Presencia de agricultores ceramistas en Media Luna

Presencia de agricultores ceramistas en Media Luna
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Presencia de agricultores ceramistas en Media Luna. Llegan a Cuba a partir del año 500 d.n.e., hace 1500 años, no más. Proceden del tronco étnico aruaco sudamericano y llegan en diversas oleadas a través del arco de Las Antillas, del norte de Venezuela, desde la cuenca del río Orinoco. Se diferencian de los grupos anteriores por un mayor desarrollo de las fuerzas productivas, un mayor nivel de su complejo técnico. Agricultores experimentados, dominaban la alfarería y procesaron la yuca de manera muy particular para obtener tortas de casabe, el pan indio. Se ubican en las más disímiles zonas: Holguín, Guantánamo, Santiago de Cuba, Granma, Camagüey, Ciego de Ávila, provincias centrales y hasta el norte de Matanzas y La Habana.

Sitios en Media Luna habitados por aborígenes

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En Media Luna han sido detectados dos sitios de habitación estable, (sitios cabecera), pertenecientes al agroalfarero temprano. El primero de ellos se encuentra en un potrero conocido como Bagazal y que la voz popular ha bautizado como “Los Indios”, entre las cuencas de los ríos Tana y Caney. El terreno ha sido arado y el material arqueológico aparece alterado y muy disperso. Asoman a la superficie una gran cantidad de caracoles, fragmentos de barro cocido de factura muy tosca entre los que se colectan pedazos de vasijas, bordes, asas y restos de burenes. En piedra se han encontrado dos majaderos campaniforme, uno de ellos es una obra de arte, de más de 30 cm de largo, pulido, perfectamente simétrico y con un anillo de piedra tallado cerca de su ápice. Se han colectado hachas petaloides pulidas que probablemente pertenezcan a este sitio.

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El otro sitio fue descubierto por el doctor Manuel Sánchez Silveira en la primera mitad del siglo XX. Fue visitado por don Carlos de la Torre. Hoy él deslave de las aguas y la acción humana han destruido toda evidencia. Sánchez y otros testigos lo ubican en el lugar conocido como el Palenque de Gorito, a orillas del Río Macaca y descubrieron allí un cementerio al aire libre donde exhumaron restos humanos con vasijas de barro colocados como cascos sobre los cráneos de los cadáveres.

Sánchez Silveira recuerda que por entonces aún se conservaban los círculos de conchas que permitían ubicar la posición de los caneyes que habitaron aquellos hombres. Algunas de las vasijas recolectadas allí fueron donadas por Manuel Sánchez al museo Bacardí en Santiago de Cuba. Al museo han llegado varias hachas pulidas pero que lamentablemente los donantes no son capaces de precisar el lugar donde fueron encontradas, pero el pulimento perfecto de dicho material pone en evidencia su estrecha relación con el neolítico cubano una de cuyas características fundamentales es precisamente el pulido de la piedra.

Características físicas y costumbres

Eran de baja estatura, 1.58 m los hombres y 1.48 m las hembras como promedio. Fabricaron majaderos, percutores, hachas pulidas, buriles, ídolos y colgantes de piedra, guayos de madera y piedras, artefactos de concha, textiles, etc.

Construyeron caneyes y bohíos, aldeas con plazas, etc. Para la confección de sus ceramios utilizaron el método del acordelado. Los decoraban con incisiones o con aplicaciones antes del cocido de la pieza. Modelaron platos, ollas, vasijas naviculares, boles. Una pieza característica son los burenes, estos eran planchas gruesas y circulares de barro cocido sobre las cuales se extendía la masa obtenida de la yuca para cocer el casabe. Esta tradición es diagnóstica para los agroalfareros. El burén los identifica.

Desarrollo en la agricultura, la caza, pesca y cría de animales

La agricultura los independizó del nomadismo crónico que padecieron los etnos menos desarrollados. La practicaron hasta en terrenos cársicos con escasa capa vegetal. Practicaron el cultivo en rozas y en montones (una especie de canteros con tierra vegetal). Cultivaron así la yuca amarga, el boniato, el maíz, frijoles de diversos tipos, ajíes, tabacos; también sembraron árboles frutales.

Aún así, no abandonaron la caza, la pesca y la recolección, valiéndose de habilidades increíblemente efectivas. Se asentaron cerca de las desembocaduras de los ríos y a lo largo de sus cauces, cerca de las costas o tierra adentro.

Se valieron de canoas (cayucos), anzuelos de conchas y de espinas de pescado, de venenos vegetales, de cercados en las costas y los ríos y que funcionaban como criaderos de peces, quelonios, etc. Cuabearon, manejaron el arpón, cazaron jutías con ayuda de perros amaestrados (perros mudos), domesticaron aves y mantuvieron jutías en cautiverio. Fabricaron cestas, hamacas, etc. Cultivaron el algodón.

Sus huellas quedaron en nuestra toponimia, los nombres de los ríos y arroyos de Media Luna así lo demuestran: Tana, Cajobabo, Yaragabo, Macaca, Vicana Abajo, Guarajabo, Sibama. Poblados como Caney o Los Guayos. En fin, todos vocablos de raíz Arauca.

Fuentes

  • Vázquez Mestre A. Ricardo: Historia de Media Luna, Primera Parte, Comunidades Aborígenes. Inédito.
  • Guarch Delmonte, José M: Estructura para las comunidades aborígenes de Cuba. Ediciones Holguín, Holguín, 1990.