Partido Socialista Popular

Partido Socialista Popular
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Institución con sede en Bandera de Cuba Cuba
Oficina del PSP en La Habana
Siglas o Acrónimo:PSP
Fundación:22 de enero de 1944
Tipo de unidad:Partido Político
País:Bandera de Cuba Cuba
Dirección:La Habana, Bandera de Cuba Cuba

Partido Socialista Popular(PSP). Partido político cubano. Nace del Partido Comunista de Cuba fundado el 16 de agosto de 1925 por Carlos Baliño y Julio Antonio Mella. Entre el 21 y el 22 de enero de 1944 se efectuó la III Asamblea Nacional del URC, en la cual se decidió un cambio de nombre para el Partido, que pasaría a llamarse Partido Socialista Popular (PSP), con el lema «Progreso económico, seguridad social, victoria y paz popular»; este nombre se mantuvo hasta 1962 al integrarse el PSP a las Organizaciones Revolucionarias Integradas.

Antecedentes y creación

El Partido Comunista de Cuba en su primera etapa (1925 y 1935) proyectó su meta estratégica en dos fases, una agraria y antimperialista y otra de carácter socialista, a desarrollar por medio de la táctica de la insurrección armada y la creación de los soviets. Dichas proyecciones comportaban en sí mismas un sentido izquierdista y sectario que influyó en el surgimiento de numerosos desencuentros con otras fuerzas de la oposición nacionalista.

Sin embargo, a partir de 1936 y con el cambio de las circunstancias, el programa partidista comenzó a valorar la viabilidad de tácticas de lucha legal, a favor de una Asamblea Constituyente libre y soberana en unidad con los combates por las reivindicaciones más perentorias. Para ello realizó numerosos esfuerzos por crear un frente democrático con varias corrientes nacionalistas, los cuales resultaron infructuosos. En sus propósitos electorales, se transformó en el Partido Unión Revolucionaria Comunista en 1939 y trabajó por lograr incluir en el texto constitucional de 1940 la mayor cantidad de demandas populares posibles. Con esos objetivos estableció una coalición política con Fulgencio Batista, cuando este buscaba apoyo para llegar a la presidencia. Dicha alianza tuvo costos negativos importantes para sus intentos de lograr la unidad posteriormente.

Entre el 21 y el 22 de enero de 1944 se efectuó la III Asamblea Nacional del URC, en la cual se decidió un cambio de nombre para el Partido, que pasaría a llamarse Partido Socialista Popular (PSP), y trató de navegar sin mancharse en el mar de corrupción y desconcierto que imponía la legalidad burguesa y logró arrancarles a los gobiernos auténticos leyes importantes de beneficio popular.

Durante el gobierno de Ramón Grau San Martín, entre 1944 y 1948, la dirección del PSP enfrentó fuertes campañas acusatorias que lo presentaban como una agrupación exclusiva de clase, contra lo establecido en el Código Electoral.

En 1947, su secretario general, Blas Roca, advirtió la trascendencia del V Congreso de la CTC, por su importancia para la conservación de la unidad del movimiento sindical y para la lucha por las demandas de los distintos sectores obreros, como era el pago completo del diferencial azucarero a los trabajadores del azúcar. En el cónclave, el líder azucarero Jesús Menéndez Larrondo presentó un amplio programa de demandas a favor de la lucha de los campesinos contra los desalojos y por la promulgación de una efectiva reforma agraria. La ilegalización de esa cita obrera por el gobierno motivó la retirada del PSP del Bloque Parlamentario gubernamental de la Cámara y el Senado, declarándose partido independiente.

En la IV Asamblea Nacional, efectuada entre el 10 y el 12 de enero de 1948, se acordó promover a Juan Marinello y a Lázaro Peña, como candidatos del Partido, a los cargos de presidente y vicepresidente de la república, respectivamente. El 6 de abril de ese mismo año, el gobierno de Grau confiscó la emisora Mil Diez. En febrero de 1950, el PSP efectuó la VI Asamblea Nacional, y su consigna para la campaña electoral se fundamentó en la preservación de la paz, el restablecimiento de la unidad obrera, el rescate de la democracia y la adopción del Plan Cubano contra la Crisis. Con vistas a analizar la marcha del proceso electoral y la labor del Partido, se celebró la VII Asamblea Nacional en febrero de 1952.

Reacción ante el golpe del 10 de marzo

Fulgencio Batista tras el Golpe de Estado de 1952

El golpe de estado del 10 de marzo de 1952 frustró la posibilidad de la victoria popular en las urnas que se preveía beneficiosa para el Partido del Pueblo Cubano (Ortodoxo). En unas horas cambió totalmente el panorama político de la isla.

La reacción del PSP ante el zarpazo se concretó en la realización de declaraciones condenatorias inmediatas. En su mensaje al pueblo, presentó un programa de lucha por el restablecimiento de la legalidad, la convocatoria a elecciones generales y la formación de un Frente Democrático Nacional.

En un entorno político de aislamiento se desenvolvió su accionar: las organizaciones burguesas nacionalistas evitaban cualquier tipo de coalición con los comunistas; la Confederación de Trabajadores de Cuba estaba controlada por Eusebio Mujal y sus seguidores; la represión, la cárcel y el asesinato hostigaban constantemente a sus militantes; existían dudas sobre la potencialidad y viabilidad de un poder comunista a solo unas millas del imperialismo norteamericano; y se manifestaba cierto repudio e incomprensión en una parte de la ciudadanía con respecto a la alianza política que había establecido con Batista.

En noviembre, el PSP propuso a las masas que apoyara su programa a favor de la reforma agraria, la nacionalización de las empresas de servicios públicos, la defensa de la industria cubana, la limitación de las inversiones yanquis en sectores de la comunicación, el turismo y las finanzas, la rebaja de los precios a los productos de primera necesidad, el aumento de los salarios, la implantación de la democracia sindical, etc.; proyecto que requería de un gobierno de Frente Democrático Nacional.[1]

El partido y los sucesos del 26 de julio

Las acciones armadas ocurridas el 26 de julio de 1953 desconcertaron a la dirección del PSP. Aunque eran ajenos a los sucesos, los comunistas estuvieron entre los primeros acusados por el gobierno de ser autores intelectuales de los hechos. Por ese motivo fueron arrestados Lázaro Peña y Joaquín Ordoqui de inmediato.

Sin embargo, también fueron detenidos en Santa Clara, cuando regresaban de una reunión que se había realizado en la capital oriental, los dirigentes de base José A. Cabrera, Antonio Pérez Mujica y Bernardo Hernández, quienes fueron llevados al cuartel y remitidos a Santiago. En su tránsito por Camagüey, fueron ametrallados indiscriminadamente por un soldado y luego serían presentados a juicio como heridos en el Moncada.[2] A ese grupo se unieron otros militantes que fueron involucrados en el mismo proceso: Rolando Hevia, Armando Díaz y Juan M. Llosa Perera.

El PSP no tuvo noticias de los preparativos de las acciones del 26 de julio. Tampoco estaba enterado de la composición del grupo de los asaltantes y creyó que tenía proyecciones similares a las restantes agrupaciones oposicionistas. En esa coyuntura, realizó un análisis incorrecto de lo ocurrido, al considerar que había sido un proceder equivocado, que solo serviría para que el régimen eliminara de las pocas libertades democráticas que existían. Aunque reconoció que eran jóvenes que actuaban al margen de la politiquería al uso, que por una vía independiente trataban de llegar a objetivos justos y que desarrollaron un gran heroísmo en sus propósitos.[3]

Unos días después, el 19 de septiembre, proponía las bases para un arreglo limpio de la situación nacional que pretendía modificar la convocatoria a elecciones anunciadas para junio de 1954 a fin de que tuvieran carácter general e inmediato, corregir el código electoral para que todos los partidos y sectores tuvieran las mismas facilidades de organización, asegurar la imparcialidad, crear un Frente Democrático Nacional o una coalición de Partidos que acordara programas y candidaturas comunes y, al mismo tiempo, mantuviera su independencia orgánica, ideológica y política.[4]

Fidel Castro detenido tras los sucesos del Cuartel Moncada

En el juicio por los sucesos del Moncada, la defensa de los comunistas involucrados estuvo dirigida a demostrar que el Partido estaba ajeno totalmente a los hechos. El 6 de octubre fueron liberados, de manera provisional, algunos de los llamados autores intelectuales, entre ellos Ordoqui y Peña. Diez días después comenzaba el juicio oral contra Fidel Castro, quien exoneró de toda responsabilidad a los acusados de otros partidos, los cuales fueron finalmente liberados. El 6 de abril de 1954 se efectuó una reunión del Comité Nacional del PSP, en la cual los dos asuntos más debatidos fueron la postura a asumir para las elecciones y los criterios acerca de las decisiones tomadas en el juicio. Sobre el segundo tema, el informe central señalaba:

El camino escogido por Fidel Castro y sus compañeros es falso. Nosotros, que apreciamos su limpieza moral y que estamos convencidos de su honradez, tenemos que decir que el putch, que la acción armada desesperada y con categoría de aventura, no conducen a otra cosa que al fracaso, al desperdicio de fuerzas, a la muerte de su objetivo. Tenemos que decir eso, y convencer a esos jóvenes, y a todos los jóvenes que piensan como ellos, que el camino es el de la lucha de masas y la acción de masas.[5]

Sin embargo, hubo criterios divergentes, sobre todo, en lo concerniente a las instrucciones que se dieron durante el juicio, destacándose en la controversia el dirigente manzanillero César Vilar.

Además de dejar bien esclarecida la total desvinculación de los comunistas con los sucesos, al compañero de la dirección que estaba guiando el proceder de los abogados se le había dado la instrucción de aprovechar la oportunidad para denunciar la agresión de sus camaradas en Camagüey. Dicha acusación fue hecha por escrito al tribunal y a través del periódico Carta Semanal, pero no en el juicio oral, cuestión por la cual fue criticado fuertemente. No conforme con esta aclaración, Vilar planteó que, de hecho, el juicio había constituido una derrota para el partido y que el verdadero responsable de ese error era toda la dirección del mismo. Por esa actitud, el 25 de julio se tomó el acuerdo de separar de sus cargos a Vilar y expulsarlo definitivamente del partido, argumentándose además otros problemas de su actuación personal. Este asunto tomó ribetes inusitados que solo beneficiaron a la reacción.[6]

En cuando al primer aspecto de la reunión, se orientó la consigna del voto negativo, o sea, votar a favor de Grau, único contendiente de Batista, para así demostrar su rechazo a tirano. Pero ante las presiones y la falta de garantías, Grau decidió retirar su candidatura y entonces se invalidó la posibilidad del voto negativo. En tales circunstancias, el PSP orientó a sus militantes aceptar la consigna del abstencionismo.

Como se ha visto, en 1954 el partido trató de ponerse en el centro de las luchas por las transformaciones que necesitaba el país. Sin embargo, se produjeron errores tácticos importantes como la subestimación del trabajo de otras organizaciones opositoras, la crítica indiscriminadamente a los que consideraban métodos terroristas y el mantenimiento de la vía electoral pacífica que no se avenía con sus propósitos de cambios radicales.

Dirigidos por el Comité de Defensa de las Demandas Obreras, unos 400 mil trabajadores azucareros se lanzaron a la huelga en el mes de diciembre de 1955. Su objetivo fundamental era protestar por la negativa de las empresas a pagarles el diferencial que correspondía de acuerdo con los precios del azúcar. Ese movimiento contó con la solidaridad de numerosos sectores y ello decidió al gobierno a decretar el pago del diferencial en 4,02 %. Aunque no se logró 7,5% a que se aspiraba, la huelga resultó un gran triunfo, al cual contribuyeron decisivamente los comunistas.

En febrero de 1956 se efectuó el XX Congreso del Partido Comunista de la Unión Soviética. Blas Roca y César Escalante, quienes asistieron como delegados fraternales estuvieron ajenos al análisis de los problemas sobre Stalin que allí fueron tratados. Las primeras discusiones en el Buró Ejecutivo sobre ese tema se realizaron en marzo bajo la dirección de Aníbal Escalante. En el mismo se elaboró un comunicado para saludar los avances de la Unión Soviética y manifestar su acuerdo con las críticas realizadas a Stalin. Además se valoró la política de coexistencia pacífica de la Unión Soviética, que afirmaba que el paso del poder de la burguesía al pueblo, podía revestir una forma perfectamente pacífica, siempre que las masas populares se hubiesen agrupado en torno a la clase obrera.[7]

La línea de agosto

Algunos dirigentes del PSP entre los que se encuentran: Severo Aguirre, Blas Roca, Lázaro Peña, Juan Marinello y Salvah García.

El 24 de mayo, el PSP realizó un pleno en el cual anunció la posibilidad de un reajuste táctico, al valorar que la consigna de elecciones generales inmediatas había perdido actualidad. Sin embargo, no fue hasta junio que se dio a conocer oficialmente la denominada “línea de agosto”, cuyos objetivos eran derrocar el régimen por vía violenta mediante un movimiento de masas poderoso y escalonado, similar al que derribó a Machado y que podía desembocar en un movimiento armado (en este sentido se acercaba a la táctica del M-26-7).

No somos adoradores de la violencia por sí misma –planteaba un manifiesto del 26 de septiembre- (…). Por eso formulamos y enarbolamos a su tiempo –nosotros antes que nadie- la consigna de las elecciones generales democráticas e inmediatas, con garantías para todos los partidos y zonas de opinión, que franqueaba la posibilidad de dar salida por vía electoral, sin graves convulsiones, a ciertas de las graves cuestiones que afectan el momento nacional. Pero cuando el gobierno despótico que padecemos –con el apoyo de sus amos imperialistas yanquis- bloquea la vía electoral y pretende mantenerse en el poder por la fuerza, no hay más remedio que apelar a la acción extraparlamentaria, es decir, a la lucha directa de las masas, elevándola a la altura que fuera menester –incluso la insurrección popular- para liberar a nuestra Patria de la opresión y abrir paso a las soluciones que necesita el pueblo (...)[8]

Con la aprobación de la línea de agosto, se abrieron nuevas posibilidades para gestiones unitarias entre el PSP y el M-26-7. Antes, Frank País y Léster Rodríguez se habían reunido con Francisco Rosales y Luis Mariano Ávalos, dirigentes comunistas de Oriente. Ellos habían respondido que no podían participar porque no tenían autorización para hacerlo. En noviembre, el partido orientó que se iniciaran coordinaciones con Fidel Castro a través de Ñico López. Para ello Flavio Bravo viajó a México. Luego de expresar la disposición de trabajar unidos por la revolución, le pidió a Fidel un poco más de calma en los preparativos de la insurrección, que demoraran por un tiempo la expedición a fin de coordinar mejores condiciones para su llegada y hacerla coincidir con una huelga azucarera. El PSP manifestó su desacuerdo con tácticas a plazo fijo, como había propuesto este al declarar el 30 de octubre que, en 1956 serían libres o mártires.

Sin embargo, los resultados del levantamiento del 30 de noviembre y la persecución desatada contra los rebeldes luego del desembarco del Granma tuvieron un efecto regresivo en las posiciones del partido. El 16 de diciembre se reunió su dirección para realizar un reajuste de sus posiciones y allí se manifestaron desacuerdos con la línea adoptada.

Uno de los discrepantes estimó correcta la consigna para el momento en que había surgido, pero se cuestionaba si se había exagerado la posibilidad de un nuevo agosto. Piensa que, en la práctica, se habían deslizado un poco de la línea original y que al existir algunas concepciones izquierdistas sobre el Frente Democrático Nacional, se debían corregir esos errores, pues, salvo en algunas zonas azucareras, no existía en el país una región o una ciudad, donde la situación fuera “peor” que en el período entre 1946 y 1952. Tampoco había comparación posible con los años 1932 y 1933.[9]

La táctica de las alternativas

El fracaso del asalto al Palacio Presidencial, reafirmó ese criterio. En los meses subsiguientes se produjeron importantes discusiones y se declaró definitivamente que la línea de agosto era incorrecta y unilateral.[10]

En mayo, Aníbal Escalante analizó que la lucha guerrillera era importante, pero constituía un fenómeno aislado que le daba mucho realce a las tácticas de sabotaje y la acción individual. En cuanto al Directorio, reconoce en él los métodos de lucha del DEU de la década del 30 y lo valora un retroceso con respecto a la FEU de 1955.[11]

Puntualiza que el objetivo estratégico del partido era la eliminación de la agresión imperialista y los rezagos feudales de la economía, el cumplimiento de un programa patriótico y revolucionario que diera soluciones de fondo a la crisis, a través un gobierno de Frente Democrático de Liberación Nacional. Las posibilidades tácticas convenidas fueron: movilización para la consulta pública con elecciones democráticas y garantías o si el gobierno bloqueaba la línea electoral ir a un levantamiento en base a una huelga general que incluía la posibilidad de una insurrección. De ellas el PSP estaría a favor preferiblemente de la primera opción. Esta postura se conoce como táctica de las alternativas.

La noticia del asesinato de Frank País y Raúl Pujol provocó una huelga espontánea en Santiago de Cuba y otras ciudades. El PSP participó en la misma. A escasas cinco semanas, Carta Semanal revelaba los desmanes de la dictadura el 5 de septiembre. También se solidarizó con las críticas de Fidel al Pacto de Miami.[12]

El 10 de noviembre, el Movimiento 26 de julio hizo un llamamiento a crear un frente unitario, para una huelga general revolucionaria. El PSP expresó su satisfacción ante este hecho y colaboró en la creación del Frente Obrero Nacional. El reajuste táctico comenzado en el pleno del CN de mayo de 1957 se fortaleció en la reunión nacional de diciembre. De hecho, la táctica de las alternativas significaba un retroceso con respecto a las posiciones de 1956.

El partido estaba tratando de crear condiciones para celebrar un congreso, pero la situación compleja del país se los impidió. Es por eso se convocó a una asamblea del Comité Nacional para mediados de diciembre. Algunos miembros de la dirección partidista han atestiguado que para esos momentos se había comenzado a valorar la realización de un respaldo activo a la lucha guerrillera; sin embargo, en esa reunión no aparece reflejada esa probabilidad en ninguno de sus documentos. Incluso, el nuevo Programa del PSP aprobado en la reunión ratificaba las posiciones anteriores. La posibilidad de la vía armada estaba latente, no obstante no se tomaron medidas concretas para preparar a sus cuadros en ese sentido. Sus potencialidades se autolimitaban ante la convicción de que un movimiento público en ese sentido provocaría la intervención de los EE.UU. en Cuba, haría fracasar el frente unido y apartaría a la burguesía nacional y otras capas anticomunistas de la lucha.

Sobre todo, discrepaban de los métodos de actuación de las guerrillas urbanas: el sabotaje, el ajusticiamiento de esbirros, las acciones de diversionismo, calificadas todas como terroristas. Tampoco se dieron cuenta de las diferencias entre las concepciones entre los líderes del Llano y la Sierra.

El 14 de diciembre, Fidel Castro llamó a la oposición a discutir una plataforma de unidad en los campos de batalla. A finales de 1957, el PSP asignaba a Carlos Rafael Rodríguez y Jorge Risquet para hacer un periplo por América Latina para informar a los partidos comunistas del continente la decisión de incorporarse a la lucha armada, determinación que no se hizo pública hasta el 12 de marzo de 1958.

Cambios a favor de la lucha armada

A partir de febrero de 1958, el PSP comenzó a concretar las variaciones tácticas con respecto a la lucha guerrillera y encomendó a Ramón Nicolau la creación de una comisión para lograr un acercamiento con los líderes de la Sierra Maestra y reclutar hombres que se incorporaran a los distintos frentes. Los primeros contactos se realizaron a través de Osvaldo Sánchez y Ursinio Rojas.

Asimismo, en esa etapa se gestó la fundación de una columna en el norte de Las Villas, en la región de Yaguajay. Según varios testimonios, los militantes comunistas Miguel Galán, Alberto Torres, Tomás Cortés, José González Castro y otros estaban siendo brutalmente hostigados por el ejército. Ante esa situación, la dirección provincial citó a Alberto Torres a Santa Clara y le propuso que organizara una guerrilla con los perseguidos. Ya existía entonces otro destacamento armado del M-26-7 en la zona dirigido por Víctor Paneque. Los comunistas alzados se reunieron con los dirigentes de ese grupo para discutir si debían fusionarse o no. Dadas las divergencias de criterios llegaron a la conclusión de que lo mejor era continuar independientes. A mediados de año, el partido le ordenó a Félix Torres (del Buró provincial) que se alzara definitivamente y tomara el mando de aquel grupo guerrillero, cuyo nombre sería columna Máximo Gómez.

El 12 de marzo, el partido decidió explicar al pueblo las razones de su apoyo a la Sierra Maestra. En un artículo publicado en Carta Semanal, analiza que aunque era partidario de una solución pacífica, sus tácticas también comprendían la lucha armada, la insurrección y la guerrilla, si el enemigo se resistía a las salidas de otro tipo.[13] Ya la columna de Raúl Castro se había trasladado al norte de Oriente para crear el II Frente y allí buscó el respaldo de los comunistas y dirigentes campesinos de la zona.

Ese propio día 12, en un Manifiesto al pueblo de Cuba firmado por Fidel Castro y Faustino Pérez se planteó la proximidad de una huelga general y un movimiento definitorio con respecto a la tiranía a partir de los primeros días de abril. Luego de leer el documento, el PSP hizo declaraciones en las cuales criticaba algunos de sus enfoques, porque limitaban una mayor participación de todos los sectores sociales en la lucha.[14] No obstante, acordó el envió de un Memorándum urgente a Fidel en el cual señalaba que a pesar de existir entre ambas organizaciones diferencias en cuanto a programa e ideología, coincidían en la necesidad de tumbar a la tiranía, por lo cual asumía como decisiva la coordinación entre ambas organizaciones.[15]

Con poco tiempo de antelación, Faustino Pérez se reunió con dirigentes del PSP y del DR en la capital para concertar la colaboración con vistas a la huelga del 9 de abril. Entre ellos existían diferencias de criterios que no fueron solucionadas, lo cual influyó en el fracaso de la misma.

El 23 de abril, el PSP hizo un análisis de las causas de la frustración del paro. La clase obrera y el pueblo no tuvieron la culpa de los errores –decía en Carta Semanal. La forma anárquica, extemporánea y unilateral de la convocatoria, la utilización de métodos de comando y el desprecio a los elementos organizativos provocaron ese resultado.[16]

Después de la reunión de Altos de Mompié, el PSP decidió enviar a Carlos Rafael Rodríguez a la Comandancia de la Plata en el mes julio en medio de la ofensiva del ejército de la tiranía. Una vez detenida esta por los rebeldes, el dirigente comunista bajó a reunirse con el Buró Ejecutivo y se tomaron decisiones acordes con las circunstancias. En tres semanas, Rodríguez estuvo de regreso en las montañas acudiendo al llamado hecho por Fidel a todos los sectores oposicionistas a congregarse en la Sierra para iniciar la contraofensiva.

El BE orientó a todos sus Comité Provinciales a intensificar las denuncias contra el terror, el estado de emergencia, la represión, las campañas de exterminio a los rebeldes, la farsa electoral, la injerencia externa, sin subestimar las demandas inmediatas y evitando las tácticas terroristas.[17] Una vez firmado el Pacto de Caracas, no obstante de no haber sido invitado y considerarlo insuficiente, elaboró una declaración de apoyo al mismo.

En esos momentos, se acordó también mandar a la zona guerrillera bajo el mando del M-26-7 a varios dirigentes comunistas. A la Sierra Maestra fue encomendando Armando Acosta Cordero, quien se mantuvo en la columna 8 y al militante de la Juventud Socialista Luis Mas Martín a la Comandancia General. Por su parte, Antonio Pérez y Jorge Risquet fueron encomendados al II Frente Oriental. En el comité organizador del Congreso Campesino en Armas efectuado el 21 de septiembre estuvieron presentes Romárico Cordero y José Ramírez Cruz.

El partido dio la orientación a su Buró de Camagüey, que esperaran dos columnas invasoras que pasarían por ese territorio y una tercera que se quedaría allí para operar. Sin saber exactamente cómo se producirían esos desplazamientos, organizaron una unidad guerrillera en la zona de Cubitas.[18] Cuando los hombres dirigidos por Ernesto Guevara llegaron a Ciego de Ávila, inmediatamente localizaron a Saturnino Aneiro, secretario general del PSP en la región, quien les ayudó a conseguir prácticos, alimentos, ropas, calzados y medicinas.[19]

También la columna Antonio Maceo al arribar al Norte de Las Villas, se puso en contacto con los guerrilleros del PSP. El secretario general del partido de la provincia, Arnaldo Milián, le ofreció ayuda en cuanto a las comunicaciones, en la construcción de algunos lanzallamas y el traslado de su tropa hasta Pinar del Río. Gerardo Nogueras fue nombrado por Camilo responsable de organizar a los obreros azucareros y agrícolas en Las Villas. Osvaldo Sánchez, por su parte, se entrevistó con el Che en octubre y estuvo varios días con su columna dejando muy buena impresión en el guerrillero argentino.

El 17 de noviembre fueron asesinados el dirigente del PSP y organizador del Frente Obrero Nacional Unido Carlos Rodríguez Careaga y el secretario General del PSP en Ciego de Avila Saturnino Aneiro, cuando se encontraban coordinando acciones para la huelga general.

Mientras tanto en las provincias occidentales, el PSP orientó a sus organizaciones de base la creación y adiestramiento de grupos armados para darle todo el respaldo necesario a la tropa de Camilo una vez que llegara a esa región. Además con el propósito de mantener informados a los revolucionarios de los movimientos de las fuerzas represivas, se instaló una planta de radioescuchas en una azotea en Nuevo Vedado, a través de la cual lograron interceptar y descifrar mensajes del Estado Mayor de las Fuerzas Armadas. Asimismo, los obreros de los talleres del ferrocarril de Ciénaga y del Cerro, conocieron del envío del tren blindado hacia Santa Clara y lo informaron al Che.

Otra de las tareas más importantes encomendadas a la comisión militar que dirigía Ramón Nicolau fue la de construir una estación radio-transmisora que debía llevarse al Escambray para entregársela al Che. La planta se confeccionó por secciones, que fueron luego embaladas en cajas de televisores, se enviaron por ferrocarril al centro de la isla y fueron subidas a lomo de mulas hasta el campamento rebelde.[20]

El comandante en jefe orientó la realización una Conferencia Nacional de Trabajadores Azucareros en el Escambray. Para que no interfiriera con las acciones que dirigía el Che, la misma se trasladó al norte de Las Villas, que logró llevarla a efecto los días 20 y 21 de diciembre con apoyo de los líderes obreros.

Ante la convocatoria de huelga general, efectuada por Fidel a la huida de Batista, el PSP hizo llamamiento a las masas. El poder debía ir a manos de los rebeldes y de las fuerzas revolucionarias. Había que evitar que la revolución se fuera a bolina.


Véase También

Referencias

  1. Llamamiento de la Mesa Ejecutiva, Fundamentos, No 129, noviembre de 1952, pp. 104.
  2. ¿Cómo detuvieron a los compañeros Cabrera, Antonio Pérez y otros?, Carta Semanal, No 2, 15 de agosto de 1953, pp.2.
  3. El juicio de Santiago, Carta Semanal, No 7, 26 de septiembre de 1953.
  4. Bases para un arreglo limpio de la situación cubana, Carta Semanal, No 6, 19 de septiembre de 1953.
  5. Carta Semanal, No 16, 20 de octubre de 1953, citado por Oleg Darushenkov, Cuba, el camino de la Revolución, Moscú, Editorial Progreso, 1978, pp. 85.
  6. Fragmento de la resolución de expulsión de César Vilar, Carta Semanal, Época II, No 52, 11 de agosto de 1954, pp.2.
  7. A. Sobolev: Algunas forma de transición del Capitalismo al Socialismo, Estudios y Documentos Teóricos, No 12, abril de 1957, pp. 4-5.
  8. El camino del pueblo: agosto de 1933. Manifiesto del PSP, 26 de septiembre de 1956, Carta Semanal, Época II, No 165, 10 de octubre de 1956, pp. 1.
  9. Sobre la táctica del camino de Agosto, 16 de diciembre de 1956. Archivo del Instituto de Historia de Cuba (AIHC), Fondo Primeros Partidos, sección PSP.
  10. A. Díaz: Informe del Pleno del Comité Nacional del PSP, mayo de 1957.
  11. A. Díaz: Sobre la situación actual y la táctica del partido, 1957, pp. 8-9.
  12. La denuncia de Fidel Castro contra el Pacto de Miami y el pacto necesario, Carta Semanal, Época II, No 231, pp.3.
  13. ¿Por qué nuestro Partido apoya a la Sierra Maestra?, Carta Semanal, Época II, No 239, 12 de marzo de 1958, pp.1.
  14. Sobre el último manifiesto de Fidel Castro, AIHC, Fondo Primeros Partidos, sección PSP.
  15. Memorándum urgente al Comandante Dr Fidel Castro, jefe de las fuerzas rebeldes y toda la dirección del M-26-7, AIHC, Fondo Primeros Partidos, sección PSP.
  16. Los acontecimientos de la semana pasada y lo que debemos hacer ahora, Carta Semanal, Época II, No 245, 23 de abril de 1958.
  17. A todos los CCPP, 2 de julio de 1958, AIHC, Fondo Primeros Partidos, sección PSP.
  18. Testimonio de Felipe Torres, dirigente del PSP en Camagüey para el libro de William Gálvez, obra citada, pp..239-240
  19. Joel Iglesias Leyva: De la Sierra Maestra al Escambray, La Habana, Editorial Letras Cubanas, 1979, pp. 333.
  20. Arquímedes Poveda Godínez: obra citada.

Fuentes

El Partido Socialista Popular y La Revolución Cubana