Diferencia entre revisiones de «Absolutismo»

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|concepto=Es un sistema de gobierno  absoluto, en el cual el poder  reside en una única persona  que manda sin rendir cuentas a un parlamento o la sociedad en  general. El absolutismo fue muy usual desde el [[siglo XVI]]  hasta la primera mitad del XIX, cuando diversas  revoluciones lo derrocaron.
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}}'''Absolutismo'''. Es una doctrina política caracterizada por la teórica  concentración de todo el poder del Estado en manos del monarca  gobernante.  
 
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Al comienzo de la [[Edad Moderna]] se asientan en el poder  los reyes absolutos, creando los Estados nacionales. El  absolutismo monárquico se impone como ideología de Estado gracias a los  juristas que salen de las universidades; principalmente las de [[Bolonia]], [[Salamanca]], [[París]] y [[Valladolid]]; pero también triunfa por  que se extiende la doctrina del origen divino del poder de los reyes.  Esto se traduce en que el rey es el único que puede crear leyes, a  través de la pragmática.   
'''Absolutismo'''. El  absolutismo es una doctrina política caracterizada por la teórica  concentración de todo el poder del Estado en manos del monarca  gobernante.  
 
Al comienzo de la Edad Moderna se asientan en el poder  los reyes absolutos, creando los Estados nacionales. El  absolutismo monárquico se impone como ideología de Estado gracias a los  juristas que salen de las universidades; principalmente las de Bolonia, Salamanca, París y Valladolid; pero también triunfa por  que se extiende la doctrina del origen divino del poder de los reyes.  Esto se traduce en que el rey es el único que puede crear leyes, a  través de la pragmática.   
 
 
Los reyes apoyan su poder en diversas instituciones, que  afectan a todo el territorio, creando así los Estados nacionales. Son  instituciones como el Consejo Real, formado, principalmente, por la  nobleza y los letrados profesionales. Los reyes crean, también,  ejércitos permanentes. Son ejércitos profesionales de mercenarios que  guardan fidelidad al rey.  
 
Los reyes apoyan su poder en diversas instituciones, que  afectan a todo el territorio, creando así los Estados nacionales. Son  instituciones como el Consejo Real, formado, principalmente, por la  nobleza y los letrados profesionales. Los reyes crean, también,  ejércitos permanentes. Son ejércitos profesionales de mercenarios que  guardan fidelidad al rey.  
  
Esto les libera de la dependencia militar de  los señores feudales; pero son ejércitos muy  caros, y están inmersos en continuas guerras. También se desarrolla la  diplomacia, con los primeros embajadores permanentes en los reinos  extranjeros. Los primeros embajadores los envía Venecia. Otra institución que se crea en  esta época es la Administración de justicia, a la que se acude: primero a  los alcaldes, y en última instancia a las Audiencias y a las  Cancillerías. Esta Administración que sostiene el poder real se extiende  por todos los reinos, y afecta a todo el territorio. Se crea una  burocracia funcionarial, en la que los oficios son otorgados por el rey.  En ocasiones estos oficios eran alquilados, o incluso vendidos por el  titular; como la recaudación de impuestos, que solía ser  alquilada porque costaba más recaudar los impuestos en distintas partes  que lo que se iba a recaudar. El Estado nacional se caracteriza porque  la legislación no está limitada por los fueros,  las ciudades o a los señoríos, sino que se aplica en todo el  territorio. Esto no quita para que cada estamento social, o cada  asociación privilegiada, tenga sus leyes y sus jueces.  
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Esto les libera de la dependencia militar de  los señores feudales; pero son ejércitos muy  caros, y están inmersos en continuas guerras. También se desarrolla la  diplomacia, con los primeros embajadores permanentes en los reinos  extranjeros. Los primeros embajadores los envía Venecia. Otra institución que se crea en  esta época es la Administración de justicia, a la que se acude: primero a  los alcaldes, y en última instancia a las Audiencias y a las  Cancillerías. Esta Administración que sostiene el poder real se extiende  por todos los reinos, y afecta a todo el territorio. Se crea una  burocracia funcionarial, en la que los oficios son otorgados por el rey.  En ocasiones estos oficios eran alquilados, o incluso vendidos por el  titular; como la recaudación de impuestos, que solía ser  alquilada porque costaba más recaudar los impuestos en distintas partes  que lo que se iba a recaudar.  
  
La única  institución cuya legislación es de aplicación en todos los reinos de una  corona es la Inquisición, de la que se valen todos los reyes  para unificar las leyes de su corona.   
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El Estado nacional se caracteriza porque  la [[legislación]] no está limitada por los fueros,  las ciudades o a los señoríos, sino que se aplica en todo el  territorio. Esto no quita para que cada estamento social, o cada  asociación privilegiada, tenga sus leyes y sus jueces. La única  institución cuya legislación es de aplicación en todos los reinos de una  corona es la Inquisición, de la que se valen todos los reyes  para unificar las leyes de su corona.   
Para autores como Tyndale  la rebelión es siempre condenable, ya que la autoridad ha sido  instituida por Dios, y la obediencia a los reyes es un deber natural. El  rey representa la imagen de Dios en la tierra. Se condena no sólo la  rebelión contra el rey sino también contra el orden social establecido.   
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Para autores como [[Tyndale]] la rebelión es siempre condenable, ya que la autoridad ha sido  instituida por Dios, y la obediencia a los reyes es un deber natural. El  rey representa la imagen de Dios en la tierra. Se condena no sólo la  rebelión contra el rey sino también contra el orden social establecido.   
 
Sin embargo, aunque el rey tiene todo el poder, no debe abusar de  él, y debe aceptar las costumbres de los reinos que regenta. Según Seyssel  el poder real está limitado por tres frenos: las obligaciones de  conciencia del rey y el carácter cristiano de la monarquía, los  parlamentos y las buenas leyes; ordenanzas y costumbres de los reinos.   
 
Sin embargo, aunque el rey tiene todo el poder, no debe abusar de  él, y debe aceptar las costumbres de los reinos que regenta. Según Seyssel  el poder real está limitado por tres frenos: las obligaciones de  conciencia del rey y el carácter cristiano de la monarquía, los  parlamentos y las buenas leyes; ordenanzas y costumbres de los reinos.   
Pero los grandes teóricos del absolutismo en la Edad Moderna son Nicolás Maquiavelo, Hugo Grocio, Thomas Hobbes y Jacques Benigne Bossuet. En el siglo XVIII el absolutismo se convierte en despotismo  ilustrado.
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Pero los grandes teóricos del absolutismo en la Edad Moderna son [[Nicolás Maquiavelo]], [[Hugo Grocio]], [[Thomas Hobbes]] y [[Jacques Benigne Bossuet]]. En el [[siglo XVIII]] el absolutismo se convierte en despotismo  ilustrado.
  
 
 
==Historia==
 
==Historia==
La conocida sentencia de Luis XIV de Francia resume  en pocas palabras la esencia del absolutismo:  un régimen político en el que una persona, el  soberano, ejerce el poder con  carácter absoluto, sin límites jurídicos ni  de nunguna otra naturaleza.  
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La conocida sentencia de[[Luis XIV]] de [[Francia]] resume  en pocas palabras la esencia del absolutismo:  un régimen político en el que una persona, el  soberano, ejerce el poder con  carácter absoluto, sin límites jurídicos ni  de nunguna otra naturaleza. Resulta totalmente artificial oponer los tumultos de la  Reforma a la soberana majestad del "siglo de [[Luis XIV]]". Bajo diversas formas, el absolutismo ha  sido la forma de gobierno de  muchos países en distintas épocas. Sin embargo, se  ha reservado dicho término para designar, en un sentido  específico, el ejercicio del poder en un  momento histórico y espacial concreto: el  de las monarquías absolutas europeas de los siglos XVI al  XVIII. Muchos autores distinguen un primer períido,  correspondiente al [[siglo XVI]], de monarquía autoritaria,  que no llegaría a ser plenamente absoluta hasta mediados  de la centuria siguiente.
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[[Archivo:LUISXIV.jpg|thumb|right|300x250px|La corte de Luis [[XIV]].]]
 
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El siglo XVI, es un siglo innovador, lo es  también en el campo de las ideas políticas. La  Europa de  comienzos del siglo XVI es un mosaico de cuerpos políticos  muy diferentes. Junto a reinos diversamente organizados, pero  ya  sólidamente implantados en su independencia  nacional, existen repúblicas urbanas y  señoríos nacidos en torno a una  ciudad, así como principados laicos o  eclesiásticos, cuya autonomía es tan efectiva en [[Alemania]] como  en la [[Italia]]  desembarazada de la ficción misma del poder  imperial. El siglo XVII es un siglo de crisis.  Crisis  económicas, políticas, guerras  desórdenes de los [[Países Bajos]], religiosas y  crisis  intelectuales.
Resulta totalmente artificial oponer los tumultos de la  Reforma a la soberana majestad del "siglo de Luis   XIV".
 
 
 
Bajo diversas formas, el absolutismo ha  sido la forma de gobierno de  muchos países en distintas épocas. Sin embargo, se  ha reservado dicho término para designar, en un sentido  específico, el ejercicio del poder en un  momento histórico y espacial concreto: el  de las monarquías absolutas europeas de los siglos XVI al  XVIII. Muchos autores distinguen un primer períido,  correspondiente al siglo XVI, de monarquía autoritaria,  que no llegaría a ser plenamente absoluta hasta mediados  de la centuria siguiente.
 
  
 
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En vinculación con el progreso del poder real en  ciertos Estados, se elabora una doctrina -la del absolutismo-  que se define como una soberanía monárquica sin  límites y sin control, que no  reconoce a los súbditos más que el deber de  obedecer. El absolutismo  sale aparentemente reforzado de estas crisis. El [[siglo XVII]] se nos muestra  así como el apogeo del absolutismo; pero es un absolutismo  precario, híbrido y en vías de ser  rebasado. Precario, ya que las causas que favorecen  temporalmente el absolutismo tienen que provocar, a más o  menos plazo, su disolución [[Híbrido]], porque el absolutismo del siglo  XVII hace descansar la noción de soberanía  simultáneamente sobre los elementos tradicionales (los  deberes del monarca, el contrato, la  costumbre, las leyes  fundamentales del reino) y sobre elementos nuevos (mercantilismo  y utilitarismo).
El siglo XVI, es un siglo innovador, lo es  también en el campo de las ideas políticas. La  Europa de  comienzos del siglo XVI es un mosaico de cuerpos políticos  muy diferentes. Junto a reinos diversamente organizados, pero  ya  sólidamente implantados en su independencia  nacional, existen repúblicas urbanas y  señoríos nacidos en torno a una  ciudad, así como principados laicos o  eclesiásticos, cuya autonomía es tan efectiva en  Alemania como  en la Italia  desembarazada de la ficción misma del poder  imperial.
 
 
 
El siglo XVII es un siglo de crisis.  Crisis  económicas, políticas, guerras  desórdenes de los Países Bajos, religiosas y  crisis  intelectuales.
 
 
 
En vinculación con el progreso del poder real en  ciertos Estados, se elabora una doctrina -la del absolutismo-  que se define como una soberanía monárquica sin  límites y sin control, que no  reconoce a los súbditos más que el deber de  obedecer. El absolutismo  sale aparentemente reforzado de estas crisis. El   siglo XVII se nos muestra  así como el apogeo del absolutismo; pero es un absolutismo  precario, híbrido y en vías de ser  rebasado.
 
 
 
Precario, ya que las causas que favorecen  temporalmente el absolutismo tienen que provocar, a más o  menos plazo, su disolución
 
 
 
Híbrido, porque el absolutismo del siglo  XVII hace descansar la noción de soberanía  simultáneamente sobre los elementos tradicionales (los  deberes del monarca, el contrato, la  costumbre, las leyes  fundamentales del reino) y sobre elementos nuevos (mercantilismo  y utilitarismo).
 
  
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Anacrónico, ya que, aunque el absolutismo  reine, no sin luchas, en la mayor parte de Europa, se  derrumba em el país más ampliamente abierto el  capitalismo  moderno: [[Inglaterra]]. Por otro lado, la política permanece  ideológicamente en la dependencia de la religión  cristiana. Y, sobre todo, el equilibrio de  las fuerzas sociales, las condiciones materiales y  el estado de  las técnicas oponen tales obstáculos a la  instauración de un poder realmente concentrado, que las  tesis  absolutistas, susceptibles por lo demás de  interpretaciones ampliamente divergentes, encuentran  vivísimas oposiciones. Es preciso señalar,  además, que los conflictos  mezclan siempre las cuestiones religiosas con las cuestiones  políticas.
 
    
 
    
Anacrónico, ya que, aunque el absolutismo  reine, no sin luchas, en la mayor parte de Europa, se  derrumba em el país más ampliamente abierto el  capitalismo  moderno: Inglaterra.
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Hemos de ver como las expresiones del absolutismo  reflejan una secularización del pensamiento  político cuyos orígenes aparecen ya en la [[Edad Media]]. El absolutismo se concebió principalmente como la  negación del feudalismo. La  monarquía absoluta continúa estando limitada por la  ley divina y  la ley natural, y el  que se oponga a la dispersión feudal no significa  despotismoy tiranía. El carácter nacional de las monarquías se  afirma claramente en Francia e  Inglaterra.
 
 
Por otro lado, la política permanece  ideológicamente en la dependencia de la religión  cristiana. Y, sobre todo, el equilibrio de  las fuerzas sociales, las condiciones materiales y  el estado de  las técnicas oponen tales obstáculos a la  instauración de un poder realmente concentrado, que las  tesis  absolutistas, susceptibles por lo demás de  interpretaciones ampliamente divergentes, encuentran  vivísimas oposiciones. Es preciso señalar,  además, que los conflictos  mezclan siempre las cuestiones religiosas con las cuestiones  políticas.
 
 
 
Hemos de ver como las expresiones del absolutismo  reflejan una secularización del pensamiento  político cuyos orígenes aparecen ya en la Edad   Media.
 
 
 
El absolutismo se concebió principalmente como la  negación del feudalismo. La  monarquía absoluta continúa estando limitada por la  ley divina y  la ley natural, y el  que se oponga a la dispersión feudal no significa  despotismoy tiranía.
 
 
 
El carácter nacional de las monarquías se  afirma claramente en Francia e  Inglaterra.
 
  
 
===Supervivencias feudales y particularismos  locales===
 
===Supervivencias feudales y particularismos  locales===
 
 
 
En Francia, desde Luis XI; en Inglaterra, a partir de  los dos primeros Tudor, y en la España de Fernando e  Isabel, la autoridad del  rey no cesa de afirmarse. El impuesto  permanente, el ejército permanente y la  multiplicación de los funcionarios reales dan forma a un  Gobierno central  y a una Administración provincial que  controlan a las  autoridades locales o las substituyen. A estos rasgos  corresponden una adhesión o una resignación por  parte de los súbditos. Esta modernización no rebasa  ciertos límites; a pesar de sus tendencias autoritarias y  centralizadoras, los Gobiernos han de tener en cuenta numerosos  particularismos y han de respetar, en la forma y a veces en el  fondo, las franquicias de  las colectividades urbanas o provinciales.
 
En Francia, desde Luis XI; en Inglaterra, a partir de  los dos primeros Tudor, y en la España de Fernando e  Isabel, la autoridad del  rey no cesa de afirmarse. El impuesto  permanente, el ejército permanente y la  multiplicación de los funcionarios reales dan forma a un  Gobierno central  y a una Administración provincial que  controlan a las  autoridades locales o las substituyen. A estos rasgos  corresponden una adhesión o una resignación por  parte de los súbditos. Esta modernización no rebasa  ciertos límites; a pesar de sus tendencias autoritarias y  centralizadoras, los Gobiernos han de tener en cuenta numerosos  particularismos y han de respetar, en la forma y a veces en el  fondo, las franquicias de  las colectividades urbanas o provinciales.
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==Características==
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*'''Centralización''': El monarca encarna el Estado y es  soberano, hace las leyes y administra la justicia. Dejan de convocarse  las Asambleas Representativas que antes representaban a la nobleza,  clero y burguesía.
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*'''[[Concentración]]''':  No hay separación de poderes.
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*'''Recaudador''':  establece impuestos sin el consentimiento de los gobernados.
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*'''[[Burocracia]]''': como consecuencia de la  necesidad de recaudar, surge una burocracia que cumplirá con funciones  administrativas y judiciales.
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*'''Ejército permanente''': constituye el aparato del estado
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*'''[[Diplomacia]]''': Engrandece su reino de manera  diplomática, al formar alianzas matrimoniales destinadas a unificar  reinos sin la conquista mediante la guerra.
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*'''[[Iglesia]]''': Es subordinada a la autoridad del monarca,  ya que muchas veces tenía intereses opuestos al rey y esto no le  convenía.
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==Sociedad estamental==
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[[Archivo:Maria_Teresa_y_su_familia.jpg|thumb|right|300x250px|María Teresa y su familia.]]
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*'''Estamentos''': Agrupaciones de personas con funciones muy semejantes dentro de la sociedad
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'''''Hay tres estamentos'''''
 
    
 
    
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*'''Nobleza''': Era un grupo aristocrático de gran poder. Eran la minoría junto al clero. Entregaban su poder feudal al rey y el rey les daba seguridad, les daba tierras y le otorga protección contra el burgués. La nobleza no es [[homogénea]]. Por un lado está la alta nobleza, que se distingue por su fuerte capacidad económica. Por otro lado está la baja nobleza que vive mediocremente en sus posesiones rurales. Se es noble por nacimiento pero también por la compra de tierras vinculadas a algún título. Tenían muchos privilegios. El principal fue no pagar impuestos pero también obtuvieron cargos políticos, mandos militares, altas jerarquías eclesiásticas, consiguió títulos, pensiones por merced real, prerrogativas judiciales entre otras cosas.
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*'''[[Clero]]''': Son, al igual que la nobleza la minoría y los privilegiados. Se llegaba a ser parte del clero por vocación. Tenían muchos bienes y estaban libres de impuestos. Tenían gran influencia en la sociedad y controlaban la enseñanza. Los que forman parte de este estamento son los sacerdotes, obispos, es decir toda la gente de la iglesia. Había una alto y bajo clero. Los del alto [[clero]] eran ricos, cultos y los del bajo clero eran pobres, de origen burgués.
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*Luego encontramos el tercer estamento que está constituido por la '''burguesía''' y los '''campesinos'''. La [[burguesía]] está constituida por los que se dedicaban al comercio y a los negocios. Los burgueses vivían en los Burgos, o sea en las ciudades. Su deseo es ser como los nobles. Esto únicamente lo pueden conseguir a través del [[matrimonio]] o a través de la venta de títulos que hacía el rey. Le daban al rey obediencia y apoyo financiero. La burguesía al igual que los campesinos tenía que pagar impuestos. Los campesinos eran la gran mayoría y eran muy maltratados. Pagaban impuestos al rey , también pagaban rentas y producían para el reino. El campesino recibe del rey la justicia de una administración central. Con esto el campesino se ve favorecido.
  
 
==Desarrollo histórico==
 
==Desarrollo histórico==
 
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[[Archivo:Carlos_III.png|thumb|right|300x250px|Carlos III.]]
 
Las teorías medievales del derecho  divino  suponían el poder dividido, por voluntad de Dios, en dos  grandes brazos: espiritual y temporal. La iglesia, y a  su cabeza el pontífice de Roma, se  reservaba la potestad sobre los asuntos espirituales, mientras  que el poder temporal era ejercido por otras instituciones,  encabezadas por el rey. Aun cuando los conflictos  entre ambas autoridades fueron continuos, a fines de la edad media el  origen divino del poder real era conmúnmente admitido por  los tratadistas y el pueblo. Sin embargo, la potestad real estaba  limitada por fueros, leyes y  privilegios de muy variado signo.
 
Las teorías medievales del derecho  divino  suponían el poder dividido, por voluntad de Dios, en dos  grandes brazos: espiritual y temporal. La iglesia, y a  su cabeza el pontífice de Roma, se  reservaba la potestad sobre los asuntos espirituales, mientras  que el poder temporal era ejercido por otras instituciones,  encabezadas por el rey. Aun cuando los conflictos  entre ambas autoridades fueron continuos, a fines de la edad media el  origen divino del poder real era conmúnmente admitido por  los tratadistas y el pueblo. Sin embargo, la potestad real estaba  limitada por fueros, leyes y  privilegios de muy variado signo.
 
    
 
    
A fines del siglo XVI cobró fuerza el  fenómeno nacional, en íntima relación con el  cual nació el absolutismo. Con el desarrollo de  éste, el rey no sólo tendió a asumir la  totalidad del poder temporal, sino que pretendió  convertirse en cabeza de una iglesia  nacional. Aunque en las monarquías que siguieron fieles a  Roma se  incrementó la injerencia del soberano en los asuntos  eclesiásticos, ésta no llegó a afirmarse por  completo. En los países en los que triunfó, la  reforma dio pie, sin embargo, a la creación de iglesias  nacionales, encabezadas por los monarcas correspondientes.  
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A fines del [[siglo XVI]] cobró fuerza el  fenómeno nacional, en íntima relación con el  cual nació el absolutismo. Con el desarrollo de  éste, el rey no sólo tendió a asumir la  totalidad del poder temporal, sino que pretendió  convertirse en cabeza de una iglesia  nacional. Aunque en las monarquías que siguieron fieles a  Roma se  incrementó la injerencia del soberano en los asuntos  eclesiásticos, ésta no llegó a afirmarse por  completo. En los países en los que triunfó, la  reforma dio pie, sin embargo, a la creación de iglesias  nacionales, encabezadas por los monarcas correspondientes.  
  
La  teoría del origen divino del poder  real fue aceptada y  apoyada decididamente por Lutero y Calvino, cuyas doctrinas  ofrecieron a los gobernantes la oportunidad de sustituir por el  suyo propio el poder de la iglesia   romana. Han visto la luz diversas  teorías que explican el surgimiento del absolutismo en la  Europa  renacentista. Parece evidente que los nuevos medios de  guerra -  armas de fuego  y tácticas de ataque y defensa muy elaborada requerían la constitución de ejércitos  profesionales y permanentes, con la consiguiente inversión  de unos medios  económicos que la nobleza feudal no estaba en condiciones  de aportar. El incremento del comercio y las  comunicaciones  resultó decisivo para la consolidación de grandes  estados nacionales como Francia,  España e Inglaterra, que  desde un primer momento estuvieron estrechamente ligados a las  monarquías reinantes. Se produjo así un proceso de  anulación de los privilegios locales y regionales, y la  transferencia de sus jurisdicciones y poderes a las instituciones  encabezadas por el monarca.
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La  teoría del origen divino del poder  real fue aceptada y  apoyada decididamente por Lutero y Calvino, cuyas doctrinas  ofrecieron a los gobernantes la oportunidad de sustituir por el  suyo propio el poder de la [[iglesia romana]]. Han visto la luz diversas  teorías que explican el surgimiento del absolutismo en la  [[Europa]]   renacentista. Parece evidente que los nuevos medios de  guerra -  armas de fuego  y tácticas de ataque y defensa muy elaborada requerían la constitución de ejércitos  profesionales y permanentes, con la consiguiente inversión  de unos medios  económicos que la nobleza feudal no estaba en condiciones  de aportar. El incremento del comercio y las  comunicaciones  resultó decisivo para la consolidación de grandes  estados nacionales como Francia,  España e Inglaterra, que  desde un primer momento estuvieron estrechamente ligados a las  monarquías reinantes. Se produjo así un proceso de  anulación de los privilegios locales y regionales, y la  transferencia de sus jurisdicciones y poderes a las instituciones  encabezadas por el monarca. Para poner orden en la fragmentada sociedad  medieval, los gobernantes de los nuevos estados necesitaban  centralizar todos los poderes. Con tal objeto se  desarrolló una [[burocracia]].
 
 
Para poner orden en la fragmentada sociedad  medieval, los gobernantes de los nuevos estados necesitaban  centralizar todos los poderes. Con tal objeto se  desarrolló una burocracia.
 
  
 
==Causas religiosas==
 
==Causas religiosas==
 
 
 
* El recuerdo de las guerras de  religión está todavía vivo. No cabe duda de  que en una y otra parte se lanzan violentos ataques contra el  absolutismo; pero, en definitiva, el absolutismo sale reforzado  de ellos. En los países desgarrados por la guerra la  mayoría de la población sólo aspira a la  paz, contando con el monarca para garantizarla.
 
* El recuerdo de las guerras de  religión está todavía vivo. No cabe duda de  que en una y otra parte se lanzan violentos ataques contra el  absolutismo; pero, en definitiva, el absolutismo sale reforzado  de ellos. En los países desgarrados por la guerra la  mayoría de la población sólo aspira a la  paz, contando con el monarca para garantizarla.
 
    
 
    
*Tanto en Inglaterra como  en Francia se  manifiesta un sentimiento común de independencia  respecto al Papado. Mientras que Inglaterra  permanece fiel al anglicanismo, el galicanismo es la doctrina  oficial de la Monarquía de los Parlamentos y de los  obispos de Francia. La  declaración de 1682 significa a este respecto el remate de  una larga evolución. El triunfo del  galicanismo frente a  las teorías ultramontanas libera a la Monarquía de  todo sentimiento de obediencia respecto a Roma.   Anglicanismo y galicanismo caminan en la dirección del  absolutismo.
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*Tanto en Inglaterra como  en Francia se  manifiesta un sentimiento común de independencia  respecto al Papado. Mientras que Inglaterra  permanece fiel al anglicanismo, el galicanismo es la doctrina  oficial de la Monarquía de los Parlamentos y de los  obispos de Francia. La  declaración de 1682 significa a este respecto el remate de  una larga evolución. El triunfo del  galicanismo frente a  las teorías ultramontanas libera a la Monarquía de  todo sentimiento de obediencia respecto a Roma. [[Anglicanismo]] y [[galicanismo]] caminan en la dirección del  absolutismo.
  
 
==Causas políticas==
 
==Causas políticas==
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*Los Movimientos revolucionarios contribuyen a  reforzar el Poder, a hacer sentir la necesidad de orden y de la  paz no sólo en los círculos gobernantes, sino en  los medios  populares. La dictadura de  Cromwell sigue a la revolución de 1649, y el absolutismo  de Luis XIV está profundamente marcado por el recuerdo de  la Fronda. El tema de la paz civil domina el pensamiento  político del siglo XVII, en especial el de Hobbes.
 
    
 
    
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*Las guerras, sin  embargo, se suceden a lo largo del siglo, exigiendo una  concentración y un reforzamiento del Poder. En lo  inmediato consolidan el absolutismo, pero a la larga contribuyen  a destruirlo. De esta forma el peligro exterior favoreció,  sin duda, el absolutismo de [[Richelieu]]; pero las guerras de  finales de siglo precipitaron el ocaso del absolutismo  francés y el nacimiento del [[liberalismo europeo]].
 
 
*Los Movimientos revolucionarios contribuyen a  reforzar el Poder, a hacer sentir la necesidad de orden y de la  paz no sólo en los círculos gobernantes, sino en  los medios  populares. La dictadura de  Cromwell sigue a la revolución de 1649, y el absolutismo  de Luis XIV está profundamente marcado por el recuerdo de  la Fronda. El tema de la paz civi domina el pensamiento  político del siglo XVII, en especial el de Hobbes.
 
 
 
*Las guerras, sin  embargo, se suceden a lo largo del siglo, exigiendo una  concentración y un reforzamiento del Poder. En lo  inmediato consolidan el absolutismo, pero a la larga contribuyen  a destruirlo. De esta forma el peligro exterior favoreció,  sin duda, el absolutismo de Richelieu; pero las guerras de  finales de siglo precipitaron el ocaso del absolutismo  francés y el nacimiento del liberalismo   europeo.
 
  
 
==El absolutismo monarquico==
 
==El absolutismo monarquico==
 
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La corriente favorable al [[absolutismo monárquico]]   es más facil de seguir, a pesar de la diversidad de sus  aspectos. Se trata, en primer lugar, de la aceptación  tradicional y, por así decirlo, natural de la autoridad  existente, de la obediencia enseñada desde hace siglos por  la Iglesia;  numerosos autores laicos y eclesiásticos repiten  incansablemente la necesidad de esa aceptación, ocupando  este tema un lugar predominante en la literatura política  inglesa de la primera mitad del siglo XVI. Francia gozó después de la guerra de los  Cien Años de una mayor estabilidad política. La  monarquía tenía un prestigio casi místico,  el del rey taumaturgo, ungido de la Sainte Ampoule y que  cura las escrófulas.
La corriente favorable al absolutismo monárquico  es más facil de seguir, a pesar de la diversidad de sus  aspectos. Se trata, en primer lugar, de la aceptación  tradicional y, por así decirlo, natural de la autoridad  existente, de la obediencia enseñada desde hace siglos por  la Iglesia;  numerosos autores laicos y eclesiásticos repiten  incansablemente la necesidad de esa aceptación, ocupando  este tema un lugar predominante en la literatura política  inglesa de la primera mitad del siglo XVI.
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Sobre este fondo de creencias  populares, algunos panegiristas bordan, en provecho de grupos  sociales más restringidos, variaciones de alcance  principalmente literario: simbología de las flores de lis,  leyenda troyana destinada a exaltar la línea real y que  será más tarde ilustrada laboriosamente por la  [[Franciade de Ronsard]]. Cabe considerarlas como una  trasposición, en otros registros, del  pensamiento de  los doctores y licenciados in utroque iure que pulen a  placer definiciones y comentarios sobre el poder real, sin gran  originalidad por lo demás, ya que todos beben en las  mismas fuentes  clásicas del derecho romano  (cuyas sentencias la Edad Media no  ha bía ignorado), incluso cuando concuerdan poco con la  realidad política del momento. El rey es emperador en su  reino; aunque esta frase también se utiliza en Inglaterra,  en Francia, donde la tradición de los legistas posee mucho  [[vigor]], se la acompaña con desarrollo de  mayor profundidad.
Francia gozó después de la guerra de los  Cien Años de una mayor estabilidad política. La  monarquía tenía un prestigio casi místico,  el del rey taumaturgo, ungido de la Sainte Ampoule y que  cura las escrófulas.  
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=== La monarquía absoluta y su poder centralizador ===
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La  monarquía absoluta fue reuniendo en las manos del [[Rey]] —el cual, a  su vez, se identificaba cada vez más con el [[Estado]]— la plenitud de  poderes otrora repartidos entre los cuerpos intermedios, nobles o no.  Al  contrario del soberano feudal, el monarca absoluto tiene en torno a  sí  una nobleza que le acompaña noche y día y que el sirve  principalmente de  elemento ornamental, sin ningún poder efectivo. Así  eran los reyes  franceses de la [[Edad Moderna]], los cuales tuvieron en  [[Luis XIV]],  el Rey Sol, su modelo más completo.
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Sin  embargo, esta absorción de la nobleza mediante el fortalecimiento del  poder real no afectó de la misma manera a la nobleza de otros países ni  a  las de diversas regiones de un mismo país. En [[Francia]], la  nobleza  de la Vendée, región que más tarde habría de convertirse en  foco de  resistencia contra la [[Revolución]], fue una de las que  resistió contra  la influencia demoledora del absolutismo.
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Cada vez más desprovistos de vínculos vitales con todos los cuerpos intermedios que constituían la nación, esos monarcas ya no contaban con sus apoyos naturales e incapaces de sustentarse en ellos para mantenerse en pie, debieron recurrir a redes de [[burocracia]] cada vez  mayores. Esto resultó cada vez más pesado y, cuanto más pesado, más gravoso a aquellos mismos que estaban obligados a cargar con él.
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En Francia, los grandes feudos fueron siendo reabsorbidos por la  [[Corona]], principalmente a través de alianzas matrimoniales. El último  procedimiento en este sentido, llevado a cabo por medio de negociaciones diplomáticas que tuvieron aspecto de acuerdo de familia, tuvo por objeto el Ducado de Lorena. En [[1738]] fue convenido entre  Francia y [[Austria]] que Lorena pasaría a título vitalicio a [[Stanislao Leszcynski]], rey destronado de [[Polonia]] y padre de [[María Leszcynska]], esposa de Luis [[XV]]. Cuando el suegro del rey francés falleciera, dicho ducado se incorporaría automáticamente al reino de Francia, lo que efectivamente sucedió.
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La monarquía burocrática, sin nada de paternal, fue el Estado de Bonaparte, militar, financiero y administrativo. Después de su segunda y  definitiva abdicación, el déspota corso permaneció aislado en su fracaso y ni siquiera la perspectiva próxima de su caída suscitó una  revolución en su favor inspirada en el [[amor]] filial de súbditos leales con su monarca. A la manera de las que levantó la [[lealtad]]  monárquica en la Vendée o en la [[Península Ibérica]] o en Austria por aquellas dinastías reales en las que aún estaban en vigor rasgos del  paternalismo de antaño, radicalmente diferentes al despotismo duro de [[Napoleón Bonaparte|Napoleón]].
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El  Sacro Imperio Romano Germánico, electivo desde su origen, pasó a ser de hecho hereditario en [[1438]], con [[Alberto II]], de la Casa de  Austria. A partir de entonces ocupó siempre el trono imperial el Jefe de esta misma Casa. Aparente excepción fue la elección de [[Francisco de  Lorena]] en [[1745]], esposo de la heredera de dicha dinastía, la Archiduquesa [[María Teresa de Habsburgo]], quien fue designado a  petición de ella, calificándolo así con el más alto título nobiliario de  la [[Cristiandad]] y convirtiendo en más proporcionado ese matrimonio desigual. Aquí se constituyó la [[Casa de Habsburgo|Casa de Habsburgo-Lorena]], continuadora legítima de los Habsburgo al frente del Sacro Imperio. Por presión de Napoleón se disuelve el Sacro Imperio en  [[1806]] y se reducen drásticamente el número de unidades soberanas.
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La posterior Confederación Germánica, con el emperador de Austria como presidente hereditario, se sostiene de [[1815]] a [[1866]]. Ese año, bajo hegemonía prusiana, se forma la Confederación de [[Alemania]] del Norte, de la cual fueron excluidos Austria y algunos estados alemanes del [[Sur]]. Tras la derrota de [[Napoleón III]] en [[1870]] se convirtió en el Reich alemán, mucho más centralizado, donde se  reconocían como soberanos veinticinco estados.
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=== El absolutismo en la Península Ibérica ===
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[[Archivo:Las_meninas.jpg|thumb|right|300x250px|Las meninas de la corte.]]
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En  [[España]] y [[Portugal]], los respectivos monarcas tendieron a  consolidar continuamente el poder de la Corona sobre los varios cuerpos  del Estado, especialmente sobre la alta nobleza, aunque con múltiples  fricciones entre ambos. En Portugal episodios dramáticos dejaron huella  tanto en el reinado de [[Juan II]] —con aplicación de la pena capital  al  duque de Braganza y otros grandes nobles, así como la muerte del  duque  de Viseu, hermano de la reina—, como en el reinado de [[José I de Portugal|José I]] —con la  ejecución pública del duque de Aveiro y destacadas figuras de  la  aristocracia, sobre todo de la ilustre [[Casa de los Távoras]]—.
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En  España esta tendencia centralizadora ya se podía notar en diversos  monarcas de la [[Casa de Trastámara]] y fue creciendo a lo largo de los  sucesivos reinados hasta llegar a su auge en el [[siglo XVIII]], con la  [[Casa de Borbón]]. Durante el reinado de los Reyes Católicos se  produjo  una disminución del poder de la nobleza con la destrucción de  castillos, la limitación de los privilegios nobiliarios, la  incorporación a la Corona del señorío de las plazas marítimas y de los  maestrazgos de las principales órdenes militares.
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Para  el siglo XVIII, la llamada nobleza histórica se mostraba cada vez más  afecta a gravitar en torno al soberano, de modo semejante a lo que  ocurría en Francia, donde el Rey Sol y sus sucesores se hallaban  cercados en la inigualable magnificencia de [[Versailles]]. La vida de  corte, donde la nobleza ejercía sus funciones, le exigía un fastuoso  tren de vida para el cual frecuentemente no bastaban las rentas  producidas por sus tierras patrimoniales. En consecuencia, los reyes  remuneraban esos cargos. Cuando esto no era suficiente, se producían  devastadores endeudamientos que debían romperse por medio de uniones  matrimoniales con la alta [[burguesía]] o por subsidios concedidos por  los monarcas a título de favor.
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Tras  las invasiones napoleónicas, los regímenes monárquicos de la Península  Ibérica se fueron liberalizando cada vez más y perdiendo mucha de su  influencia. Los títulos de nobleza acabaron por incluir en esta clase —o  por preferencia personal del rey o por servicios prestados en los más  variados campos— a numerosas personas que no habían nacido en ella. Tal  vez ningún monarca haya llevado tan lejos la propensión a hacer de la  nobleza una clase tan abierta como [[Carlos III de España]] entre  [[1759]] y [[1788]].
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En  España la proclamación de la República en [[1873]] y en [[1931]] y las  restauraciones monárquicas que siguieron dieron lugar a supresiones y  reintegraciones de los títulos de nobleza, con evidente trauma para el  cuerpo nobiliario. En Portugal, tras la proclamación de la República en  [[1910]], los títulos, distinciones honoríficas y derechos de la  nobleza  fueron abolidos, aunque, durante el régimen republicano,  aquellas  personas a quienes les había sido concedido un título y  hubiesen pagado  los respectivos derechos de merced del mismo fueron  legalmente  autorizadas a usarlo, con la condición de precederlo con su  nombre  civil.
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Ya  en el  [[siglo XIX]] se esboza el Estado burgués superpotente que en la  primera  mitad del [[siglo XX]] provoca la caída paulatina de los  regímenes  monárquicos, abriendo el camino para el Estado proletario.
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=== La nobleza menor ===
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Al  lado de la nobleza por excelencia –guerrera, señorial y rural- se fue  constituyendo una clase nobiliaria menor, aunque también auténtica. En  España, la investidura de determinados cargos civiles, militares y  culturales e incluso el ejercicio de ciertas formas de comercio  particularmente útiles para el Estado confería ipso facto la nobleza a  título personal y vitalicio, o bien a título también hereditario.
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[[Felipe  IV]], por Real Cédula de [[20 de agosto]] de [[1637]], dice que el  Oficial que sirva en [[guerra]] viva por un año, goce de la Nobleza de  Privilegio y aquel que lo hiciere durante cuatro, pase dicha nobleza a  sus herederos. La Nobleza Personal está reconocida a todos los oficiales  del Ejército por orden de [[1799]] y en [[1864]] se ordena que el  dictado de Don y de Noble se dé a los hijos de oficiales de mayor  graduación, nietos de Teniente Coronel y a los Hidalgos notorios que  sirvan en el Ejército.
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En  Portugal, la condición de intelectual abría las puertas para la  categoría de noble. Todo aquel que se licenciaba en la célebre  [[Universidad de Coimbra]] obtenía un título personal y vitalicio, pero  no hereditario. Sin embargo, si tres generaciones directas se  diplomaban  en Coimbra en [[Teología]], [[Filosofía]], [[Derecho]],  [[Medicina]] o  [[Matemáticas]], pasaban a ser nobles por vía  hereditaria todos sus  descendientes aunque éstos no cursasen estudios  allí.
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En  Francia, además de la nobleza togada –''noblesse de robe''-, que se  reclutaba entre la magistratura, estaba la nobleza de campana -noblesse  de cloche-, habitualmente formada por burgueses que se habían destacado  al servicio del bien común en las pequeñas ciudades. La adquisición de  nobleza podía darse por el ejercicio de cargos militares, altos cargos  de la [[Corte]] como secretarios y notarios del Rey, cargos de  finanzas,  puestos universitarios, etc.
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Los  ennoblecimientos de este tipo suscitaban la búsqueda de autenticidad.  La condición de noble no consiste únicamente en el uso de un título  conferido por Decreto Real, sino también y especialmente en la posesión  del perfil característico de la clase. Es comprensible que ciertos  nuevos ricos ascendidos a nuevos nobles tuviesen dificultad en  adquirirlo pues, como se sabe, depende de una larga tradición familiar  que, a veces, se encuentra en élites burguesas tradicionales menos  ricas.
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El nuevo  noble, lejos de embestir contra ese ambiente del cual era heterogéneo,  hizo todo lo posible para adaptarse a él y, sobre todo, proporcionar a  los más jóvenes una educación genuinamente aristocrática. Esto hizo que  la nobleza antigua absorbiera más fácilmente los elementos nuevos por  lo  que, en una o más generaciones, desaparecieron las diferencias entre  los nobles tradicionales y los nuevos nobles. Esto se dio por el  propio  efecto del paulatino transcurrir del tiempo y el matrimonio de  jóvenes  nobles, titulares de nombres históricos, con hijas o nietas de  nuevos  nobles, cuya riqueza servía a muchos de ellos como medio para  evitar la  decadencia económica y de conferir nuevo brillo a su  respectivo  [[blasón]]. Este proceso se ha dado desde la [[Edad Media]]  hasta la  actualidad.
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=== El perfil de la nobleza ===
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En  la Edad Media y en el Antiguo Régimen la condición nobiliaria no  constituía una profesión. Sin embargo, marcaba a fondo a quien gozaba de  ella, al igual que a toda su familia. El Título se incorporaba al  apellido y a veces lo sustituía; el blasón pasaba a ser el emblema de la  [[familia]] y la [[tierra]] sobre la cual el noble ejercía su poder  adquiría en la mayoría de los casos su propio nombre. Cuando sucedía lo  contrario era el noble quien incorporaba a su título, a través de la  partícula de, el nombre de su territorio.
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El  noble medieval debía ser un héroe dispuesto a todo en favor del rey y  de su pueblo, así como el brazo armado en defensa de la [[Fe]] y de la  Cristiandad durante la guerra. Pero, al mismo tiempo, debía dar un  excelente ejemplo a subordinados y pares tanto en la virtud como en la  cultura, en el trato social, en el buen gusto, en la vida cotidiana.
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Las  buenas maneras y la etiqueta se modelaban según patrones que exigían  al  noble una continua represión de sus impulsos. La vida social era,  bajo  algunos aspectos, un sacrificio continuo que se iba haciendo más  exigente a medida que la civilización progresaba. En cuanto clase  social, la misión de la nobleza era cultivar y difundir el impulso de  todas las clases hacia lo alto. El noble estaba vuelto por excelencia  hacia esa misión en la esfera temporal, como el clero en la espiritual.
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Hoy,  de todo lo que otrora la nobleza fue o tuvo, le ha quedado solamente  esa excelencia multiforme junto con un conjunto residual de medios que  le impide recaer en el desenfreno típico de los ''nouveau riches''.
  
Sobre este fondo de creencias  populares, algunos panegiristas bordan, en provecho de grupos   sociales más restringidos, variaciones de alcance  principalmente literario: simbología de las flores de lis,   leyenda troyana destinada a exaltar la línea real y que  será más tarde ilustrada laboriosamente por la  Franciade de Ronsard. Cabe considerarlas como una  trasposición, en otros registros, del  pensamiento de   los doctores y licenciados in utroque iure que pulen a  placer definiciones y comentarios sobre el poder real, sin gran  originalidad por lo demás, ya que todos beben en las  mismas fuentes  clásicas del derecho romano  (cuyas sentencias la Edad Media no   ha bía ignorado), incluso cuando concuerdan poco con la   realidad política del momento. El rey es emperador en su  reino; aunque esta frase también se utiliza en Inglaterra,   en Francia, donde la tradición de los legistas posee mucho  vigor, se la acompaña con desarrollo de   mayor profundidad.
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Privada  de todo poder político en las repúblicas contemporáneas –y contando   únicamente con vestigios de él en las monarquías-, teniendo una  representación escasa en las finanzas, desempeñando en la [[diplomacia]]   y el mecenazgo un papel casi siempre menos patente que el de la  burguesía, la nobleza de hoy es mayormente un residuo aferrado a la   tradición y a la grandeza de sus antepasados.
  
 
==Factores decisivos==
 
==Factores decisivos==
 
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Los inicios de la Edad Moderna  coinciden con la creciente consolidación de los Estados  nacionales. La poliarquía medieval resulta paulatinamente  reemplazada por comunidades centralizadas en las que los interses  nacionales prevalecen sobre las particularidades  locales. El Rey ya no es un primus inter pares. Se  presenta ahora como cabeza de un estdo nacional con  límites territoriales cada vez más precisos. Surge  la noción jurídica de "frontera", desaparecen los  llamados "espacios vacios" y comienza a desarrollarse una  verdadera cartografía terrestre. Las casas reinantes comienzan a requerir un  número creciente de colaboradores que integran las  primeras burocracias estatales. En el [[siglo XV]] los estados  italianos crean, con carácter estble, la [[diplomacia]]. A partir del siglo XVI las monarquías  europeas establecen embajadas estables que frecuentemente son  asignadas a la alta nobleza.
Los inicios de la Edad Moderna  coinciden con la creciente consolidación de los Estados  nacionales. La poliarquía medieval resulta paulatinamente  reemplazada por comunidades centralizadas en las que los interses  nacionales prevalecen sobre las particularidades  locales.
 
 
 
El Rey ya no es un primus inter pares. Se  presenta ahora como cabeza de un estdo nacional con  límites territoriales cada vez más precisos. Surge  la noción jurídica de "frontera", desaparecen los  llamados "espacios vacios" y comienza a desarrollarse una  verdadera cartografía terrestre.
 
 
 
Las casas reinantes comienzan a requerir un  número creciente de colaboradores que integran las  primeras burocracias estatales. En el siglo XV los estados  italianos crean, con carácter estble, la   diplomacia. A partir del siglo XVI las monarquías  europeas establecen embajadas estables que frecuentemente son  asignadas a la alta nobleza.
 
  
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Este proceso de  centralización se cumple bajo el  signo del  absolutismo. El desconocimiento de la autoridad  religiosa del sucesor de Pedro, el Romano Pontífice, mueve  a reyes y príncipes a asumir atribuciones religiosas. Los  límites derivdos de la distinción entre lo que es  de Dios y lo que pertenece al César comienzan a esfumarse,  generando abusos y despotismo. Tales tendencias son manifiestas  en la primera etapa del protestantismo. Pero también en  monarquías católicas como las de Francia y [[España]] aparecen corrientes que llevan en embrión  desviaciones cesaropapistas. El [[Concordarto de Bolonia]] ([[1516]])  otorga a los reyes de Francia el derecho de "presentación"  de obispos y abades. Y en España los [[Reyes Católicos]] y luego [[Carlos V]] obtienen el reconocimiento del  Real Patronato.
 
    
 
    
Este proceso de  centralización se cumple bajo el  signo del   absolutismo. El desconocimiento de la autoridad   religiosa del sucesor de Pedro, el Romano Pontífice, mueve   a reyes y príncipes a asumir atribuciones religiosas. Los   límites derivdos de la distinción entre lo que es   de Dios y lo que pertenece al César comienzan a esfumarse,   generando abusos y despotismo. Tales tendencias son manifiestas   en la primera etapa del protestantismo. Pero también en   monarquías católicas como las de Francia y   España aparecen corrientes que llevan en embrión   desviaciones cesaropapistas. El Concordarto de Bolonia (1516)  otorga a los reyes de Francia el derecho de "presentación"   de obispos y abades. Y en España los Reyes  Católicos y luego Carlos V obtienen el reconocimiento del   Real Patronato.
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El aumento del poder real -observa Vázquez de  Prada-, que venía a significar mayor eficacia del  Estado, se  hizo a costa de la nobleza. Sus miembros, al disminuir sus   prerrogativas locales, optaron frecuentemente por incorporarse a   los cargos y oficios reales de la Corte. En los cargos   administrativos fueron designados a menudo hombres egresados de  las universidades que pertenecían a los estratos   burgueses. El pueblo llano, por su parte, no opuso dificultades   al avance de la autoridad   real, y poco a poco los monarcas quedaron como árbitros   entre los distintos cuerpos sociales. Otros factores contribuyen a consolidar el poder   absoluto de los reyes: el comercio  internacional, la expansión de las monarquías   europeas hacia [[América]], [[África]] y [[Asia]] y las nuevas   técnicas de guerra,   fundadas en el empleo de la   [[pólvora]] que torna vulnerables a las hasta entonces   inexpugnables castillos de los señores feudales.  
    
 
El aumento del poder real -observa Vázquez de  Prada-, que venía a significar mayor eficacia del  Estado, se   hizo a costa de la nobleza.  
 
  
Sus miembros, al disminuir sus  prerrogativas locales, optaron frecuentemente por incorporarse a  los cargos y oficios reales de la Corte. En los cargos  administrativos fueron designados a menudo hombres egresados de  las universidades que pertenecían a los estratos  burgueses. El pueblo llano, por su parte, no opuso dificultades  al avance de la autoridad  real, y poco a poco los monarcas quedaron como árbitros  entre los distintos cuerpos sociales.
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Pero de  mayor importancia son los factores ideológicos: la  obediencia pasiva predicada por algunos reformadores, el  amoralismo de los discípulos de Maquiavelo y las  doctrinas francesas que tienden a afirmar el poder real para  superar las divisisones derivadas de las  guerras de  religión. Por lo demás, desde los siglos XIV y XV,  se incubaba un ruptura de la síntesis elaborada por [[Alberto Magno]], [[Tomás de Aquino]] y sus discípulos.  Las últimas fases de la [[filosofía]] del  Medioevo apunta [[Bidart Campos]]- habían disociado  dos ámbitos que hasta entonces estaban  íntimamente vinculados: el de la filosofía y el de  la [[teología]], la razón de la fe, la [[naturaleza]] y la  gracia. En lo específicamente político esa  ruptura impulsará a prescindir de los límites  éticos que deben observar gobernantes y gobernados,  estableciéndose de esta forma las bases de los  totalitarismos contemporáneos.
 
 
Otros factores contribuyen a consolidar el poder  absoluto de los reyes: el comercio  internacional, la expansión de las monarquías  europeas hacia América, Africa y Asia y las nuevas  técnicas de guerra,  fundadas en el empleo de la  pólvora que torna vulnerables a las hasta entonces  inexpugnables castillos de los señores feudales.
 
 
 
Pero de  mayor importancia son los factores ideológicos: la  obediencia pasiva predicada por algunos reformadores, el  amoralismo de los discípulos de Maquiavelo y las  doctrinas francesas que tienden a afirmar el poder real para  superar las divisisones derivadas de las  guerras de  religión. Por lo demás, desde los siglos XIV y XV,  se incubaba un ruptura de la síntesis elaborada por   Alberto Magno, Tomás de Aquino y sus discípulos.  Las últimas fases de la filosofía del  Medioevo
 
 
 
-apunta Bidart Campos- habían disociado  dos ámbitos que hasta entonces estaban  íntimamente vinculados: el de la filosofía y el de  la teología, la razón de la fe, la naturaleza y la  gracia. En lo específicamente político esa  ruptura impulsará a prescindir de los límites  éticos que deben observar gobernantes y gobernados,  estableciéndose de esta forma las bases de los  totalitarismos contemporáneos.
 
  
 
==Fuentes==
 
==Fuentes==
*[http://www.ecured.cu/index.php?title=Absolutismo&action=edit&redlink=1/ Absolutismo]
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*[http://html.rincondelvago.com/absolutismo_3.html Absolutismo]
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*[http://nobleyreal.blogspot.com/search/label/absolutismo]
  
[[Category:Doctrinas]]
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[[Categoría:Doctrinas]][[Categoría:Historia]]

última versión al 00:36 20 ago 2019

Absolutismo
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Concepto:Es un sistema de gobierno absoluto, en el cual el poder reside en una única persona que manda sin rendir cuentas a un parlamento o la sociedad en general. El absolutismo fue muy usual desde el siglo XVI hasta la primera mitad del XIX, cuando diversas revoluciones lo derrocaron.

Absolutismo. Es una doctrina política caracterizada por la teórica concentración de todo el poder del Estado en manos del monarca gobernante.

Al comienzo de la Edad Moderna se asientan en el poder los reyes absolutos, creando los Estados nacionales. El absolutismo monárquico se impone como ideología de Estado gracias a los juristas que salen de las universidades; principalmente las de Bolonia, Salamanca, París y Valladolid; pero también triunfa por que se extiende la doctrina del origen divino del poder de los reyes. Esto se traduce en que el rey es el único que puede crear leyes, a través de la pragmática. Los reyes apoyan su poder en diversas instituciones, que afectan a todo el territorio, creando así los Estados nacionales. Son instituciones como el Consejo Real, formado, principalmente, por la nobleza y los letrados profesionales. Los reyes crean, también, ejércitos permanentes. Son ejércitos profesionales de mercenarios que guardan fidelidad al rey.

Esto les libera de la dependencia militar de los señores feudales; pero son ejércitos muy caros, y están inmersos en continuas guerras. También se desarrolla la diplomacia, con los primeros embajadores permanentes en los reinos extranjeros. Los primeros embajadores los envía Venecia. Otra institución que se crea en esta época es la Administración de justicia, a la que se acude: primero a los alcaldes, y en última instancia a las Audiencias y a las Cancillerías. Esta Administración que sostiene el poder real se extiende por todos los reinos, y afecta a todo el territorio. Se crea una burocracia funcionarial, en la que los oficios son otorgados por el rey. En ocasiones estos oficios eran alquilados, o incluso vendidos por el titular; como la recaudación de impuestos, que solía ser alquilada porque costaba más recaudar los impuestos en distintas partes que lo que se iba a recaudar.

El Estado nacional se caracteriza porque la legislación no está limitada por los fueros, las ciudades o a los señoríos, sino que se aplica en todo el territorio. Esto no quita para que cada estamento social, o cada asociación privilegiada, tenga sus leyes y sus jueces. La única institución cuya legislación es de aplicación en todos los reinos de una corona es la Inquisición, de la que se valen todos los reyes para unificar las leyes de su corona. Para autores como Tyndale la rebelión es siempre condenable, ya que la autoridad ha sido instituida por Dios, y la obediencia a los reyes es un deber natural. El rey representa la imagen de Dios en la tierra. Se condena no sólo la rebelión contra el rey sino también contra el orden social establecido. Sin embargo, aunque el rey tiene todo el poder, no debe abusar de él, y debe aceptar las costumbres de los reinos que regenta. Según Seyssel el poder real está limitado por tres frenos: las obligaciones de conciencia del rey y el carácter cristiano de la monarquía, los parlamentos y las buenas leyes; ordenanzas y costumbres de los reinos. Pero los grandes teóricos del absolutismo en la Edad Moderna son Nicolás Maquiavelo, Hugo Grocio, Thomas Hobbes y Jacques Benigne Bossuet. En el siglo XVIII el absolutismo se convierte en despotismo ilustrado.

Historia

La conocida sentencia deLuis XIV de Francia resume en pocas palabras la esencia del absolutismo: un régimen político en el que una persona, el soberano, ejerce el poder con carácter absoluto, sin límites jurídicos ni de nunguna otra naturaleza. Resulta totalmente artificial oponer los tumultos de la Reforma a la soberana majestad del "siglo de Luis XIV". Bajo diversas formas, el absolutismo ha sido la forma de gobierno de muchos países en distintas épocas. Sin embargo, se ha reservado dicho término para designar, en un sentido específico, el ejercicio del poder en un momento histórico y espacial concreto: el de las monarquías absolutas europeas de los siglos XVI al XVIII. Muchos autores distinguen un primer períido, correspondiente al siglo XVI, de monarquía autoritaria, que no llegaría a ser plenamente absoluta hasta mediados de la centuria siguiente.

La corte de Luis XIV.

El siglo XVI, es un siglo innovador, lo es también en el campo de las ideas políticas. La Europa de comienzos del siglo XVI es un mosaico de cuerpos políticos muy diferentes. Junto a reinos diversamente organizados, pero ya sólidamente implantados en su independencia nacional, existen repúblicas urbanas y señoríos nacidos en torno a una ciudad, así como principados laicos o eclesiásticos, cuya autonomía es tan efectiva en Alemania como en la Italia desembarazada de la ficción misma del poder imperial. El siglo XVII es un siglo de crisis. Crisis económicas, políticas, guerras desórdenes de los Países Bajos, religiosas y crisis intelectuales.

En vinculación con el progreso del poder real en ciertos Estados, se elabora una doctrina -la del absolutismo- que se define como una soberanía monárquica sin límites y sin control, que no reconoce a los súbditos más que el deber de obedecer. El absolutismo sale aparentemente reforzado de estas crisis. El siglo XVII se nos muestra así como el apogeo del absolutismo; pero es un absolutismo precario, híbrido y en vías de ser rebasado. Precario, ya que las causas que favorecen temporalmente el absolutismo tienen que provocar, a más o menos plazo, su disolución Híbrido, porque el absolutismo del siglo XVII hace descansar la noción de soberanía simultáneamente sobre los elementos tradicionales (los deberes del monarca, el contrato, la costumbre, las leyes fundamentales del reino) y sobre elementos nuevos (mercantilismo y utilitarismo).

Anacrónico, ya que, aunque el absolutismo reine, no sin luchas, en la mayor parte de Europa, se derrumba em el país más ampliamente abierto el capitalismo moderno: Inglaterra. Por otro lado, la política permanece ideológicamente en la dependencia de la religión cristiana. Y, sobre todo, el equilibrio de las fuerzas sociales, las condiciones materiales y el estado de las técnicas oponen tales obstáculos a la instauración de un poder realmente concentrado, que las tesis absolutistas, susceptibles por lo demás de interpretaciones ampliamente divergentes, encuentran vivísimas oposiciones. Es preciso señalar, además, que los conflictos mezclan siempre las cuestiones religiosas con las cuestiones políticas.

Hemos de ver como las expresiones del absolutismo reflejan una secularización del pensamiento político cuyos orígenes aparecen ya en la Edad Media. El absolutismo se concebió principalmente como la negación del feudalismo. La monarquía absoluta continúa estando limitada por la ley divina y la ley natural, y el que se oponga a la dispersión feudal no significa despotismoy tiranía. El carácter nacional de las monarquías se afirma claramente en Francia e Inglaterra.

Supervivencias feudales y particularismos locales

En Francia, desde Luis XI; en Inglaterra, a partir de los dos primeros Tudor, y en la España de Fernando e Isabel, la autoridad del rey no cesa de afirmarse. El impuesto permanente, el ejército permanente y la multiplicación de los funcionarios reales dan forma a un Gobierno central y a una Administración provincial que controlan a las autoridades locales o las substituyen. A estos rasgos corresponden una adhesión o una resignación por parte de los súbditos. Esta modernización no rebasa ciertos límites; a pesar de sus tendencias autoritarias y centralizadoras, los Gobiernos han de tener en cuenta numerosos particularismos y han de respetar, en la forma y a veces en el fondo, las franquicias de las colectividades urbanas o provinciales.

Características

  • Centralización: El monarca encarna el Estado y es soberano, hace las leyes y administra la justicia. Dejan de convocarse las Asambleas Representativas que antes representaban a la nobleza, clero y burguesía.
  • Concentración: No hay separación de poderes.
  • Recaudador: establece impuestos sin el consentimiento de los gobernados.
  • Burocracia: como consecuencia de la necesidad de recaudar, surge una burocracia que cumplirá con funciones administrativas y judiciales.
  • Ejército permanente: constituye el aparato del estado
  • Diplomacia: Engrandece su reino de manera diplomática, al formar alianzas matrimoniales destinadas a unificar reinos sin la conquista mediante la guerra.
  • Iglesia: Es subordinada a la autoridad del monarca, ya que muchas veces tenía intereses opuestos al rey y esto no le convenía.

Sociedad estamental

María Teresa y su familia.
  • Estamentos: Agrupaciones de personas con funciones muy semejantes dentro de la sociedad

Hay tres estamentos

  • Nobleza: Era un grupo aristocrático de gran poder. Eran la minoría junto al clero. Entregaban su poder feudal al rey y el rey les daba seguridad, les daba tierras y le otorga protección contra el burgués. La nobleza no es homogénea. Por un lado está la alta nobleza, que se distingue por su fuerte capacidad económica. Por otro lado está la baja nobleza que vive mediocremente en sus posesiones rurales. Se es noble por nacimiento pero también por la compra de tierras vinculadas a algún título. Tenían muchos privilegios. El principal fue no pagar impuestos pero también obtuvieron cargos políticos, mandos militares, altas jerarquías eclesiásticas, consiguió títulos, pensiones por merced real, prerrogativas judiciales entre otras cosas.
  • Clero: Son, al igual que la nobleza la minoría y los privilegiados. Se llegaba a ser parte del clero por vocación. Tenían muchos bienes y estaban libres de impuestos. Tenían gran influencia en la sociedad y controlaban la enseñanza. Los que forman parte de este estamento son los sacerdotes, obispos, es decir toda la gente de la iglesia. Había una alto y bajo clero. Los del alto clero eran ricos, cultos y los del bajo clero eran pobres, de origen burgués.
  • Luego encontramos el tercer estamento que está constituido por la burguesía y los campesinos. La burguesía está constituida por los que se dedicaban al comercio y a los negocios. Los burgueses vivían en los Burgos, o sea en las ciudades. Su deseo es ser como los nobles. Esto únicamente lo pueden conseguir a través del matrimonio o a través de la venta de títulos que hacía el rey. Le daban al rey obediencia y apoyo financiero. La burguesía al igual que los campesinos tenía que pagar impuestos. Los campesinos eran la gran mayoría y eran muy maltratados. Pagaban impuestos al rey , también pagaban rentas y producían para el reino. El campesino recibe del rey la justicia de una administración central. Con esto el campesino se ve favorecido.

Desarrollo histórico

Carlos III.

Las teorías medievales del derecho divino suponían el poder dividido, por voluntad de Dios, en dos grandes brazos: espiritual y temporal. La iglesia, y a su cabeza el pontífice de Roma, se reservaba la potestad sobre los asuntos espirituales, mientras que el poder temporal era ejercido por otras instituciones, encabezadas por el rey. Aun cuando los conflictos entre ambas autoridades fueron continuos, a fines de la edad media el origen divino del poder real era conmúnmente admitido por los tratadistas y el pueblo. Sin embargo, la potestad real estaba limitada por fueros, leyes y privilegios de muy variado signo.

A fines del siglo XVI cobró fuerza el fenómeno nacional, en íntima relación con el cual nació el absolutismo. Con el desarrollo de éste, el rey no sólo tendió a asumir la totalidad del poder temporal, sino que pretendió convertirse en cabeza de una iglesia nacional. Aunque en las monarquías que siguieron fieles a Roma se incrementó la injerencia del soberano en los asuntos eclesiásticos, ésta no llegó a afirmarse por completo. En los países en los que triunfó, la reforma dio pie, sin embargo, a la creación de iglesias nacionales, encabezadas por los monarcas correspondientes.

La teoría del origen divino del poder real fue aceptada y apoyada decididamente por Lutero y Calvino, cuyas doctrinas ofrecieron a los gobernantes la oportunidad de sustituir por el suyo propio el poder de la iglesia romana. Han visto la luz diversas teorías que explican el surgimiento del absolutismo en la Europa renacentista. Parece evidente que los nuevos medios de guerra - armas de fuego y tácticas de ataque y defensa muy elaborada requerían la constitución de ejércitos profesionales y permanentes, con la consiguiente inversión de unos medios económicos que la nobleza feudal no estaba en condiciones de aportar. El incremento del comercio y las comunicaciones resultó decisivo para la consolidación de grandes estados nacionales como Francia, España e Inglaterra, que desde un primer momento estuvieron estrechamente ligados a las monarquías reinantes. Se produjo así un proceso de anulación de los privilegios locales y regionales, y la transferencia de sus jurisdicciones y poderes a las instituciones encabezadas por el monarca. Para poner orden en la fragmentada sociedad medieval, los gobernantes de los nuevos estados necesitaban centralizar todos los poderes. Con tal objeto se desarrolló una burocracia.

Causas religiosas

  • El recuerdo de las guerras de religión está todavía vivo. No cabe duda de que en una y otra parte se lanzan violentos ataques contra el absolutismo; pero, en definitiva, el absolutismo sale reforzado de ellos. En los países desgarrados por la guerra la mayoría de la población sólo aspira a la paz, contando con el monarca para garantizarla.
  • Tanto en Inglaterra como en Francia se manifiesta un sentimiento común de independencia respecto al Papado. Mientras que Inglaterra permanece fiel al anglicanismo, el galicanismo es la doctrina oficial de la Monarquía de los Parlamentos y de los obispos de Francia. La declaración de 1682 significa a este respecto el remate de una larga evolución. El triunfo del galicanismo frente a las teorías ultramontanas libera a la Monarquía de todo sentimiento de obediencia respecto a Roma. Anglicanismo y galicanismo caminan en la dirección del absolutismo.

Causas políticas

  • Los Movimientos revolucionarios contribuyen a reforzar el Poder, a hacer sentir la necesidad de orden y de la paz no sólo en los círculos gobernantes, sino en los medios populares. La dictadura de Cromwell sigue a la revolución de 1649, y el absolutismo de Luis XIV está profundamente marcado por el recuerdo de la Fronda. El tema de la paz civil domina el pensamiento político del siglo XVII, en especial el de Hobbes.
  • Las guerras, sin embargo, se suceden a lo largo del siglo, exigiendo una concentración y un reforzamiento del Poder. En lo inmediato consolidan el absolutismo, pero a la larga contribuyen a destruirlo. De esta forma el peligro exterior favoreció, sin duda, el absolutismo de Richelieu; pero las guerras de finales de siglo precipitaron el ocaso del absolutismo francés y el nacimiento del liberalismo europeo.

El absolutismo monarquico

La corriente favorable al absolutismo monárquico es más facil de seguir, a pesar de la diversidad de sus aspectos. Se trata, en primer lugar, de la aceptación tradicional y, por así decirlo, natural de la autoridad existente, de la obediencia enseñada desde hace siglos por la Iglesia; numerosos autores laicos y eclesiásticos repiten incansablemente la necesidad de esa aceptación, ocupando este tema un lugar predominante en la literatura política inglesa de la primera mitad del siglo XVI. Francia gozó después de la guerra de los Cien Años de una mayor estabilidad política. La monarquía tenía un prestigio casi místico, el del rey taumaturgo, ungido de la Sainte Ampoule y que cura las escrófulas.

Sobre este fondo de creencias populares, algunos panegiristas bordan, en provecho de grupos sociales más restringidos, variaciones de alcance principalmente literario: simbología de las flores de lis, leyenda troyana destinada a exaltar la línea real y que será más tarde ilustrada laboriosamente por la Franciade de Ronsard. Cabe considerarlas como una trasposición, en otros registros, del pensamiento de los doctores y licenciados in utroque iure que pulen a placer definiciones y comentarios sobre el poder real, sin gran originalidad por lo demás, ya que todos beben en las mismas fuentes clásicas del derecho romano (cuyas sentencias la Edad Media no ha bía ignorado), incluso cuando concuerdan poco con la realidad política del momento. El rey es emperador en su reino; aunque esta frase también se utiliza en Inglaterra, en Francia, donde la tradición de los legistas posee mucho vigor, se la acompaña con desarrollo de mayor profundidad.

La monarquía absoluta y su poder centralizador

La monarquía absoluta fue reuniendo en las manos del Rey —el cual, a su vez, se identificaba cada vez más con el Estado— la plenitud de poderes otrora repartidos entre los cuerpos intermedios, nobles o no. Al contrario del soberano feudal, el monarca absoluto tiene en torno a sí una nobleza que le acompaña noche y día y que el sirve principalmente de elemento ornamental, sin ningún poder efectivo. Así eran los reyes franceses de la Edad Moderna, los cuales tuvieron en Luis XIV, el Rey Sol, su modelo más completo.

Sin embargo, esta absorción de la nobleza mediante el fortalecimiento del poder real no afectó de la misma manera a la nobleza de otros países ni a las de diversas regiones de un mismo país. En Francia, la nobleza de la Vendée, región que más tarde habría de convertirse en foco de resistencia contra la Revolución, fue una de las que resistió contra la influencia demoledora del absolutismo.

Cada vez más desprovistos de vínculos vitales con todos los cuerpos intermedios que constituían la nación, esos monarcas ya no contaban con sus apoyos naturales e incapaces de sustentarse en ellos para mantenerse en pie, debieron recurrir a redes de burocracia cada vez mayores. Esto resultó cada vez más pesado y, cuanto más pesado, más gravoso a aquellos mismos que estaban obligados a cargar con él.

En Francia, los grandes feudos fueron siendo reabsorbidos por la Corona, principalmente a través de alianzas matrimoniales. El último procedimiento en este sentido, llevado a cabo por medio de negociaciones diplomáticas que tuvieron aspecto de acuerdo de familia, tuvo por objeto el Ducado de Lorena. En 1738 fue convenido entre Francia y Austria que Lorena pasaría a título vitalicio a Stanislao Leszcynski, rey destronado de Polonia y padre de María Leszcynska, esposa de Luis XV. Cuando el suegro del rey francés falleciera, dicho ducado se incorporaría automáticamente al reino de Francia, lo que efectivamente sucedió.

La monarquía burocrática, sin nada de paternal, fue el Estado de Bonaparte, militar, financiero y administrativo. Después de su segunda y definitiva abdicación, el déspota corso permaneció aislado en su fracaso y ni siquiera la perspectiva próxima de su caída suscitó una revolución en su favor inspirada en el amor filial de súbditos leales con su monarca. A la manera de las que levantó la lealtad monárquica en la Vendée o en la Península Ibérica o en Austria por aquellas dinastías reales en las que aún estaban en vigor rasgos del paternalismo de antaño, radicalmente diferentes al despotismo duro de Napoleón.

El Sacro Imperio Romano Germánico, electivo desde su origen, pasó a ser de hecho hereditario en 1438, con Alberto II, de la Casa de Austria. A partir de entonces ocupó siempre el trono imperial el Jefe de esta misma Casa. Aparente excepción fue la elección de Francisco de Lorena en 1745, esposo de la heredera de dicha dinastía, la Archiduquesa María Teresa de Habsburgo, quien fue designado a petición de ella, calificándolo así con el más alto título nobiliario de la Cristiandad y convirtiendo en más proporcionado ese matrimonio desigual. Aquí se constituyó la Casa de Habsburgo-Lorena, continuadora legítima de los Habsburgo al frente del Sacro Imperio. Por presión de Napoleón se disuelve el Sacro Imperio en 1806 y se reducen drásticamente el número de unidades soberanas.

La posterior Confederación Germánica, con el emperador de Austria como presidente hereditario, se sostiene de 1815 a 1866. Ese año, bajo hegemonía prusiana, se forma la Confederación de Alemania del Norte, de la cual fueron excluidos Austria y algunos estados alemanes del Sur. Tras la derrota de Napoleón III en 1870 se convirtió en el Reich alemán, mucho más centralizado, donde se reconocían como soberanos veinticinco estados.

El absolutismo en la Península Ibérica

Las meninas de la corte.

En España y Portugal, los respectivos monarcas tendieron a consolidar continuamente el poder de la Corona sobre los varios cuerpos del Estado, especialmente sobre la alta nobleza, aunque con múltiples fricciones entre ambos. En Portugal episodios dramáticos dejaron huella tanto en el reinado de Juan II —con aplicación de la pena capital al duque de Braganza y otros grandes nobles, así como la muerte del duque de Viseu, hermano de la reina—, como en el reinado de José I —con la ejecución pública del duque de Aveiro y destacadas figuras de la aristocracia, sobre todo de la ilustre Casa de los Távoras—.

En España esta tendencia centralizadora ya se podía notar en diversos monarcas de la Casa de Trastámara y fue creciendo a lo largo de los sucesivos reinados hasta llegar a su auge en el siglo XVIII, con la Casa de Borbón. Durante el reinado de los Reyes Católicos se produjo una disminución del poder de la nobleza con la destrucción de castillos, la limitación de los privilegios nobiliarios, la incorporación a la Corona del señorío de las plazas marítimas y de los maestrazgos de las principales órdenes militares.

Para el siglo XVIII, la llamada nobleza histórica se mostraba cada vez más afecta a gravitar en torno al soberano, de modo semejante a lo que ocurría en Francia, donde el Rey Sol y sus sucesores se hallaban cercados en la inigualable magnificencia de Versailles. La vida de corte, donde la nobleza ejercía sus funciones, le exigía un fastuoso tren de vida para el cual frecuentemente no bastaban las rentas producidas por sus tierras patrimoniales. En consecuencia, los reyes remuneraban esos cargos. Cuando esto no era suficiente, se producían devastadores endeudamientos que debían romperse por medio de uniones matrimoniales con la alta burguesía o por subsidios concedidos por los monarcas a título de favor.

Tras las invasiones napoleónicas, los regímenes monárquicos de la Península Ibérica se fueron liberalizando cada vez más y perdiendo mucha de su influencia. Los títulos de nobleza acabaron por incluir en esta clase —o por preferencia personal del rey o por servicios prestados en los más variados campos— a numerosas personas que no habían nacido en ella. Tal vez ningún monarca haya llevado tan lejos la propensión a hacer de la nobleza una clase tan abierta como Carlos III de España entre 1759 y 1788.

En España la proclamación de la República en 1873 y en 1931 y las restauraciones monárquicas que siguieron dieron lugar a supresiones y reintegraciones de los títulos de nobleza, con evidente trauma para el cuerpo nobiliario. En Portugal, tras la proclamación de la República en 1910, los títulos, distinciones honoríficas y derechos de la nobleza fueron abolidos, aunque, durante el régimen republicano, aquellas personas a quienes les había sido concedido un título y hubiesen pagado los respectivos derechos de merced del mismo fueron legalmente autorizadas a usarlo, con la condición de precederlo con su nombre civil.

Ya en el siglo XIX se esboza el Estado burgués superpotente que en la primera mitad del siglo XX provoca la caída paulatina de los regímenes monárquicos, abriendo el camino para el Estado proletario.

La nobleza menor

Al lado de la nobleza por excelencia –guerrera, señorial y rural- se fue constituyendo una clase nobiliaria menor, aunque también auténtica. En España, la investidura de determinados cargos civiles, militares y culturales e incluso el ejercicio de ciertas formas de comercio particularmente útiles para el Estado confería ipso facto la nobleza a título personal y vitalicio, o bien a título también hereditario. Felipe IV, por Real Cédula de 20 de agosto de 1637, dice que el Oficial que sirva en guerra viva por un año, goce de la Nobleza de Privilegio y aquel que lo hiciere durante cuatro, pase dicha nobleza a sus herederos. La Nobleza Personal está reconocida a todos los oficiales del Ejército por orden de 1799 y en 1864 se ordena que el dictado de Don y de Noble se dé a los hijos de oficiales de mayor graduación, nietos de Teniente Coronel y a los Hidalgos notorios que sirvan en el Ejército.

En Portugal, la condición de intelectual abría las puertas para la categoría de noble. Todo aquel que se licenciaba en la célebre Universidad de Coimbra obtenía un título personal y vitalicio, pero no hereditario. Sin embargo, si tres generaciones directas se diplomaban en Coimbra en Teología, Filosofía, Derecho, Medicina o Matemáticas, pasaban a ser nobles por vía hereditaria todos sus descendientes aunque éstos no cursasen estudios allí.

En Francia, además de la nobleza togada –noblesse de robe-, que se reclutaba entre la magistratura, estaba la nobleza de campana -noblesse de cloche-, habitualmente formada por burgueses que se habían destacado al servicio del bien común en las pequeñas ciudades. La adquisición de nobleza podía darse por el ejercicio de cargos militares, altos cargos de la Corte como secretarios y notarios del Rey, cargos de finanzas, puestos universitarios, etc.

Los ennoblecimientos de este tipo suscitaban la búsqueda de autenticidad. La condición de noble no consiste únicamente en el uso de un título conferido por Decreto Real, sino también y especialmente en la posesión del perfil característico de la clase. Es comprensible que ciertos nuevos ricos ascendidos a nuevos nobles tuviesen dificultad en adquirirlo pues, como se sabe, depende de una larga tradición familiar que, a veces, se encuentra en élites burguesas tradicionales menos ricas.

El nuevo noble, lejos de embestir contra ese ambiente del cual era heterogéneo, hizo todo lo posible para adaptarse a él y, sobre todo, proporcionar a los más jóvenes una educación genuinamente aristocrática. Esto hizo que la nobleza antigua absorbiera más fácilmente los elementos nuevos por lo que, en una o más generaciones, desaparecieron las diferencias entre los nobles tradicionales y los nuevos nobles. Esto se dio por el propio efecto del paulatino transcurrir del tiempo y el matrimonio de jóvenes nobles, titulares de nombres históricos, con hijas o nietas de nuevos nobles, cuya riqueza servía a muchos de ellos como medio para evitar la decadencia económica y de conferir nuevo brillo a su respectivo blasón. Este proceso se ha dado desde la Edad Media hasta la actualidad.

El perfil de la nobleza

En la Edad Media y en el Antiguo Régimen la condición nobiliaria no constituía una profesión. Sin embargo, marcaba a fondo a quien gozaba de ella, al igual que a toda su familia. El Título se incorporaba al apellido y a veces lo sustituía; el blasón pasaba a ser el emblema de la familia y la tierra sobre la cual el noble ejercía su poder adquiría en la mayoría de los casos su propio nombre. Cuando sucedía lo contrario era el noble quien incorporaba a su título, a través de la partícula de, el nombre de su territorio.

El noble medieval debía ser un héroe dispuesto a todo en favor del rey y de su pueblo, así como el brazo armado en defensa de la Fe y de la Cristiandad durante la guerra. Pero, al mismo tiempo, debía dar un excelente ejemplo a subordinados y pares tanto en la virtud como en la cultura, en el trato social, en el buen gusto, en la vida cotidiana.

Las buenas maneras y la etiqueta se modelaban según patrones que exigían al noble una continua represión de sus impulsos. La vida social era, bajo algunos aspectos, un sacrificio continuo que se iba haciendo más exigente a medida que la civilización progresaba. En cuanto clase social, la misión de la nobleza era cultivar y difundir el impulso de todas las clases hacia lo alto. El noble estaba vuelto por excelencia hacia esa misión en la esfera temporal, como el clero en la espiritual.

Hoy, de todo lo que otrora la nobleza fue o tuvo, le ha quedado solamente esa excelencia multiforme junto con un conjunto residual de medios que le impide recaer en el desenfreno típico de los nouveau riches.

Privada de todo poder político en las repúblicas contemporáneas –y contando únicamente con vestigios de él en las monarquías-, teniendo una representación escasa en las finanzas, desempeñando en la diplomacia y el mecenazgo un papel casi siempre menos patente que el de la burguesía, la nobleza de hoy es mayormente un residuo aferrado a la tradición y a la grandeza de sus antepasados.

Factores decisivos

Los inicios de la Edad Moderna coinciden con la creciente consolidación de los Estados nacionales. La poliarquía medieval resulta paulatinamente reemplazada por comunidades centralizadas en las que los interses nacionales prevalecen sobre las particularidades locales. El Rey ya no es un primus inter pares. Se presenta ahora como cabeza de un estdo nacional con límites territoriales cada vez más precisos. Surge la noción jurídica de "frontera", desaparecen los llamados "espacios vacios" y comienza a desarrollarse una verdadera cartografía terrestre. Las casas reinantes comienzan a requerir un número creciente de colaboradores que integran las primeras burocracias estatales. En el siglo XV los estados italianos crean, con carácter estble, la diplomacia. A partir del siglo XVI las monarquías europeas establecen embajadas estables que frecuentemente son asignadas a la alta nobleza.

Este proceso de centralización se cumple bajo el signo del absolutismo. El desconocimiento de la autoridad religiosa del sucesor de Pedro, el Romano Pontífice, mueve a reyes y príncipes a asumir atribuciones religiosas. Los límites derivdos de la distinción entre lo que es de Dios y lo que pertenece al César comienzan a esfumarse, generando abusos y despotismo. Tales tendencias son manifiestas en la primera etapa del protestantismo. Pero también en monarquías católicas como las de Francia y España aparecen corrientes que llevan en embrión desviaciones cesaropapistas. El Concordarto de Bolonia (1516) otorga a los reyes de Francia el derecho de "presentación" de obispos y abades. Y en España los Reyes Católicos y luego Carlos V obtienen el reconocimiento del Real Patronato.

El aumento del poder real -observa Vázquez de Prada-, que venía a significar mayor eficacia del Estado, se hizo a costa de la nobleza. Sus miembros, al disminuir sus prerrogativas locales, optaron frecuentemente por incorporarse a los cargos y oficios reales de la Corte. En los cargos administrativos fueron designados a menudo hombres egresados de las universidades que pertenecían a los estratos burgueses. El pueblo llano, por su parte, no opuso dificultades al avance de la autoridad real, y poco a poco los monarcas quedaron como árbitros entre los distintos cuerpos sociales. Otros factores contribuyen a consolidar el poder absoluto de los reyes: el comercio internacional, la expansión de las monarquías europeas hacia América, África y Asia y las nuevas técnicas de guerra, fundadas en el empleo de la pólvora que torna vulnerables a las hasta entonces inexpugnables castillos de los señores feudales.

Pero de mayor importancia son los factores ideológicos: la obediencia pasiva predicada por algunos reformadores, el amoralismo de los discípulos de Maquiavelo y las doctrinas francesas que tienden a afirmar el poder real para superar las divisisones derivadas de las guerras de religión. Por lo demás, desde los siglos XIV y XV, se incubaba un ruptura de la síntesis elaborada por Alberto Magno, Tomás de Aquino y sus discípulos. Las últimas fases de la filosofía del Medioevo apunta Bidart Campos- habían disociado dos ámbitos que hasta entonces estaban íntimamente vinculados: el de la filosofía y el de la teología, la razón de la fe, la naturaleza y la gracia. En lo específicamente político esa ruptura impulsará a prescindir de los límites éticos que deben observar gobernantes y gobernados, estableciéndose de esta forma las bases de los totalitarismos contemporáneos.

Fuentes