Shay

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Religión o MitologíaMitología egipcia
Patrón(a) o Dios(a) deDios del destino

Shay. Más que una divinidad es la personificación de la idea del destino en la concepción religiosa del Antiguo Egipto Como divinidad es patrón de la vida, e específicamente del destino y la fortuna.

Iconografía

En los primeros momentos tiene apariencia de hombre, después empieza a aparecer manifestado en una cobra o en una serpiente, por su asociación con Renenutet. Puede tener apariencia antropomorfa. Un ladrillo de parto del que emerge en su extremo una cabeza humana.

Mitología

Es difícil establecer si esta entidad es simplemente la personificación del destino y la suerte o se trata de una deidad tradicional. En cualquier caso es un dios que hace su aparición en el panteón egipcio a comienzos de la dinastía XVIII, presente incluso bajo el reinado de Ajenatón, en el que se llama a Atón como "Shay que da vida". Lo encontramos con frecuencia en papiros funerarios formando parte del tribunal que debía juzgar al difunto, bien bajo aspecto completamente humano, situado bajo el ladrillo con cabeza femenina que representa a Mesjenet o con la misma apariencia que esta última.

Fue un dios que asistía en el renacimiento en el Más Allá y, por paralelismo, también se encontraba presente en el nacimiento térreo. Guardaba al hombre, lo protegía en vida y se le asignaba a cada persona en el momento del nacimiento. Shay era el “número de años” y la “ventura de la vida” y, bajo tal función, se convertía en un dios que podía traer desgracias. Además de personificar la “suerte” era también el destino misterioso de cada individuo, el cual, no respondía a un sino inalterable ya que el hombre y los dioses podían variarlo (relativamente) en función de sus acciones o de sus órdenes.

En los papiros mágicos de los siglos II y IV d.n.e. figura como un dios primordial. Esta función puede ser aún más antigua, pues en el templo de Opet en Karnak se le cita como “Shay de Todos los Dioses”, que podría interpretarse como “el Destino de Todos los Dioses”. Su importancia fue muy grande en el Período Helenístico y romano, cuando se identificó con la deidad serpiente Agathodaimon.

Fuentes

  • Castel, Elisa. Gran Diccionario de Mitología Egipcia. Madrid : Editorial Aldebarán, 2001.
  • Remler, Pat. Egyptian Mythology A to Z. New York : Chelsea House, 2000.
  • Wilkinson, Richard H. Gods and Goddesses of Ancient Egypt. London : Themes & Hudson Ltd., 2003.