Soberbia

Soberbia
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Concepto:Consiste en concederse más méritos de los que uno tiene.

Soberbia. (del latín superbia) y orgullo (del francés orgueil). Es la altivez y apetito desordenado de ser preferido a otros. Se trata de un ser humano que ha destacado en alguna faceta y sobre una cierta base.

Ontogenia

Ser soberbio es básicamente el deseo de ponerse por encima de los demás. No es malo que un individuo tenga una buena opinión de sí mismo salvo que nos fastidie mucho con los relatos de sus hazañas, reales o inventadas lo malo es aquel que no admite que nadie en ningún campo se le ponga por encima.

Las personas soberbias no dependen de otros y en eso precisamente consiste. Los vanidosos en cambio, necesitan de los demás, requieren que los otros les alaben, y esto es cosa que el soberbio rechaza. Un escritor orgulloso cuando alguien le dice: "Pero maestro que bien escribe usted y que magnífica es su obra" piensa: "Desgraciado si tú no sabes ni leer, qué me importa que te parezca bien o mal lo que yo hago". Mientras que el vanidoso al escuchar una alabanza piensa: "Cuánta razón tiene este hombre". Le encuentra algo simpático al adulón más repelente y rastrero que se le cruce. El vanidoso es una persona muy sociable, a diferencia del soberbio que se aparta de la multitud: "Solamente mi propio criterio cuenta sobre mí".

Dinámica

La persona soberbia es llevada a valorarse demasiado, creyéndose capaz de hacer cualquier cosa por encima de los demás e incluso de sus propias capacidades, de las circunstancias o mejor dicho los contratiempos que se presenten. Esta idea deriva directamente en que la persona soberbia ponga en detrimento a las demás personas, debido a que piensa que sus capacidades o que su valor no equipara al suyo, lo que se considera arrogante.

La soberbia nace cuando la criatura desafía a Dios no admitiendo su condición de criatura y tratando de imponer su deseo frente a la divinidad. Pero se supone que Dios marca los límites que deben tener las pulsiones. Entonces la criatura decide entre servir o no servir a ese Dios y lo enfrenta cuando decide no ser siervo.

Ser conscientes

La principal característica que tiene el soberbio es el temor al ridículo. No hay nada peor para aquél que va por la vida exhibiendo su poder, y sus méritos que pisar una cáscara de plátano e irse de narices al suelo. El ridículo es el elemento más terrible contra la soberbia. Por esa razón los tiranos y los poderosos carecen de sentido del humor, sobre todo aplicado a sí mismos.

Evidencia social

Selectividad en su entorno, tendencia a pocos amigos y sometimiento de los mismos a la voluntad propia, problemas familiares con la imagen paterna o falta de vínculo, apego emocional hacia la figura materna o a quién la represente, competitividad y agresión en las actividades sociales que implican un objetivo preciso a corto plazo. Existen diferentes manifestaciones del carácter que se muestran en los individuos con características soberbias como son:

Por ejemplo, una persona orgullosa o soberbia jamás se "rebajaría" a pedir perdón o ayuda.

Manifestaciones opuestas a la soberbia:

En el ámbito moral

En materia de autoestima y de búsqueda de la cima ante los demás, los soberbios siempre están a la cabeza. Pero sus caídas suelen transformarse en tragedias que no pueden superar en sus vidas. Por ejemplo, las Escrituras dicen que Cristo derrotará a los soberbios y humillará a los grandes en el libro de Santiago 4:6, porque en definitiva son los que más sufren en las derrotas y a los que tiene sentido vencer. ¿De qué sirve ganarle una partida, una batalla o una discusión a un pobre infeliz? No es algo que te haga pasar a la historia. Los soberbios que montan una escenografía de grandeza a su alrededor, son los preferidos para desafiar. Si vas a por los tímidos y los humildes no tiene gracia, porque esta gente casi siempre está esperando que los derroten.

En el otro extremo del análisis están los estoicos. En sus meditaciones el emperador romano Marco Aurelio dice: "No le creas a los que te alaban, no creas lo que dicen de ti". Se trata de una humildad que no lo es en el sentido cristiano. Los estoicos no son humildes, simplemente no quieren ser fuertes. Pero por otra parte, rechazan todos los elogios y las alabanzas. "Cuando te levantes cada día —dicen— no pienses si vas a ser emperador, piensa: hoy debo cumplir bien mi tarea de hombre." Esa es la idea, nadie puede estar por encima de la labor humana.

Síntomas de la soberbia

A continuación se enumeran algunos síntomas de dicha manifestación:

  • Aire de suficiencia que refleja un bastarse a sí mismo y no necesitar de nadie. Engreimiento que esculpe y hace hierático el gesto y lleva al hábito altanero.
  • La borrachera de sí mismo tiene su génesis de una zona profunda e íntima donde se elabora esa superioridad. Las manifestaciones más relevantes son: susceptibilidad casi enfermiza para cualquier crítica con un cierto fundamento; gran dificultad para pasar desapercibido; tendencia a hablar siempre de sí mismo, si éste no es el tema central de conversación, enseguida decae su interés en la participación y el diálogo con los demás; desprecio olímpico hacia cualquier persona que aflore en su cercanía y de la que se pueda oír alguna alabanza. Esta embriaguez puede disfrazarse de los más variados ropajes
  • La soberbia entorpece y debilita cualquier relación amorosa. Cuando alguien tiene un amor desordenado a sí mismo como el descrito, es difícil darse a otra persona y poner los sentimientos y todos sus ingredientes para que esa relación se consolide. Esto hace casi imposible la convivencia, volviéndola insufrible, pues reclama pleitesía, sumisión, acatamiento y hasta servilismo.

No podemos olvidar, que para estar bien con alguien, para establecer una relación de convivencia estable y que funcione hace falta estar primero bien con uno mismo

  • En la soberbia se hospeda una obsesión exagerada por uno mismo, que ha ido conduciendo a una excesiva evaluación del propio mérito. Y afloran términos como alardear, jactarse, vanagloriarse.

Método para combatir la soberbia

  • Lo contrario de la soberbia es la humildad. Todo el edificio de la persona equilibrada se basa en una mezcla de humildad y autoestima. La una no está reñida con la otra. Una persona que reconoce sus defectos y lucha por combatirlos y a la vez, tiene confianza y seguridad en sus posibilidades.
  • Sólo el amor puede cambiar el corazón de una persona. Cuando hay madurez, uno sabe relativizar la propia importancia, ni se hunde en los defectos ni se exalta en los logros. Y a la vez, sabe detenerse en todo lo positivo que observa en los que le rodean. Saber mirar es saber amar. A lo sencillo se tarda tiempo en llegar.

Fuentes