más de 2.000 años hubo en Europa y Asia gran grandes imperios cuyo legado todavía se deja sentir con fuerza en el mundo actual: el Imperio romano en Occidente, el imperio de Ashoka en la India y la dinastía Han en China.

Las imágenes son generalmente más eficaces que las palabras y las imágenes más eficaces de todas son las que vemos tan a menudo que apenas reparamos en ellas: las monedas. Así, es el gobernante ambicioso el que da forma al dinero, el mensaje está en el dinero y ese mensaje puede perdurar mucho después de la muerte del gobernante.

La Moneda con la efigie de Alejandro

Aunque esta moneda de plata muestra la esfinge de Alejandro Magno, se acuñó como mínimo cuarenta años después de su muerte, por orden de su sucesor, Lisímaco.

Características de la Moneda

La moneda mide unos 3 centímetros de diámetro, algo más que la actual moneda de 2 euros. Lleva grabado el perfil de un joven de nariz recta y mandíbula prominente, mostrando la apostura y la fuerza clásicas. Está mirando fijamente al horizonte; la inclinación de la cabeza le da un aire autoritario y parece sugerir un vigoroso movimiento hacia delante. Es la imagen de un líder ya fallecido, pero que tiene la clara intención de transmitir un mensaje político de poder y autoridad en el presente.

Esta moneda, acuñada hacia el año 300 a. n. e. es una de las primeras que llevan la efigie de un líder. Alejandro Magno, cuya cabeza se representa en la moneda, fue el gobernante militar más idealizado de su época y posiblemente de todos los tiempos. No existe manera alguna de saber si se trata de un fiel retrato de Alejandro, pero sin duda tiene que ser él, puesto que, además de con cabello humano, la cabeza de este hombre está adornada con unos cuernos de carnero y es este símbolo, bien conocido en todo el mundo antiguo, el que despeja cualquier duda en el observador acerca de que está contemplando la imagen de Alejandro.

Los cuernos se asocian al dios Zeus-Amón, un híbrido de las dos principales divinidades griega y egipcia, Zeus y Amón. De modo que esta pequeña moneda indica dos cosas a la vez: afirma el dominio de Alejandro tanto sobre los griegos como sobre los egipcios, y sugiere que, en cierto sentido, él es al mismo tiempo hombre y dios.

Alejandro conquistó un imperio de más de cinco millones de kilómetros cuadrados y fundó muchas ciudades con su nombre, entre ellas la más famosa sería Alejandría, en Egipto. Aunque casi todos los grandes museos de Europa albergan una imagen de Alejandro en su colección, no existe coherencia entre unas y otras, con lo que no hay forma de saber si se parecía a alguna de ellas. Sólo después de la muerte de Alejandro, en el 323 a. n. e, surgió una imagen convenida e idealizada para el consumo público y esa es la que se encuentra en esta moneda.

El reverso revela que no se trata en absoluto de una moneda alejandrina, sino que Alejandro aparece aquí como artista invitado póstumamente en el drama político de otro gobernante.

La otra cara de la moneda muestra a la diosa Atenea Nikéforos, la que conduce a la victoria, llevando su lanza y su escudo. Es la divina patrona de los griegos y una diosa de la guerra. Pero no es a Alejandro a quien aquí favorece, ya que las letras griegas que aparecen al lado indican que se trata de una moneda del rey Lisímaco, que había sido uno de los generales y compañeros de Alejandro y que gobernó Tracia desde la muerte de este último hasta la suya propia en el 281 a. n. e. Lisímaco no acuñó ninguna moneda donde apareciera su esfinge, decidió, en cambio, apropiarse de la gloria y la autoridad de su predecesor. Una manipulación de la imagen casi un robo de identidad a una escala heroica.

Véase También

Fuente