Sala de los Veteranos Antonio Maceo

Sala de los Veteranos Antonio Maceo
Información sobre la plantilla
Obra Arquitectónica
Sala de Veteranos Antonio Maceo.jpg
Sala construida durante el gobierno de Gerardo Machado para los veteranos de la guerra de independencia.
Descripción
Localización:Museo Abel Santamaría Cuadrado. Santiago de Cuba, Bandera de Cuba Cuba
Uso inicial:Sala de internamiento
Datos de su construcción
Inauguración:1928

Sala de los Veteranos Antonio Maceo. Es una sala para los veteranos de las guerras de independencia de Cuba, situada en las instalaciones del antiguo hospital Civil Saturnino Lora en Santiago de Cuba hoy convertido en Complejo Histórico Monumental Parque – Museo – Biblioteca Abel Santamaría.

Historia

El sistema de salud en la provincia de Oriente presentaba una situación caótica debido a la existencia de enfermedades infecto - contagiosas e insalubridad por la no aplicación de programas de nutrición y una inadecuada educación sanitaria en la población. Súmese a ello el predominio de médicos particulares, que limitaban el acceso del personal pobre que constituía la mayoría y que no contaba con los ingresos para pagar las consultas ni los tratamientos.

Por otra parte los centros de salud en la capital eran privados y el hospital de emergencias en la provincia, por insuficientes capacidades en los ingresos para una región tan extensa, hicieron que en gran medida curanderas, comadronas y recogedoras, también realizaran el papel de médicos. Además los importantes centros de salud como la Clínica los Ángeles y el Centro Gallego, eran privados y había que ser socios para poder ser atendidos.

Los médicos y enfermeras que laboraban en el Hospital Saturnino Lora lo hacían en las más difíciles condiciones sin percibir salarios fijos en la mayoría de los casos y a su vez realizaba grandes sacrificios para tratar de resolver las dietas de los enfermos ya que el presupuesto del Hospital era bajo. Contaba además con insuficientes capacidades para efectuar los ingresos obligaban por lo que los enfermos se veían obligados a utilizar una sola cama.

Gestores

Con el gobierno de José Miguel Gómez, los veteranos lograron el reconocimiento oficial de su institución; y por primera vez fueron invitados los veteranos, en su calidad de tales, a formar parte integrante en las recepciones oficiales; por primera vez tuvieron salas de distinción en los hospitales públicos para los enfermos asociados;(…) los veteranos de la provincia de Oriente tendrían que esperar más de una década para contar con una sala de distinción en el Hospital Civil Saturnino Lora, ya que sería Machado el que realizaría esta obra.

Con la reelección de Machado en el año 1928, los veteranos de Oriente vieron realizado, uno de las obras en beneficio social más anheladas por la clase veteranista; fue construida una sala de distinción para los veteranos asociados en el Hospital Provincial Civil Saturnino Lora, la llamada “Sala de los Veteranos Antonio Maceo” que fue construida por iniciativa del General Gerardo Machado y por el entusiasmo del Secretario de Sanidad Dr. Francisco María Fernández y con fondos de la Secretaría de Obras Públicas donadas por el altruista Secretario Dr. Carlos Miguel de Céspedes.

Esta sala financiada por el presidente de la República, recibió de manos de Don Pedro Lay, gerente de la Compañía Ron Bacardí, una tarja de bronce en la que aparecía el nombre de la Sala y el nombre de sus gestores. La misma fue colocada en el frente principal de la Sala “Antonio Maceo” de los Veteranos de la Independencia.

Ubicación

La sala se encontraba entrando por el vestíbulo del hospital en dirección derecha colindando con el parque de la Institución y contaba con un número de alrededor de diez camas, lo que permitía el ingreso de una cantidad balanceada de veteranos, aunque insuficientes, si se tiene en cuenta la gran cantidad de veteranos con que contaba la región oriental.

Ingresos

En ella solo eran ingresados aquellos veteranos cuyo estado de salud delicado requería de una atención médica más controlada. Los pases para el hospital eran dados en el seno de las delegaciones, debiendo para ello, la parte interesada informar con antelación a la Junta Directiva, de ser posible, para evitar con ello que le fuesen aplicadas las medidas, que por concepto de ausencias injustificadas estaban aprobadas, tanto en el reglamento interno de las asociaciones como en las mociones.

En muchas ocasiones los veteranos al solicitar los ingresos y presentarse en el Hospital, no podían comprobar ante los cuidadores su condición de veteranos; las molestias ocasionadas debido a esta situación y las constantes quejas de los libertadores, conllevó al Consejo Nacional de Veteranos de la Independencia a tomar cartas en el asunto. En septiembre de 1931, envía una comunicación circular a todas las delegaciones para informar a todos los veteranos de la provincia que cuando solicitasen el ingreso en el Hospital en la Sala Antonio Maceo, si el cuidador no podía comprobar su condición de veterano para recomendarlo, se sugería portar carnet certificado del jefe en el Archivo del General Carlos Roloff, de esta forma quedó solucionado este problema.

Horario de visitas

El horario de visitas a los pensionados y veteranos era todos los días desde las nueve de la mañana hasta las seis de la tarde; debiendo para ello el personal médico realizar todas las visitas antes de las nueve de la mañana; que anteriormente se hacían en diversos horarios; de esta forma se les facilitaba el trabajo que tenían que realizar el mayordomo y el farmacéutico y se obtenía un mayor orden y disciplina en la atención a los enfermos. El resto de los enfermos no tenía este mismo itinerario ya que sólo podían ser visitados tres veces a la semana: martes, jueves y domingo en el mismo horario.

Avituallamiento y alimentación

Varias salas del hospital, entre ellas la de veteranos estaban en su mayoría carentes de colchonetas y almohadas, sin embargo en agosto de 1929 el hospital hizo una importante adquisición de esos artículos con lo que se mejoró las condiciones de los enfermos ingresados allí.

En cuanto a la alimentación que debían recibir los enfermos, el Hospital informó que la comida se encontraba perfectamente condimentada; la cantidad de leche y jugos para los enfermos estaban en magníficas condiciones para prestar la mejor alimentación a los allí recluidos, por lo que era innecesario que algunas familias a costa de sacrificio, llevasen alimentación para sus enfermos ya que esa atención era preferencial en el Hospital.

Traslados

A pesar de las magníficas condiciones en las que se encontraba el Hospital fueron constantes las solicitudes de traslados hacia La Habana. Sobre este particular, el veterano Walterio Cambel, dirigió una nota al Gobernador Provincial, único acreditado para autorizar el trámite, con el objetivo de trasladarse a La Habana, ya que al encontrarse ingresado por un tiempo prudencial no vio restablecida su salud y era su deseo aliviarse de su dolencia.

Antes de dictaminar a favor o en contra, el Gobernador debía verificar que las cuentas que la delegación mantenía con el ferrocarril estuviesen actualizadas, o sea que no existiesen atrasos en cuanto a los créditos que éste mantenía con la delegación. En este caso la petición fue denegada y el veterano no pudo trasladarse por no contar con ello, con el dinero para costearse los gastos, acción imposible debida a la situación de miseria que tenían la mayoría de los ex miembros del Ejército Libertador.

Donaciones

El 27 de septiembre de 1929 el ex – presidente de la Sociedad de Contratistas de Obras, Pedro Flores, envió una nota al Dr. Miguel Doval, Supervisor del Hospital Civil, para dar cumplimiento a uno de los acuerdos de la Sociedad celebrada el día 23, fecha en que quedó disuelta, en la misma le adjuntó un check por la suma de cien pesos ($100.00), firmado por el tesorero de la misma el Sr. José Martí, diciéndole que podía invertir su importe en lo que estime más provechoso en bien de los veteranos pobres del Ejército Libertador, recluidos en ese Hospital.

Miguel Doval responde con fecha 30 de noviembre, afirmando que la Sala de Veteranos Antonio Maceo estaba en muy buenas condiciones y que emplearía esa cantidad en la adaptación de un local para celda de presuntos enajenados con destino a Veteranos que tengan que ser observados por el tiempo que marca la Ley, para que en dicha celda puedan estar en mejores condiciones y aislados de los demás dementes. Esta atención por parte de la Sociedad de Contratistas de Obras demuestra la preocupación de algunos sectores por el bienestar de los veteranos, y por hacerle más llevadera su estancia en el mencionado centro benéfico.

Situación de la sala durante el gobierno de Batista

Las magníficas condiciones que presentaba la Sala durante el gobierno de Machado, se verán revertidas durante el primer período de gobierno de Batista, ya que ésta no va a contar con el personal calificado permanente que pudiera atender a los enfermos, la alimentación va a ser pésima e inadecuada y no les eran suministradas las dietas correspondientes en cada caso, atendiendo al tipo de enfermedad. El 29 de mayo de 1942, los Veteranos de la Independencia de Oriente dirigen una alocución a todos los exmiembros del Ejército Libertador en Santiago de Cuba invitándolos a participar el día 30 del propio mes, del recibimiento que ofrecerían al Presidente de la República Fulgencio Batista, quien como hijo de libertador ostentaba la representación de los veteranos de Oriente en el Consejo Nacional de Veteranos, todos aquellos que pudiesen asistir debían estar en el Consejo Territorial en horas de la medianoche, lugar de concentración para desfilar organizados en demostración de compacta unidad.

Esta ocasión fue aprovechada para entregarle a Batista un memorandum en el que planteaban reconocer sus dotes como gobernante y pedían la restitución de sus pensiones y mejoras en la Sala de Veteranos del Hospital. Con respecto a la Sala solicitaron:

  1. Que la sala de veteranos “Antonio Maceo” del Hospital General Saturnino Lora de la ciudad de Santiago de Cuba se le dote en los presupuestos generales de la Nación, del personal facultativo y auxiliar que la misma requiere, a fin de que sea posible una atención debida y adecuada a los compañeros viejos y achacosos que carentes de salud se ven en la necesidad de hospitalizarse.
  2. Que asimismo se le dote de medicinas y material necesario. Las mejoras que se solicitan son en detalle las siguientes:
    1. Que se consigne una cantidad adicional apreciable para dietas en dicha Sala, para mejorar su alimentación.
    2. Que se le creen dos plazas de Enfermeros graduados fijos en el Presupuesto para su exclusivo servicio.
    3. Que se le cree una cocina dietética especial y con dispensa especial para sostener con su dieta adicional de manera que dársele carácter de Clínica Privada con calor de Hogar a este último refugio de los Libertadores.
    4. Que se le cree una plaza especial de médico de visita de la Sala de Veteranos con un renglón aparte en el Presupuesto para única atención de ese servicio.

Nuevo proyecto

Los veteranos del Consejo Territorial, considerando insuficiente la Sala Antonio Maceo existente en el Hospital Saturnino Lora, quisieron ampliar esta idea y que no solo se limitara a una sala sino que el proyecto fuera un poco más ambicioso, al punto de construir un Hospital Antonio Maceo, con los fondos de los veteranos de la provincia Oriente. Con fecha 8 de agosto de 1938, el Consejo Territorial envió una comunicación a las diferentes delegaciones, interesándose porque todos los veteranos asociados de las delegaciones contribuyeran con veinticinco centavos para remitir al Coronel Diego Rodríguez (miembro del Consejo Territorial), para engrosar los fondos para la creación del Hospital Antonio Maceo para los veteranos. A esta petición los veteranos de La Maya acuerdan no acceder a dicha petición ya que para dichos fondos habían contribuido en el mes anterior con una cantidad de cincuenta centavos, lo que consideraban suficiente, ya que la cantidad recibida por parte del Estado era tan irrisoria que no les permitía cumplimentar las necesidades de carácter primordiales.

Sucesos del 26 de julio en el hospital

La situación general en lo que a atención médica se refiere se agravó a partir del golpe de estado del 10 de marzo de 1952, lo que trajo como consecuencia la cesantía de los trabajadores no afines al régimen, rebaja de salarios y el robo de los presupuestos, etc. La situación de la Sala de veteranos no mejoró con el paso de los diferentes gobiernos, sin embargo los veteranos van a continuar luchando porque ésta tuviese las condiciones higiénico-sanitarias indispensables para ver restablecidas sus diferentes dolencias.

Al producirse el 26 de julio el asalto al cuartel Moncada el grupo de jóvenes que lo protagonizó combatió hasta agotar el parque, con el propósito de cubrir la retirada de sus compañeros, sin balas y ante la imposibilidad de salir del edificio, los jóvenes deciden llevar a cabo la propuesta del Dr. Muñoz, vestirse como enfermos y ubicarse en distintas salas para evadir el ejército. Al caer el hospital en manos de la soldadesca, los jóvenes fueron delatados por un miembro del SIM apellidado Garay, que desde muy temprano se encontraba en el cuerpo de guardia, lo que le permitió identificar a varios combatientes, el viejo Mario Espino, trabajador del lugar que llevó a los guardias hasta el garaje donde se ocultaban algunos asaltantes, además, del policía que custodiaba la sala de presos, quién desde el interior de la sala de infecciosos favorecido por la poca iluminación pudo observar el movimiento de los jóvenes y luego identificarlos; siendo detenidos y conducidos al cuartel. De los 24 combatientes del hospital 21 serían asesinados de forma vil después de haber recibido las más crueles torturas. Solo sobrevivieron las dos mujeres y el joven Ramón Pez Ferro este último se había refugiado en la sala de Veteranos donde uno de ellos, Tomás Sánchez dijo a los soldados que era su nieto.

Fuentes

  • Cairo Ballester, Ana. El movimiento de veteranos y patriotas: apuntes para un estudio ideológico del año 1923. Editorial Arte y Literatura, Instituto Cubano del Libro, La Habana, 1976.
  • Elías Yañez, Maritza. Historia general del Municipio Songo – La Maya.
  • Museo Histórico Municipal José Maceo Grajales (MHMJMG): Fondo: Museo Libro de Actas de los veteranos (1928-1948) – (1949 -1959).
  • Diario de Cuba: Año XII, No. 160.