Diferencia entre revisiones de «Libro de las puertas»

m (Rosarino movió la página Libro de las Puertas a Libro de las puertas: corrijo utilización de las mayúsculas en títulos)
(Etiqueta: nuestro-nuestra)
 
(No se muestra una edición intermedia de otro usuario)
Línea 1: Línea 1:
 
{{Texto Religioso
 
{{Texto Religioso
|nombre = Libro de las Puertas
+
|nombre = El Libro de los Mártires
|imagen = Barca_Solar_Iufu.jpg
+
|imagen =  
 
|tamaño = 210px
 
|tamaño = 210px
|descripción = Escena del Libro de las Puertas en la tumba de [[Horemhab]].
+
|descripción = John Fox (o Foxe) nació en Boston, en el condado de Lincolnshire [[Inglaterra]] en [[1517]], donde se dice  que  sus  padres  vivían  en  circunstancias  respetables.  Quedó  huérfano  de  padre  a  una  edad temprana, y a pesar de que su madre pronto volvió a casarse, permaneciÛ bajo el techo paterno. Por su temprana exhibición de talento y disposiciÛn al estudio, sus amigos se sintieron impelidos a enviarlo a Oxford, para cultivarlo y llevarlo a la madurez..
 
|nombre original =  
 
|nombre original =  
 
|nombre nativo =  
 
|nombre nativo =  
|autor(es) =
+
|autor(es) = John Fox
 
|categoría = Texto teológico
 
|categoría = Texto teológico
|soporte = piedra (paredes de tumbas o sarcófagos)
+
|soporte =  
|idioma = Egipcio medio
+
|idioma = español
|origen = [[Imperio Nuevo]]
+
|origen =  
|lugar = {{Bandera2|Egipto}}
+
|lugar =  
 
}}
 
}}
  
<div align="justify">
 
  
'''Libro de las Puertas''' Texto religioso del [[Antiguo Egipto]] que data del [[Imperio Nuevo]], considerada la principal guía de ultratumba para el [[rey]]. Describe el viaje del monarca junto al dios solar [[Ra (Mitología)|Ra]] por el inframundo, haciendo énfasis en la necesidad de conocer los nombres de los guardianes de las puertas de aquel lugar para poder atravesarlas y alcanzar el nacimiento segundo al alba. Junto al [[Libro del Amduat]] y al [[Libro de las Cavernas]] forma el corpus funerario de las tumbas reales de la dinastía [[Dinastía XIX (Egipto)|dinastía XIX]], aunque aparece por primera vez con [[Horemhab]], último rey de la [[Dinastía XVIII (Egipto)|dinastía XVIII]].
 
  
== Orígenes y versionado ==
+
'''El Libro de los Mártires '''
 
+
recompensa por sus esfuerzos y conducta gentil fue escogido  ́Fellowª del Magdalen College, lo que  era  considerado  como  un  gran  honor  en la universidad,  y  que  pocas  veces  era  concedido: sÛlo  en casos  de gran  distinciÛn.  La  primera  exhibiciÛn  de su  genio  fue  en poesÌa, y  compuso algunas  comedias  latinas, que  a ̇n  existen.  Pero  pronto  dirigiÛ  su  atenciÛn  a  una  cuestiÛn  m·s seria, al  estudio  de las Sagradas  Escrituras:  y  la verdad  es que  se  aplicÛ  a la teologÌa  con m·s fervor  que prudencia, y  descubriÛ  su  parcialidad  hacia  la Reforma,  que  para  entonces  habÌa comenzado,  antes  que conociera  a  los que la apoyaban,  o  a  los que le  habÌan  protegido.  Y  esta circunstancia vino a estar en el origen de sus primeros problemas. Se  dice  que afirmÛ  en  muchas  ocasiones  que  lo  primero  que  lo  llevÛ  a  su  examen  de la doctrina papista fue que vio diversas cosas de lo m·s contradictorias entre sÌ impuestas sobre los hombres  a  la vez;  por  esta  razÛn  su  resoluciÛn  y  af·n  de obediencia  a  la Iglesia  sufrieron  una cierta sacudida, y gradualmente se estableciÛ un desagrado hacia el resto. Su primer cuidado fue investigar la historia antigua y la moderna de la Iglesia; determinar su origen y progreso; considerar las causas de todas aquellas controversias que habÌan surgido en el intervalo, y sopesar diligentemente sus efectos, solidez, debilidades, etc. Antes  de llegar  a  los  treinta  aÒos  habÌa  estudiado  los  padres  griegos  y  latinos,  y  otros eruditos  autores, las transacciones  de los Concilios  y los  decretos  de  los  consistorios, y habÌa adquirido  un  conocimiento  muy  competente  de la lengua  hebrea. A  estas  actividades  dedicaba frecuentemente una parte considerable de la noche, o incluso la noche entera; y a fin de relajar su mente despuÈs de un estudio tan incesante, acudÌa a una arboleda cercana al colegio, lugar muy frecuentado  por los  estudiantes  al atardecer, debido  a su  recÛndita  lobreguez. En  estos  paseos solitarios se le oÌa con frecuencia emitir profundos sollozos y suspiros, y con l·grimas derramar sus  oraciones  a  Dios.  Estos  retiros  nocturnos,  posteriormente, dieron  origen  a  las  primeras sospechas de su alejamiento de la Iglesia de Roma. Apremiado a que diera una explicaciÛn de su conducta,  rechazÛ  inventar  excusa  alguna;  expuso  sus  opiniones;  asÌ, por  sentencia  del colegio, fue declarado convicto, condenado como hereje, y expulsado. Sus  amigos,  al  conocer  este  hecho,  se  sintieron  sumamente  ofendidos,  y  le  ofrecieron, cuando  habÌa  sido  asÌ  rechazado  por  los  suyos,  un  refugio  en  casa  de  Sir  Tliomas  Lucy,  de Warwickshim, adonde fue llamado como preceptor de sus hijos. La casa est· cerca de Stmtford-on-Avon,  y  fue  este  lugar  el  que,  pocos  aÒos  despuÈs,  fue  la  escena  de  las  tradicionales expediciones  de  pesca  clandestina  del  niÒo  Shakespeare.  Fox  muriÛ  cuando  Shakespeare  tenÌa tres aÒos.Posteriormente,  Fox  contrajo  matrimonio  en  la  casa  de  Sir  Lucy.  Pero  el  temor  de  los inquisidores papistas le hizo huir pronto de allÌ, por cuanto no se contentaban con castigar delitos p ̇blicos,  sino  que  comenzaban  tambiÈn  a  inmiscuirse  en  los  secretos  de  familias  privadas. ComenzÛ ahora a considerar quÈ debÌa hacer para librarse de mayores inconvenientes, y resolviÛ dirigirse a la casa de su suegro. El  padre  de  su mujer era ciudadano de Coventry, y sus simpatÌas no estaban contra Èl, y era m·s que probable que se le pudiera persuadir, por causa de su hija. ResolviÛ primero ir a casa de Èl,  y  antes,  mediante  cartas,  ver  si  su  suegro  le  recibirÌa  o  no.  AsÌ  lo  hizo,  y  como  respuesta recibiÛ  el  siguiente  mensaje:  ́Que  le  parecÌa  cosa  dura  aceptar  en  su  casa  a  alguien  que  sabÌa que era culpable y que estaba condenado por un delito capital; y que tampoco ignoraba el riesgo en  que  incurrirÌa  al  aceptarlo;  sin  embargo,  actuarÌa  como  pariente,  y  pasarÌa por alto su propio peligro.  Si  cambiaba  de  idea,  podÌa  acudir,  bajo  la  condiciÛn  de  que  estarÌa  tanto tiempo  como deseaba; pero si no podÌa persuadirse, que tenÌa que contentarse con una estancia m·s breve, y no poner en peligro ni a Èl ni a su madre.ªDescargado de http://www.LibrosElectronicosGratis.com/Descargado de http://www.LibrosElectronicosGratis.com/3
El origen de esta composición puede rastrearse hasta el Libro de los Dos Caminos, perteneciente a los [[Textos de los Sarcófagos]], durante el [[Reino Medio]]. La primera versión, simplificada, procede de la tumba de [[Horemhab]], al final de la [[Dinastía XVIII (Egipto)|dinastía XVIII]]. Las versiones completas conocidas son cuatro: la esculpida en el sarcófago de [[Seti I]]; en el pasillo construido por [[Merneptah]] que conduce al Osireón en Abidos; en la tumba de Pedamenopet; y en la de [[Ramsés VI]]. A pesar de todo, estas cuatro versiones se encuentran muy dañadas, y el llenado de esas lagunas solo ha sido posible a través de versiones menores presentes en otras tumbas
+
No  se  debÌa  rechazar  ninguna  condiciÛn;  adem·s,  fue  secretamente  aconsejado  por  su suegra  que  acudiera,  y  que  no  temiera  la  severidad  de  su  suegro,  ́porque  quiz·  era  necesario escribir  como  lo  hacÌa,  pero  si  se  daba  la  ocasiÛn,  compensarÌa  sus  palabras  con  sus  acciones.ª De hecho, fue mejor recibido por ambos que lo que habÌa esperado.De esta manera se mantuvo oculto durante un cierto tiempo, y despuÈs emprendiÛ viaje a Londres,  durante  la  ̇ltima  parte  del  minado  de  Enrique  VIII.  Siendo  desconocido  en  la  capital, se encontrÛ con muchas estrecheces, e incluso quedÛ reducido al peligro de morir de hambre, si la Providencia no se hubiera interpuesto en su favor de la siguiente manera: Un  dÌa,  estando  Fox  sentado  en  la  Iglesia  de  San  Pablo,  agotado  tras  largo  ayuno,  un extraÒo se sentÛ a su lado, y le saludÛ cortÈsmente, poniendo una suma de dinero en su mano, y exhort·ndole a que cobrara buen ·nimo. Al mismo tiempo le informÛ que al cabo de pocos dÌas se le abrirÌan nuevas perspectivas para su futuro mantenimiento. Nunca pudo saber quiÈn era este extraÒo, pero al cabo de tres dÌas recibiÛ una invitaciÛn de la Duquesa de Richmond para que se encargara de la educaciÛn de los hijos del Conde de Surrey, que estaba encarcelado en la Torre, junto  con  su  padre,  el  Duque  de  Norfolk,  por  los  celos  y  la  ingratitud  del  rey.  Los  hijos  asÌ confiados  a  sus  cuidados  fueron  Thomas,  que  sucediÛ  en  el  ducado;  Henry,  despuÈs  Conde  de Northampton; y Jane, que llegÛ a ser Condesa de Westmoreland. Y en el cumplimiento de estos deberes dio plena satisfacciÛn a la duquesa, la tÌa de los niÒos.Estos dÌas apacibles prosiguieron durante la  ̇ltima parte del reinado de Enrique VIII y los cinco  aÒos  del  reinado  de  Eduardo  VI,  hasta  que  MarÌa heredÛ la corona, la cual, poco despuÈs de su accesiÛn, dio todo el poder en manos de los papistas.Para este tiempo Fox, que estaba todavÌa bajo la protecciÛn de su noble pupilo, el duque, comenzÛ a suscitar la envidia y el odio de muchos, particularmente, del doctor Gardiner, que era entonces Obispo de Winchester, y que posteriormente llegÛ a ser su m·s acerbo enemigo.Fox se dio cuenta de esto, y viendo que comenzaba una terrible persecuciÛn, comenzÛ a pensar  en  abandonar  el  reino.  Tan  pronto  como  el  duque  conociÛ  sus  intenciones,  tratÛ  de persuadirle para que permaneciera allÌ, y sus argumentos fueron tan poderosos y dichos con tanta sinceridad, que abandonÛ el pensamiento de abandonar su asilo por ahora.En aquel tiempo el Obispo de Winchester tenÌa una gran amistad con el duque (habiendo sido por el patronazgo de su familia que habÌa negado a la dignidad de que entonces gozaba,) y frecuentemente lo visitaba para presentarle su servicio cuando pidiÛ varias veces poder ver a su antiguo tutor. Al principio el duque se negÛ a su peticiÛn, alegando en una ocasiÛn su ausencia, y otra  vez  indisposiciÛn.  Al  final  sucediÛ  que  Fox,  no  sabiendo  que  el  obispo  estaba  en  la  casa, entrÛ en la estancia en la que el duque y el obispo estaban conversando; pero, al ver al obispo, se retirÛ. Gardiner preguntÛ de quien se trataba, contest·ndole el duque que era  ́su mÈdico, que era algo  rudo,  siendo  reciÈn  llegado  de  la  universidadª.  ́Me  gustan  mucho  su  cara  y  aspectoª, contestÛ  el  obispo,  ́y  cuando  tenga  ocasiÛn  lo  harÈ  llamarª.  El  duque  entendiÛ  estas  palabras como  presagio  de  un  peligro  inminente,  y  considerÛ  que  era  ya  hora  de  que  Fox  abandonara  la ciudad, e incluso el paÌs. AsÌ, hizo preparar todo lo necesario para su huida en secreto, enviando a uno de sus siervos a Ipswich para que alquilara una nave e hiciera todos los preparativos para la partida. TambiÈn arreglÛ la casa de uno de sus siervos, un granjero, para alojamiento hasta que el viento  fuera  favorable.  Todo  dispuesto,  Fox  se  despidiÛ  de  su  noble  protector,  y  con  su  mujer, que estaba entonces embarazada, partiÛ en secreto hacia la nave.Apenas  si  se  habÌan  dado  a  la  vela  cuando  sobrevino  una  tempestad  violenta,  que  durÛ todo el dÌa y toda la noche, y que al dÌa siguiente los empujÛ de vuelta al mismo puerto del que habÌan partido. Durante el tiempo en que la nave habÌa estado en la mar, un oficial, enviado por Descargado de http://www.LibrosElectronicosGratis.com/Descargado de http://www.LibrosElectronicosGratis.com/4
 
+
el obispo de Winchester, habÌa irrumpido en la casa del granjero con una orden de arresto contra Fox  allÌ  donde  se  encontrara,  para  devolverlo  a  la  ciudad.  Al  saber  las  noticias,  alquilÛ  un caballo, bajo la apariencia de partir de inmediato de la ciudad; pero volviÛ secretamente aquella misma  noche,  y  acordÛ  con el  capit·n  de  la  nave  que  zarpara  rumbo  a  donde  fuera  tan  pronto como el viento cambiara, sÛlo deseando que saliera, sin duda alguna de que Dios prosperarÌa su empresa.  El  marino  aceptÛ,  y  al  cabo  de  dos  dÌas sus pasajeros bajaban a tierra, sanos y salvos,en Nieuport. DespuÈs  de  pasar  unos  pocos  dÌas  en  aquel  lugar,  Fox  emprendiÛ viaje a Basilea, donde encontrÛ un grupo de refugiados ingleses, que habÌan abandonado su paÌs para evitar la crueldad de  los  perseguidos,  y  se  asociÛ  con  ellos  y  comenzÛ  a  escribir  su  ́Historia  de  los  Actos  y Monumentos de la Iglesiaª: que fue publicada primero en latÌn en Basilea en 1554, y en inglÈs en 1563. Durante  aquel  intervalo,  la  religiÛn  reformada  volviÛ  a  florecer  en  Inglaterra,  y  a  decaer mucho  la  facciÛn  papista  tras  la  muerte  de  la  Reina  MarÌa.  Esto  indujo  a  la  mayorÌa  de  los exiliados protestantes a volver a su paÌs natal.Entre  otros,  al  acceder  Elisabet  al  trono,  tambiÈn  volviÛ  Fox.  Al  llegar,  encontrÛ  en  su anterior pupilo, el Duque de Norfolk, a un fiel y activo amigo, hasta que la muerte le privÛ de su benefactor.  DespuÈs  de  este  acontecimiento,  Fox  heredÛ  una  pensiÛn  que  el  duque  le  habÌa testado, y que fue ratificada por su hijo, el Conde de Suffolk. Y  no  se  detuvo  aquÌ  el  buen  suceso  del  buen  Fox.  Al ser recomendado a la reina por su secretario de estado, el gran Cecil, su majestad lo nombrÛ canÛnigo de Shipton, en la catedral de Salisbury,  lo  cual  fue  en  cierta  manera  obligado  a  aceptar,  porque  fue  muy  difÌcil  convencerlo para que lo aceptara. Al  volverse  a  instalar  en  Inglaterra,  se  dedicÛ  a  revisar  y  a  ampliar  su  admirable Martirologio. Con un cuidado prodigioso y un estudio constante dio fin a su cÈlebre obra en once aÒos. Tratando de alcanzar una mayor correcciÛn, escribiÛ cada lÌnea de este extenso libro por sÌ mismo,  y  transcribiÛ  por  sÌ  mi  todos  los  registros  y  documentos.  Pero,  en  consecuencia  a  un trabajo tan afano al no dejar parte de su tiempo libre de estudio, y al no permitirse ni el recreo ni el  recito  que  la  naturaleza  demanda,  su  salud  quedÛ  tan  reducida,  y  tan  demacrado  y  alterado, que  aquellos  amigos  y  parientes  suyos  que  sÛlo  veÌan  de  tanto  en  tanto  apenas  si  podÌan reconocerle. Pero, aunque cada dÌa agotaba m·s, prosiguiÛ con sus estudios con tanta diligencia como solÌa, que se le pudiera persuadir para que redujera el ritmo de sus trabajos. Los papistas, previendo  lo  perjudicial  que  serÌa  para  la  causa  de  ellos  aquella  historia  de  sus  errores  y crueldades, recurrieron a todos los ardides para rebajar reputaciÛn de su obra; pero su malicia dio un seÒalado servicio' tanto para mismo Fox como para la Iglesia de Dios en general, por cuanto hizo  que  libro  fuera  m·s  intrÌnsecamente  valioso,  al  inducirle  a  sopesar,  con  la  m  escrupulosa atenciÛn, la certidumbre de los hechos que registraba, y la validez de las autoridades de las que conseguÌa su informaciÛn.Pero en tanto que estaba asÌ infatigablemente dedicado a impulsar la causa de la verdad, no descuidÛ por ello los otros deberes de su posiciÛn; era caritativo, compasivo y solÌcito ante las necesidades,  tanto  espirituales  como  temporal  de  sus  prÛjimos.  Con  vistas  a  ser  ̇til  de  manera m·s  extensa,  aunque  no  tenÌa  deseos  de  cultivar  la  amistad  de  los  ricos  y  de  los  grandes  en  su propio  favor,  no  declinÛ  la  amistad  de  los  que  se  la  ofrecÌan  desde  las  m·s  altas  posiciones  y nunca  dejÛ  de  emplear  su  influencia  entre  ellos  en  favor  de  los  pobres  necesitados.  Como consecuencia de su probidad y caridad bien conocidas, fueron frecuentemente entregadas sumas de  dinero  por  parte  de  personas  ricas,  dinero  que  aceptaba  y  distribuÌa  entre  los  que  padecÌan Descargado de http://www.LibrosElectronicosGratis.com/Descargado de http://www.LibrosElectronicosGratis.com/5
Este libro tiene una cierta similitud con los capítulos 144 y 145 del [[Libro de los Muertos]], considerado por los egipcios del período ramésida como un substituto del propio Libro de Puertas en las tumbas privadas no reales, tales como la de [[Nefertari]] y otras del [[Valle de las Reinas]].
+
necesidades.  TambiÈn  acudÌa  ocasionalmente  a  la  mesa  de  sus  amigos,  no  tanto  en  busca  de placer como por cortesÌa, y para convencerles de que su ausencia no estaba ocasionada por temor a exponerse a las tentaciones del apetito. En resumen: su car·cter como hombre y como cristiano era irreprochable. Aunque  los  recientes  recuerdos  de  las  persecuciones  bajo  MarÌa  la  Sangrienta  aÒadieron amargura a su pluma, es de destacar que Èl era personalmente m·s conciliador de los hombres, y que  aunque  rechazaba  de  corazÛn  a  la  Iglesia  de  Roma  en  la  que  habÌa  nacido,  fue  uno  de  los primeros  en  intentar  la  concordia  de  los  hermanos  protestantes.  De  hecho,  fue  un  verdadero apÛstol de la tolerancia.Cuando  la  peste  azotÛ  Inglaterra  en 1563,  y  muchos  abandonaron  sus  deberes,  Fox permaneciÛ  en  su  puesto,  ayudando  a  los  desvalidos  y  actuando  con  limosnero  de  los  ricos.  Se dijo  de Èl  que  jam·s  pudo  rechazar  ayudar  a  nadie  que  se  lo  pidiera  en  nombre  de  Cristo. Tolerante  y  con  un  gran  corazÛn,  ejerciÛ  su  influencia  cerca  de  la  Reina  Elisabet  para confirmarla  en  su  intenciÛn  de  mantener  la  cruel  pr·ctica  de  dar  muerte  a  los  que  mantuvieran convicciones  religiosas opuestas. La mina le tenÌa gran respeto, y se referÌa a Èl como  ́Nuestro Padre Foxeª.Fox  tuvo  gozo  en  los  frutos  de  su  obra  mientras  vivÌa  a ̇n.  Su  libro  vio  cuatro  grandes ediciones antes de su muerte, y los obispos dieron orden de que f puesto en cada iglesia catedral en  Inglaterra,  donde  a  menudo  se  encontraba  encadenado,  como  la  misma  Biblia  en  aquellos tiempos, a un atril, al que tenÌa acceso el pueblo.Al  final,  habiendo  dado  largo  servicio  tanto  a  la  Iglesia  como  al  mundo  mediante  su ministerio,  por  medio  de  su  pluma,  y  por  el  brillo  impecable  de  una  vida  benevolente,  ̇til  y santa, entregÛ humildemente su alma a Cristo, dieciocho de abril de 1587, a los setenta aÒos de edad.  Fue  sepultado  el  presbiterio  de  St.  Giles,  en  Cripplegate,  parroquia  en  la  que  habÌa  sido vicaio por cierto tiempo, al comienzo del reinado de Elisabet. *** CAPÕTULO 1 Historia De Los M·rtires Cristianos. Hasta La Primera PersecuciÛn General Bajo NerÛnCristo nuestro Salvador, en el Evangelio de San Mateo, oyendo la confesiÛn de SimÛn Pedro, el cual,  antes  que  todos  los  dem·s,  reconociÛ  abiertamente  que  ...l  era  el  Hijo  de  Dios,  y percibiendo  la  mano  providencial  de  Su  Padre  en  ello,  lo  llamÛ  (aludiendo  a  su  nombre)  una roca,  roca  sobre  la  cual  El  edificarÌa  Su  Iglesia  con  tal  fuerza  que  las  puertas  del  infierno  no prevalecerÌan contra ella. Y con estas palabras se deben observar tres cosas: Primero, que Cristo tendrÌa una iglesia en este mundo. Segundo, que la misma Iglesia sufrirÌa una intensa oposiciÛn, no sÛlo por parte del mundo, sino tambiÈn con todas las fuerzas y poder del infierno entero. Y en tercer lugar que esta misma Iglesia, a pesar de todo el poder y maldad del diablo, se mantendrÌa.Esta  profecÌa  de  Cristo  la  vemos  verificada  de  manera  maravillosa,  por  cuanto  todo  el curso  de  la  Iglesia  hasta  el  dÌa  de  hoy  no  parece  m·s  que  un  cumplimiento  de  esta  profecÌa. Primero,  el  hecho  de  que  Cristo  ha  establecido  una  Iglesia  no  necesita  demostraciÛn.  Segundo, °con  quÈ  fuerza  se  han  opuesto  contra  la  Iglesia  prÌncipes,  reyes,  monarcas,  gobernadores  y Descargado de http://www.LibrosElectronicosGratis.com/Descargado de http://www.LibrosElectronicosGratis.com/6
 
+
autoridades de este mundo! Y, en tercer lugar, °cÛmo la Iglesia, a pesar de todo, ha soportado y retenido  lo  suyo!  Es  maravilloso  observar  quÈ  tormentas  y  tempestades  ha  vencido.  Y  para  una m·s  evidente  exposiciÛn  de  esto  he  preparado  esta  historia,  con  el  fin,  primero,  de  que  las maravillosas  obras  de  Dios  en  Su  Iglesia  redunden  para  Su  gloria;  y  tambiÈn  para  que  al exponerse la continuaciÛn e historia de la Iglesia, pueda redundar ello en mayor conocimiento y experiencia para provecho del lector y para la edificaciÛn de la fe cristiana.Como  no  es  nuestro  propÛsito  entrar  en  la  historia  de  nuestro  Salvador,  ni  antes  ni despuÈs  de  Su  crucifixiÛn,  sÛlo  ser·  necesario  recordar  a  nuestros  lectores  el  desbarate  de  los judÌos  por  Su  posterior  resurrecciÛn.  Aunque  un  apÛstol  le  habÌa  traicionado;  aunque  otro  le habÌa negado, bajo la solemne sanciÛn de un juramento, y aunque el resto le habÌa abandonado, excepto si exceptuamos aquel  ́discÌpulo que era conocido del sumo sacerdoteª, la historia de Su resurrecciÛn dio una nueva direcciÛn a todos sus corazones, y, despuÈs de la misiÛn del EspÌritu Santo, impartiÛ una nueva confianza a sus mentes. Los poderes de los que fueron investidos les dieron  confianza  para  proclamar  Su  nombre,  para  confusiÛn  de  los  gobernantes  judÌos,  y  para asombro de los prosÈlitos gentiles.I. San Esteban San  Esteban  fue  el  siguiente  en  padecer.  Su  muerte  fue  ocasionada  por  la  fidelidad  con  la  que predicÛ el Evangelio a los entregadores y matadores de Cristo. Fueron excitados ellos a tal grado de  furia,  que  lo  echaron  fuera de la ciudad, apedre·ndolo hasta matarlo. La Època en que sufriÛ se supone generalmente como la pascua posterior a la de la crucifixiÛn de nuestro SeÒor, y en la Època de Su ascensiÛn, en la siguiente primavera.A  continuaciÛn  se  suscitÛ  una  gran  persecuciÛn  contra  todos  los  que  profesaban  la creencia en Cristo como MesÌas, o como profeta. San Lucas nos dice de inmediato que  ́en aquel dÌa  se  hizo  una  grande  persecuciÛn  en  la  iglesia  que  estaba  en  JerusalÈnª,  y  que  ́todos  fueron esparcidos por las tierras de Judea y de Samaria, salvo los apÛstolesª.Alrededor  de  dos  mil  cristianos,  incluyendo  Nicanor,  uno  de  los  siete  di·conos, padecieron el martirio durante  ́la tribulaciÛn que sobrevino en tiempo de Estebanª.II. Jacobo el Mayor El  siguiente  m·rtir  que  encontramos  en  el  relato seg ̇n San Lucas, en la Historia de los Hechos de  los  ApÛstoles,  es  Jacobo  hijo  de  Zebedeo,  hermano  mayor  de  Juan  y  pariente  de  nuestro SeÒor,  porque  su  madre  SalomÈ  era  prima  hermana  de  la Virgen MarÌa. No fue hasta diez aÒos despuÈs  de  la  muerte  de  Esteban  que  tuvo  lugar  este  segundo  martirio.  OcurriÛ  que  tan  pronto como Herodes Agripa fue designado gobernador de Judea que, con el propÛsito de congraciarse con  los  judÌos,  suscitÛ  una  intensa  persecuciÛn  contra  los  cristianos,  decidiendo  dar  un  golpe eficaz,  y  lanz·ndose  contra  sus  dirigentes.  No  se  deberÌa  pasar  por  alto  el  relato  que  da  un eminente escritor primitivo, Clemente de AlejandrÌa. Nos dice que cuando Jacobo estaba siendo conducido al lugar de su martirio, su acusador fue llevado al arrepentimiento, cayendo a sus pies para pedirle perdÛn, profes·ndose cristiano, y decidiendo que Jacobo no iba a recibir en solitario la  corona  del  martirio.  Por  ello,  ambos  fueron  decapitados  juntos.  AsÌ  recibiÛ  resuelto  y  bien dispuesto el primer m·rtir apostÛlico aquella copa, que Èl le habÌa dicho a nuestro Salvador que estaba dispuesto a beber. TimÛn y Parmenas sufrieron el martirio alrededor del mismo tiempo; el primero en Filipos, y el segundo en Macedonia. Estos acontecimientos tuvieron lugar el 44 d.C. III. Felipe Descargado de http://www.LibrosElectronicosGratis.com/Descargado de http://www.LibrosElectronicosGratis.com/7
== Estructura ==
+
NaciÛ  en  Betsaida  de  Galilea,  y  fue  llamado  primero  por  el  nombre  de  ́discÌpuloª.  TrabajÛ diligentemente  en  Asia  Superior,  y  sufriÛ  el  martirio  en  HeliÛpolis,  en  Frigia.  Fue  azotado, echado en la c·rcel, y despuÈs crucificado, en el 54 d.C.IV. Mateo Su  profesiÛn  era  recaudador  de  impuestos,  y  habÌa  nacido  en  Nazaret.  EscribiÛ  su  evangelio  en hebreo, que fue despuÈs traducido al griego por Jacobo el Menor. Los escenarios de sus labores fueron  Partia  y  EtiopÌa,  paÌs  en  el  que  sufriÛ  el  martirio,  siendo  muerto  con  una  alabarda  en  la ciudad de Nadaba en el aÒo 60 d.C.V. Jacobo el Menor Algunos  suponen  que  se  trataba  del  hermano  de  nuestro  SeÒor  por  una  anterior  mujer  de  JosÈ. Esto  es  muy  dudoso,  y  concuerda  demasiado  con  la  supersticiÛn  catÛlica  de  que  MarÌa jam·s nunca  tuvo  otros  hijos  m·s  que  nuestro  Salvador.  Fue  escogido  para  supervisar  las  iglesias  de JerusalÈn, y fue autor de la EpÌstola adscrita a Jacobo, o Santiago, en el canon sagrado. A la edad de  noventa  y  nueve  aÒos  fue  golpeado  y  apedreado  por  los  judÌos,  y  finalmente  le  abrieron  el cr·neo con un garrote de batanero.VI. MatÌas De Èl  se  sabe  menos  que  de  la  mayorÌa  de  los  discÌpulos;  fue  escogido  para  llenar  la  vacante dejada por Judas. Fue apedreado en JerusalÈn y luego decapitado.VII. AndrÈs Hermano  de  Pedro,  predicÛ  el  evangelio  a  muchas  naciones  de  Asia;  pero  al  llegar  a  Edesa  fue prendido  y  crucificado  en  una  cruz  cuyos  extremos  fueron  fijados  transversalmente  en  el  suelo. De ahÌ el origen del tÈrmino de Cruz de San AndrÈs.VIII. San Marcos NaciÛ  de  padres  judÌos  de  la  tribu  de  LevÌ.  Se  supone  que  fue  convertido  al  cristianismo  por Pedro,  a  quien  sirviÛ  como  amanuense,  y  bajo  cuyo  cuidado  escribiÛ  su  Evangelio  en  griego. Marcos  fue  arrastrado  y  despedazado  por  el  populacho  de  AlejandrÌa,  en la  gran  solemnidad de su Ìdolo Serapis, acabando su vida en sus implacables manos.IX. Pedro Entre  muchos  otros  santos,  el  bienaventurado  apÛstol  Pedro  fue  condenado  a  muerte  y crucificado, como algunos escriben, en Roma; aunque otros, y no sin buenas razones, tienen sus dudas acerca de ello. Hegesipo dice que NerÛn buscÛ razones contra Pedro para darle muerte; y que cuando el pueblo se dio cuenta, le rogaron insistentemente a Pedro que huyera de la ciudad. Pedro,  ante  la  insistencia  de  ellos,  quedÛ  finalmente  persuadido  y  se  dispuso  a  huir.  Pero, llegando a la puerta, vio al SeÒor Cristo acudiendo a Èl, a quien, ador·ndole, le dijo:  ́SeÒor, øa dÛnde  vas?ª  A  lo  que  Èl  respondiÛ:  ́A  ser  de  nuevo  crucificadoª.  Con  esto,  Pedro,  d·ndose cuenta  de  que  se  referÌa  a  su  propio  sufrimiento,  volviÛ  a  la  ciudad.  JerÛnimo  dice  que  fue crucificado cabeza abajo, con los pies arriba, por peticiÛn propia, porque era, dijo, indigno de ser crucificado de la misma forma y manera que el SeÒor.X. Pablo. Descargado de http://www.LibrosElectronicosGratis.com/Descargado de http://www.LibrosElectronicosGratis.com/8
 
+
TambiÈn  el  apÛstol  Pablo,  que  antes  se  llamaba  Saulo,  tras  su  enorme  trabajo  y  obra indescriptible  para  promover  el  Evangelio  de  Cristo,  sufriÛ  tambiÈn  bajo  esta  primera persecuciÛn bajo NerÛn. Dice AbdÌas que cuando se dispuso su ejecuciÛn, que NerÛn enviÛ a dos de  sus  caballeros,  Ferega  y  Partemio,  para  que  le  dieran  la  noticia  de  que  iba  a  ser  muerto.  Al llegar  a  Pablo,  que  estaba  instruyendo  al  pueblo,  le  pidieron  que  orara  por  ellos,  para  que  ellos creyeran. ...l les dijo que poco despuÈs ellos creerÌan y serÌan bautizados delante de su sepulcro. Hecho  esto,  los  soldados  llegaron  y  lo  sacaron  de  la  ciudad  al  lugar  de  las  ejecuciones,  donde, despuÈs de haber orado, dio su cuello a la espada.XI. Judas Hermano de Jacobo, era com ̇nmente llamado Tadeo. Fue crucificado en Edesa el 72 d.C. XII. BartolomÈ PredicÛ  en  varios  paÌses,  y  habiendo  traducido  el  Evangelio  de  Mateo  lenguaje  de  la  India,  lo propagÛ  en  aquel  paÌs.  Finalmente  fue  cruelmente  azotado  y  luego  crucificado  por  los  agitados idÛlatras.XIII. Tom·s Llamado  Didimo,  predicÛ  el  Evangelio  en  Partia  y  la  India,  donde,  provocar  a  los  sacerdotes paganos a ira, fue martirizado, atravesado con lanza. XIV. Lucas El  evangelista,  fue  autor  del  Evangelio  que  lleva  su  nombre.  ViajÛ  con  por  varios  paÌses,  y  se supone que fue colgado de un olivo por los idol·tricos sacerdotes de Grecia.XV. SimÛn De  sobrenombre  Zelota,  predicÛ  el  Evangelio  en  Mauritania,  Africa,  incluso  en  Gran  BretaÒa, paÌs en el que fue crucificado en el 74 d.C.XVI. Juan El  ́discÌpulo  amadoª  era  hermano  de  Jacobo el  Mayor.  Las  iglesias  Esmirna,  PÈrgamo,  Sardis, Filadelfia, Laodicea y Tiatira fueron fundadas Èl. Fue enviado de ...feso a Roma, donde se afirma que  fue  echado  en  un  calde  de  aceite  hirviendo.  EscapÛ  milagrosamente,  sin  daÒo  alguno. Domiciano  desterrÛ  posteriormente  a  la  isla  de  Patmos,  donde  escribiÛ  el  Libro  Apocalipsis. Nerva, el sucesor de Domiciano, lo liberÛ. Fue el  ̇nico apÛstol que escapÛ una muerte violenta.XVII. BernabÈEra de Chipre, pero de ascendencia judÌa. Se supone que su muerte tu lugar alrededor del 73 d.C. Y  a pesar de todas estas continuas persecuciones y terribles castigos, Iglesia crecÌa diariamente, profundamente  arraigada  en  la  doctrina  de  apÛstoles  y  de  los  varones  apostÛlicos,  y  regada abundantemente con la s de los santos. *** CAPÕTULO II Las Diez Primeras Persecuciones Descargado de http://www.LibrosElectronicosGratis.com/Descargado de http://www.LibrosElectronicosGratis.com/9
La estructura del Libro de las Puertas es muy similar a la del [[Libro del Amduat]], con doce horas nocturnas cada una dividida en tres registros. Al igual que en el Amduat, la primera hora de la noche tiene una posición especial con una estructura que difiere del resto de la composición. El estudio y traducción de esta obra ha estado dividido entre los autores que la dividen en horas y los que lo hacen en divisiones, inclusive existen desfases entre unos y otros. Cabe añadir que algunas versiones del libro no aparecen de forma contínua, sino que se distribuyen sobre las paredes de las tumbas sin orden aparente, aprovechando el espacio disponible.
+
La primera persecuciÛn de la Iglesia tuvo lugar en el aÒo 67, bajo NerÛn, el sexto emperador de Roma. Este monarca reinÛ por el espacio de cinco aÒos de una manera tolerable, pero luego dio rienda  suelta  al  mayor  desenfreno  y  a  las  m·s  atroces  barbaridades.  Entre  otros  caprichos diabÛlicos,  ordenÛ  que  la  ciudad  de  Roma  fuera  incendiada,  orden  que  fue  cumplida  por  sus oficiales,  guardas  y  siervos.  Mientras  la  ciudad  imperial  estaba  en  llamas,  subiÛ  a  la  torre  de Mecenas,  tocando  la  lira  y  cantando  el  c·ntico  del  incendio  de  Troya,  declarando  abiertamente que  ́deseaba la ruina de todas las cosas antes de su muerteª. Adem·s del gran edificio del Circo, muchos  otros  palacios  y  casas  quedaron  destruidos;  varios  miles  de  personas  perecieron  en  las llamas, o se ahogaron en el humo, o quedaron sepultados bajo las ruinas. Este  terrible  incendio  durÛ  nueve  aÒos.  Cuando  NerÛn  descubriÛ  que,  su  conducta  era intensamente censurada, y que era objeto de un profundo odio, decidiÛ inculpar a los cristianos, a la  vez  para  excusarse  para  aprovechar  la  oportunidad  para  llenar  su  mirada  con  nuevas crueldades.  Esta  fue  la  causa  de  la  primera  persecuciÛn;  y  las  brutalidades  cometidas contra los cristianos fueron tales que incluso movieron a los mismos romanos a compasiÛn. NerÛn incluso refinÛ sus crueldades e inventÛ todo tipo de castigos contra los cristianos que pudiera inventar la m·s  infernal  imaginaciÛn.  En  particular,  hizo  que  algunos  fueran  cosidos  en  pieles  de  animales silvestres,  antoj·ndolos  a  los  perros  hasta  que  expiraran;  a  otros  los  vistiÛ  de  camisas  atiesadas con  cera,  at·ndolos  a  postes,  y  los  encendiÛ  en  sus  jardines,  para  iluminarlos.  Esta  persecuciÛn fue  general  por  todo  el  Imperio  Romano;  pero  m·s  bien  aumentÛ  que  disminuyÛ  el  espÌritu  del cristianismo. Fue durante esta persecuciÛn que fueron martirizados San Pablo y San Pedro.A  sus  nombres  se  pueden  aÒadir  Erasto,  tesorero  de  Corinto;  Aristarco,  el  macedonio,  y TrÛfimo,  de  ...feso,  convertido  por  San  Pablo  y  su  colaborador,  asÌ  como  JosÈs,  com ̇nmente llamado Barsab·s, y AnanÌas, obispo de Damasco; cada uno de los Setenta.La Segunda persecuciÛn, bajo Domiciano, el 81 d.C El  emperador  Domiciano,  de  natural  inclinado  a  la  crueldad,  dio  muerte  primero  a  su hermano,  y  luego  suscitÛ  la segunda persecuciÛn contra los cristianos. En su furor dio muerte a algunos  senadores  romanos,  a  algunos  por  malicia,  y  a  otros  para  confiscar  sus  fincas.  Luego mandÛ que todos los pertenecientes al linaje de David fueran ejecutados.Entre  los  numerosos  m·rtires  que  sufrieron  durante  esta  persecuciÛn  estaban  SimeÛn, obispo  de  JerusalÈn,  que  fue  crucificado,  y  San  Juan,  que  fue  hervido  en  aceite,  y  luego desterrado a Patmos. Flavia, hija de un senador romano, fue asimismo desterrada al Ponto; y se dictÛ  una  ley  diciendo:  ́Que  ning ̇n  cristiano,  una  vez  traÌdo  ante un tribunal, quede exento de castigo sin que renuncie a su religiÛnª.Durante  este  reinado  se  redactaron  varias  historias  inventadas,  con  el  fin  de  daÒar  a  los cristianos.  Tal  era  el  apasionamiento  de  los  paganos  que  si  cualquier  hambre,  epidemia  o terremotos  asolaban  cualquiera  de  las  provincias  romanas,  se  achacaba  a  los  cristianos.  Estas persecuciones  contra  los  cristianos  aumentaron  el  n ̇mero  de  informadores,  y  muchos,  movidos por la codicia, testificaron en falso contra las vidas de los inocentes. Otra  dificultad  fue  que  cuando  cualquier  cristiano  era  llevado  ante  los  tribunales,  se  les sometÌa a un juramento de prueba, y si rehusaban tomarlo, se les sentenciaba a muerte, mientras que si se confesaban cristianos, la sentencia era la misma.
 
 
La traducción de [[Alexandre Piankoff|Piankoff]] de la primera división comienza después de haber traspasado la primera puerta, llamando por este "Prólogo", a lo que otros autores llaman la primera hora. En este sentido, la primera división en la estructura propuesta por Piankoff, coincide con la segunda hora de otros estudiosos sobre este tema, y así hasta terminar la última división (12) equiparable con la escena de cierre.
 
 
 
== Contenido ==
 
 
 
A diferencia del [[Libro del Amduat]], en el Libro de las Puertas se encuentra una descripción del juicio de los muertos y del curso del sol por el [[inframundo]], no divididas en registros en el centro y en el extremo de la composición. No aparecen acotaciones del uso práctico del libro, limitándose a ciertas observaciones sobre las ofrendas, que en general están situadas en el final de cada escena (a excepción de las tres finales). Se diferencia del Amduat además por las puertas representadas como separación de cada división / hora, concepto completamente nuevo en estas composiciones.
 
 
 
=== Las puertas ===
 
 
 
Cada una de las puertas estába vigilada por tres seres, cuyos nombres el difunto debía conocer para poder atravesarlas. La barca solar está acompañada por dos dioses, [[Sia]] y [[Heka]], representados junto al dios del sol, a diferencia del [[Libro del Amduat|Amduat]], donde se muestran más miembros en la barca. De igual modo, la cabina de la barca sobre cada división / hora está protegida por la serpiente [[Mehen]] (La Enrollada) y cuatro figuras masculinas que se representan como los remolcadores de la barca.
 
 
 
El concepto de las puertas está asociado a la idea de las pruebas que debe superar el difunto como única vía para alcanzar la paz en su vida de ultratumba. El simbolismo ritual alcanza su punto culminante en la quinta división o sexta hora, cuando se representa la Sala del Juicio Final de [[Osiris]]. El número de personajes representados supera a las que aparecen el el Amduat, no limitándose a divinidades, sino también incluyendo a seres difuntos inclusive.
 
  
 
== Fuentes ==
 
== Fuentes ==
  
* Fernández de Córdoba, Enrique. ''El Libro de las Puertas'' La Tierra de los Faraones. [En línea] [Citado el: 18 de abril de 2012.] http://www.egiptologia.org/textos/puertas/
+
* https://libroscristianosgratis.net/wp-content/uploads/2010/10/el_libro_de_los_mrtires.pdf
* Pirenne, Jacques. ''Historia del Antiguo Egipto''. Editorial Océano, Barcelona, 2002.  
 
  
[[Category:Mitología_egipcia]][[Category:Creencias_religiosas]]
+
[[Category:Creencias_religiosas]]

última versión al 10:53 25 dic 2020

El Libro de los Mártires
Información sobre la plantilla
Autor(es):John Fox
Categoría:Texto teológico
Idioma:español



El Libro de los Mártires recompensa por sus esfuerzos y conducta gentil fue escogido ́Fellowª del Magdalen College, lo que era considerado como un gran honor en la universidad, y que pocas veces era concedido: sÛlo en casos de gran distinciÛn. La primera exhibiciÛn de su genio fue en poesÌa, y compuso algunas comedias latinas, que a ̇n existen. Pero pronto dirigiÛ su atenciÛn a una cuestiÛn m·s seria, al estudio de las Sagradas Escrituras: y la verdad es que se aplicÛ a la teologÌa con m·s fervor que prudencia, y descubriÛ su parcialidad hacia la Reforma, que para entonces habÌa comenzado, antes que conociera a los que la apoyaban, o a los que le habÌan protegido. Y esta circunstancia vino a estar en el origen de sus primeros problemas. Se dice que afirmÛ en muchas ocasiones que lo primero que lo llevÛ a su examen de la doctrina papista fue que vio diversas cosas de lo m·s contradictorias entre sÌ impuestas sobre los hombres a la vez; por esta razÛn su resoluciÛn y af·n de obediencia a la Iglesia sufrieron una cierta sacudida, y gradualmente se estableciÛ un desagrado hacia el resto. Su primer cuidado fue investigar la historia antigua y la moderna de la Iglesia; determinar su origen y progreso; considerar las causas de todas aquellas controversias que habÌan surgido en el intervalo, y sopesar diligentemente sus efectos, solidez, debilidades, etc. Antes de llegar a los treinta aÒos habÌa estudiado los padres griegos y latinos, y otros eruditos autores, las transacciones de los Concilios y los decretos de los consistorios, y habÌa adquirido un conocimiento muy competente de la lengua hebrea. A estas actividades dedicaba frecuentemente una parte considerable de la noche, o incluso la noche entera; y a fin de relajar su mente despuÈs de un estudio tan incesante, acudÌa a una arboleda cercana al colegio, lugar muy frecuentado por los estudiantes al atardecer, debido a su recÛndita lobreguez. En estos paseos solitarios se le oÌa con frecuencia emitir profundos sollozos y suspiros, y con l·grimas derramar sus oraciones a Dios. Estos retiros nocturnos, posteriormente, dieron origen a las primeras sospechas de su alejamiento de la Iglesia de Roma. Apremiado a que diera una explicaciÛn de su conducta, rechazÛ inventar excusa alguna; expuso sus opiniones; asÌ, por sentencia del colegio, fue declarado convicto, condenado como hereje, y expulsado. Sus amigos, al conocer este hecho, se sintieron sumamente ofendidos, y le ofrecieron, cuando habÌa sido asÌ rechazado por los suyos, un refugio en casa de Sir Tliomas Lucy, de Warwickshim, adonde fue llamado como preceptor de sus hijos. La casa est· cerca de Stmtford-on-Avon, y fue este lugar el que, pocos aÒos despuÈs, fue la escena de las tradicionales expediciones de pesca clandestina del niÒo Shakespeare. Fox muriÛ cuando Shakespeare tenÌa tres aÒos.Posteriormente, Fox contrajo matrimonio en la casa de Sir Lucy. Pero el temor de los inquisidores papistas le hizo huir pronto de allÌ, por cuanto no se contentaban con castigar delitos p ̇blicos, sino que comenzaban tambiÈn a inmiscuirse en los secretos de familias privadas. ComenzÛ ahora a considerar quÈ debÌa hacer para librarse de mayores inconvenientes, y resolviÛ dirigirse a la casa de su suegro. El padre de su mujer era ciudadano de Coventry, y sus simpatÌas no estaban contra Èl, y era m·s que probable que se le pudiera persuadir, por causa de su hija. ResolviÛ primero ir a casa de Èl, y antes, mediante cartas, ver si su suegro le recibirÌa o no. AsÌ lo hizo, y como respuesta recibiÛ el siguiente mensaje: ́Que le parecÌa cosa dura aceptar en su casa a alguien que sabÌa que era culpable y que estaba condenado por un delito capital; y que tampoco ignoraba el riesgo en que incurrirÌa al aceptarlo; sin embargo, actuarÌa como pariente, y pasarÌa por alto su propio peligro. Si cambiaba de idea, podÌa acudir, bajo la condiciÛn de que estarÌa tanto tiempo como deseaba; pero si no podÌa persuadirse, que tenÌa que contentarse con una estancia m·s breve, y no poner en peligro ni a Èl ni a su madre.ªDescargado de http://www.LibrosElectronicosGratis.com/Descargado de http://www.LibrosElectronicosGratis.com/3 No se debÌa rechazar ninguna condiciÛn; adem·s, fue secretamente aconsejado por su suegra que acudiera, y que no temiera la severidad de su suegro, ́porque quiz· era necesario escribir como lo hacÌa, pero si se daba la ocasiÛn, compensarÌa sus palabras con sus acciones.ª De hecho, fue mejor recibido por ambos que lo que habÌa esperado.De esta manera se mantuvo oculto durante un cierto tiempo, y despuÈs emprendiÛ viaje a Londres, durante la ̇ltima parte del minado de Enrique VIII. Siendo desconocido en la capital, se encontrÛ con muchas estrecheces, e incluso quedÛ reducido al peligro de morir de hambre, si la Providencia no se hubiera interpuesto en su favor de la siguiente manera: Un dÌa, estando Fox sentado en la Iglesia de San Pablo, agotado tras largo ayuno, un extraÒo se sentÛ a su lado, y le saludÛ cortÈsmente, poniendo una suma de dinero en su mano, y exhort·ndole a que cobrara buen ·nimo. Al mismo tiempo le informÛ que al cabo de pocos dÌas se le abrirÌan nuevas perspectivas para su futuro mantenimiento. Nunca pudo saber quiÈn era este extraÒo, pero al cabo de tres dÌas recibiÛ una invitaciÛn de la Duquesa de Richmond para que se encargara de la educaciÛn de los hijos del Conde de Surrey, que estaba encarcelado en la Torre, junto con su padre, el Duque de Norfolk, por los celos y la ingratitud del rey. Los hijos asÌ confiados a sus cuidados fueron Thomas, que sucediÛ en el ducado; Henry, despuÈs Conde de Northampton; y Jane, que llegÛ a ser Condesa de Westmoreland. Y en el cumplimiento de estos deberes dio plena satisfacciÛn a la duquesa, la tÌa de los niÒos.Estos dÌas apacibles prosiguieron durante la ̇ltima parte del reinado de Enrique VIII y los cinco aÒos del reinado de Eduardo VI, hasta que MarÌa heredÛ la corona, la cual, poco despuÈs de su accesiÛn, dio todo el poder en manos de los papistas.Para este tiempo Fox, que estaba todavÌa bajo la protecciÛn de su noble pupilo, el duque, comenzÛ a suscitar la envidia y el odio de muchos, particularmente, del doctor Gardiner, que era entonces Obispo de Winchester, y que posteriormente llegÛ a ser su m·s acerbo enemigo.Fox se dio cuenta de esto, y viendo que comenzaba una terrible persecuciÛn, comenzÛ a pensar en abandonar el reino. Tan pronto como el duque conociÛ sus intenciones, tratÛ de persuadirle para que permaneciera allÌ, y sus argumentos fueron tan poderosos y dichos con tanta sinceridad, que abandonÛ el pensamiento de abandonar su asilo por ahora.En aquel tiempo el Obispo de Winchester tenÌa una gran amistad con el duque (habiendo sido por el patronazgo de su familia que habÌa negado a la dignidad de que entonces gozaba,) y frecuentemente lo visitaba para presentarle su servicio cuando pidiÛ varias veces poder ver a su antiguo tutor. Al principio el duque se negÛ a su peticiÛn, alegando en una ocasiÛn su ausencia, y otra vez indisposiciÛn. Al final sucediÛ que Fox, no sabiendo que el obispo estaba en la casa, entrÛ en la estancia en la que el duque y el obispo estaban conversando; pero, al ver al obispo, se retirÛ. Gardiner preguntÛ de quien se trataba, contest·ndole el duque que era ́su mÈdico, que era algo rudo, siendo reciÈn llegado de la universidadª. ́Me gustan mucho su cara y aspectoª, contestÛ el obispo, ́y cuando tenga ocasiÛn lo harÈ llamarª. El duque entendiÛ estas palabras como presagio de un peligro inminente, y considerÛ que era ya hora de que Fox abandonara la ciudad, e incluso el paÌs. AsÌ, hizo preparar todo lo necesario para su huida en secreto, enviando a uno de sus siervos a Ipswich para que alquilara una nave e hiciera todos los preparativos para la partida. TambiÈn arreglÛ la casa de uno de sus siervos, un granjero, para alojamiento hasta que el viento fuera favorable. Todo dispuesto, Fox se despidiÛ de su noble protector, y con su mujer, que estaba entonces embarazada, partiÛ en secreto hacia la nave.Apenas si se habÌan dado a la vela cuando sobrevino una tempestad violenta, que durÛ todo el dÌa y toda la noche, y que al dÌa siguiente los empujÛ de vuelta al mismo puerto del que habÌan partido. Durante el tiempo en que la nave habÌa estado en la mar, un oficial, enviado por Descargado de http://www.LibrosElectronicosGratis.com/Descargado de http://www.LibrosElectronicosGratis.com/4 el obispo de Winchester, habÌa irrumpido en la casa del granjero con una orden de arresto contra Fox allÌ donde se encontrara, para devolverlo a la ciudad. Al saber las noticias, alquilÛ un caballo, bajo la apariencia de partir de inmediato de la ciudad; pero volviÛ secretamente aquella misma noche, y acordÛ con el capit·n de la nave que zarpara rumbo a donde fuera tan pronto como el viento cambiara, sÛlo deseando que saliera, sin duda alguna de que Dios prosperarÌa su empresa. El marino aceptÛ, y al cabo de dos dÌas sus pasajeros bajaban a tierra, sanos y salvos,en Nieuport. DespuÈs de pasar unos pocos dÌas en aquel lugar, Fox emprendiÛ viaje a Basilea, donde encontrÛ un grupo de refugiados ingleses, que habÌan abandonado su paÌs para evitar la crueldad de los perseguidos, y se asociÛ con ellos y comenzÛ a escribir su ́Historia de los Actos y Monumentos de la Iglesiaª: que fue publicada primero en latÌn en Basilea en 1554, y en inglÈs en 1563. Durante aquel intervalo, la religiÛn reformada volviÛ a florecer en Inglaterra, y a decaer mucho la facciÛn papista tras la muerte de la Reina MarÌa. Esto indujo a la mayorÌa de los exiliados protestantes a volver a su paÌs natal.Entre otros, al acceder Elisabet al trono, tambiÈn volviÛ Fox. Al llegar, encontrÛ en su anterior pupilo, el Duque de Norfolk, a un fiel y activo amigo, hasta que la muerte le privÛ de su benefactor. DespuÈs de este acontecimiento, Fox heredÛ una pensiÛn que el duque le habÌa testado, y que fue ratificada por su hijo, el Conde de Suffolk. Y no se detuvo aquÌ el buen suceso del buen Fox. Al ser recomendado a la reina por su secretario de estado, el gran Cecil, su majestad lo nombrÛ canÛnigo de Shipton, en la catedral de Salisbury, lo cual fue en cierta manera obligado a aceptar, porque fue muy difÌcil convencerlo para que lo aceptara. Al volverse a instalar en Inglaterra, se dedicÛ a revisar y a ampliar su admirable Martirologio. Con un cuidado prodigioso y un estudio constante dio fin a su cÈlebre obra en once aÒos. Tratando de alcanzar una mayor correcciÛn, escribiÛ cada lÌnea de este extenso libro por sÌ mismo, y transcribiÛ por sÌ mi todos los registros y documentos. Pero, en consecuencia a un trabajo tan afano al no dejar parte de su tiempo libre de estudio, y al no permitirse ni el recreo ni el recito que la naturaleza demanda, su salud quedÛ tan reducida, y tan demacrado y alterado, que aquellos amigos y parientes suyos que sÛlo veÌan de tanto en tanto apenas si podÌan reconocerle. Pero, aunque cada dÌa agotaba m·s, prosiguiÛ con sus estudios con tanta diligencia como solÌa, que se le pudiera persuadir para que redujera el ritmo de sus trabajos. Los papistas, previendo lo perjudicial que serÌa para la causa de ellos aquella historia de sus errores y crueldades, recurrieron a todos los ardides para rebajar reputaciÛn de su obra; pero su malicia dio un seÒalado servicio' tanto para mismo Fox como para la Iglesia de Dios en general, por cuanto hizo que libro fuera m·s intrÌnsecamente valioso, al inducirle a sopesar, con la m escrupulosa atenciÛn, la certidumbre de los hechos que registraba, y la validez de las autoridades de las que conseguÌa su informaciÛn.Pero en tanto que estaba asÌ infatigablemente dedicado a impulsar la causa de la verdad, no descuidÛ por ello los otros deberes de su posiciÛn; era caritativo, compasivo y solÌcito ante las necesidades, tanto espirituales como temporal de sus prÛjimos. Con vistas a ser ̇til de manera m·s extensa, aunque no tenÌa deseos de cultivar la amistad de los ricos y de los grandes en su propio favor, no declinÛ la amistad de los que se la ofrecÌan desde las m·s altas posiciones y nunca dejÛ de emplear su influencia entre ellos en favor de los pobres necesitados. Como consecuencia de su probidad y caridad bien conocidas, fueron frecuentemente entregadas sumas de dinero por parte de personas ricas, dinero que aceptaba y distribuÌa entre los que padecÌan Descargado de http://www.LibrosElectronicosGratis.com/Descargado de http://www.LibrosElectronicosGratis.com/5 necesidades. TambiÈn acudÌa ocasionalmente a la mesa de sus amigos, no tanto en busca de placer como por cortesÌa, y para convencerles de que su ausencia no estaba ocasionada por temor a exponerse a las tentaciones del apetito. En resumen: su car·cter como hombre y como cristiano era irreprochable. Aunque los recientes recuerdos de las persecuciones bajo MarÌa la Sangrienta aÒadieron amargura a su pluma, es de destacar que Èl era personalmente m·s conciliador de los hombres, y que aunque rechazaba de corazÛn a la Iglesia de Roma en la que habÌa nacido, fue uno de los primeros en intentar la concordia de los hermanos protestantes. De hecho, fue un verdadero apÛstol de la tolerancia.Cuando la peste azotÛ Inglaterra en 1563, y muchos abandonaron sus deberes, Fox permaneciÛ en su puesto, ayudando a los desvalidos y actuando con limosnero de los ricos. Se dijo de Èl que jam·s pudo rechazar ayudar a nadie que se lo pidiera en nombre de Cristo. Tolerante y con un gran corazÛn, ejerciÛ su influencia cerca de la Reina Elisabet para confirmarla en su intenciÛn de mantener la cruel pr·ctica de dar muerte a los que mantuvieran convicciones religiosas opuestas. La mina le tenÌa gran respeto, y se referÌa a Èl como ́Nuestro Padre Foxeª.Fox tuvo gozo en los frutos de su obra mientras vivÌa a ̇n. Su libro vio cuatro grandes ediciones antes de su muerte, y los obispos dieron orden de que f puesto en cada iglesia catedral en Inglaterra, donde a menudo se encontraba encadenado, como la misma Biblia en aquellos tiempos, a un atril, al que tenÌa acceso el pueblo.Al final, habiendo dado largo servicio tanto a la Iglesia como al mundo mediante su ministerio, por medio de su pluma, y por el brillo impecable de una vida benevolente, ̇til y santa, entregÛ humildemente su alma a Cristo, dieciocho de abril de 1587, a los setenta aÒos de edad. Fue sepultado el presbiterio de St. Giles, en Cripplegate, parroquia en la que habÌa sido vicaio por cierto tiempo, al comienzo del reinado de Elisabet. *** CAPÕTULO 1 Historia De Los M·rtires Cristianos. Hasta La Primera PersecuciÛn General Bajo NerÛnCristo nuestro Salvador, en el Evangelio de San Mateo, oyendo la confesiÛn de SimÛn Pedro, el cual, antes que todos los dem·s, reconociÛ abiertamente que ...l era el Hijo de Dios, y percibiendo la mano providencial de Su Padre en ello, lo llamÛ (aludiendo a su nombre) una roca, roca sobre la cual El edificarÌa Su Iglesia con tal fuerza que las puertas del infierno no prevalecerÌan contra ella. Y con estas palabras se deben observar tres cosas: Primero, que Cristo tendrÌa una iglesia en este mundo. Segundo, que la misma Iglesia sufrirÌa una intensa oposiciÛn, no sÛlo por parte del mundo, sino tambiÈn con todas las fuerzas y poder del infierno entero. Y en tercer lugar que esta misma Iglesia, a pesar de todo el poder y maldad del diablo, se mantendrÌa.Esta profecÌa de Cristo la vemos verificada de manera maravillosa, por cuanto todo el curso de la Iglesia hasta el dÌa de hoy no parece m·s que un cumplimiento de esta profecÌa. Primero, el hecho de que Cristo ha establecido una Iglesia no necesita demostraciÛn. Segundo, °con quÈ fuerza se han opuesto contra la Iglesia prÌncipes, reyes, monarcas, gobernadores y Descargado de http://www.LibrosElectronicosGratis.com/Descargado de http://www.LibrosElectronicosGratis.com/6 autoridades de este mundo! Y, en tercer lugar, °cÛmo la Iglesia, a pesar de todo, ha soportado y retenido lo suyo! Es maravilloso observar quÈ tormentas y tempestades ha vencido. Y para una m·s evidente exposiciÛn de esto he preparado esta historia, con el fin, primero, de que las maravillosas obras de Dios en Su Iglesia redunden para Su gloria; y tambiÈn para que al exponerse la continuaciÛn e historia de la Iglesia, pueda redundar ello en mayor conocimiento y experiencia para provecho del lector y para la edificaciÛn de la fe cristiana.Como no es nuestro propÛsito entrar en la historia de nuestro Salvador, ni antes ni despuÈs de Su crucifixiÛn, sÛlo ser· necesario recordar a nuestros lectores el desbarate de los judÌos por Su posterior resurrecciÛn. Aunque un apÛstol le habÌa traicionado; aunque otro le habÌa negado, bajo la solemne sanciÛn de un juramento, y aunque el resto le habÌa abandonado, excepto si exceptuamos aquel ́discÌpulo que era conocido del sumo sacerdoteª, la historia de Su resurrecciÛn dio una nueva direcciÛn a todos sus corazones, y, despuÈs de la misiÛn del EspÌritu Santo, impartiÛ una nueva confianza a sus mentes. Los poderes de los que fueron investidos les dieron confianza para proclamar Su nombre, para confusiÛn de los gobernantes judÌos, y para asombro de los prosÈlitos gentiles.I. San Esteban San Esteban fue el siguiente en padecer. Su muerte fue ocasionada por la fidelidad con la que predicÛ el Evangelio a los entregadores y matadores de Cristo. Fueron excitados ellos a tal grado de furia, que lo echaron fuera de la ciudad, apedre·ndolo hasta matarlo. La Època en que sufriÛ se supone generalmente como la pascua posterior a la de la crucifixiÛn de nuestro SeÒor, y en la Època de Su ascensiÛn, en la siguiente primavera.A continuaciÛn se suscitÛ una gran persecuciÛn contra todos los que profesaban la creencia en Cristo como MesÌas, o como profeta. San Lucas nos dice de inmediato que ́en aquel dÌa se hizo una grande persecuciÛn en la iglesia que estaba en JerusalÈnª, y que ́todos fueron esparcidos por las tierras de Judea y de Samaria, salvo los apÛstolesª.Alrededor de dos mil cristianos, incluyendo Nicanor, uno de los siete di·conos, padecieron el martirio durante ́la tribulaciÛn que sobrevino en tiempo de Estebanª.II. Jacobo el Mayor El siguiente m·rtir que encontramos en el relato seg ̇n San Lucas, en la Historia de los Hechos de los ApÛstoles, es Jacobo hijo de Zebedeo, hermano mayor de Juan y pariente de nuestro SeÒor, porque su madre SalomÈ era prima hermana de la Virgen MarÌa. No fue hasta diez aÒos despuÈs de la muerte de Esteban que tuvo lugar este segundo martirio. OcurriÛ que tan pronto como Herodes Agripa fue designado gobernador de Judea que, con el propÛsito de congraciarse con los judÌos, suscitÛ una intensa persecuciÛn contra los cristianos, decidiendo dar un golpe eficaz, y lanz·ndose contra sus dirigentes. No se deberÌa pasar por alto el relato que da un eminente escritor primitivo, Clemente de AlejandrÌa. Nos dice que cuando Jacobo estaba siendo conducido al lugar de su martirio, su acusador fue llevado al arrepentimiento, cayendo a sus pies para pedirle perdÛn, profes·ndose cristiano, y decidiendo que Jacobo no iba a recibir en solitario la corona del martirio. Por ello, ambos fueron decapitados juntos. AsÌ recibiÛ resuelto y bien dispuesto el primer m·rtir apostÛlico aquella copa, que Èl le habÌa dicho a nuestro Salvador que estaba dispuesto a beber. TimÛn y Parmenas sufrieron el martirio alrededor del mismo tiempo; el primero en Filipos, y el segundo en Macedonia. Estos acontecimientos tuvieron lugar el 44 d.C. III. Felipe Descargado de http://www.LibrosElectronicosGratis.com/Descargado de http://www.LibrosElectronicosGratis.com/7 NaciÛ en Betsaida de Galilea, y fue llamado primero por el nombre de ́discÌpuloª. TrabajÛ diligentemente en Asia Superior, y sufriÛ el martirio en HeliÛpolis, en Frigia. Fue azotado, echado en la c·rcel, y despuÈs crucificado, en el 54 d.C.IV. Mateo Su profesiÛn era recaudador de impuestos, y habÌa nacido en Nazaret. EscribiÛ su evangelio en hebreo, que fue despuÈs traducido al griego por Jacobo el Menor. Los escenarios de sus labores fueron Partia y EtiopÌa, paÌs en el que sufriÛ el martirio, siendo muerto con una alabarda en la ciudad de Nadaba en el aÒo 60 d.C.V. Jacobo el Menor Algunos suponen que se trataba del hermano de nuestro SeÒor por una anterior mujer de JosÈ. Esto es muy dudoso, y concuerda demasiado con la supersticiÛn catÛlica de que MarÌa jam·s nunca tuvo otros hijos m·s que nuestro Salvador. Fue escogido para supervisar las iglesias de JerusalÈn, y fue autor de la EpÌstola adscrita a Jacobo, o Santiago, en el canon sagrado. A la edad de noventa y nueve aÒos fue golpeado y apedreado por los judÌos, y finalmente le abrieron el cr·neo con un garrote de batanero.VI. MatÌas De Èl se sabe menos que de la mayorÌa de los discÌpulos; fue escogido para llenar la vacante dejada por Judas. Fue apedreado en JerusalÈn y luego decapitado.VII. AndrÈs Hermano de Pedro, predicÛ el evangelio a muchas naciones de Asia; pero al llegar a Edesa fue prendido y crucificado en una cruz cuyos extremos fueron fijados transversalmente en el suelo. De ahÌ el origen del tÈrmino de Cruz de San AndrÈs.VIII. San Marcos NaciÛ de padres judÌos de la tribu de LevÌ. Se supone que fue convertido al cristianismo por Pedro, a quien sirviÛ como amanuense, y bajo cuyo cuidado escribiÛ su Evangelio en griego. Marcos fue arrastrado y despedazado por el populacho de AlejandrÌa, en la gran solemnidad de su Ìdolo Serapis, acabando su vida en sus implacables manos.IX. Pedro Entre muchos otros santos, el bienaventurado apÛstol Pedro fue condenado a muerte y crucificado, como algunos escriben, en Roma; aunque otros, y no sin buenas razones, tienen sus dudas acerca de ello. Hegesipo dice que NerÛn buscÛ razones contra Pedro para darle muerte; y que cuando el pueblo se dio cuenta, le rogaron insistentemente a Pedro que huyera de la ciudad. Pedro, ante la insistencia de ellos, quedÛ finalmente persuadido y se dispuso a huir. Pero, llegando a la puerta, vio al SeÒor Cristo acudiendo a Èl, a quien, ador·ndole, le dijo: ́SeÒor, øa dÛnde vas?ª A lo que Èl respondiÛ: ́A ser de nuevo crucificadoª. Con esto, Pedro, d·ndose cuenta de que se referÌa a su propio sufrimiento, volviÛ a la ciudad. JerÛnimo dice que fue crucificado cabeza abajo, con los pies arriba, por peticiÛn propia, porque era, dijo, indigno de ser crucificado de la misma forma y manera que el SeÒor.X. Pablo. Descargado de http://www.LibrosElectronicosGratis.com/Descargado de http://www.LibrosElectronicosGratis.com/8 TambiÈn el apÛstol Pablo, que antes se llamaba Saulo, tras su enorme trabajo y obra indescriptible para promover el Evangelio de Cristo, sufriÛ tambiÈn bajo esta primera persecuciÛn bajo NerÛn. Dice AbdÌas que cuando se dispuso su ejecuciÛn, que NerÛn enviÛ a dos de sus caballeros, Ferega y Partemio, para que le dieran la noticia de que iba a ser muerto. Al llegar a Pablo, que estaba instruyendo al pueblo, le pidieron que orara por ellos, para que ellos creyeran. ...l les dijo que poco despuÈs ellos creerÌan y serÌan bautizados delante de su sepulcro. Hecho esto, los soldados llegaron y lo sacaron de la ciudad al lugar de las ejecuciones, donde, despuÈs de haber orado, dio su cuello a la espada.XI. Judas Hermano de Jacobo, era com ̇nmente llamado Tadeo. Fue crucificado en Edesa el 72 d.C. XII. BartolomÈ PredicÛ en varios paÌses, y habiendo traducido el Evangelio de Mateo lenguaje de la India, lo propagÛ en aquel paÌs. Finalmente fue cruelmente azotado y luego crucificado por los agitados idÛlatras.XIII. Tom·s Llamado Didimo, predicÛ el Evangelio en Partia y la India, donde, provocar a los sacerdotes paganos a ira, fue martirizado, atravesado con lanza. XIV. Lucas El evangelista, fue autor del Evangelio que lleva su nombre. ViajÛ con por varios paÌses, y se supone que fue colgado de un olivo por los idol·tricos sacerdotes de Grecia.XV. SimÛn De sobrenombre Zelota, predicÛ el Evangelio en Mauritania, Africa, incluso en Gran BretaÒa, paÌs en el que fue crucificado en el 74 d.C.XVI. Juan El ́discÌpulo amadoª era hermano de Jacobo el Mayor. Las iglesias Esmirna, PÈrgamo, Sardis, Filadelfia, Laodicea y Tiatira fueron fundadas Èl. Fue enviado de ...feso a Roma, donde se afirma que fue echado en un calde de aceite hirviendo. EscapÛ milagrosamente, sin daÒo alguno. Domiciano desterrÛ posteriormente a la isla de Patmos, donde escribiÛ el Libro Apocalipsis. Nerva, el sucesor de Domiciano, lo liberÛ. Fue el ̇nico apÛstol que escapÛ una muerte violenta.XVII. BernabÈEra de Chipre, pero de ascendencia judÌa. Se supone que su muerte tu lugar alrededor del 73 d.C. Y a pesar de todas estas continuas persecuciones y terribles castigos, Iglesia crecÌa diariamente, profundamente arraigada en la doctrina de apÛstoles y de los varones apostÛlicos, y regada abundantemente con la s de los santos. *** CAPÕTULO II Las Diez Primeras Persecuciones Descargado de http://www.LibrosElectronicosGratis.com/Descargado de http://www.LibrosElectronicosGratis.com/9 La primera persecuciÛn de la Iglesia tuvo lugar en el aÒo 67, bajo NerÛn, el sexto emperador de Roma. Este monarca reinÛ por el espacio de cinco aÒos de una manera tolerable, pero luego dio rienda suelta al mayor desenfreno y a las m·s atroces barbaridades. Entre otros caprichos diabÛlicos, ordenÛ que la ciudad de Roma fuera incendiada, orden que fue cumplida por sus oficiales, guardas y siervos. Mientras la ciudad imperial estaba en llamas, subiÛ a la torre de Mecenas, tocando la lira y cantando el c·ntico del incendio de Troya, declarando abiertamente que ́deseaba la ruina de todas las cosas antes de su muerteª. Adem·s del gran edificio del Circo, muchos otros palacios y casas quedaron destruidos; varios miles de personas perecieron en las llamas, o se ahogaron en el humo, o quedaron sepultados bajo las ruinas. Este terrible incendio durÛ nueve aÒos. Cuando NerÛn descubriÛ que, su conducta era intensamente censurada, y que era objeto de un profundo odio, decidiÛ inculpar a los cristianos, a la vez para excusarse para aprovechar la oportunidad para llenar su mirada con nuevas crueldades. Esta fue la causa de la primera persecuciÛn; y las brutalidades cometidas contra los cristianos fueron tales que incluso movieron a los mismos romanos a compasiÛn. NerÛn incluso refinÛ sus crueldades e inventÛ todo tipo de castigos contra los cristianos que pudiera inventar la m·s infernal imaginaciÛn. En particular, hizo que algunos fueran cosidos en pieles de animales silvestres, antoj·ndolos a los perros hasta que expiraran; a otros los vistiÛ de camisas atiesadas con cera, at·ndolos a postes, y los encendiÛ en sus jardines, para iluminarlos. Esta persecuciÛn fue general por todo el Imperio Romano; pero m·s bien aumentÛ que disminuyÛ el espÌritu del cristianismo. Fue durante esta persecuciÛn que fueron martirizados San Pablo y San Pedro.A sus nombres se pueden aÒadir Erasto, tesorero de Corinto; Aristarco, el macedonio, y TrÛfimo, de ...feso, convertido por San Pablo y su colaborador, asÌ como JosÈs, com ̇nmente llamado Barsab·s, y AnanÌas, obispo de Damasco; cada uno de los Setenta.La Segunda persecuciÛn, bajo Domiciano, el 81 d.C El emperador Domiciano, de natural inclinado a la crueldad, dio muerte primero a su hermano, y luego suscitÛ la segunda persecuciÛn contra los cristianos. En su furor dio muerte a algunos senadores romanos, a algunos por malicia, y a otros para confiscar sus fincas. Luego mandÛ que todos los pertenecientes al linaje de David fueran ejecutados.Entre los numerosos m·rtires que sufrieron durante esta persecuciÛn estaban SimeÛn, obispo de JerusalÈn, que fue crucificado, y San Juan, que fue hervido en aceite, y luego desterrado a Patmos. Flavia, hija de un senador romano, fue asimismo desterrada al Ponto; y se dictÛ una ley diciendo: ́Que ning ̇n cristiano, una vez traÌdo ante un tribunal, quede exento de castigo sin que renuncie a su religiÛnª.Durante este reinado se redactaron varias historias inventadas, con el fin de daÒar a los cristianos. Tal era el apasionamiento de los paganos que si cualquier hambre, epidemia o terremotos asolaban cualquiera de las provincias romanas, se achacaba a los cristianos. Estas persecuciones contra los cristianos aumentaron el n ̇mero de informadores, y muchos, movidos por la codicia, testificaron en falso contra las vidas de los inocentes. Otra dificultad fue que cuando cualquier cristiano era llevado ante los tribunales, se les sometÌa a un juramento de prueba, y si rehusaban tomarlo, se les sentenciaba a muerte, mientras que si se confesaban cristianos, la sentencia era la misma.

Fuentes