Cristóbal de Pedraza

Cristóbal de Pedraza
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Obispo de
1545 - 1553
ProvinciaComayagua
IglesiaIglesia Católica
PredecesorAlonso de Guzmán
SucesorJerónimo de Corella
Información personal
Nombre secularCristóbal de Pedraza
Nacimiento1485
Reino de España Bandera de España
Fallecimiento1553 o 1555[1]
villa de Comayagua,
provincia de Comayagua
(toda la actual República de Honduras),
Virreinato de Nueva España (Centroamérica),
Imperio español Bandera de España
Profesiónobispo

Cristóbal de Pedraza (España, 1485 - Comayagua, 1555)[1] Obispo español. Fundador de Honduras. El más importante defensor de los indios lencas, conciliador de los españoles en conflicto y fundador del submodelo de civilización hondureña, a quien podemos localizar documentalmente en los inicios del período colonial de esta provincia.

Síntesis biográfica

Nació en el año 1485 en España.

El 13 de septiembre de 1538 llegó a Puerto de Caballos (actual Puerto Cortés, en Honduras) como sacerdote católico.

En 1539, el papa Paulo III creó el Obispado de Honduras (separándolo del obispado de Guatemala), designando como obispo a Cristóbal de Pedraza.

El 4 de febrero de 1541, el obispo fijó su sede en el remoto puerto de Trujillo (a unos 250 km al este de Puerto Caballos), donde se mantuvo hasta su muerte, entre doce y catorce años más tarde.[2]

En 1545 comenzó sus trabajos en la provincia de Comayagua con la misión de llevar el cristianismo a los indios.

Era un sacerdote inclinado a la educación y se le conocía como el «Protector de los Indios».

Trayectoria

Por causa del pillaje y de los desafueros de la primera oleada de conquistadores que arribaron a la provincia de Ygueras y Cabo de Honduras, lo mismo que por los salvajes abusos de Pedro de Alvarado y de sus aliados los carniceros indios achises, cometidos en contra de las comunidades lencas de la zona noroccidental de estas mismas tierras, la corona española determina enviar, a finales de 1537, al sacerdote don Cristóbal de Pedraza, con tres poderes extraordinarios que de hecho lo colocaban por encima de los gobernadores españoles, a quienes había que restringirles sus desmedidas ambiciones personales. El emisario católico venía, según el historiador y antólogo Edwin Aguiluz Milla, con el título de Protector de Indios, con la atribución de administrar el capítulo espiritual de una diócesis vacante, y con autoridad suficiente para impartir justicia sobre los litigios de los más importantes conquistadores de aquel entonces.

Hasta aquí la parte administrativa. Al verdadero Cristóbal de Pedraza se comienza a conocerlo mediante el contenido profundo del primer informe (raras veces publicado) que él envía apresuradamente al Consejo de Indias y a la corona española, el 18 de mayo de 1539. En este documento excepcional, redactado hace cuatrocientos sesenta y cuatro años, el autor presenta una radiografía general de las potencialidades económicas pero también del estado calamitoso, o de extrema pobreza, en que se encontraba la provincia de Honduras. Es un informe antropológico, histórico, geográfico, económico, político y militar de primer orden, de una rigurosidad análoga a la de Tucídides el griego, o a la de Ib'Jaldún, el historiador de origen musulmán.

El mencionado informe describe, además, el despoblamiento indígena, el sitio y asalto del peñol de Cerquín, la derrota de Cicumba, los pleitos intestinos y el mal gobierno de conquistadores como Cristóbal de Olid, Diego López de Salcedo, Hernando de Saavedra, Vasco de Herrera, Diego Méndez, Andrés de Cereceda, Diego García de Celis y Pedro de Alvarado, quienes sólo desdichas habían traído a la provincia. Reconoce, sin embargo, la labor pacificadora y realmente constructiva de Francisco de Montejo y del capitán Alonso de Cáceres.

Con esta carta de relaciones de mayo de 1539 y otros informes posteriores, el humanista don Cristóbal de Pedraza colocará las primeras piedras de un Estado de derecho colonial que serán el cimiento del submodelo de civilización criollo-mestiza de Honduras, proceso histórico que será refrendado por las Leyes Nuevas de 1542, promovidas por el fraile dominico don Bartolomé de las Casas. A partir de aquel momento los indígenas (y los primeros mestizos) dejarán de ser simples esclavos para convertirse poco a poco en súbditos de la corona española, y al mismo tiempo en protegidos de la Iglesia Católica.

Por todos los sacrificios civilizadores y evangelizadores en la defensa física y espiritual de los indios de esta ignota provincia, y a pesar de algunos defectos, don Cristóbal de Pedraza debería ser, post mortem, hondureñizado y proclamado padre de la nación hispano-mestiza de Honduras, y padre de una verdadera historiografía nacional.

Muerte

Falleció en 1553 o 1555 en Honduras.

En 1561, su sucesor, Jerónimo de Corella, decidió trasladar la sede episcopal desde Trujillo a la villa de Santa María de la Nueva Valladolid de Comayagua (una aldea que ahora se ha convertido en la populosa ciudad de Comayagua).[2]

Publicaciones

Su principal obra será la Relación de la provincia de Honduras[2] en la que realiza una brutal crítica de los conquistadores, defendiendo la labor evangelizadora que llevaba a cabo desde su obispado de Honduras.

Fuentes