India

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Plantilla:País La India —oficialmente la República de la India. País ubicado en Asia del Sur. Es el séptimo país más extenso, y el segundo más poblado. Limita con el océano Índico al sur, con el mar de Omán al oeste y con el golfo de Bengala al este. La India también limita con Pakistán al oeste; al norte con China, Nepal y Bután y al este con Bangladesh y Birmania.

Hogar de la cultura del valle del Indo y una región histórica por sus rutas comerciales y grandes imperios, el subcontinente indio fue identificado por su riqueza cultural y comercial en la mayor parte de su larga historia.

Ubicación

El país de India se encuentra ubicado entre los países de Nepal, Bangladesh, China, Pakistán, Myanmar y Bután.

El nombre

El nombre de India deriva de la palabra Indo, que proviene de la palabra Persa hindú, del Sánscrito Sindhu, la denominación local histórica para el Río Indo. Los antiguos griegos se referían a los indios como Indoi, la gente del Indus. La Constitución de la India y varios idiomas hablados en el país también reconocen Bharat como nombre oficial del estado. Bharat deriva del nombre del legendario rey de la mitología hindú, Bharata. Hindustan, originalmente una palabra persa para designar la "Tierra de los hindúes", refiriéndose al norte de la India, en ocasiones también se utiliza como sinónimo para toda la India.

Características

Clima: la mayor parte de la India tiene un clima tropical

Población: menos del 3% de los hogares indios tienen unos ingresos de más de 2.500 dólares anuales. La esperanza de vida era de 62,9 años aproximadamente. El 73% de la población vive en áreas rurales. Su población (según estimaciones para 1998) era de 984.003.683 habitantes; en 1980 la población era de 690.462.195,entonces la población aumentó 293.541.488 de habitantes.

Música :El sitâr es el más conocido de los instrumentos indios. Es un laúd de mástil largo que se utiliza en la música clásica del norte de la India.

Arte: Se caracteriza por un gran sentido del dibujo, patente tanto en sus formas modernas como en las tradicionales.

Lenguaje :En la India se hablan más de 1.600 idiomas o dialectos, comprendidos en 14 grandes grupos. La constitución estipula que el hindi (hablado por el 30% de la población) es el idioma oficial del país, mientras el inglés es un idioma asociado a los asuntos administrativos.

Religión :Los grandes grupos religiosos de la India son el hinduismo (83%), el islam (11%), el cristianismo y los sijs (2% cada uno).

Historia

Antiguedad

Restos de seres humanoides indican que la India fue poblada en un periodo que oscila entre 200.000 y 600.000 años. Se estima que los primeros pobladores humanos se establecieron en el subcontinente hace 12.000 años. Los primeros poblados confirmados datan del VII milenio a.n.e. y se conocen actualmente como Refugios rocosos de Bhimbetka, en el actual territorio del estado de Madhya Pradesh.

La transición entre comunidades agrícolas a comunidades urbanas más complejas comenzó entre el periodo de Mehrgarh y el 3000 a.n.e. Este periodo marcó el principio de una sociedad urbana en India, conocida como la civilización del valle del Indo, también llamada civilización Harappa, la cual llegó a su máximo desarrollo entre el siglo XXIX y el XIX a.n.e.

Estaba centrada entre los ríos Sáraswati y el Indo y se extendía hasta las zonas de Ganges-Iamuná Doab, Guyarat y el norte de Afganistán.

En el 537 a.n.e., Gautama Buda crea el budismo, el cual inicialmente iría a suplementar el dharma hindú védico. En ese mismo periodo, Mahavira fundó el jainismo. Ambas doctrinas era simples y se predicaban en prácrito, lo cual ayudó a su aceptación entre las masas. Si bien el jainismo tuvo un impacto limitado, el budismo se extendió al Tíbet, Sri Lanka y al sudeste de Asia.

Inicios de la India

Alrededor del año 500 a.n.e., la región del valle del Indo fue invadida por Darío I, el rey persa, el cual convirtió a la India en una satrapía del Imperio aqueménida. Los persas designaron a Taxila como la capital, pero su influencia fue marginal y duró sólo 150 años.

Alejandro Magno los derrotó en el siglo IV a. C., cruzando las montañas del Hindu Kush, invadiendo lo que es hoy en día Pakistán. Sin embargo las costosas campañas contra las fuerzas de Magadha y el desaliento en sus tropas, obligó a Alejandro a replegarse después de haber llegado al río Beas en Panyab. Designó a gobernadores griegos para gobernar la nueva provincia adquirida, abriendo rutas de comercio entre la India y Grecia. El reino de Alejandro el Magno ocupó la porción norte de la península india y se convirtió en una nación marítima importante que comerciaba con Egipto y el Sudeste de Asia.

En el siglo III a.n.e, la mayor parte del sur de Asia fue conquistado por Chandragupta Maruya para unirlos al Imperio Maurya, el cual floreció bajo el mando de Asoka el grande. Desde el siglo III d.n.e., la dinastía Gupta llevó al Imperio a un período de prosperidad que se conoce como la antigua "Edad de oro de la India". Los Imperios de los Chalukya, los Chola y los Vijayanagara se desarrollaron en la parte meridional de India. La ciencia, los avances tecnológicos, la ingeniería, el arte, la lógica, los lenguajes, las obras literarias, las matemáticas, la astronomía, la religión y la filosofía tuvieron un periodo de prosperidad y desarrollo bajo el patrocinio de estos reyes.

Tras las invasiones desde Asia central entre los siglos X y XII, gran parte del norte de la India cayó bajo el dominio del Sultanato de Delhi y más tarde del Imperio mogol. Bajo el reinado de Akbar el grande, India disfrutó de un amplio progreso cultural y económico, así como de una época de armonía religiosa. Gradualmente, los emperadores mogoles ampliaron sus imperios para cubrir gran parte del subcontinente. Sin embargo, en el noreste de la India, el poder dominante fue el reino Ahom de Assam, uno de los pocos reinos que se resistieron a la dominación de los mogoles. Durante el siglo XIV, la primera gran amenaza para poder imperial mogol provino del rey rajput Maha Rana Pratap de Mewar, y más tarde de un estado hindú conocido como la Confederación Maratha, que en el siglo XVIII dominó gran parte del territorio de la India.

Llegada de los europeos

La búsqueda de la riqueza y el poder atrajo a los europeos a las costas de la India. En 1498, Vasco de Gama, el navegante portugués llegó a Calicut (actualmente Kozhikode, Kerala) en la costa occidental. En la búsqueda de especias y conversos al cristianismo, los portugueses retaron la supremacía árabe en el Mar de Arabia y en el golfo Pérsico. En 1510 los portugueses se apoderaron de Goa, ciudad que se convirtió en el centro de su poder comercial y político en la India y que controlaron por cerca de cuatro siglos y medio.

Desde el siglo XVI, varias potencias europeas, como Portugal, los Países Bajos, Francia y el Reino Unido, establecieron puestos comerciales y más tarde tomaron ventaja de los conflictos internos para establecer colonias en el país. Para 1856, la mayor parte de la India estaba bajo el control de la Compañía Británica de las Indias Orientales. Un año más tarde, una insurrección a nivel nacional de unidades militares y reinos rebeldes, conocida como la "Primera guerra de independencia India" o el "Motín cipayo", desafiaron seriamente el control de la empresa, aunque finalmente fueron derrotados. Como resultado de la inestabilidad, la India fue llevada bajo el control directo de la Corona Británica.

Colonialismo británico

La colonización decisiva de los británicos en India comienza a partir de la Batalla de Plassey en 1757 después de derrotar al Nawab Siraj Ud Daulah, lo cual les permitió ocupar la región de Bengala. Esta región se constituyó en un protectorado bajo la administración de la Compañía. Desde este estado los británicos expandieron su influencia hacia otras regiones de la India al punto que en 1850 tenían bajo su dominio la mayor parte del subcontinente indio. En 1857 la Rebelión de los Cipayos —soldados indios al servicio de los británicos— en el norte y centro de la India y su posterior derrota, causó que el Parlamento británico transfiriera el poder político y administrativo de la Compañía a la Corona, siendo ésta la administradora directa de las colonias británicas en aquella región hasta su independencia.

Movimiento independentista

En el siglo XX, una lucha a nivel nacional por la independencia fue alentada por el Congreso Nacional Indio y otras organizaciones políticas. El líder indio Mahatma Gandhi concentró a millones de personas en varias campañas nacionales de desobediencia civil bajo una política de no violencia.

El 15 de agosto de 1947, India obtuvo la independencia del dominio británico, al mismo tiempo que las zonas de mayoría musulmana se separan para formar un estado independiente, Pakistán. El 26 de enero de 1950, la India se convirtió en una república y una nueva Constitución entró en vigor.

Actualidad

Desde la independencia, la India ha enfrentado varios problemas de violencia religiosa, clasismo, el movimiento naxalita, el terrorismo y las insurgencias de las regiones separatistas, especialmente en Jammu, Cachemira y el noreste de India. Desde la década de 1990 los ataques terroristas han afectado a muchas ciudades indias. No se ha podido resolver la disputas territoriales con China, que en 1962 llevaron a la guerra Chino-India; y con Pakistán, que resultó en varias guerras en 1947, 1965, 1971 y 1999. India fue uno de los fundadores de la Organización de las Naciones Unidas (como India Británica) y del Movimiento de Países No Alineados. En 1974, India realizó una prueba nuclear subterránea y en 1998 otras cinco pruebas, convirtiéndolo en un Estado nuclear. Desde inicios de 1991, importantes reformas económicas han ido transformando a la India en una de las economías de más rápido crecimiento en el mundo, aumentando su influencia global.

Civilizaciones en la India

La civilización del valle del Indo

Alrededor del 2500 a.C., empezó a desarrollarse una civilización en torno al Río Indo en lo que hoy es Pakistán y el occidente de la India. Las ruinas de ciudades como Mohenjo-Daro o Harappa muestran que aquel antiguo pueblo desarrolló sistemas de drenaje y para el regadío de las tierras de cultivo a través de la construcción de acequias y canales. Sus viviendas, realizadas con ladrillo, solían tener varias plantas. Asimismo, este pueblo creó un sistema propio de escritura y cálculo.

Hacia mediados del tercer milenio a.C., la India drávida sufrió la primera de una serie de invasiones continuadas de tribus del grupo lingüístico indoeuropeo. Estas tribus, de origen incierto pero a las que por lo general se conoce como indoarias, entraron en el subcontinente a través de puertos de las montañas a lo largo de la frontera noroccidental y fueron ocupando la mayor parte del territorio norte de la Cordillera Vindhya y el oeste del Río Yamuna. Muchos drávidas huyeron al norte y al interior de la península india, regiones dónde el grupo lingüístico drávida aún es grande. El resto del pueblo drávida y, según determinados expertos, gran parte de su cultura fue absorbida por los indoarios.

Periodo védico

La oscuridad rodea la historia política de la India durante muchos siglos después de la conquista de los drávidas, pero los Veda, una colección de escritos sagrados que datan del año 1200 a.C., contienen bastante información sobre las costumbres sociales, las creencias religiosas y los logros culturales. Tal como aparece representada en algunos himnos védicos, la civilización que emergió durante los primeros siglos después de entremezclarse las culturas indoaria y drávida en el subcontinente fue notable en varios aspectos. Los órganos de política tribal funcionaban de acuerdo con los principios democráticos, la condición social de las mujeres era comparable a la de los hombres y el matrimonio se consideraba sagrado. Los indoarios lograron grandes avances en distintas artes y ciencias, entre las que se contaba la ganadería, la artesanía del metal, la carpintería, la construcción de barcos y las ciencias militares.

Los himnos védicos compuestos durante este y posteriores periodos también han representado la emergencia y cristalización de las características clave del sistema sociorreligioso conocido como hinduismo. Casi todo lo que se conoce con seguridad de la situación política es que en el curso del I milenio a.C., en la región limitada por el [[Himalaya[[, los tramos del sur del Ganges, la cordillera Vindhya y el valle del Indo se establecieron 16 estados autónomos. De estos estados, formados tanto por repúblicas como por reinos, el más importante fue Kosala, reino situado en la región que en la actualidad ocupa Oudh. Otros reinos importantes fueron Avanti, Vamsas y Magadha. Este último reino ocupaba el territorio de la moderna Bihar; a mediados del siglo VI a.C. se convirtió en el reino dominante en la India. Durante el reinado de su primer gran Rey Bimbisara (543 hasta 491 a.C.), Buda y Vardhamana Jnatiputra o Nataputta Mahavira, fundadores del budismo y jainismo respectivamente, predicaron y enseñaron en Magadha.

En el año 326 a.C. Alejandro III el Magno dirigió una expedición a través de la cadena montañosa del Hindu Kush hasta el norte de la India. Consiguió algunas victorias durante su marcha hacia la India, cuyo punto culminante fue la batalla de Hydaspes que finalizó con la derrota del rey Poros cerca del río Hydaspes (ahora Jhelum). Sin embargo, Alejandro no permaneció durante mucho tiempo en la India y los efectos políticos y culturales de la invasión fueron insignificantes, excepto por la oportunidad que brindaron al rey Mauryan Chandragupta de expandir su imperio hacia el oeste aprovechando el vacío político.

Dinastía Maurya

Dinastía imperial que gobernó la India aproximadamente desde el año 321 hasta el 185 a.C., la primera que casi logró reunificar todo el subcontinente bajo una única autoridad. La dinastía Maurya tuvo su centro neurálgico en el reino de Magadha, que Chandragupta, fundador de la dinastía, ocupó hacia el año 321 a.C. tras enviar un abigarrado contingente contra la moribunda dinastía Nanda. Extendió su poder a casi toda la India septentrional y central, así como a Afganistán y al Hindu Kush. El éxito de Chandragupta provocó represalias por parte de los sucesores Seléucidas de Alejandro Magno, pero tras ser vencidos en el año 305 a.C., los Seléucidas concluyeron con él una alianza de matrimonio. La presencia Seléucida inspiró marcadas influencias helénicas en la cultura Maurya. Se cree que, posteriormente, Chandragupta abdicó en favor de su hijo Bindusara hacia el 298 a.C., el cual, de acuerdo con las creencias ascéticas del jainismo, ayunó hasta morir, pero para entonces la dinastía ya estaba muy consolidada.

El ayudante de Chandragupta, Kautilya (o Canakya), ministro superior brahmán, pudo haber sido el autor de la célebre obra Arthasastra (en sánscrito, Tratado sobre los objetivos de la vida), un libro de carácter político que ante todo parece ser una guía seria sobre las condiciones de la época. El rey, monarca absoluto, gobernaba desde la capital situada en Pataliputra (actualmente Patna), en la cúspide de un desarrollado sistema burocrático de gobierno central y local, con una India Maurya dividida en cuatro provincias controladas por gobernadores o príncipes imperiales. Estaba apoyado por un credo de soberanía real basado en la protección de un dharma social. El Estado recaudaba impuestos de las tierras y sus productos, así como del comercio, y de los campesinos asentados en extensas áreas. Se mejoraron los caminos y las zonas aisladas se hicieron accesibles. La sociedad estaba dividida en grupos sociales o castas, semejantes al actual sistema de castas de la India, con grupos administrativos especiales de consejeros y magistrados. Por supuesto, la dinastía Maurya también disponía de un gran Ejército.

Bindusara llevó más al sur el dominio Maurya, deteniendo la conquista total, sobre todo, porque sólo quedaban en el sur de la India los amistosos estados clientes tamiles. Su hijo Asoka, que le sucedió hacia el año 273 a.C., comenzó con una parecida vena marcial, pero una sangrienta campaña que tuvo lugar hacia el año 260 a.C. contra el poder que gobernaba la región oriental de Kalinga le desilusionó, y finalmente abrazó el budismo. Asoka, el monarca budista, quintaesencia de la sabiduría, ordenó la construcción de numerosas obras públicas y erigió pilares de piedra, grabados con edictos y exhortaciones budistas, por todo su Imperio. Mandó enviados y misioneros a las regiones de los actuales Sri Lanka, Siria, Egipto, Nepal e incluso hasta Macedonia. Durante su mandato, el Imperio (con unos cincuenta millones de súbditos) prosperó; su política budista trataba de favorecer el bienestar público y la cohesión social.

Con la muerte de Asoka en el 232 a.C., el Imperio Maurya fue desintegrándose progresivamente, aunque se desconocen los motivos exactos. Las luchas sucesorias entre los herederos de Asoka, la secesión por parte de los príncipes del sur y las invasiones precipitaron su caída, limitando su extensión a la zona del valle del Ganges. El último dirigente de la dinastía Maurya, Brhadratha, murió en el año 185 a.C. en una intriga palaciega.

El Imperio Gupta, en el siglo IV, surgió la dinastía Gupta que unificó a las tribus que habitaban el norte de la India y formó una entidad política y religiosa cohesionada. El hinduismo se convirtió en una religión más coherente y metódica gracias a los esfuerzos de los reyes Gupta que fusionaron elementos del budismo con el hinduismo y resaltaron la naturaleza teísta de la religión, en particular el papel del dios Visnú.
En el 320 un rajá de Magadha llamado Chandragupta I, conquistó los territorios vecinos y fundó un nuevo régimen imperial y la dinastía Gupta. Su nieto Chandragupta II (que reinó desde c. 375 hasta 413) expandió su reino, subyugando todo el subcontinente al norte del río Narmada. Bajo la dinastía Gupta, que duró 160 años, la cultura india alcanzó nuevas alturas. El periodo fue de paz duradera, crecimiento económico continuo y éxitos intelectuales, en particular en el arte, música y literatura. El hinduismo, que llevaba mucho tiempo en declive, experimentó un fuerte renacimiento al asimilar algunas características del budismo.

Invasiones musulmanas y mongolas

Concluido el prolongado periodo de luchas internas, un nuevo poder, sólidamente unido bajo el islam, apareció en Asia occidental. Este nuevo poder era Khurasan, antes una provincia Samaní que Mahmud de Ghazni (que reinó desde 999 hasta 1030) había transformado en un reino independiente. Hábil guerrero cuya soberanía sobre Khurasan había sido reconocida por el califa de Bagdad, Mahmud lanzó en el 1000 la primera de las 17 expediciones consecutivas a través de la frontera afgana hacia la India. Estas incursiones estuvieron marcadas por victorias sobre los indios desunidos. Hacía el 1025 Mahmud había saqueado numerosas ciudades de la India occidental, entre las que se contaba el riquísimo puerto de Somnath y había anexionado la región de Punjab a su imperio.

El más afortunado de los gobernantes musulmanes después de Mahmud fue Muhammad de Gur, cuyo reinado comenzó en 1173. Considerado por la mayor parte de los historiadores como el fundador real del poder musulmán en la India, inició sus campañas de conquista en 1175. En el curso de las tres décadas siguientes, sojuzgó toda la llanura Indo-Gangeática al oeste de Benarés (ahora Vārānasi). A la muerte de Muhammad de Gur, Qutb-ud-Din Aybak, su virrey en Delhi y un antiguo esclavo, se proclamó sultán. La denominada dinastía de los Esclavos, fundada por Qutb-ud-Din, su único gobernante destacado, duró hasta 1288.

Otro hábil musulmán, Ala-ud-Din (que reinó desde 1296 a 1316), fue el segundo gobernante de la dinastía siguiente, la Khalji. Consolidó el reino de la India al conquistar el Decán. No obstante, antes de que finalizase su reinado, los mongoles comenzaron a infiltrarse por las fronteras del norte de sus dominios. Muhammad Tugluq, el último sultán importante de Delhi, enajenó tanto a los musulmanes como a los hindúes por su crueldad y fanatismo religioso. El imperio estaba dividido por levantamientos revolucionarios y algunas provincias, entre las que destaca Bengala, se separaron. Los tumultos se incrementaron tras la muerte de Tugluq. En 1398, cuando el conquistador mongol Tamerlán guió sus ejércitos hasta la India, se encontró con muy poca resistencia organizada. Tamerlán completó su invasión victoriosa al saquear y destruir Delhi y masacrar a sus habitantes. Se retiró de la India poco después del saqueo de Delhi, dejando los restos del imperio a Mahmud (que reinó desde 1399 hasta 1413), el último de los Tugluqs. En 1414 el primero de los sayyids sucedió a Mahmud; esta era una dinastía que después fue expulsada del poder por Bahlol (que reinó desde 1451 hasta 1489), fundador de la línea Lodi de reyes. La dinastía Lodi, por lo general débil e ineficaz, terminó en 1526. En ese año Babur, un descendiente de Tamerlán y el fundador de la gran dinastía mogol, llevó a cabo una serie de incursiones en la India que finalizaron con la derrota del ejército de Lodi. Babur ocupó Āgra, la capital Lodi, y se proclamó a sí mismo emperador de los dominios musulmanes. Después de cuatro años de su victoria inicial, Babur controlaba una gran parte del continente de la India.

El Imperio mogol

El Imperio mogol dominó gran parte de la India en los siglos XVI y XVII. Los gobernantes mogoles desarrollaron una forma centralizada y estable de gobierno que sirvió como modelo para posteriores gobernantes indios.

El Imperio mogol alcanzó su auge cultural bajo Sha Jahan, nieto de Akbar. El reinado de Sha Jahan ([[1628[[-1658) coincidió con la edad dorada de la arquitectura sarracénica india, cuyo mejor ejemplo es el Taj Mahal.

En 1658 fue expulsado del trono por su hijo, Aurangzeb, quien tomó el titulo de Alamgir (‘Conquistador del mundo’). Traicionero y agresivo, Aurangzeb asesinó a sus tres hermanos y prosiguió una serie de guerras contra los reinos autónomos de la India, socavando la moral y la fuerza material del imperio. Durante sus campañas en el Decán, los Marathas, un pueblo escita-drávida, infligieron numerosas derrotas a los ejércitos imperiales. La estabilidad del régimen de Aurangzeb se vio socavada como resultado del antagonismo popular al fanatismo religioso que favorecía. Durante su reinado, que terminó en 1707 con su muerte en el exilio, la fe sij obtuvo un importante medio para entrar en la India.

En el medio siglo que siguió a la muerte de Aurangzeb, el Imperio mogol dejó de existir como un estado efectivo. El caos político del periodo se vio marcado por el rápido declive de la autoridad centralizada. Aventureros musulmanes e hindúes crearon numerosos reinos y principados pequeños y los gobernadores de las provincias imperiales formaron grandes estados independientes. Entre los primeros grandes estados que surgieron estuvo Hyderābād, establecido en 1712. El ruinoso régimen mogol sufrió un golpe definitivo en 1739 cuando el rey persa Nadir Shah dirigió un ejército hacia la India y saqueó Delhi. Entre el botín que buscaban los invasores, la sexta fuerza musulmana que saqueó la India, estaba el gigantesco diamante Koh-i-noor y el fabuloso Trono del Pavo Real, hecho de oro puro y con incrustaciones de piedras preciosas. El rey persa fue pronto expulsado de la India, pero en 1756 Delhi fue capturada de nuevo, esta vez por Ahmad Sha, emir de Afganistán, quien ya se había apoderado antes del Punjab. En 1760 los mahrattas y los sijs unieron sus fuerzas contra los ejércitos de Ahmad Sha. La batalla que siguió, librada en Panipat el 7 de enero de 1761, dio como resultado una victoria completa para los invasores. En 1764, tras la retirada de la India de los invasores, el emperador mogol obtuvo de nuevo su trono. Sin embargo, su autoridad, al igual que la de sus sucesores, era puramente nominal. Con la derrota de los mahrattas y los sijs, la posibilidad de la reunificación de la India en un estado único y fuerte se había desvanecido y el país, que había sido durante mucho tiempo escenario de una encarnizada rivalidad colonial entre los poderes marítimos de Europa, fue cayendo cada vez más bajo el dominio británico.

Castas en la india

El término se aplica a cada una de las cinco clases sociales hereditarias establecidas entre los habitantes de la India. En la lengua sánscrita se dice jati y grupo de jatis o sistema de castas es varna.

El sistema tradicional de castas en la India se desarrolló hace más de 3.000 años, cuando grupos nómadas arios llegaron del norte hacia el 1500 a.C.; los sacerdotes arios, siguiendo los preceptos de los libros sagrados de la India, dividieron la sociedad en un sistema de castas muy básico. Entre el 200 a.C. y el 100 d.C. fue escrito el Manu Smriti o Código de Manu y se crearon las cuatro grandes divisiones hereditarias de la sociedad india, hoy todavía vigentes: los sacerdotes estaban a la cabeza del sistema como “dioses terrenales” o brahmanes; en segundo lugar situaron a los guerreros, los kshatriyas; a continuación a los agricultores y mercaderes, los vaisyas, y por último a los sudras, empleados nacidos para servir a las otras tres castas, especialmente a los brahmanes. Muy por debajo de los sudras (realmente fuera del orden social y destinados a las tareas más bajas) estaban los sin casta, harijans o intocables, representados por los dravidianos, habitantes originales de la India, grupo al que se iban añadiendo los parias. Este sistema de castas, creado por la clase sacerdotal, pasó a formar parte de la ley religiosa hindú y fue considerada una revelación divina.

Las características de este sistema de castas incluyen: pertenencia estricta y hereditaria a la casta de nacimiento; posibilidad de contraer matrimonio sólo con personas de la misma casta; limitación en la elección del trabajo y en el contacto personal con miembros de otras castas, y aceptación por parte de cada individuo de la posición social asignada en la sociedad. Este sistema se ha perpetuado por la vigencia de creencias como la samsara, ‘reencarnación’, y el karma, ‘calidad de acción’. Según estas creencias religiosas, todas las personas se reencarnan varias veces y tienen la posibilidad de nacer en una casta más alta, siempre y cuando en su anterior vida hayan obedecido las reglas de la casta a la que pertenecían. De esta forma, el concepto de karma ha disuadido a las personas de intentar en vida ascender a una casta superior o transgredir este sistema en las relaciones sociales de cualquier tipo. El karma puede también ser entendido como ‘camino’ u ‘obligación’, indicando la senda por la que discurre la vida de los seres pertenecientes a una casta en relación con los de otra.

Las cuatro castas originales han ido sufriendo subdivisiones a lo largo de la historia y actualmente resulta imposible determinar su número exacto. Se estima que en la India existen de 2.000 a 3.000 castas diferentes establecidas por la ley brahmánica, y cada región tiene sus propios grupos estipulados por las leyes consuetudinarias.

Las complejas características de este sistema han constituido un serio obstáculo en el desarrollo de un Estado de derecho en la India. Sin embargo, su rigidez se tambaleó durante el periodo de gobierno británico. Además, el sistema de castas se ha visto sacudido periódicamente por grandes cismas eclesiásticos internos y en especial por el auge del budismo como reacción y protesta contra su intolerable rigidez.

En los últimos tiempos, las reformas educativas y de algunos movimientos en pro de los derechos sociales, cuyo principal líder ha sido Mohandas Gandhi, han ayudado a erradicar los aspectos sociales y económicos más injustos de este sistema. En la actualidad ya no existe la obligación del hijo de seguir la profesión del padre, algunos hombres de castas inferiores han alcanzado altas posiciones de rango y poder, y la excomunión o pérdida de casta no es tan grave como lo era en la antigüedad. El borrador de la Constitución de la India, publicado días después del asesinato de Gandhi, incluía una cláusula especial bajo el epígrafe Derechos humanos que rezaba: “Queda abolida la intocabilidad y prohibida su práctica bajo cualquier forma”.

Castas, mestizos y cimarrones

Durante el virreinato de Nueva España las castas, los mestizos y los negros cimarrones (esclavos huidos) no podían aspirar a ninguna ocupación y eran temidos por el desorden que provocaban. Fueron acusados de incitar a los indígenas en los grandes motines de la ciudad de México durante el siglo XVII. A ellos se sumaban grupos de españoles sin fortuna. Los cronistas y viajeros los retratan como un grupo numeroso que llegó a alcanzar cierto poder, ya que muchos de ellos fueron hábiles artesanos, capataces de haciendas y minas.

Fuentes

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