Veriven Valdivia Acosta

Veriven
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NombreVeriven Valdivia Acosta
Nacimiento17 de septiembre de 1931
Bartle (Las Tunas), Bandera de Cuba Cuba
Nacionalidadcubana

Veriven Valdivia Acosta. Laborioso y sacrificado jornalero del barrio de Ojo de Agua de los Melones, Jobabo, relacionado con las actividades clandestinas y el Ejército Rebelde durante la lucha contra la dictadura batistiana.

Lo peculiar de su biografía se apoya, en la larga experiencia adquirida durante décadas, primero, padeciendo los rigores de la vida republicana después del machadato, período del que hoy pueda dar fe como testigo de cargo, principalmente de la miseria crónica del campo. En la última etapa de la lucha insurreccional, fue un asiduo colaborador de la guerrilla de Marcos Carmenate Borges, Negro Carmenate, integrada por sus propios vecinos.

Después del triunfo de la Revolución cubana, ocupó diferentes responsabilidades políticas y administrativas en los territorios de Las Tunas (provincia) y Camagüey (provincia), la mayor parte del tiempo como cuadro del Partido Comunista de Cuba (PCC) a nivel municipal. En la actualidad, con 89 años de edad, se mantiene activo en las tareas de la comunidad.

Síntesis biográfica

Primeros años

Veriven Valdivia Acosta, nació el 17 de septiembre de 1931 en una finca aledaña al poblado de Bartle, barrio Antonio Machado, municipio Victoria de las Tunas. Sus padres, Francisco Valdivia Acosta y Esperanza Acosta Fonseca, se trasladaron hacia Ojo de Agua de los Melones dos años después de nacer Veriven, para una caballería de tierra adquirida por Joaquín Valdivia Montana, abuelo paterno, en la que permanecieron hasta el año 1940. Adicionalmente, su padre tiraba caña, plátano, maíz, madera, entre otros productos, con cuatro yuntas de buey de su propiedad, medios que le permitieron crear un entorno favorable en este período.

La vida se les complicó cuando nuevamente se mudaron, esta vez para una finca llamada El Porvenir, situada entre Naranjal y Bartle; y más, al radicarse en este último poblado, etapa en la que el padre solo encontró un puesto como alijador en la fábrica de cabos, ganando $ 1.36 diario.

Veriven comenzó a estudiar en esta etapa, a los diez años de edad, pues en la zona de Ojo de Agua hasta entonces no había escuelas. Su primer maestro fue Chicho Valcárcel, hijo del Jefe de la Estación de Bartle, esto implicaba tener que caminar cuatro kilómetros para encontrarse con su preceptor. Tres meses después, se mudaron para el poblado, etapa en la que recibió las clases con Alicia del Oro, maestra particular que les cobraba 50 centavos al mes. Tanto el segundo, como tercer y cuarto grado, los cursó en la escuela pública con el maestro Mario Aguilera y al final con Blanca Echemendía.

Desde los once años, hizo el intento de conseguir sus primeros centavos: Cargar agua, echarles comida a los cerdos y hacer los mandados de la casa de un vecino y luego, vendiendo periódicos y revistas. Poco después laboró en la vaquería de su tío Lorenzo Valdivia, enrejando y apoyando vacas y en el reparto de la leche.

Recuerda la seca de 1944, cuando todavía el abuelo Joaquín estaba vivo y poseía 200 cabezas de ganado a piso (pagando una tarifa por pastar el ganado en potreros ajenos) en las tierras de Aurelio Figueredo, en Yariguá (Las Tunas). Los nietos, entre ellos Emigdio Valdivia Acosta, Chispa, y Veriven, salían todos los días a las 5:00 a.m. a pastorear las reses en la línea del ferrocarril central y no regresaban hasta las siete de la noche, pasando el día solamente con un pan de cinco centavos y un chorizo La Trocha, famoso por su desagradable sabor a cebo.

La situación de la familia se tornó crítica a partir del 2 de diciembre de 1945, con la muerte del progenitor, pues había dejado nueve hijos (el segundo fallecido poco después) y una esposa sin recursos para sostenerse. Sin otra alternativa, la madre se llevó a los muchachos para Ojo de Agua de los Melones, sitio en el que a base de sacrificios lograron subsistir.

A los catorce años, como él mismo expresara, Veriven comienzó a ser padre de familia y hombre antes de tiempo. Se inició como jornalero, primero, en la parcela de alguno de sus tíos y después, con cuanto propietario de los alrededores le ajustara una tarea; es así, que se fue formando como obrero de alta productividad, con el que se hacía difícil competir. Prácticamente no hubo actividad agrícola en la que no estuviera implicado, incluyendo el corte de caña años después. No faltaron los intentos infructuosos, de vender empañadillas y dulces de coco elaborados por su mamá.

Trabajó con Prudencio, Camilo y Salvador Escriba, en Mejías; con Borge Acosta, en Ojo de Agua; y con Raúl Palma, en El Rincón, figura principal de la familia Palma, dueños de una gran extensión de terreno. Además, laboró con Alberto Figueredo, Manuel Baldoquín y Luis Sánchez (en Ojo de Agua); Iluminado Fuerte (en El Rincón); y Rafael López Jiménez, Felo López (en El Dátil).

Por ser un joven tan productivo lograba ganar hasta dos pesos diarios, igual al salario de los trabajadores más largos. Pero encontrar trabajo no era faena sencilla, en ocasiones había que caminar largas distancias para obtener un ajuste, y a veces tenía que pegarse hasta once horas diarias para alcanzar un salario.

A los 20 años, logró construir una casita de yagua (poco después forrada de tablas) y techo de guano para vivir independiente con su familia, y se incorporó junto a su primo Emigdio a la zafra azucarera de 1951- 1952, en la colonia La Guanita, perteneciente al político liberal Recaredo González Agüero, quien ocupó un escaño en la Cámara de Representantes de Cuba en las elecciones de 1954.

En junio de 1952, se hizo novio de Flor Figueredo Téllez, una vecina del barrio, con la que se casó tres meses después. Al año siguiente nació su primer hijo, Francisco Fernando (8 de septiembre de 1953), en una casa que le prestó un tío de la mujer.

Como era típico en aquella etapa, la mudanza de este nuevo matrimonio de campesinos pobres, se componía de escasos artículos: una cama de hierro, una colchoneta, dos sábanas, una almohada, un calderito, dos vasos, dos platos, dos cucharas y un colador de café; además, dos mudas de ropa, un par de zapatos de salir y unas alpargatas para trabajar, de él; y de ella, dos vestidos, una bata, un par de zapatos de salir y unas valerinas de andar (con tacón y suela de piel, y empeine y lateral de tela).

A finales de 1953, se compró una casa propia y una plaza como machetero fijo, nada menos que en $ 150.00, cifra descomunal para un joven obrero agrícola que iniciaba la constitución de una familia. Gracias a que en ese momento tenía un potrico, una vaca y una novilla, los que pudo vender de inmediato, y a los $ 50.00 que le prestó su tío Agustín Acosta, pudo cerrar el trato.

A partir de esa fecha y hasta los primeros años después del triunfo de la Revolución, se mantuvieron en esta pequeña porción de terreno adquirida dentro de la colonia de Antonio Domínguez, en La Loma, Macagua Siete (Jobabo). En este lugar les nacieron tres hijos más: Francisco Secundino, Kin (21 de mayo de 1955), Susana Benita (6 de junio de 1957) y Esperanza Evangelista (18 de octubre de 1960).

En este período conoció más de cerca el maltrato de los colonos y mayorales. Durante la zafra más de 200 desempleados se disputaban un tajo de caña, no obstante, incluyendo los trabajadores fijos, los bultos de la tarea diaria requerían menos de la mitad; al resto, solo le quedaba la esperanza de encontrar un espacio en los días siguientes. En el tiempo muerto (no zafra) la situación era peor, resultaba imposible ubicar esa misma masa de obreros, en los limitados ajustes de la limpia de cañas nuevas (tanto en las siembras de primavera como en las de invierno) y la chapea de retoños, en octubre.

Como esto le resultaba insuficiente, no tuvo otra alternativa que buscar trabajo en diferentes centrales, teniendo que trasladarse hasta varios lugares de Camagüey y de Ciego de Ávila.

Lucha contra la dictadura batistiana

A diferencia de su hermano Riverside Valdivia Acosta, Patato, el que se alzó hasta el final de la guerra con el grupo guerrillero de la zona, Veriven no se integró completamente a las actividades revolucionarias; en cierta medida, por haber comenzado a formar su propio núcleo familiar, en el que ya habían nacido sus tres primeros hijos, viéndose obligado a trabajar de sol a sol donde apareciera.

Esto no desmerita sus aportes a las actividades conspirativas, expresado en labores de apoyo y colaboración, incluyendo los intentos de alzarse. Comenzó a verse involucrado en la lucha revolucionaria, desde el momento en que se organizó el Movimiento 26 de Julio en el área de Bartle, es decir, en los primeros meses de 1956. Su primera tarea fue leer a su hermano Riverside, el que era totalmente analfabeto, pero ya integraba una célula del 26, unos documentos llegados desde México, deben ser los manifiestos escritos por Fidel Castro en el segundo semestre de 1955.

A finales de 1957, ayudó a Eusuperio Céspedes a guardar en su casa cinco o seis escopetas. A principios de 1958, recogió, en compañía de Ramón Tamayo, el arma que pertenecía a Cristino Fillort, en Macagua Siete.

Junto con Sijo Almaguer, vecino de Ojo de Agua que más tarde se hizo casquito y en la década de 1970 emigró a Estados Unidos, efectuó, en febrero o marzo de 1958, un pequeño sabotaje en el camino de El Dátil. Por iniciativa propia, colocaron unas piedras pesadas para obstruir el tránsito entre las casas del Federico Craig, Chicho, e Isidro Villamar Acosta, un kilómetro más allá del cruce de caminos de Ojo de Agua, en dirección a El Dátil.

Cuando la huelga de abril de 1958, se encontraba entre los 80 revolucionarios o más, alzados en el monte de los Palma, bajo el mando de Marcos Carmenate Borges, Negro Carmenate. Como este intento no alcanzó los resultados esperados, porque el ejército atacó el campamento, tuvieron que dispersarse precipitadamente; solamente el jefe y sus más cercanos colaboradores se mantuvieron en las inmediaciones sin retornar a sus casas, luego hicieron contacto con la Sierra Maestra y lograron crear las condiciones para continuar la lucha en los meses siguientes.

Deseoso de ofrecer su contribución a la causa revolucionaria, sin recibir un aviso previo, antes del anochecer del mismo día de la movilización (31 de marzo de 1958), atravesó en diagonal la colonia de los Palma para unirse con los complotados en el medio del monte. Como era bien conocido no demoraron en aceptarlo, quedándose por afinidad junto a Miguel Ávila y Antonio Cordero (padre de Ramón Cordero, incorporado trece días después a la tropa de Camilo Cienfuegos y posteriormente invasor).

Como en su caso, tuvo la impresión que la mayoría se alzó de forma espontánea, por los lazos de vecindad y familiaridad que los unía a los jefes, Negro Carmenate y Jesús Bermúdez Cutiño, Pipo Bermúdez, y a los principales conspiradores, incluyendo los que desde mediados de 1957 ya actuaban semi-alzados por estar muy quemados.

En realidad, no existían condiciones para movilizar esa gran cantidad de hombres. Aunque, a su alrededor unos cuantos compañeros, incluyéndolo a él, les entregaron escopetas (la suya no funcionaba), algunos no estaban armados; además, solamente comió en la tarde del día siguiente, es decir, no se habían previsto las fuentes de alimentos para afrontar una estancia más prolongada. Veriven hizo la guardia la segunda noche, por cierto, no lo relevaron.

En las primeras horas de la tarde del 2 de abril, dos camiones cargados de guardias dirigidos por el primer teniente Juan A. Piña Martínez, Jefe del Puesto de Jobabo, se aproximaron sin desplegarse a la entrada del monte, es decir, por el norte. Las postas se percataron del enemigo cuando prácticamente lo tenían encima, por ello la mayoría de los sublevados reaccionaron con los primeros disparos, fuego que enseguida se hizo intenso y sostenido durante media hora (antes del oscurecer todavía se sentían disparos aislados).

La mayoría debe haber escapado en dirección al sur. Junto a 15 o 20 hombres, Veriven se retiró por el lado opuesto en dirección a los platanales de los Escriba, en línea recta hacia Guaramanao. Cuando corrían en fila india por los límites del monte, Holmes Velázquez Pozo, quien se desplazaba próximo a Veriven, cayó al suelo impactado en una pierna por un proyectil que se le escapó al Bayamés, quien venía detrás. De inmediato todo el grupo se detuvo para socorrerlo, pero, Valentín Gamboa decidió que solamente cinco combatientes sacaran al herido y el resto, incluyendo a Veriven, debían continuar la retirada.

A partir de ese momento, solo lo acompañaban Rogelio, su hermano Breña (este último se metió a casquito poco después) y Camilo Acosta, todos oriundos de Ojo de Agua. En la casa de Echavarría, en Guaramanao (amigo de Rogelio y de Breña), encontraron refugio hasta que terminó de anochecer, momento en que continuaron hacia Peladero, donde se unieron al grupo de Manolo Naranjo y Rosendo Arteaga Guerra, alzados en esa zona de forma independiente, pero en coordinación con Negro Carmenate. La familia de Negro Carmenate era respectada en el Rincón y sus alrededores. Negro tenía una tienda y sostenía magníficas relaciones con los vecinos, muchos de ellos sus amigos de las fiestas y la pelota, condiciones que le permitieron conseguir seguidores para la lucha revolucionaria; dichas actividades las realizó cumpliendo órdenes y en coordinación con la Dirección del M-26-7 de Victoria de las Tunas.

Después del fracaso de la huelga, Veriven se mantuvo durante un tiempo fuera de Macagua, período en que se fue a cortar caña a otros lugares y por último a la colonia La Caridad, en Elia. De allí tuvo que salir poco después, porque el teniente de la Guardia Rural Pancho Sosa lo iba a encarcelar.

En la etapa que la lucha se hizo más intensa y se acercaba la victoria, fundamentalmente cuando la Columna 12 Simón Bolívar comandada por Eduardo Sardiñas, Lalo, operó en la zona y estableció el asedio a la Carretera Central (Cuba), en el oeste de Victoria de las Tunas, a la que se integró la guerrilla de Negro Carmenate como el pelotón No. 7, Veriven se mantuvo en contacto directo con dicha fuerza y desarrolló algunas acciones junto con ella.

A finales de la guerra, en compañía de Domingo Urrutia (después destacado cortador de caña y Héroe Nacional del Trabajo), Emigdio Valdivia, Tomás Espinosa, Ramón Tamayo y Héctor Campos, salió de Macagua Siete con el objetivo de participar en un combate en La Guanábana, pues deseaban apoderarse de algunas armas para poder ser aceptados en la columna.

Solamente lograron llegar a la tienda de Rolando Valcárcel, a dos kilómetros de la Carretera Central avanzando por el camino de El Rincón, porque la aviación enemiga apareció de repente, obligándolos a intentar camuflarse debajo de unas matas. En definitiva, tuvieron que regresar. Algo similar le ocurrió en una segunda oportunidad.

En otra ocasión estuvo expuesto al fuego de la aviación, cuando se encontraba de visita en el campamento de la casa de Escobar, a unos 100 metros de la loma de Maco (entre Cañada del Yarey y Ojo de Agua). Un avión B-26 les lanzó una bomba de 500 libras, la cual estalló a unos 60 metros de las matas de mango en que lograron guarecerse.

Aunque, no consiguió integrarse directamente al Ejército Rebelde, en la última etapa constantemente interactuó con los combatientes y estuvo al tanto de las principales acciones, incluso, escuchó desde su casa la intensidad del fuego de las ametralladoras de los combates de la Carretera Central.

En los últimos días, por órdenes de Negro Carmente, distribuyó carne entre los vecinos de la zona. El día del triunfo, en compañía de su hermano Dagoberto y otros vecinos, se presentó en la Capitanía dispuesto a colaborar en lo que fuera necesario, lugar en el que se mantuvo hasta que pasó la Caravana de la libertad.

Revolución en el poder

Primeras promociones

Aunque, solamente estudió hasta el cuarto grado y en la práctica no rebasó el segundo, se expresaba con inteligencia y picardía, poseía dotes de dirección y principalmente, era ejemplo en el trabajo.

Tan pronto se crearon las Cooperativas Agropecuarias, en su zona se constituyó la nombrada Hernández Mora, en honor a los mártires Felino Hernández Hidalgo y Ramón Mora Oliva; esta a su vez, subordinada a la Agrupación de Cooperativas de Jobabo, a la que pertenecían once unidades de este tipo, entidad que poco después tomaría el nombre de Heriberto Cortés Iglesias, mártir que combatió contra la Invasión por Playa Girón.

En la cooperativa cañera Hernández Mora, se inició como dirigente revolucionario en el cargo de Jefe de Personal, pero sin estar liberado para ejercer. Desde su fundación, ingresó en las organizaciones de masas y en las Milicias Nacionales Revolucionarias (MNR). Durante unos meses dirigió en Macagua una compañía de Orden Público.

Comenzó su trayectoria de dirigente sindical, primeramente, como Secretario General de las Organizaciones Revolucionarias Integradas (ORI) de la cooperativa, e inmediatamente, lo nombraron Activista Político de las ORI de la cooperativa Enrique Casals Villarreal, territorio formado por los bateyes: Río Grande, Ramírez (Jobabo), Las Mercedes (Jobabo), Batey Viejo, Caña Azul y La Veintisiete.

En la Campaña de Alfabetización enseñó a leer y a escribir a Benedicta Cutiño y a su esposa Flor Figueredo, y atendió a los alfabetizadores asignados al territorio de la cooperativa.

Entre el mes de diciembre de 1961 y el 23 de febrero de 1962, estudió en la Escuela Básica de Instrucción Revolucionaria (EBIR) de Potosí, Las Tunas, enseñanza en la que aprendió nociones generales de la economía política del socialismo. Una vez terminar y hasta concluir la zafra, se incorporó a los cortes de caña de la cooperativa Hernández Mora.

En los veinte días siguientes, colaboró en los preparativos de la construcción de 10 casas para su cooperativa, vencido este período, lo nombraron Administrador de la cooperativa Raúl Peña de la Peña, ubicada en El Corojo (Jobabo), a 5.3 km al sur de Jobabo. A esta unidad quedaron adscriptos los bateyes: Alemán, Dos Grúa, El Aguacate (Jobabo), Mamacheche y El Corojo. Para este lugar se llevó a vivir a su familia, allí nació Veriven, Verito (16 de noviembre de 1962), su quinto y último hijo, y allí, el 7 de julio de 1962, obtuvo la condición de miembro del Partido Unido de la Revolución Socialista de Cuba (PURSC), surgido de las ORI.

(Al comenzar su vida militar (de la reserva), estuvo movilizado en la Capitanía cuando el ataque por playa Girón. En la década de 1970 pasó un curso en Yerba de Guinea (Songo - La Maya), Santiago de Cuba y ocupó el cargo de Segundo Jefe de la Sección Política de la unidad de La Piedra (Las Tunas). Mucho más tarde, cuando se constituyeron las MTT, ocupó el cargo de Político de un batallón y Presidente de una Zona de Defensa, etapa en la que pasó tres cursos. Una vez jubilarse fue miembro de las Brigadas de Producción y Defensa (BPD)

A inicios de 1963, después de recibir una visita de control que calificó el trabajo realizado en la cooperativa de excelente, Antonio González, Jefe de Granjas Cañeras de Oriente (provincia), lo designó Segundo Administrador de la Agrupación Cañera Sabino Pupo Milián, de Manatí, compuesta por catorce granjas.

En este puesto permaneció solamente unos días, porque enseguida fue promovido a Secretario General del PURSC del seccional Hermanos Mayo (Las Tunas), con oficina en Dormitorio (Las Tunas). También, formó parte de la comisión que analizó la estructura del territorio.

El día 4 de abril de 1963, de camino para ser presentado en Hermanos Mayo, los vecinos regresaban de enterrar en el cementerio de Sarandico, al miliciano Ascanio Díaz Tamayo, asesinado por la banda de Guberto Guerra. El período en que dirigió este seccional fue determinante en su formación como cuadro, pues debió adoptar medidas fuertes para rectificar las desviaciones y porque dirigiendo en esta zona enfrentó los desastres originados por el Flora (ciclón).

Entre las primeras tareas que encaminó en Dormitorio se incluyen: reparación del terraplén, construcción de una farmacia y gestión de un transporte público. Antes de los tres meses, en un acto celebrado con la participación de unos 2 000 vecinos y con la presencia de Héctor Gómez, festejaron el cumplimiento de los compromisos, especialmente la inauguración de una ruta de transporte Serrano entre Tunas y Dormitorio.

A los dos meses comenzó a vivir en Dormitorio con su esposa y los cinco hijos, en una casita alquilada por $ 5.00 mensuales al anciano Ramón Mesa.

En esta fecha, había operado en la zona la banda de Edilberto Carmenate, Berto, y en esos momentos padecían el azote de Guberto Guerra, el que contaba entre los vecinos con unos cien desafectos.

Ciclón Flora

El 3 de octubre de 1963, mientras se efectuaba una reunión para puntualizar la aplicación de la segunda Ley de Reforma Agraria, comenzaron los primeros aguaceros del ciclón Flora. A partir de esa tarde y hasta el día 9, todas las actividades de: rescate y salvamente, abastecimiento, sanitarias, etc., tuvieron que realizarse bajo lluvias torrenciales.

Al día siguiente, momento en que el ciclón penetró en territorio cubano, los estragos de las lluvias se hicieron sentir en Dormitorio: el agua invadió la precaria casita de Veriven y afectó a otras 20 familias.

Por la noche, se organizó una patrulla a caballo para ayudar a la zona de Leonero. A su paso encontraron una señora que perdió el embarazo y el agua le pasaba por encima de la cama. En este lugar, habitado por familias de pescadores, ganaderos y arroceros, en su mayoría no aceptaron ser trasladados. Después que la dirección del seccional se retiró y solamente quedó de guardia Carlos Castro, se produjo un golpe de agua que los obligó a moverse hacia Camagüeicito, dejando atrás todas las pertenencias. No se perdieron vidas humanas.

La generalidad de los evacuados, fueron enviados hacia la ciudad de las Tunas, incluyendo los que después arribaron en un tren procedente de Guamo. El apoyo en hombres y medios les llegó de distintos lugares. Por ejemplo, una oruga y tres equipos anfibios, estos últimos conducidos por jóvenes soviéticos y al frente de ellos los dirigentes Beto Álvarez y Beto Peiso.

En la noche del día 5, Veriven se montó en uno de los anfibios con destino a Guamo, a pesar de tener fiebre de 39 grados. Al pasar Puente Guillén, en lo alto de un árbol sintieron el llamado de cinco personas, las que permanecían allí desde hacía muchas horas. Estos casos fueron enviados para Dormitorio en una planchita de línea tirada por un caballo.

Al llegar a Guamo comprobaron, que casi todos los vecinos habían abordado unas casillas de abono para ser transportados por ferrocarril. Se vieron en el penoso deber de enterrar a cinco niños ahogados que se encontraban a la orilla de la línea. Además, aparecieron personas encima de las matas y mujeres que la corriente les llevara toda la ropa. Cerca de allí, en La Vigía, perecieron 14 personas.

En un comedor, próximo a un almacén y a la pequeña estación de Guamo, alrededor del día 7 el mal olor era insoportable, por la gran cantidad de animales en proceso de putrefacción de las cercanías. Los dirigentes presentes en el lugar y los vecinos que decidieron no evacuarse, quemaron aquellos restos.

Un helicóptero les lanzó galletas y cocoa (chocolate). Horas más tarde, se les unió Héctor Gómez Vega, Secretario General del Partido del regional.

Hacía el día 8 de octubre, apremiaba la alimentación de la población. En pocas horas los abastecimientos comenzaron a distribuirse, tirados por bueyes, caballos y tractores. En la recuperación, el poblado de Leonero fue el más afectado, prácticamente quedó arrasado. En cuatro meses, decenas de carpinteros y obreros, les construyeron 49 viviendas en Camagüeicito (de tabla y guano).

En los primeros días de agosto de 1964, los principales dirigentes del Partido del regional, incluyendo a Veriven, se incorporaron en la retaguardia a una amplia operación de lucha contra bandidos efectuada en Hermanos Mayo, al mando de la operación se encontraba el comandante Francisco Rogelio González López, Pancho.

Nuevas responsabilidades

En el mes de mayo de 1964, Veriven fue promovido para el cargo de Secretario General del PURSC del municipio López-Echavarría, Calixto (Majibacoa). Este territorio disponía de mejor situación, por ello resultó más fácil dirigirlo. De por sí, próximo a la Carretera Central y más cercano a los núcleos urbanos de las Tunas y Buenaventura (Calixto García (Holguín)).

En su mandato se construyeron nueve pastoreos intensivos tipo Voisin (André Voisin). Veriven, después de pasar dos meses ingresado en el hospital por una úlcera estomacal, se dedicó a profundizar en las actividades de la ganadería y específicamente en las técnicas de pastoreo.

En esta etapa trasladó a su familia a vivir en El Sigual (a 5.5 km al noroeste de Calixto), donde antes fuera la finca del terrateniente Quinto Torres. Estando allí, concluyó la enseñanza primaria, por tanto, obtuvo el certificado de sexto grado.

Permaneció en el municipio López-Echavarría hasta abril de 1965, aproximadamente, momento en que pasó a ocupar el mismo cargo en Jobabo. El municipio Jobabo poseía una alta importancia económica, debido a la existencia de un central azucarero y ser un gran productor de cultivos varios y de ganadería.

En el transcurso de la zafra del kenaf, un grupo de 57 obreros intentaron irse a la huelga reclamando salarios, pero, por la enérgica postura de Veriven en pocas horas se disolvió el conato, mediante el análisis crítico con el colectivo. A finales de 1965 surgió otra dificultad, los vendedores de granizado (raspado) se presentaron en el Partido, prácticamente en manifestación, reclamando que le habían quitado el hielo, pues el responsable de la planta que lo produce y el Administrador del central, evadieron su responsabilidad de explicarles que se había destinado una parte para los obreros agrícolas de la zafra azucarera. Veriven les ofreció una respuesta contundente.

Hasta el año 1967 el trabajo en el municipio fue estable, incluyendo cumplir el plan de producción de azúcar. No obstante, no se logró el crecimiento cañero y fue necesario cambiar en más de una ocasión al Jefe de la Agrupación. Por esta causa, una vez evaluar el período, el Partido orientó trasladarlo para el seccional José Santiago Ercilla, en Bartle. Esta zona era eminentemente ganadera, pero con un peso menor en la economía.

En mayo de 1968, lo separaron del cargo de Secretario General del PCC de Bartle. Por descuidar su salud se le agudizó la úlcera estomacal, dolencia que evidentemente influyó en sus resultados. No obstante, lo mantuvieron como miembro del Comité del Partido de la región. En los días siguientes lo designaron Administrador de Inseminación Artificial de la región Tunas-Puerto Padre.

Cumpliendo esta tarea, el 8 de septiembre de 1969, los cirujanos José Cabrera y Hernández Ojito, le operan la úlcera estomacal en el hospital de Holguín (Hospital General Universitario Vladimir Ilich Lenin). Estuvo cincuenta días ingresado y pasó tres meses de convalecencia.

A finales de 1969, lo ubicaron en el Combinado Avícola Nacional (CAN) del territorio, para atender el Plan Material, equivalente a segundo jefe de la empresa. Motivado, visitando sistemáticamente las granjas avícolas, transcurrieron los dos años siguientes. Por un error cometido, de tipo personal, que no disminuía sus cualidades como dirigente y revolucionario, originó que, en el año 1971, fuera separado del puesto en la Empresa Avícola y de su condición de miembro del Comité regional del PCC. Entonces, fue ubicado en el Plan Experimental de Pastos y Forrajes, en ese momento en fomento, tarea en la que permaneció durante un año.

Encontrándose en La Habana para una consulta médica, le hizo la visita a su amigo Agustín Cueto, Director Nacional de Genética, el que le ofreció trabajar en Camagüey. En febrero de 1972, después de muchas gestiones, pues en Las Tunas había indecisiones sobre su liberación, logró incorporarse a la provincia agramontina como Subdelegado de Genética, actividad que atendía los centros: Rescate de Sanguily, Álvarez Mola, Oriente Rebelde, Ignacio Agramonte e Isla de Turiguanó.

En la Escuela Provincial del PCC de esa región venció la enseñanza media. Al terminar los estudios, le orientaron atender provisionalmente las organizaciones de masas en el municipio Ernesto Lucas Ruiz, hasta la celebración de la Asamblea Municipal en la que sería propuesto para dirigir la esfera Político Ideológica, responsabilidad que asumió a principios de 1976. Paralelamente, continuó estudiando: se incorporó a la Facultad Obrero Campesina, enseñanza que dejó para ingresar en la carreta de técnico medio Pecuario, en Pino Tres (Santa Cruz del Sur), Camagüey.

En 1977, cuando se comenzó a aplicar la nueva Organización político-administrativa de Cuba y se crearon los Órganos del Poder Popular, decidió regresar a Las Tunas. Ello se debe a que el municipio camagüeyano al que pertenecía se había unido a la capital provincial, los cargos que le ofrecían radicaban en municipios distantes y, en definitiva, añoraba retornar a su tierra. Regresó con una buena evaluación.

Por decisión de Faure Chomón Mediavilla, Primer Secretario del PCC de la provincia de Las Tunas, Verivén debía permanecer en el Partido. En el proceso eleccionario celebrado ese mismo año, fue promovido a miembro del Buró del PCC de Jobabo para dirigir la Agricultura. El Secretario General saliente era Gilberto Ávila González (pasaba a miembro del Buró Provincial del PCC encargado de la actividad Agroindustrial) y lo sustituyó Bernardo Luejes.

Dos años más adelante, en la empresa Melanio Ortiz se produjo un hecho de corrupción que originó la sustitución del Director, siendo Veriven el escogido para reemplazarlo, responsabilidad que comenzó a cumplir 22 días después de ser operado de una hernia inguinal.

En pocos meses la situación de la empresa se tornó positiva, con la siembra de gran cantidad de caballerías de plátano y de yuca, fundamentalmente, el rescate de la disciplina laboral y un mejor aprovechamiento de los estudiantes de las escuelas internas. Su estancia en Jobabo la aprovechó para graduarse de profesor de Historia, de cierta forma cumpliendo un anhelo, por su perenne vocación de saber e investigar.

En 1980, se desempeñó como Jefe de Departamento Agropecuario del PCC del municipio Las Tunas, cargo en el que permaneció durante seis meses; seguidamente lo trasladaron para Jobabo atendiendo a los movilizados en la zafra azucarera. Al terminar, continuó en este municipio como Director de la Empresa Municipal de Mantenimiento Constructivo.

En aquellos años se tomaban decisiones descabelladas, que conducían al derroche y descontrol de los recursos materiales. El jefe directo, asumiendo facultades indebidas, entró en contradicción con Veriven y terminó sustituyéndolo.

En los primeros meses de 1981, encabezó la ejecución de un grupo de obras de la Empresa Provincial de Mantenimiento Constructivo, enmarcadas en la celebración del 26 de Julio en la provincia de Las Tunas. En lo adelante, continuó en dicha empresa como Jefe de Departamento de Abastecimiento, responsabilidad en la que se ganó el aprecio de los dirigentes del Gobierno.

En este período inició los estudios universitarios en el Instituto Pedagógico Pepito Tey, graduándose el 22 de julio de 1987 de licenciado en Educación, especialidad Historia y Ciencias Sociales.

En 1983 lo trasladaron para la Empresa de Materiales de la Construcción, como Subdirector Provincial, cargo que ocupó durante cinco años. Cambios estructurales originaron su movimiento hacia el puesto de Jefe de Transporte en la Base-Taller de la misma entidad. En esta función concluyó su vida laboral, en diciembre de 1991.

En los últimos treinta años no ha dejado de ser un inquieto batallador: una vez jubilado se reincorporó a las labores agrícolas, hasta el año 2000; a continuación, y durante cuatro años, atendió un campo de tiro al blanco de la Asociación de Combatientes de la Revolución Cubana (ACRC); y nunca se ha apartado de la finca en la que trabaja uno de sus hijos.

Ahora, por la gracia del tiempo, que aún le concede plenitud de facultades, ostenta victorioso haber podido conocer 17 nietos y 20 bisnietos.

Condecoraciones y reconocimientos

• Medalla 40 Aniversario de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR) • Medalla Servicios Distinguidos de las FAR • Medalla de Fundador de los CDR • Medalla de la Alfabetización

Además, ha recibido varios diplomas por su trabajo comunitario.

Fuentes

  • Valdivia Acosta, Veriven. Autobiografía, Las Tunas, 2016.
  • Bermúdez Cutiño, Jesús M. y Esteban F. Yero Rosales. En el llano a toda costa, Editorial Verde Olivo, La Habana, marzo de 2007.
  • Cruz Infante, Plácido: La Lucha contra bandidos en Las Tunas, Editorial Sanlope, Las Tunas, 2008.
  • Pantoja Baños, Ela. Memorias, a medio siglo del ciclón Flora, ponencia, Las Tunas, 2013.
  • Gallardo García, Pablo Julio. Notas de entrevista a Veriven Valdivia Acosta, Las Tunas, junio de 2019.
  • Gallardo García, Pablo Julio. Síntesis biográfica de Veriven Valdivia Acosta, junio de 2019.