Inmigración china en Cueto

Inmigración China en Cueto
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Escrito en idioma chino
Fecha:1900-1958
Lugar:Cueto
País(es) involucrado(s)
Bandera de Cuba Cuba Bandera de la República Popular China China

Inmigración china en Cueto. La industria azucarera cubana, desde finales del siglo XVIII, demandó gran cantidad de fuerza de trabajo. Esto favorece la introducción de otros grupos etnicos por la vía de la contratación, entre ellos los culíes chinos, a partir de 1847. Es así como inicia la llegada de inmigrantes provenientes de China a Cueto, y luego se produjo otra oleada importante, a inicios del siglo XX. Todos ellos han dejado una huella en la historia y cultura local.

Oleadas inmigratorias de chinos a Cuba

La contratación en China de los culíes se desarrolló de tres formas: enganche, contrata y embarque. Para la primera modalidad existieron agencias en Macao y Hong Kong, que contaban con capataces que se dedicaban a localizar trabajadores experimentados y fuertes, para de esta manera convencerlos de venir a Cuba y a otros países del área a trabajar en la zafra azucarera y otras tareas.

Esta inmigración china comenzó a arribar por el puerto de La Habana, cuando el 3 de junio de 1847 desembarcó el primer grupo de contratados chinos (los culíes) procedentes del puerto de Amoy, de la región Kwangtung, que fue la principal fuente abastecedora de esos trabajadores. [1]

A inicios del siglo XX, atraídos por las facilidades para la inversión y el comercio comienza a llegar una nueva oleada de inmigrantes chinos, proveniente “no solo de China sino de los Estados Unidos, México y el Caribe, impulsada por las circunstancias que dicta la consolidación del sistema capitalista y la reorganización mundial del empleo de la fuerza de trabajo.”[2]

Características socio demográficas de los chinos llegados a Cueto

En Cuba existieron, tres grupos fundamentales en la población china, desde el punto de vista étnico: los pertenecientes al grupo Puntí de las regiones de Guangdong, Cantón y Fujiani (Fukier), los del grupo Tomki cuyo origen antiguo está relacionado con los Taik y los que procedían de la región de Sharton conocidos como Jolos.

Registro de extranjero

Los chinos, devenidos holguineros, pertenecían en su mayor parte al grupo de Cantón. Estos inmigrantes arribaron por el puerto de La Habana, luego de una larga travesía a bordo de cruceros de la época. Todos viajaron con un interés económico, muy jóvenes, con edades que oscilaban entre los 20 y 30 años, solteros en su mayor parte, con predominio del sexo masculino.

Contrajeron matrimonio principalmente con cubanas de la raza blanca y en muy pocos casos con descendientes chinos, formando en su generalidad matrimonios mixtos. En el poblado solo se conocieron 3 matrimonios casados con descendientes entre los que se encontraban: Luis Wong Li casado con Juana Isabel Hung García, Alfonso Lam Lion con María Berrey Borrego y Gabino Lam con Josefa Berrey Borrego. Propiciando una mezcla de razas en la población de Cueto.

Una característica muy peculiar de los asiáticos es su amor profundo a la familia, en ellas la autoridad del padre era evidente, mostraban rectitud, disciplina, la que ejercieron siempre con moderación. El cabeza de familia implantaba el respeto y las buenas costumbres. Generalmente, las esposas siempre se dedicaron a las labores hogareñas y a la crianza de los hijos. Estas se subordinaban mucho a sus esposos, mientras que ellos trabajaban en la calle para sustentar la familia.

Los chinos en el comercio y los servicios

Luego de su llegada por La Habana algunos transitaron por otras provincias hasta establecerse definitivamente en la región holguinera. Muchos se radicaron temporalmente en Omaha, Cacocúm, San Agustín de Aguarás, San Germán, Guaro y finalmente Cueto. Estos se ubicaban fundamentalmente en áreas urbanas y un número menor en zonas rurales. Realizaron actividades diversas con predominio de la actividad comercial: unos como propietarios y otros como empleados.

A partir de 1912, es cuando el pueblo deja de ser el número tres y pasa a ser Cueto, y este se va extendiendo a ambos lados de la línea férrea, siendo durante varios años la parte más importante del pueblo. Se inicia entonces un verdadero estado de progreso, basado en la agricultura, la ganadería, la compra-venta de madera y el comercio, bajo el incentivo de la construcción del ferrocarril y el incipiente desarrollo de la industria azucarera. Toda esta etapa estuvo caracterizada por la inversión del capital extranjero en la zona, fundamentalmente norteamericano, además de los latifundistas.

Los establecimientos comerciales constituían una fuente de empleo para estos y otros inmigrantes que arribaban al territorio. Estos se clasificaban como puestos de frutas, bodegas, tiendas mixtas, tren de lavado, fondas, hoteles, bares, cantinas y comercios que le daban inusitada vida a la región donde se encontraban. Algunos se dedicaban a importar y vender productos asiáticos: objetos de porcelana, cuadros bordados en seda, abanicos, té para infusiones y hasta las delicadas violetas o pensamientos chinos como las que se ofertaban en la tienda La Chinita, de María Fung en San Germán.

El principal y más numeroso asentamiento de inmigrantes chinos fue en el núcleo urbano del poblado,[3] donde se reconoce el primer negocio de lavandería en el año 1919.

En Barajagua, antiguo caserío oficializado del territorio, su primera bodega, en el año 1945, fue del chino Polo Gam Gi, esta se encontraba de la parte de atrás del parque. [4] En la zona de Pontezuelo, Julio Hung situó una bodega y Jesús Gam trabajó de mecánico en el taller de Fernando Ferrán. También en Los Cocos y en Orozco se erigieron bodegas cuyos dueños fueron Enrique Gam y Francisco Hung respectivamente, este último se trasladó después para San Germán.

En Mejías, aparece el primer comercio de bodega en el año 1930. También se encuentran Saíto, Monte Frío, Río de la Güira, Orozco, Novoa y Santa Isabel de Nipe del barrio de Birán. En Cueto, Luis Wong Lí tenía una bodega en la calle Martí llamada La Nueva Idea, en ella trabajaban él y Juana Hung su esposa. Julián Lao, vendía de forma ambulante turrón de coco y maní tostado, en esto se destacaba por encima de los otros vendedores debido al proceso de tostado del maní.

Surgió además una Sociedad Mercantil Regular Colectiva en el territorio, “Gabino Lam y Compañía”, en el giro de hotel, fonda y café, en el año 1945, situada en calle Cuba % Maceo y Céspedes denominada “La Flor China”. Este fue un negocio con mucho renombre durante esa etapa, por la calidad de los servicios y productos que ofertaba. Estaba integrada por Gabino Lam (gerente), Alfonso Lam Lion (gerente), Luis Wong Lí y Lorenzo Lau. Todos naturales de Cantón, con un capital de $2000.00 moneda nacional.

Era un local amplio, de dos plantas construido de madera y con puntal bastante alto. Tenía varios reservados, mesas con sillas de aluminio, cuadros chinos que adornaban el recinto y los mostradores que exhibían eran de cristal. Había dos puertas, una que daba para el almacén (como una trastienda) y la otra para la escalera que llevaba a la parte de arriba donde se encontraban aproximadamente 13 habitaciones.

La parte de abajo tenía un departamento para vender helados de frutas naturales, además de, chocolate, extracto de vainilla o de mantecado. Había una vidriera para exhibir y vender peras durante todo el año, queso, mantequilla, uvas, manzanas y la otra era para la venta de dulces finos de todo tipo que elaboraban en la dulcería del poblado. La parte superior de las vidrieras exhibían diferentes tipos de galletas, rellenas, de soda, saladitas, de marcas como “La Estrella” y “Siré”.

Tenían el Lunch, en el vendían bocaditos de jamón pierna, cerdo asado, jamonada, mortadela y queso. Debajo del lunch estaba una vidriera con productos americanos y cubanos como: africanitas, bombones, naranjitas, besitos (bombones), caramelos de almendras. En la parte trasera del Lunch había un gabinete que exhibía una pirámide de latas de jugos de mayor a menor, estos eran de tomate, manzana, mango, pera, albaricoque y otras que traían trocitos de todo tipo de frutas (coctel).[5]

Tenía dos refrigeradores, uno de cinco puertas y otro de seis. Cada puerta tenía tres secciones, que estaban llenas de distintos tipos de cervezas y refrescos. Entre ambos refrigeradores había un departamento donde elaboraban batidos al pedido, de frutas y leche malteada. En la parte superior de estos refrigeradores, había unos estantes con dos o tres secciones de mayor a menor, donde se exhibía el ron del país. Había una juguera eléctrica, que servían el jugo al instante, de igual forma vendían agua de coco y ofrecían el servicio rápidamente. [6]

La Flor China tenía un Pullman (era como un reservado), con asientos de respaldar bastante altos, por la parte de afuera se tocaba un timbre y el dependiente atendía los requerimientos de los clientes. Había una cocina equipada con todo lo que las personas pidiesen. La música provenía de un traga níquel, propiedad de Roberto Calís, conocido por Chicho. La Flor China proporcionaba un lugar dentro del salón para situar el equipo, obteniendo el 30% de las ganancias, con 5 centavos se podía oír un disco y con 20 centavos se podían oír cinco, se seleccionaba la música al gusto de la persona.

La cafetería era un departamento circular a la entrada del Café, con una vidriera que vendía el café expreso acompañado con un vaso de agua fría, el costo del mismo variaba, había de tres y cinco centavos. Vendían cigarros y tabacos cubanos y americanos, Chiclets Bomba con valor de un centavo y Chiclets Adams de cinco centavos.

En este establecimiento fue alquilada un área para situar la agencia de ómnibus Crespi. Esta agencia de viajes representaba beneficio económico pues la venta, tanto en La Flor China como para la agencia era mayor, mientras se vendían los boletines las personas además de esperar en sus asientos el ómnibus podían consumir en el local. Esta ruta daba viajes de Mayarí a Holguín y de Holguín a Banes, pasando siempre por Cueto. El trabajador que picaba boletines ganaba un 10% de la venta.

Otra fuente de clientes era el ferrocarril, pues frente al local de La Flor China se encontraba la estación de Ferrocarril, existiendo mucho movimiento de trenes y de personas que se hospedaban por poco tiempo en dicho establecimiento, por lo que esta obtenía aún más ganancias, era un negocio muy próspero y lucrativo.

En Cueto también había chinos agricultores, cosechaban la tierra todo el año según sus ciclos y después vendían ese producto, entre los que se destacan hortalizas como: la acelga, el rábano, la lechuga, remolacha, zanahoria, tomate, habichuela, col, pepino. Estas verduras las vendían de forma ambulante, en dos canastas colgadas a ambos lados de una vara. Estos se caracterizaban por hacer producir cualquier pedazo de tierra, eran muy laboriosos.

Nivel cultural y educacional de los chinos

En cuanto a su nivel cultural, al llegar la gran mayoría eran letrados, pues sabían leer y escribir, y así lo demuestra el hecho de que la gran parte de los residentes chinos en el territorio mantuvieron correspondencia con familiares en su país de origen, pues algunos de ellos habían dejado inclusive hasta esposa e hijos. Ya a partir de 1939 estos inmigrantes comienzan a perder el contacto con su país de origen y sus familiares, debido a la lejanía, a lo precario de las comunicaciones y a la repercusión que tuvo el estallido de la Segunda Guerra Mundial.

Diccionario Español - Chino

Los chinos leían el periódico Kwong Wah Po, y la revista bilingüe Fraternidad. Este periódico era el diario de los residentes chinos en Cuba, estos se suscribían y les llegaba semanalmente, después, ya con la escasez de papel disminuyó la frecuencia de entrada, entonces ya era cada 2 o 3 meses. Este era impreso en La Habana. Es de señalar que este periódico era también traducido al español, de esta forma los descendientes podían leerlo, todas sus noticias estaban vinculadas con Cuba y China.

Los inmigrantes chinos llegaron a hablar el español, aunque no perfectamente, solo los comerciantes pudieron aprender a escribir algunas cosas elementales, sobre todo sacar las cuentas de las ventas. Hubo muchos que fueron aprendiendo a hablar español mediante las mismas relaciones con las demás personas y otros pagaban a profesores para que les enseñaran el idioma.

Sociedad de instrucción y recreo China

Cueto, también tuvo su sociedad denominada “La Colonia China” o “Chee Kung Tong” fundada en el año 1933, de carácter distrital o regional, que agrupaba a individuos procedentes de una misma región del sur de China y principalmente de varios distritos de la ciudad de Cantón. Tenía su reglamento, con objetivo el de mejorar las condiciones de los asociados, proporcionándoles instrucción y recreo, manteniendo la confraternidad y protegiendo mutuamente a todos los asociados.

Inicialmente esta sociedad se encontraba situada en la calle Cuba, cerca del crucero del ferrocarril camino al asentamiento de La Curva, pero en el año 1934 un incendio la destruyó, quizás por negligencia de los mismos chinos que vivían allí. Después construyeron la segunda sociedad frente a la Estación de Ferrocarril.

La sede de la sociedad, era una amplia casa de madera de dos plantas, con techo de zinc y piso de cemento, de un color azul pálido, con grandes corredores en la parte alta donde izaban la bandera china y cubana. A la entrada, había un salón grande con muchos butacones, espejos, sillas y mesas. La pared estaba adornada con cuadros de políticos chinos, y uno con la figura del dragón. Más atrás había un saloncito con varias mesas para el juego y el entretenimiento. Al final se encontraba una cocina grande con un fogón de carbón. Tanto la parte de arriba como la de abajo, contaba con varios cuartos que alojaban a chinos solteros. Estos recibían medicamentos, mentol, raíces medicinales, algunas bebidas, salsa china y algunos alimentos en pequeñas cantidades procedentes de China, suministrados por La Habana. [7]

En la localidad de Cueto, la Sociedad China celebraba tres tipos de bailes que tuvieron repercusión durante su esplendor en la etapa seudo republicana, entre los que se destacan, los bailes de tradiciones, de propinas y los de rango. Los bailes de propinas, a los que asistían las personas adineradas, se hacían con el objetivo de recaudar fondos para cualquier eventualidad. De igual forma, los bailes de rango los patrocinaba el Presidente de la sociedad, que casi siempre era un chino adinerado.

Los bailes de tradiciones, los hacían con el objetivo de conmemorar celebraciones de fechas chinas como el Año Lunar, la festividad de mayor trascendencia (recogida por el calendario lunar o agrícola) del cual se hizo mención anteriormente, los asociados lo celebraban año por año, sin variar la fecha, el local se ornamentaba con farolitos de mucho colorido y guirnaldas.

Preparaban comidas y bebidas típicas de Cantón, y los socios y paisanos se reunían en un ambiente que trataba hasta lo posible de acercarse a las viejas costumbres. En la víspera detonaban los petardos y fuegos artificiales que ellos mismos elaboraban artesanalmente o los adquirían en los comercios dedicados a la importación de productos de china y con entusiasmo disfrutaban del grandioso día.

Otra celebración era el Día de los Difuntos, la fecha escogida para honrar y brindar ofrendas a los antepasados. Ese día los inmigrantes iban al cementerio para unirse con sus antepasados fallecidos en Cuba, limpiaban las tumbas, ofrecían comidas y bebidas tradicionales, llevaban flores, encendían velas y quemaban inciensos e imitaciones del papel moneda. Esta veneración la realizaba de forma particular en los panteones familiares del cementerio de la localidad.

La música en estas festividades se desarrollaba, con la utilización de instrumentos como flautas de bambú, marímbula, corneta china, a través de la cual sacaban el sonido característico de la música china y el bombo (tambor grande y redondo, al cual se percutía con una maceta). Predominaba la música china, fundamentalmente cuando empezaba el festejo y cuando terminaba. En esas ocasiones bebían ron fuerte de arroz y cerveza, y comían distintos tipos de dulces, desde un simple pastel hasta un dulce chino. Adoraban a San Fan Cong o Cuan Kong (en Cuba), poderoso santo de toda la China y Supremo Emperador del Celeste Imperio, guerrero y triunfador de todas las batallas.

También celebraban otras festividades propias de Cuba como las fiestas carnavalescas y verbenas, así como un grupo de efemérides históricas como el 10 de octubre y el 24 de febrero, pues los chinos habían estado muy vinculados a las tradiciones de lucha del pueblo cubano. El triunfo de la República China en 1912, de la República Popular China en 1949, el Año Nuevo (gregoriano), el Día del Trabajo (1 de mayo) y posteriormente, el triunfo de la Revolución Cubana entre otras conmemoraciones. En todas ellas también se ornamentaba el local con guirnaldas, faroles de mucho colorido y lanzaban fuegos artificiales y petardos.

Entre sus presidentes estuvo Miguel Fung, de San Germán, comerciante con muy buena posición económica y Joaquín Sío, de Cueto. Era regional, ya que nucleaba a todos los chinos que radicaban en Cueto, y en los lugares aledaños que no tuviesen una sociedad como San Germán, Antilla, Guaro y Marcané.

Huella china en Cueto

En el municipio Cueto, se da como en todo el país la asimilación cultural de recetas procedentes del mundo chino, y gustos por determinados alimentos que manifiestan una síntesis de variadas influencias. A pesar de ser España, el país dominante en la conformación de nuestro sistema alimentario, las influencias foráneas en nuestra cocina tradicional son evidentes.

La presencia china en el territorio dejó una marcada influencia cultural en manifestaciones como la culinaria con la confección de los tallarines, la sopa de maripositas chinas, el arroz frito, el shop suey, carnes y pescados en Baño María, sopa de acelga, sopa de calabaza china, tortas de pescado, carne de cerdo mechada con fruta bomba, sopa de huevos, pescado a vapor, pollo mechado con calabaza china, carne con salsa agridulce y otras.

Los chinos demostraron gran capacidad e inteligencia, nivel de creatividad y apego a su cultura, a la cual nunca renunciaron, mediante las artes manuales, muchos de ellos eran especialistas haciendo cometas voladoras de cañamambú, destacando figuras de animales como auras, mariposas, cigarrillos y figuras de objetos como escudos, cubos y otras figuras geométricas.

Se trataban con dignidad y consideración unos a los otros, una estrecha amistad era de las cosas primordiales y lo demuestra el hecho de que cuando un paisano llegaba de visita a una casa, había que respetarlo y atenderlo como si fuera un miembro más de la familia, nunca se podía decir “un chino” sino “un paisano”. Una costumbre generalizada entre estos inmigrantes era preparar con antelación al primogénito de los varones en los negocios, para que este ocupara el lugar del padre una vez fallecido.

Los chinos se han integrado a la cultura cubana, su influencia ha trascendido, y hoy forman parte de nuestro patrimonio cultural. Ejemplo de esto tenemos, la Cajita China, los Tambores Cu, instrumentos musicales utilizados en la música popular tradicional cubana, la Danza del León.

Referencias bibliográficas

Bibliografía

  • Fuente Lic. Santiago Gabino Abiague Portal. Historiador del municipio Cueto.
  • Abiague Portal, Santiago Gabino. Cueto, un pueblo en la memoria. Ediciones Conciencia, Universidad Oscar Lucero Moya, Holguín, 2018.
  • Chailloux Laffita, Graciela et al: De donde son los cubanos. Editorial Ciencias Sociales, La Habana, 2007.
  • Crespo Villate, Mercedes. Mis Imágenes: Ediciones Verde Olivo, La Habana, 2000.
  • Identidades, espacios y jerarquías de los chinos en La Habana republicana (1902-1968), Centro de Investigación y Desarrollo de la Cultura cubana. Juan Marinello. La Habana, 2003.
  • Martínez Pérez, Maritza. Estudio sociocultural del componente étnico chino en la localidad de Cueto durante el período republicano 1902-1958.