Valles Calchaquíes

Valles Calchaquíes
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. Valles Calchaquíes. Sistemas de valles y montañas al noroeste de Argentina. Desde la capital salteña se puede recorrer uno de los circuitos más imponentes al transitar los legendarios Valles a través de un camino que conduce hasta el asombro sin tener un solo momento de respiro.

Ubicación

Se encuentra ubicado al noroeste de Argentina.

Historia

Para conocer los Valles Calchaquíes y apreciar sus hermosos paisajes y los pintorescos pueblos de principios de siglo XVIII enclavados en su geografía, se debe recorrer un total de 520 kilómetros a través de tres rutas troncales, la R.P Nº 33 y las R.N Nº 40 y 68.

Desde el inicio mismo la fascinación se apodera de los viajeros cuando ingresan a la Quebrada de San Fernando de Escoipe; encerrada entre las montañas y flanqueada por la R. P. nº 33, indica el comienzo de la aventura.

Vegetación

La vegetación en esta zona corresponde a la del bosque montano, con presencia de plantas hidrófilas y xerofíticas. Añosos laureles, sauces, nogales, durazneros, álamos y algunas coníferas son la constante en esta vía.

Desde el vehículo en el que se transita se logra ver terrazas o andenes de cultivo de maíz, avena, arvejas o porotos de manteca posados sobre las laderas de los cerros que circundan la ruta.

Cuesta-obispo-salta.jpg

Características

El camino de ripio consolidado es cruzado por vertientes de deshielo que bajan desde las alturas pero que de ningún modo constituyen un obstáculo para el paso de los turistas. La Quebrada de Agua Negra y el Río Malcante acompañan el paso del visitante en esta etapa de la excursión.

Al terminar la Quebrada de Escoipe comienza la zigzagueante Cuesta del Obispo, llamada así porque en 1622 la máxima autoridad eclesiástica salteña monseñor Cortázar, que viajaba de Salta a Cachi, pernoctó en la mitad del camino a 3.400 m.s.n.m. En el punto más alto de la cuesta, Piedra del Molino, se encuentra la capilla de San Rafael Arcángel, “Patrono del Viajero”. Desde allí se logra obtener una inolvidable vista de la pendiente interminable, que se mimetiza con la conformación granítica de feldespatos, mica y cuarzo que se halla en la región.

Continuando la marcha, se pasa por un lugar que es el fiel Reflejo de su nombre: el Valle Encantado, un sitio de ensueño con tierras rojas y pasto verde donde las rocas ciclópeas y lo accidentado del terreno dejan atónito al turista más osado y acostumbrado a deleitarse con las maravillas naturales.

Desde el vehículo en el que se transita se logra ver terrazas o andenes de cultivo de maíz, avena, arvejas o porotos de manteca posados sobre las laderas de los cerros que circundan la ruta. El camino de ripio consolidado es cruzado por vertientes de deshielo que bajan desde las alturas pero que de ningún modo constituyen un obstáculo para el paso de los turistas. La Quebrada de Agua Negra y el río Malcante acompañan el paso del visitante en esta etapa de la excursión.

En el punto más alto de la cuesta, “Piedra del Molino”, se encuentra la capilla de San Rafael Arcángel, “Patrono del Viajero”. Desde allí se logra obtener una inolvidable vista de la pendiente interminable, que se mimetiza con la conformación granítica de feldespatos, mica y cuarzo que se halla en la región.

Quebrada del Río Salta

Rumbo al parque nacional Los Cardones

Luego de descansar la vista ante tal obra natural, se comienza a descender por una depresión de altura. El camino conduce al visitante hacia Cachi Pampa, “pampa de sal” en lengua cacán.

Valle de Cardones

Luego de unos kilómetros, se entra en la Recta de Tin Tin, totalmente pavimentada y de 12 kilómetros de extensión. Lejos se observan las imponentes Cumbres de Curacatao con sus cimas nevadas. El recorrido siempre presenta una particularidad del paisaje, digna de ser contemplada.

El parque nacional Los Cardones da la bienvenida y el asombro del visitante ante los millares de cardones, dispuestos como almácigos por todo el terreno, se vuelve casi incomprensible. Es admirable observar las distintas formas que adquieren los cactus pasacana. Algunos ejemplares alcanzan a medir hasta 6 metros de altura y, considerando que crecen unos 5 cm por año, es fácil sacar la edad de los mismos.

La zona donde se encuentran dispuestos los cardones presenta un relieve alternativo de basalto andino que sufre una acción metamórfica como consecuencia de la amplitud térmica reinante – de 0º a 35º C –, por lo que se manifiesta de forma resquebrajada. Vegetales como jarillas negras con cholongas amarillas acompañan a los cardones frente al desolado paisaje.

Camino Cafayate Salta

La Recta de Tin Tin dobla frenéticamente hacia la izquierda. Al fondo se observan las Cumbres del Libertador y el Nevado de Cachi de 6720 m.s.n.m. De esta manera se comienza a transitar por los Valles Calchaquíes propiamente dichos. Por donde alguna vez circulara el inca Atahualpa, otra vez Juan Calchaquí, y luego los españoles como Don Diego de Almagro en 1536. Ese momento es apasionante; pasando Payogasta se empalma la enigmática e histórica ruta 40, uno de los caminos más excepcionales de la Argentina. A ambos lados se encuentran silencios los Valles Calchaquíes que parecen observar al audaz expedicionario.

Luego de unos kilómetros, el pueblo de Cachi abre sus puertas para mostrar su inocente hermosura. Es un buen momento para parar, descansar unos instantes y recorrer la localidad de neto corte colonial.

Cachi significa “sal” en lengua quechua o cacán, y su nombre se debe a que los nativos de la zona habían confundido la cumbre del Nevado con una gran salina. Al recorrer el poblado el visitante se encuentra con la cordialidad de su gente, que parece no desentonar con el entorno arquitectónico.

Fuentes

  • [1] Vuelta valles calchaquies]