Esfera afectiva de la psiquis

Esfera afectiva de la psiquis
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Concepto:Permite al hombre reflejar las relaciones que establece con la realidad de acuerdo a las necesidades de su personalidad.

Esfera afectiva de la psiquis. La esfera afectiva se manifiesta a través de los estados afectivos que expresan cómo los objetos y fenómenos de la realidad que el hombre conoce, satisface o no sus necesidades, si le son agradables o no. La Psicología ha descrito una serie de estados afectivos que pueden producirse en el hombre y que el profesor debe conocer para lograr el desarrollo de las relaciones afectivas adecuadas durante su actividad y por tanto producir reacciones afectivas que favorezcan el desenvolvimiento del proceso de enseñanza tales como: las emociones, sentimientos, estados de ánimo y estados de tensión.

Tipos de estados afectivos

Entre los estados afectivos, los tipos fundamentales son:

Para diferenciarlos, se han tomado cuatro criterios: la intensidad o fuerza con que aparecen; forma de aparición (brusca o lenta); tiempo de duración y la existencia o no de reacciones fisiológicas evidentes (enrojecimiento o palidez, tartamudeo, sudoraciones, dolores de estómago, etc.)

Emociones

Son vivencias afectivas de moderada intensidad en su manifestación, que aparecen de forma relativamente brusca, pudiendo organizar o desorganizar la actuación del sujeto y se expresan por un período breve; por lo general, presentan reacciones fisiológicas muy evidentes y fáciles de constatar. Ejemplos de emociones son: la alegría ante un éxito, la tristeza ante un fracaso, el disgusto ante situaciones adversas, etc.

Las emociones pueden surgir ante situaciones que ya ocurrieron u ocurren y se manifiestan también como anticipación a la situación. Las emociones pueden organizar o desorganizar la actuación del sujeto y también pueden activarlo o inhibirlo.

En algunos casos, una emoción contribuye a que la actuación del sujeto sea más adecuada, eficiente, alcance mejores resultados. Un estudiante que se prepara para un examen confiando en sus posibilidades, que se siente seguro de sí, experimenta un entusiasmo en la realización del examen que le ayuda a ejecutarlo satisfactoriamente, sin desánimo, enfrentando con optimismo las dificultades que se le presentan, alcanzando con cada dificultad vencida una satisfacción que lo estimula y lo sostiene en su ejecución.

En otros casos, la emoción provoca que la actuación del sujeto se entorpezca, se dificulte, no pueda desempeñarse al nivel de eficiencia adecuado y no se obtengan los resultados esperados. Si ante la situación de examen el estudiante experimente una emoción de miedo, teme no aprobar, cada dificultad que se le presenta en el examen le parece un obstáculo insalvable, todo esto le crea una expectativa de fracaso que le dificulta y hasta le puede impedir responder correctamente.

Sentimientos

Son vivencias afectivas de paulatina aparición, que organizan la actuación del sujeto, existen por un período relativamente prolongado y tienen un carácter generalizador; su intensidad es menor que en la emoción y no presentan alteraciones fisiológicas evidentes. Ejemplos de sentimientos son el amor al trabajo, a la patria, a los hijos, a la ciencia; el odio a la explotación, a la discriminación racial, a la deshonestidad, etc.

Los sentimientos aparecen más lentamente que los afectos y las emociones y surgen en gran medida sobre la base de estas últimas. Cuando ocurre que por circunstancias objetivas y subjetivas el vínculo emocional con un objeto se consolida, se fortalece, se sistematiza, entonces se forma una reacción afectiva mucho más estable y generalizado con respecto a ese objeto: un sentimiento; si por determinados motivos las emociones agradables del sujeto se vuelcan enfáticamente sobre una persona, se fortalece la relación afectiva positiva con ella, así puede surgir un sentimiento, ya sea de amor, de amistad u otro similar.

Así, los sentimientos son generalizados, pero generalizados en un objeto y no entre varios de ellos como ocurre en las emociones. Una emoción puede producirse en relación con los más variados objetos, pero un sentimiento siempre lo es hacia algo o alguien que lo hace distintivamente peculiar. Se puede hablar de una emoción de placer referida a distintos contenidos, pero no referirse al sentimiento de amor a la patria si no se hace con respecto a ese contenido.

La diferencia entre los sentimientos y las emociones en su carácter generalizador lleva implícita otra diferenciación entre ambos tipos de estados afectivos: los sentimientos trascienden la situación, no son situacionales como las emociones, ellos son más estables. Variados ejemplos pueden mostrar el carácter no situacional, la estabilidad de los sentimientos: una persona hacia la que se tiene un sentimiento de cariño puede irse lejos, la separación puede ser durante considerable tiempo, se pierde el contacto con ella por un extenso período y, no obstante, no se deja de quererla; un trabajador amante de su trabajo, por la avanzada edad o por enfermedad se retira de la actividad laboral y a pesar de esto continúa amando su trabajo.

Los sentimientos se forman durante la vida del individuo en consonancia con las condiciones concretas en las que transcurre su existencia, pero también pueden modificarse cuantitativa y cualitativamente, llegando incluso a desaparecer por diversas causas objetivas y subjetivas. En su calidad de fenómenos afectivos, los sentimientos forman parte de la regulación psíquica que, debido a su estabilidad, contribuyen a formar las orientaciones de la personalidad hacia diversas esferas de actividad y de este modo organizan la actuación del sujeto. La posibilidad de organizar la actuación del individuo puede manifestarse en cualquier sentimiento, pero esto se aprecia claramente en aquellos sentimientos que por su marcado contenido histórico-social constituyen el nivel superior de desarrollo de las vivencias afectivas en el hombre.

Entre estos sentimientos superiores se pueden señalar los sentimientos morales o éticos (vinculados a las normas y valores morales de la sociedad: la honestidad, la justicia, la responsabilidad, etc.), los sentimientos estéticos (vinculados fundamentalmente a la obra artística del hombre y a la apreciación estética de otras manifestaciones sociales y de la naturaleza: lo bello, lo trágico, lo sublime, etc.), los sentimientos intelectuales (vinculados al proceso y resultado de la cognición humana: la duda, el asombro, la perplejidad, la seguridad en el conocimiento etc.). A pesar de las diferencias que se han señalado entre los sentimientos y las emociones, entre ambos existe una estrecha unidad: por una parte, los sentimientos se forman sobre la base de las emociones, si se fortalecen las relaciones emocionales con determinado objeto, esto puede conducir a su cristalización en un sentimiento.

Estados de ánimo

Son estados afectivos de poca intensidad en su manifestación, relativamente estables, que matizan a la psiquis y su actuación, dándole un cierto colorido o calor afectivo. El mantenerse con buen humor, con optimismo, bien dispuesto o sentirse abatido, pesimista, aburrido, son ejemplos de estados de ánimos.

El estado de ánimo surge de acuerdo cómo el individuo tenga vivencias satisfactorias o no, según las características de su personalidad, de las condiciones, hechos, acontecimientos, circunstancias y relaciones a través de las cuales transcurre su vida cotidiana. En la manifestación del estado de ánimo influyen considerablemente las características de personalidad ya formadas en el individuo.

Así, si el sujeto tiende a apreciar las cosas peores de lo que son, si se inclina a esperar que lo que le pueda acontecer le resulte desfavorable o no ocurra todo lo bien que se podía desear; si considera que los obstáculos, las dificultades y los problemas a los que se enfrentan son mucho más complejos y de una envergadura mayor de lo que en realidad son, esta persona será mucho más propensa al pesimismo y a la apatía. Si a la inversa, el individuo se caracteriza por no amilanarse, ante los problemas y las dificultades, piensa que siempre se debe luchar por vencerlos, si los obstáculos y contratiempos para él resultan acicates a la actuación, pues no considera que haya nada insalvable hasta que no se agotan todas las posibilidades y recursos en la consecución de un fin, si se orienta a esperar siempre lo mejor, a que las cosas salgan bien, a apreciar el lado bueno de los acontecimientos y las personas, entonces este individuo se caracteriza por tender hacia la valoración positiva y en él existirá una propensión alta a manifestar estados de ánimos positivos como el optimismo y el entusiasmo.

Estados de tensión

Son reacciones afectivas que surgen ante situaciones que al sujeto le resultan muy difíciles, de peligro o por sobrecargas físicas o psíquicas. La intensidad y la duración de las situaciones de tensión (de estrés) son variables, pero en los estados provocados por ellas es característica la ansiedad o angustia del sujeto, y, por tanto, las reacciones fisiológicas.

La magnitud que alcanza un estado de tensión en una persona o el que un sujeto experimente un estado de tensión y otro sujeto no, a pesar de estar ambos inmersos en la misma situación, no depende sólo de la propia situación de tensión, sino también de la personalidad de quien se enfrenta a la situación.

Cualidades y funciones de las vivencias afectivas

Por supuesto, no todo lo que el hombre conoce le afecta de igual modo por lo que puede hablarse de cualidades de las vivencias afectivas. Ocurre que los objetos del conocimiento pueden afectar positiva o negativamente al sujeto en dependencia de si es agradable o no a la satisfacción de sus necesidades y por tanto se producen estados afectivos positivos y negativos correspondientemente. También un mismo objeto puede producir en el sujeto estados positivos y negativos simultáneamente. Un ejemplo de ello se manifiesta cuando uno de los miembros de la pareja satisface al otro por sus cualidades personales pero no simpatiza con sus padres, lo cual puede provocar conflictos que generen estados negativos. En este caso se denominan estados ambivalentes. También se encuentra el caso de estados indefinidos cuando el objeto de una relación no se vincula con la satisfacción o insatisfacción de las necesidades.

De lo anterior puede derivarse que los estados afectivos cumplen dos funciones básicas: señalizadora y reguladora. La primera de las dos consiste en que los estados constituyen señales, indicadores de la relevancia que tiene para el individuo. Así, el hombre puede saber los estímulos que le son más agradables o desagradables, que lo atraen o que rechaza, orientándose y sirviéndole de base a la regulación de su comportamiento. Durante el proceso educativo, el profesor no sólo debe ser capaz de constatar cuales estados se producen en los alumnos sino también ser capaz de provocar y educar adecuadamente dichas reacciones a partir de la educación correcta de las relaciones del estudiante con los diferentes objetos y fenómenos de la realidad.

El profesor debe lograr reacciones positivas en sus alumnos respecto a los elementos de la realidad que les resulten significativos y útiles como la profesión que estudian y estados negativas en caso contrario, como cualidades personales reprobables en una persona como la irresponsabilidad, la falta de motivación profesional, el individualismo, etc. Es muy frecuente que los profesores dirijan más su atención a las cuestiones relacionadas con el proceso de conocimiento y atiendan en menor medida el establecimiento de relaciones afectivas favorables profesor/alumno y entre los miembros del grupo estudiantil.

Muchas veces se lamenta la existencia de problemas interpersonales en los grupos o problemas en la comunicación del profesor con el grupo estudiantil, pero es necesario preguntarse cómo se influye en la esfera afectiva de los educandos y cómo se puede lograr más adecuadamente. Para el pedagogo de esta sociedad, es fundamental saber identificar correctamente los estados afectivos en los estudiantes y con ello conocer la relación positiva o negativa que tiene el sujeto con el objeto de su vivencia, especialmente con aquellos aspectos del proceso docente educativo con los cuales el alumno debe establecer y reflejar relaciones positivas como son: el medio estudiantil; profesional y social.

La investigación psicopedagógica relacionada con la afectividad adquiere cada vez mayor significación en el orden educativo. Por ello es necesario la selección y utilización adecuada de métodos y técnicas de investigación que permitan constatar y caracterizar la esfera afectiva de los alumnos, sus vivencias afectivas respecto a determinados objetos y fenómenos de la realidad y su vínculo con la esfera motivacional. La observación de la actividad de los estudiantes, la entrevista, tareas experimentales y otros pueden ser utilizados con el fin de estudiar la esfera afectiva de la personalidad.

Fuentes