Casas en La Habana en los siglos XVI y XVII

Casas habaneras de los siglos XVI y XVII
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Las casas de estos siglos se caracterizaron por ser muy primitivas
Fecha:siglos XVI y XVII
Lugar:La Habana
Descripción:
Las principales edificaciones tuvieron fines militares. Pocas casas privadas se levantaron en este siglo con obras de albañilería.
Resultado:
Las casas adquirieron mayor calidad constructiva, se incrementaron las de muros de albañilería y techos de madera y tejas, en las que se destacó el estilo seudomudéjar.
País(es) involucrado(s)
Cuba
Líderes:
población, convertida entonces en la de más alto crecimiento de América.


Casas habaneras de los siglos XVI y XVII. Las casas de la Ciudad de La Habana de estos siglos se caracterizaron por ser muy primitivas, principalmente en el Siglo XVI. En el siguiente se logró una mayor calidad en la construcción de las viviendas.

Durante el siglo XVI, La Habana se convirtió en punto de reunión y aprovisionamiento del Sistema de flotas de la corona española, lo que permitió cierto desarrollo económico y un mejoramiento de las condiciones de vida de la población. En este siglo influyeron negativamente los ataques de Corsarios y Piratas, que ocasionaron perjuicios a la población, pues además de la destrucción que dejaban a su paso, obligaron a emplear enormes sumas de dinero en la construcción del amplio Sistema defensivo de La Habana, compuesto de Fortificaciones y murallas; además la zozobra de los vecinos impedía el progreso de actividades fabriles y comerciales.

Nivel económico y cultural

La población estable era escasa y de modesto nivel económico y cultural en su mayoría. La que llegaba de tránsito, por su parte, estaba compuesta por lo general de aventureros, prófugos de la justicia y gente sin oficio. No obstante, algunos de los miembros de esa población temporal, al establecerse en esta ciudad y desarrollar diversas actividades, contribuyeron al crecimiento de La Habana. Esta situación se mantuvo hasta la estabilización del sistema de flotas 1568, que propició un incremento de la población, convertida entonces en la de más alto crecimiento de América.

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Los inconvenientes de la lejanía de Isla en su relación con la Metrópoli y la interrupción del sistema de flotas en el Siglo XVII no favorecieron el desarrollo económico. Por esos motivos, en los inicios del siglo la Arquitectura avanzó poco. Mientras en España fue ese el siglo del Renacimiento, en Cuba continuó empleándose el Patrón indígena, representado por el Bohío de Yagua y Guano, con pequeñas modificaciones. Algunas viviendas poseían Paredes de embarrado. En este siglo se construyó la Zanja Real, que abastecía de agua a los pobladores, quienes la utilizaban para el consumo doméstico, el regadío y como fuerza motriz de algunas primitivas industrias. También servía para el aprovisionamiento de los buques anclados en el puerto.

Las principales edificaciones tuvieron fines militares. Pocas casas privadas se levantaron en este siglo con obras de Albañilería. Solo en el último cuarto comenzaron a multiplicarse las viviendas de esa clase, las cuales contaban de Cimientos, Rafas o Pilares, tapias o muros de piedra, vanos, armaduras de techo o Alfarjes (tirantes en el techo que formaban la estructura de la cubierta) y revestimientos de tejas.

Las plantas de esas casas eran rectangulares y compactas, con pocos aposentos, y generalmente sin patio. Cuando lo poseían, constituía un espacio descubierto, con algún colgadizo que se destinaba a ejecutar labores ligeras, aprovechando su protección.

Tipos de viviendas

En las moradas que ocupaban la esquina de una manzana, la planta baja se dedicaba para tienda, y sobre ella solía existir una habitación esquinera con puntal bajo, de entre 3 y 3,5 metros de altura. Ejemplos de este tipo de casas se encuentran en la Calle Bernaza No. 202, esquina a Teniente Rey; en la calle Habana No. 932, en la intersección con la Calle Paula, y en la Calle San Ignacio Nº 602, al costado de la calle Acosta.

Casa del Marquez de Lombillo, calle Empedrados

Otro tipo de vivienda era la de dos plantas, de la que se conserva un ejemplo en la Calle Obispo Nos. 117 y 119, entre Oficios y Mercaderes. El profesor Francisco Prat Puig fechó esta construcción a finales del siglo XVI, después de analizar los alfarjes primitivos que sostienen sus techos.

El puntal de esta morada era relativamente bajo en el piso inferior, y mucho más alto en el superior. Su planta resultaba muy irregular, con una crujía (espacio entre dos muros de carga o columnas) frontal de 5 metros de ancho y 22 de largo. Dos arcos dividían la casa en tres dependencias: dos laterales, cuadradas, y una más ancha, en el centro, la cual contaba hacia el extremo derecho con una puerta que abría hacia el patio. Este tenía una crujía corta, que tal vez fuera un colgadizo sostenido por pies derechos enlazados con la Galería.

Frente a la referida puerta había un arco de medio punto con Volutas colgantes en su centro, que comunicaba con la galería formada por la parte anterior del patio. A la izquierda se encontraba otra galería, con tres grandes arcos que se comunicaban con una crujía menor, y adosado a ella se hallaba el traspatio. El piso bajo no se dedicaba a vivienda.

La parte alta era el hogar familiar. La dependencia central de la Crujía exterior, a juzgar por sus características de tamaño y espacio, fue la sala; las laterales tenían carácter de gabinetes, todas con alfarjes arcaicos de aspecto Morisco purista que aún se conservan. La crujía menor, a la izquierda (en la actualidad corrida), formaba habitaciones separadas por tabiques ligeros, que se comunicaban a través de galerías perpendiculares entre sí.

El comedor y los servicios domésticos se encontraban en el fondo de la casa, en la parte posterior del patio, aunque en la actualidad están muy alterados.

Siglo XVII

Características de la población

El Siglo XVI fue un siglo en que la escasa población habanera, afectada por enfermedades y epidemias, continuó creciendo lentamente. Funcionarios, comerciantes y señores convivían con una amplia gama de capas medias, integrada en gran medida por artesanos. Junto a estos, y en la base de la sociedad, estaban soldados, mozos, esclavos y Negros libres.

Costumbres

En cuanto a las costumbres se desarrollaron el baile, las Mascaradas, los Juegos de naipes y Dados y la Lidia de gallos; se produjo también un incremento de los delitos, lo que obligó a tomar medidas de precaución y represión. Sin embargo, el país pudo establecer sus industrias fundamentales: la tabacalera, la ganadera, la maderera y la azucarera. Esta última necesitaba de mano de obra, por lo que se desarrolló en la Isla la entrada de fuerza esclava procedente de África.

Construcciones

Puerta de la Muralla que rodeaba La Habana

En este siglo se terminó la construcción de La muralla desde La Punta, a la entrada de la bahía, hasta la Tenaza, junto a la Ensenada de Atarés, con sus baluartes y puertas; se concluyó también el Castillo de los Tres Reyes del Morro, entre otras obras para la fortificación de la ciudad. La villa contaba ya con varias edificaciones religiosas, como el Convento de Santa Clara de Asís de La Habana.

Las casas adquirieron mayor calidad constructiva, y comenzaron a reflejar con mayor nitidez las diferencias sociales de sus moradores. Proliferaron las de muros de albañilería y techos de madera y tejas, en las que se destacó el Estilo seudomudéjar, lo cual se explica por el contacto de la Isla con Andalucía, de donde vinieron ingenieros y Maestros de obras de alta preparación profesional. Motivos que distinguen estas construcciones son las Portadas toscanas, los balconajes exteriores, la simplificación de las Lacerías en los alfarjes y la eliminación de la Azulejería y la Yesería.

Características de las viviendas mitad del siglo XVII

Esas características, que comenzaron a manifestarse en la primera mitad del siglo XVII, continuaron hasta el primer tercio del siguiente. Sirve de ejemplo la casa de Don Gaspar Rivero de Vasconcelos, en calle Obraría, esquina a San Ignacio. Las plantas de las casas se desarrollaron siguiendo la forma de los terrenos, por lo regular rectangulares, otros de forma trapezoidal. Se destaca en estas edificaciones la disposición continua de los aposentos, desde el frente hasta el fondo de la morada, iluminada y ventilada por patios y traspatios.

Calle TACON en 1860. Esto es detras del Castillo de La Fuerza..jpg


En las viviendas de una planta, llamadas casas bajas, había dos soluciones: una con Zaguán como acceso, con galerías -y también patio central en las de parcelas de mayor tamaño-, generalmente de 8 a 12 metros, habitadas por los grupos de mayor poder económico. Sirvan de ejemplos la casa de San Ignacio Nº 559, y las de la Calle Tacón, Nº 4, Nº 8 y Nº 12, entre O'Reilly y Empedrado, ampliadas posteriormente.

La segunda variante, construida en parcelas estrechas, de entre 6 y 8 metros de ancho, tenían patio lateral; sin zaguán, las pertenecientes a sectores económicamente más débiles. En esta solución, la primera crujía se extendía a todo lo ancho de la parcela y constituía la sala principal, con acceso desde la calle. A partir de esta crujía se desarrollaba otra longitudinal, perpendicular a la primera, que agrupaba las habitaciones y dormitorios. Paralelo a ellos se encontraba el patio, separado de la sala por medio de un lugar de transición o colgadizo, con techos inclinados para proteger de la lluvia. En la última crujía transversal se hallaba la cocina.

Ejemplos

Ejemplos de estas viviendas fueron las de la calle Empedrado Nº 359, la Calle Habana Nº 958, y la Calle Picota nº 10. Otra muestra de edificación de este siglo la constituye la vivienda de la Calle Teniente Rey esquina a Aguiar, de una planta, con tienda esquinera en dos niveles.

Casa de Don Martín Calvo de la Puerta. Casa de la Obrapía

Las portadas de las viviendas de este siglo no constituyeron elementos dominantes de la composición, aunque existieron excepciones, como la de la casa de la calle Obrapía esquina a la calle Mercaderes, propiedad de Martín Calvo de la Puerta, tallada en España en el siglo XVII, que presentaba características diferentes a las del siglo siguiente. En ella se destaca la parte superior de las columnas a relieve, representadas como un dibujo en perspectiva.

La cornisa de la parte superior de la portada tiene un diseño contorsionado, que no responde a ningún estilo y, finalmente, el zigzagueo de las molduras de sus lados semeja la firma de su autor. La portada contribuyó a dar animación e interés a los desnudos muros de la casa.

Enlaces externos

La Casa habanera, calificadora por excelencia de los diversos ambientes urbanos
Profunda indagación sobre la casa habanera se presenta en Feria Internacional del Libro
La casa habanera

Fuente