Tesoro vikingo del valle de York (Reino Unido)

Tesoro del valle de York
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Objetos vikingos, encontrados cerca de Harrogate, Inglaterra. Enterrados hacia el 927 n. e.

Tesoro del valle de York. Está formado por un conjunto de objetos vikingos, encontrados cerca de Harrogate (Inglaterra). Fueron enterrados hacia el año 927 n. e. El tesoro fue descubierto en el invierno de 2007, cuando David y Andrew Whelan, padre e hijo, recorrían con su detector de metales un campo situado al sur de Harrogate, en el norte de Yorkshire.

Descripción

Hace alrededor de 1100 años (en el 927), un hombre asustado enterró en un campo una gran colección de objetos de plata, joyas y monedas que vinculaba esta parte de Inglaterra con lo que entonces habrían parecido lugares inimaginablemente distantes del mundo: Rusia, Oriente Próximo y Asia. El hombre era un vikingo, lo que enterraba era su tesoro.

Con los cinco objetos se puede recorrer las enormes extensiones de Europa y Asia entre los siglos IX y XIV. Nos referiremos a dos grandes rutas comerciales que forman sendos arcos: la que comienza en Irak y Afganistán, después sube hacia el norte hasta Rusia y termina en Gran Bretaña, y otra que, en el sur, atraviesa el océano Índico desde Indonesia hasta África.

Cuando se menciona la expresión comerciantes e invasores, hay un grupo humano que viene a la mente antes que ningún otro, los vikingos. Los antes mencionados siempre han estimulado la imaginación europea, al tiempo que su reputación ha experimentado violentas fluctuaciones. En el siglo XIX, los británicos los veían como unos tipos malvados y salvajes, violadores y saqueadores con cascos de cuernos.

Si embargo los escandinavos, tenían una opinión distinta ya que para ellos los vikingos eran los héroes victoriosos de la leyenda nórdica. Luego los vikingos pasaron por una etapa en la que los historiadores los consideraron bastante civilizados, más comerciantes y viajeros que saqueadores. El reciente descubrimiento del tesoro del valle de York los hace parecer algo menos adorables y predispone más bien a resucitar a los agresivos vikingos de la tradición popular, aunque ahora con un toque de glamour cosmopolita. La verdad es que eso es lo que los vikingos han sido siempre, oropel mezclado con violencia.

Tesoro del valle de York

El hallazgo se produjo en el invierno de 2007, cuando David y Andrew Whelan, padre e hijo, recorrían con su detector de metales un campo situado al sur de Harrogate, en el norte de Yorkshire.

El tesoro que encontraron estaba dentro de un cuenco de plata maravillosamente trabajado, del tamaño de un melón pequeño. Contenía más de 600 monedas, todas ellas de plata y aproximadamente del mismo diámetro que una moneda actual de 20 céntimos de euro, pero de un grosor finísimo. Provienen sobre todo de territorio anglosajón, pero hay también algunas monedas vikingas acuñadas en York, además de importaciones exóticas de Europa occidental y Asia central.

Junto con las monedas había un brazalete de oro y cinco de plata. Se encontró además, el ingrediente que deja absolutamente claro que este no es un tesoro anglosajón, sino vikingo lo que los arqueólogos llaman plata tajada, fragmentos troceados de broches, anillos y finas barras de plata, la mayoría de un par de centímetros de largo, que los vikingos utilizaban como moneda. El tesoro traslada a un momento clave de la historia inglesa, cuando un rey anglosajón, Athelstan, derrotó finalmente a los invasores vikingos y sentó las bases del que sería el reino de Inglaterra. Sobre todo revela todo el abanico de contactos que mantuvieron los vikingos mientras controlaron el norte de Inglaterra.

El tesoro del valle de York deja claro que la Inglaterra vikinga ciertamente operaba a escala transcontinental. Hay un dirham de Samarcanda y otras monedas islámicas de Asia central. Como York, Kiev era una gran ciudad vikinga, donde los mercaderes de Irak, Irán y Afganistán comerciaban con sus bienes a través de Rusia y el mar Báltico abarcando todo el norte de Europa. Y, de paso, los habitantes de Kiev se enriquecían cada vez más.

El tesoro demuestra que la lucha entre vikingos y anglosajones aún no había terminado. El tesoro debía de pertenecer a un rico y poderoso vikingo que se quedó en Yorkshire bajo el nuevo régimen anglosajón, puesto que algunas de las monedas que contiene fueron acuñadas por Athelstan en York en el 927. Pero algo malo debió de pasarle a este vikingo que le llevó a enterrar el tesoro, aunque lo hizo tan cuidadosamente que sin duda tenía la intención de volver.

Fuera lo que fuese lo que le ocurrió al dueño del tesoro, el caso es que la mayoría de los vikingos de Inglaterra se quedaron allí y con el paso del tiempo, acabaron por integrarse. Actualmente, en el nordeste de Inglaterra, toda una serie de topónimos terminados en -by y en -thorpe (como Grimsby o Cleethorpes) dan testimonio de la dilatada presencia vikinga.

El tesoro del valle de York nos recuerda que dichos lugares estaban también en uno de los extremos de la vasta ruta comercial que hacia el año 900 se extendía desde, por ejemplo, Scunthorpe, en el condado de Lincolnshire, hasta Samarcanda.

Fuentes