Loarre

Loarre
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Villa de España
EntidadVilla
 • PaísBandera de España España
 • ProvinciaBandera de la Provincia de Zaragoza.png Zaragoza
Población 
 • Total396 hab.

Loarre. Es una villa y municipio español, en la provincia de Huesca (a 29 km de la capital).

Características

Situada en las sierras exteriores pirenaicas, al pie de la sierra de su nombre, a 773 metros de altura. Con una temperatura media anual, 11°, su precipitación anual es unos, 700 milímetros. La población estaba compuesta: en 1998 por 396 habitantes, en 1978, 492 habitantes, en 1950, 1.416 habitantes, en 1900 por 2.523 habitantes. Comprende las entidades de población de Linás de Marcuello , Santa Engracia y Sarsamarcuello .


El pueblo actual de Loarre se inició como aldea del castillo, llamada San Esteban de la Huerta. A medida que el castillo fue perdiendo importancia, aumentó la de la población asentada abajo, hasta adquirir personalidad propia. En 1505, Loarre se sintió independiente de su castillo. Tiene los títulos de Noble y Antiquísima villa. Existen varias cofradías, tales como la de Nuestra Señora del Castillo, la de Santa Marina y la de Santa Águeda, la de Santa Bárbara, la de San Demetrio y la más moderna del Dulce Corazón de María. Los canónigos de Montearagón fundaron un beneficio en la iglesia de Loarre, con la carga de celebrar dos misas por semana, y el derecho de presentación lo confirieron a los dos regidores mayores de la villa. El casco urbano se mantiene muy cuidado. Hay edificios notables. Destaca el dedicado a Ayuntamiento, en la plaza; se trata de un palacio de estilo renacentista aragonés, que preside una hermosa plaza con su fuente correspondiente y zona ajardinada. La villa de Loarre fue conquistada el año 1070 por el rey Sancho Ramírez , que reedificó el castillo y erigió una capilla real con monasterio, el cual pasó a depender de Montearagón. Un año más tarde, en 1071, el Papa Alejandro II lo tomó bajo su protección. La iglesia parroquial fue inaugurada el día 15 de mayo de 1505, según consta en los documentos de la época. En las cercanías de la población se encuentra la ermita de Santa Águeda, de estilo románico. La importancia de Loarre se centra, pese a todo, en su imponente y majestuoso castillo roquero.

Prehistoria y Arqueologia

Atribuido sin pruebas a Calagurris Fibularia. Conserva muros romanos bajo los del castillo medieval. Se hallaron monedas ibéricas y romanas ya citadas de antiguo, junto con un posible troquel numismático según noticias de Lastanosa. En sus inmediaciones, en Puypullín, otros restos de igual momento, en este caso según noticia de Del Arco, con mayor profusión: pavimentos, posibles hornos, tuberías en cerámica, tegulae e imbrices, con utilidad sepulcral, y un ara con bajorrelieves de crátera, gallo, cabeza de toro y verraco, todos ellos elementos rituales. Se trata de yacimiento de época imperial. Historia Media== Durante el siglo XI el castillo de Loarre, junto con el de Marcuello, presentaban una importancia estratégica fundamental dentro del sistema defensivo aragonés, frente a la posición musulmana de Bolea . Según el testamento de Sancho el Mayor este castillo quedó para su hijo Gonzalo, pero por su temprana muerte pasó a manos de Ramiro I. Fue el rey Sancho Ramírez quien lo engrandeció notablemente. En 1071 fundó una iglesia dedicada al Salvador y el monasterio de San Pedro con una comunidad de canónigos regulares de San Agustín, cuyo primer prior se llamaba Simeón. La existencia de esta capilla real fue efímera, pues pocos años más tarde era unida al monasterio de San Andrés de Fanlo, constituyendo la dote esencial de una nueva capilla real en Montearagón. Con todo, la tenencia del castillo estuvo encomendada a diversos señores. A partir del siglo XIII el castillo pasó por varias manos, en muchas ocasiones vendido a particulares por los reyes aragoneses: así, Pedro II lo hipotecó a Pedro de Ahones. En 1263 fue la orden de San Juan quien lo poseyó hasta 1285, fecha en que Pedro III lo entregó al abad de Montearagón. En 1328 los habitantes de Loarre lo recibieron del rey Alfonso IV, pero en 1357 era nuevamente vendido, esta vez a Pedro Jordán de Urriés. En 1413 lo poseía Antón de Luna, aliado de Jaime de Urgel en su lucha contra Fernando de Antequera, por esta razón fue sitiado y tomado por las tropas reales al mando de Pedro de Urrea.

Arte

El castillo de Loarre, en excelente estado de conservación, representa el final de la evolución arquitectónica del mozárabe altoaragonés y el principio del románico europeo introducido en Aragón gracias a la política de acercamiento del rey Sancho Ramírez a la Santa Sede y a los movimientos reformistas de la cristiandad occidental. El conjunto loarrés responde a dos momentos de concretas finalidades: como fortaleza avanzada del Aragón cristiano frente a los castillos musulmanes de Bolea y Ayerbe y apuntando contra Huesca, y como abadía de canónigos regulares de San Agustín. En consecuencia, hay que hablar de Loarre castillo y de Loarre monasterio, y de dos arquitecturas diferenciadas. Desde un punto de vista cronológico, de las construcciones un tanto anteriores al año 1035 y de las levantadas alrededor del 1071. E históricamente, de la obra de tiempos del rey Sancho el Mayor de Navarra] y de los edificios del reinado de Sancho Ramírez de Aragón.

El castillo

Era tenencia o seniorado en 1035, según el único documento original que se conserva del rey Sancho el Mayor. Ello demuestra que ya existía en el citado año, y es presumible que su construcción se iniciaría a raíz de la reconquista de los condados de Aragón, Sobrarbe y Ribagorza entre 1016 y 1020 por el rey navarro. Su emplazamiento fue bien escogido en la cima de un mogote rocoso, prácticamente inexpugnable. Su perímetro actualmente se encuentra en la tercera planta, a 1.070 metros de altura, se trata de un recinto amurallado, dotado de dos torres llamadas del homenaje y de la reina y la iglesia de Santa María, conocida como oratorio de la reina. La puerta de entrada del castillo se halla entre la torre de la reina y el recio lienzo de la muralla oriental. Es una construcción indígena con influencias mozárabes, como puede apreciarse en los ventanales de la torre de la reina, en la pequeña iglesia y en una ventana ajimezada de arco de herradura, encontrada en el curso de la primera restauración. De concepción sobria, de aparejo pequeño, sólo alegran los volúmenes los arcos de medio punto de puertas y ventanas. El acceso se practicaba a cielo abierto por la rampa, que posteriormente fue cubierta, del lado sureste. La torre del homenaje es de planta rectangular, tiene una altura de 22 metros y está rematada por almenas. Situada fuera del recinto, pudo estar comunicada con la torre de la reina por medio de un puente, quizá de madera. Tiene ventanas de arco de medio punto junto a las almenas y en el último piso. Estrechas aspilleras en el antepenúltimo. De traza semejante es la torre de la reina, coronada en su lado meridional por una galería de ventanas ajimezadas. Junto a esta torre está la puerta de entrada al recinto del castillo, de arco semicircular doblado a base de sillares rectangulares. La iglesia de Santa María tiene nave rectangular con bóveda de cañón, ábside semicircular con bóveda de cuarto de esfera y puerta de la misma factura que la de la entrada al recinto.

El monasterio

El rey Sancho Ramírez, que había confiado a los monjes de Cluny la fundación de los monasterios de San Juan de la Peña y San Victorián de Sobrarbe , aupado por el cardenal Hugo Cándido, legado pontificio, convirtió en monasterio o canónica regular el antiguo castillo con la aprobación del papa Alejandro II, dada por bula de 1071. Es probable que interviniera en esta primera realización de la reforma gregoriana el infante García, elegido poco después primer obispo de Jaca . La nueva fundación eclesiástica -de canónigos regulares de San Agustín, importó la ampliación de la fortaleza y la construcción de las dependencias pertinentes, seguramente en la década de los 1070. Para ello se trazó un ingenioso plan para salvar el declive oriental del mogote rocoso sobre el que se asienta el castillo. Ejemplar del románico europeo, constituyen las dependencias monásticas un atrayente juego de volúmenes y una interesante aportación del arte escultórico a la arquitectura. Todos los capiteles así del interior como del exterior están labrados con motivos ornamentales, temas fantásticos y algunas escenas bíblicas, con cierto parentesco con los de Santa María de Iguacel. La portada forma un cuerpo ligeramente saliente de la fachada, cubierto por leve tejaroz. Puerta de arcos de medio punto, capiteles esculpidos y columnas. Se conserva la parte inferior de un gran relieve, que debió de presentar el Pantocrátor rodeado de los símbolos de los evangelistas y ángeles. Pueden verse restos de una escena, que pudo representar la pesca milagrosa. En una jamba, la lauda sepulcral de Tulgas, fallecido en 1096. Es de notar la escalera de honor con un andén central, dos aceras laterales, impostas ajedrezadas y bóveda de cañón. A mitad de la escalera se abre la puerta de la cripta, sencilla, de arco de medio punto y un crismón como remate. La cripta es de planta semicircular peraltada, cubierta en parte por bóveda de cañón y en parte por cuarto de esfera. En el semicírculo absidial, cinco arcadas sostenidas por columnas y capiteles de labra sencilla con motivos de fauna y flora. A ambos lados de la puerta, dos angostas escaleras que conducen a la iglesia mayor. La iglesia mayor, dedicada a San Pedro, titular del monasterio, tiene portada de arcos de medio punto y capiteles con hojas de acanto. Consta de nave de planta trapezoidal, dividida en dos tramos separados por arcos torales, y ábside semicircular. El tramo de los pies, cuya construcción se vio condicionada por la muralla oriental del castillo antiguo, está cubierto con bóveda de cañón. El tramo contiguo está enmarcado por arcos torales que apean en capiteles esculpidos y columnas adosadas a pilares escalonados, y cubierto con cúpula hemisférica, de tradición musulmana, apoyada en dobles trompas cónicas superpuestas. La caja exterior de esta cúpula es un edificio de dos cuerpos, uno cuadrado y octogonal el superior. Los muros laterales de la iglesia están adornados con imposta ajedrezada y ventanales de arcos de medio punto y capiteles esculpidos, de la misma factura que los del arco de entrada al ábside. Éste, cubierto con bóveda de cuarto de esfera, se divide horizontalmente en dos zonas separadas por imposta ajedrezada: en la zona inferior, arquería ciega de trece arcos semicirculares con capiteles esculpidos y columnas; en la superior cinco ventanales de la misma traza, tres de los cuales abren al exterior y dos aparecen cegados. Son unos ochenta los capiteles labrados que ilustran el interior de la iglesia, obra de un maestro hábil, sobre todo en los motivos ornamentales entrelazados, lacerías y motivos geométricos y florales. Podría ser el Galindo Garcés que trabajó en Santa María de Iguacel, con influencias de Toulouse y Moissac y conocedor del arte musulmán. Escultor de gran imaginación al describir temas simbólicos de difícil interpretación, como animales extrañamente contorsionados, aves fantásticas y grifos alados. En algunos casos parecen adivinarse escenas del Antiguo Testamento, como el pecado de Adán y Eva y Daniel entre los leones. Subiendo la escalera principal, tras varios depósitos y habitaciones auxiliares, se llega a la estancia que sería el dormitorio común de los canónigos, compartimentada por arcadas que la dividen en siete tramos y sobre la cual se levantaron dos pisos en época posterior. Otras innovaciones se produjeron en el recinto del castillo, probablemente a cargo de los nobles que disfrutaron, por compra o pignoración del mismo y de su señorío en los siglos XIII-XIV.

El exterior

Es impresionante la visión del exterior del conjunto loarrés, de carácter adusto en sus lados septentrional y occidental en contraste con la alegre sinfonía de líneas y volúmenes de los costados oriental y meridional. De cara al este destacan: el torreón angular con ventanas de doble abocinamiento; el lienzo contiguo, de dos pisos con ventanas de arco semicircular y aspilleras, el muro de las escaleras, en forma de ángulo abierto, con ventanas doblemente abocinadas en la altura correspondiente a la rampa inferior y ventanales ajimezados en la superior, y el muro absidial de la cripta e iglesia de San Pedro, dividido horizontalmente en tres zonas desiguales por dos impostas ajedrezadas; en la que corresponde a la cripta, tres ventanales tapiados y aspillerados, de arcos semicirculares y capiteles esculpidos; la segunda zona, a la altura de la arquería ciega del interior del ábside de San Pedro, carece de ornamentación, y en la tercera, tres ventanales semejantes a los de la zona inferior; los motivos de los capiteles son florales y de animales fantásticos. El costado meridional está formado por la fachada del monasterio, el paramento meridional de la iglesia del castillo y el muro del gran ventanal del mirador de la reina. La fachada del monasterio, terminada con el cuerpo octogonal que encierra la cúpula, presenta ventanales de la misma traza que los del ábside y, en la parte inferior, la portada. Siguen los muros de la iglesia del castillo y el mirador de la reina, gran ventana de arcos semicirculares y capiteles con motivos florales, al parecer de la época de construcción del monasterio.

La muralla

Durante sus años monásticos estuvo situada a unos diez metros de la fachada meridional, en línea con la torre del vigía. Sólo se conserva ésta, de planta cuadrada y terminada en pequeña cúpula sobre trompas. El perímetro amurallado se amplió al procederse en el siglo XII a la población del castillo monasterio, secularizado. La muralla que se conserva de aparejo tosco y pequeño puede ser de los últimos decenios del siglo XIII. Se compone de diez muros, largos entre 10 y 30 metros, de 1,30 metros de espesor, unidos por nueve torreones semicirculares y uno rectangular, con puerta abierta a oriente, de arco de medio punto, flanqueada por dos robustas torres de planta semicircular.

Orfebrería

Procedentes del castillo, se guardan en el retablo de San Demetrio de la parroquial dos magníficas arquetas del último tercio del siglo XI. La llamada de San Demetrio destinada en principio a la reserva de la Eucaristía guarda las reliquias de este mártir. Es de madera recubierta con chapas de plata grabada y dorada. En el frente de la tapa presenta Cristo en Majestad y el Tetramorfos, en la parte posterior de la misma, la figura de Cristo Triunfante, y en las vertientes laterales, dos querubines turiferarios. Alrededor de las cuatro caras de la caja se desarrolla el apostolado: series de cuatro apóstoles en las caras anterior y posterior, unos sentados y otros de pie, y de dos en las laterales, todos cobijados en edículos. Ejemplar románico con trazas de tradición musulmana en las cenefas verticales y con influencia mozárabe en la concepción de los querubines. La arqueta pequeña, relicario, es también de madera recubierta con chapas de plata grabadas con buril en surco profundo con motivos ornamentales y doradas. Es obra de orfebrería musulmana con alguna influencia mozárabe.

La villa

Asentada en el antiguo burgo de San Esteban de la Huerta, se trasladó a ella la parroquialidad (que tenía su sede en el castillo) en 1505. Dentro del trazado urbano de la villa destacan la fuente pública de la plaza mayor, construida en 1552 por Choaquín Aísa, la magnífica torre campanario, que en su interior tiene grabada la fecha de 1559, aunque probablemente se levantó a principios del siglo XVI la casa del concejo municipal, fechada en 1573, de estilo aragonés; y la iglesia parroquial, terminada en 1733, en la que se distingue la capilla de San Demetrio, decorada con yeserías en sus muros laterales.

Lenguaje

En Loarre y pueblos vecinos se conserva el aragonés con una vitalidad extraordinaria. La variedad local se engloba dentro de la variedad conocida como ayerbense . Los rasgos fonéticos, morfológicos y sintácticos siguen las pautas características del aragonés. El artículo determinado es: o, a, os, as: os güembros (los hombros). El plural se construye añadiendo una -s al singular, acabe éste en vocal o en consonante: os cochíns (los cerdos), ababols (amapolas). Para la segunda persona del pronombre demostrativo se emplea ixe, ixa, ixo, ixos, ixas (ése, ésa, eso, ésos, ésas). La forma del pretérito imperfecto de indicativo de la 2.ª y 3.ª conjugación conserva la -b- etimológica latina: quereba (quería), partiba (partía). Los participios de la primera conjugación acaban en -au / -ada, y los de la segunda y tercera en -iu / -ida. Ejemplos: emos rematáu o quefer (hemos terminado el quehacer), o güelo ha tusíu muito (el abuelo ha tosido mucho). Pero también se conservan algunos restos de las antiguas formas con la consonante sorda, generalmente sustantivados: un escupito (un salivazo), forato (agujero), colorito (colorido), etc. Esta conservación de las sordas intervocálicas ocurre también en otras ocasiones: chinipro (enebro), allaca (aulaga). En lo que respecta a la sintaxis, es muy frecuente el empleo del complemento en, ne con los significados del aragonés (complementos pronominalo-adverbiales ). Los más corrientes son: con verbos reflexivos de movimiento: s’en irá ta casa (se irá hacia casa), como complemento directo: cuenta-le-ne (cuéntaselo); como partitivo: m’en das un poqué (me das un poco de ello). El léxico es muy rico, principalmente el relacionado con la agricultura y la ganadería: remoldar (podar), farnaca (cría de liebre), roscadero (cesto de mimbre), muir (ordeñar), aladro (arado). La formación de palabras mediante sufijos , prefijos , etc., tiene gran vitalidad: aqueferáu (muy ocupado), pochanco (pozo pequeño), burricallo (burro pequeño), zemandungáz (tonto, papanatas), alcorzandingo (atajo malo), etc.

Fuentes