Historia del municipio Pilón (provincia Granma)


Historia del municipio Pilón (provincia Granma)
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Escudo del municipio Pilón.jpg
Cronología
Comunidades aborígenes
Época colonial
Desarrollo económico
Guerras de independencia
Periodo de república neocolonial
Movimiento huelguístico
El Partido Ortodoxo
Guerra de Liberación Nacional
Fundación del Movimiento 26 de julio y labor revolucionaria de Celia Sánchez Manduley
Revolución en el poder
Inauguración de obras económicas y sociales

Historia del municipio Pilón (provincia Granma). Pilón fue tierra de asentamientos aborígenes, donde dejaron una importante huella material y espiritual. En las primeras décadas del siglo XVI fue colonizada por los españoles, donde establecieron haciendas ganaderas y corrales de puercos y diversos cultivos. Por su importante posición geográfica sirvió para fomentar el comercio marítimo y formar parte en sus costas de los conflictos internacionales. Vivió interesantes episodios durante las Guerras de Independencia. En el siglo XX surgió en sus predios la industria azucarera y con ella el crecimiento demográfico y las luchas sociales. No faltó la presencia de los piloneros en lucha antibatistiana. Por su crecimiento económico tras el triunfo de la Revolución alcanzó la condición de municipio, con un amplio progreso económico, social y cultural.

Comunidades aborígenes

La referencia histórica más antigua que se tiene de la zona del actual municipio de Pilón era que formaba parte del cacicazgo aborigen de Macaca, considerada por los estudios arqueológicos una de las más pobladas de Cuba. La meseta que se extiende de Cabo Cruz a Pilón sirvió de asentamiento a las comunidades indias de procedencia aruaca que desde finales del siglo VIII de esta era, llegaron por el oriente cubano procedentes de Sudamérica a través del arco de las Antillas menores y Antillas mayores.

Los documentos de los conquistadores españoles de comienzos del siglo XVI y los cronistas de Indias brindan valiosa información sobre la llegada de expediciones a tierras de Macaca y la existencia de un cacique bautizado como Comendador que gobernaba toda el área de Niquero, Pilón y Media Luna.[1]

También se cuenta con diversos sitios arqueológicos que, aunque devastados por el paso del tiempo, muestran evidencia de los ajuares aborígenes. Entre los destacados historiadores y arqueólogos que han estudiado la zona pilonera se encuentran el experto militar Milton Pino, del Centro de Antropología de la Universidad de La Habana, quien visitó la zona en 1985; el médico Manuel Sánchez Silveira y los arqueólogos Ernesto Tabío, Estrella Rey y José Manuel Yero Masdeu. Además, motivados por los hallazgos de estas excursiones y excavaciones arqueológicas se fundó en Pilón en 1980 un Grupo Arqueológico de Aficionados, dirigido por Alejandro Aguilar Aleaga y Jesús Domenech Castillo.

El mapa arqueológico de Pilón muestra que no ha sido estudiado en su totalidad, sino sólo la parte suroeste, donde se han encontrado evidencias de asentamientos aborígenes en Corrales de Ojo de Toro, Punta de Hicacos, Nuevo Mundo, Ocuje, La Avispa y Alto de Elpidio.[2]. Los estudios de estos sitios evidencias condiciones adecuadas en toda la zona para los asentamientos de grupos de hombres primitivos desde los denominados recolectores–cazadores–pescadores hasta los agro-alfareros. Entre estas condiciones físico–naturales se pueden mencionar poseer ríos y arroyos con abundante aguas y peces; costas con mar poco profundos, para la pesca de plataforma, con abundancia de moluscos, crustáceos, variedades marinas; cuevas, abrigos rocosos o farallones como albergues de grupos recolectores, pescadores y recolectores; en sus bosques y sabanas había diversas clases de frutales, aves y reptiles; y los suelos fértiles para toda clase de cultivos de subsistencias.

En los sitios arqueológicos estudiados han aparecido elementos comunes a sitios aledaños a la plataforma de Cabo Cruz como cuchillos de sílex, cucharón de piedra, percutores o martillos, morteros, hachas petaloides y vasijas de arcillas, cazuelas, burenes, así como ídolos e idolillos tallados y dibujados. En algunos de ellos se encontraron restos de pescados, crustáceos, moluscos y de algunas clases de frutas. Llamativamente, se descubrieron dos osamentas: una del llamado perro mudo y la otra de una india decapitada. La mayoría de las piezas encontradas en las excavaciones arqueológicas pasaron a engrosar, por vía de donación, los fondos del Museo Municipal de Pilón.

A pesar del casi exterminio de los aborígenes a manos de los conquistadores españoles y la cruel explotación a que fueron sometidos durante el siglo XVI, ellos legaron muchas de sus costumbres, hábitos y palabras que llegan hasta nuestros días. Mediante un proceso de transculturación en la cultura pilonera perviven desde aquel pasado lejano las construcciones de bohíos, chozas y varentierras; la celebración de bailes de cordón por motivos religiosos, una extensión del areíto indígena; la elaboración de pulsos y collares elaborados con huesos, semillas y brillantes para uso personal e incluso comercial; la fabricación de tejidos con fibras vegetales, hojas y bejucos; la preparación de esculturas de madera y arcillas; el arte de pesca en el mar y ríos con redes, anzuelos y arpones; el cultivo de la yuca, el boniato y el maíz, cocinados a la usanza aborigen como asados y en la llamada cazuela podrida.

Asimismo, los piloneros son grandes consumidores de frutas endémicas como anón, tamarindo, caimito y guanábana.

Por otro lado, en Pilón se conservan nombres que vienen desde esa época. Entre los más significativos se hallan: bohío, varentierra, canoa, Hicaco coa, macaca, caney, mamey, yuca, boniato y maíz.

Época colonial

La presencia de los españoles en la zona de Pilón fue desde la fundación de la villa de San Salvador de Bayamo en noviembre de 1513. Una vez conquistada Cuba, el gobernador Diego Velázquez de Cuellar procedió a entregar merced de tierras a los principales castellanos que le acompañaron en la empresa. Las tierras de Macaca fueron despojadas a los indios y entregadas a Rivero, el primer gran latifundista de esta zona. Luego se repartieron las tierras en los alrededores de la ensenada de Mora y Portillo.

Precisamente, la ensenada de Mora sirvió como base al temprano comercio de contrabando con traficantes franceses, ingleses y holandeses, que desde la década de 1560 convirtieron el Golfo del Guacanayabo y la costa sur entre Cabo Cruz y Portillo en los favoritos para esta actividad. Llegaban en busca de cueros y carne salada que proporcionaban las haciendas situadas cercanas a las costas.

El camino principal que conducía a Portillo salía del poblado de Vicana, atravesaba Purial y las montañas hasta una taberna que existía en Ramón y luego bajaba hasta la costa. Por las veredas de San Juan, Los Letreros y Buena Vista y los ríos Manacal y Grande se conducían las mercancías hasta Portillo.

Las maderas preciosas de esta zona entraron en el tráfico ilegal, un negocio que se extendió hasta Jamaica, cuando esta isla fue ocupada por los ingleses a mediados del siglo XVII. Esta actividad fue prohibida en 1779 por Corona, imponiendo fuertes multas a los infractores.

Debido a que todos los vecinos de la jurisdicción de Bayamo estaban implicados en el comercio de contrabando estas actividades en vez de disminuir con las presiones de la Corona española lo que hacían era aumentar. A cambio obtenían productos necesarios que faltaban por medio del comercio legal español, como telas, zapatos, negros esclavos y armas. Por esta vía, los dueños de haciendas en la costa sur fomentaron grandes fortunas.

En la división política–administrativa establecida por el poder colonial la ensenada de Mora, Mota y Portillo quedaron sujetos al Partido pedáneo de Vicana establecido en 1790. Desde ese momento un capitán pedáneo, de origen español, debía controlar la vida económica y social por el este desde el río Tana y el Partido de Guá; por el noroeste hasta la costa hasta Cabo Cruz y por el sureste la ensenada de Mora y los embarcaderos de Ramón del Portillo y Mota hasta la desembocada del río La Mula.

En 1795 el teniente gobernador de la villa de Bayamo y subinspector del Batallón de Milicias Pardas de Santiago de Cuba y de Bayamo, capitán Francisco Sánchez Griñán llegó a las costas sur de Oriente, entre Cabo Cruz y Mota para acabar con el comercio de contrabando. A este fin, estuvo en Ramón del Portillo, Mota y la cordillera comprendida entre Palma Mocha hasta La Plata, en la Sierra Maestra. Las primeras haciendas en la zona fueron Portillo, y los corrales de Portillo, San Joaquín, Letreros, Palma Mocha, Dos Bocas, Mota y Camaroncito.

El auge del comercio legal adquirido por el puerto de Ramón del Portillo propició que desde 1801 del Partido de Vicana se desprendiera una nueva pedanía con el nombre de Portillo, con su capitán pedáneo y cuartones con tenientes pedáneos y soldados de rondas.

El Partido de Portillo abarcaba 3 400 caballerías cuadradas de superficie, extendiendo su área por toda costa meridional y la cordillera de la Sierra Maestra, incluyendo los picos de Ojo del Toro y Turquino. Limitaba al norte con los partidos de Guá y Vicana; por el este con el río La Mula, que lo separaba de la jurisdicción de Santiago de Cuba ; y por el noroeste desde Ojo de Agua hasta Boca del Toro, en las cercanías de Cabo Cruz.

El poblado de Portillo para este año contaba con veinte casas, una taberna y una tienda mixta. Así, la zona comprendida entre Portillo y la ensenada de Mora adquirió un extraordinario auge económico y comercial.

En 1839 al crearse la jurisdicción de Manzanillo, segregada de Bayamo , el Partido de Portillo pasó a integrar la nueva tenencia de gobierno. De acuerdo a datos de 1851 la pedanía de Portillo contaba con 789 habitantes, entre ellos, 14 negros esclavos. En su demarcación había gran cantidad de haciendas de ganado, corrales de puercos y sitios de labor.

Desarrollo económico

El desarrollo económico del Partido de Portillo, como centro político y administrativo del actual territorio de Pilón, estuvo basado fundamentalmente el fomento de haciendas de ganado vacuno y corrales de puerco y la explotación de sus maderas duras y preciosas, entre ellas, pinos, cedros, caobas de fustetes y copales. Para 1862 esta pedanía contaba con 814 habitantes, distribuidos 288 blancos, 465 pardos y morenos libres y 61 negros y morenos esclavos. La mayoría de la población estaba diseminada en las haciendas, estancias y sitios de labor.[3] El censo evidencia que había acogido en los últimos años moradores de Manzanillo, Bayamo y Puerto Príncipe y solo algunos peninsulares de Barcelona, Génova, Cádiz y Málaga.

En este mismo año poseía 26 haciendas dedicadas a la cría y ceba de ganado, donde pastaban 3121 reses. De ellas, había 600 toros y vacas, 120 añojos y 75 bueyes. Además, existían 200 caballos y yeguas y tres mulos. En los corrales había 1900 cerdos. Aunque no aparecen reflejados cafetales, el partido obtenía anualmente 18 arrobas de café. A la vez producía 700 arrobas de maíz y 8 arrobas de arroz. En sus predios se cultivaban altos volúmenes de plátanos, boniatos, frijoles, malanga en los sitios de labranzas.

Uno de sus codiciados renglones en el mercado interno como exterior eran las ceras y miel de abejas. Contaba con 1 113 colmenas, que anualmente proporcionaban 210 barriles de miel y 170 arrobas de cera.[3]

Guerras de independencia

El 10 de octubre de 1868 el destacado patriota Carlos Manuel de Céspedes y del Castillo, con importantes posesiones de tierras en el actual municipio de Pilón, proclamó la Independencia de Cuba en su ingenio azucarero La Demajagua, situado a pocos kilómetros de la villa de Manzanillo.

En la víspera de este magno suceso, el 9 de octubre, en el poblado de Portillo el conspirador Manuel Codina Polanco, cumpliendo órdenes de Carlos Manuel de Céspedes, reunió unos sesenta hombres para iniciar la lucha por la libertad, como mismo hicieron este día Manuel de Jesús Calvar en el Partido de Guá y Pedro María de Céspedes en el Partido de Vicana.

Muy pocos datos históricos se han encontrado sobre el desarrollo de la Guerra de los Diez Años en el territorio de Pilón.

Durante el viaje en un barco español con destino a Jamaica, el mayor general Máximo Gómez el 6 de marzo de 1878 avistó la ensena de Mora. En su Diario de campaña escribió:

«Son las 6 de la tarde y vamos a perder a Cuba de vista, quizás para siempre — ¿cuál, será mi destino después, que he sufrido tanto y tanto en esa tierra en pos de la realización de un ideal que ha costado tanta sangre y tantas lágrimas? ¡Adiós Cuba, cuenta siempre conmigo mientras respire —tú guardas las cenizas de mi Madre y de mis hijos— y siempre te amaré y te serviré!»[4]

Es decir, los últimos contornos de Cuba que vio aquel aciago día el ilustre dominicano fueron las costas y montañas de Pilón.

El reinicio de la Guerra Necesaria el 24 de febrero de 1895 encontró dispuestos para la lucha a los habitantes de la ensenada de Mora y Portillo, entre ellos, al comandante Toscano Martínez y los capitanes Ismael Martiliano y Tiburcio Peña.

Desde el punto de vista militar, el amplio territorio que abarcaba la ensenada de Mora, Ojo de Agua, El Macho, Portillo y Mota, comprendía la Primera División de Manzanillo, al mando del general Salvador Hernández Ríos, quien creó los regimientos de Vicana y Guá.

En Piloncito se creó una prefectura mambisa, ubicada a dos kilómetros de la costa dentro de la Ensenada de Mora. En ella se formaron dos compañías de 75 hombres cada una, integrantes del Regimiento de Guá. Entre las misiones de esta prefectura estaba surtir de recursos logísticos al Ejército Libertador, vigilar la costa sur desde Boca del Toro a Portillo de posibles desembarcos españoles y auxiliar la llegada de cualquier expedición mambisa.

El 18 de noviembre de 1895, en la noche, desembarcó por la ensenada de Mora, Pilón, un bote conducido por el coronel Mariano Torres desde Jamaica. Integraban la expedición doce patriotas, los que condujeron fusiles, machetes y 20 mil cartuchos. De inmediato fueron ayudados por el prefecto de Pilón Prudencio Peña y más tarde se sumaron a las fuerzas del comandante Reytor.

Más tarde, en abril de 1896, se crearon otras dos prefecturas en esta área: la de Sevilla Arriba, la cual contó con talleres de carpintería, zapatería, pan y dulces en El Palmar, Vicana y Guaimaral y la de Portillo que montó talleres en Ojo de Agua, Pilón, El Plátano y Calabaza. Esta última tenía a su cargo la salina de Pilón, creada en junio de 1896.

Las expediciones de La Estafeta El Mambí

La prefectura mambisa de Pilón, dentro de la Ensenada de Mora, mantuvo un constante contacto con los cubanos emigrados en Jamaica mediante el viaje de botes a esta isla caribeña. El que más viajes realizó fue el bote bautizado como El Mambí, cuyo capitán era Gervasio Sabio y sus ayudantes Gregorio Carnet, conocido por Gollito, y Oliva, apodado venezolano, cuyo nombre completo no se ha podido precisar. El mismo conducía correspondencias y emisarios revolucionarios y regresaba con armas y balas, vituallas y mensajes. El cronista de la Guerra del 95, capitán Aníbal Escalante Beatón, escribía sobre la labor de Gervasio Sabio:

«Era el comandante Sabio un experto marino y un revolucionario intrépido, capaz de dar remate a las más atrevidas de las empresas que se le confiaban, y por estas dotes morales y la de ser un fiel cumplidor de sus deberes ciudadanos, se había conquistado la plena confianza de sus jefes superiores y sobre todos, la de su camarada y viejo amigo el Lugarteniente General Calixto García. El comandante Sabio estuvo luchando en su juventud en los campos de Cuba durante las guerras anteriores, en las que obtuvo por su valor el grado de alférez, pasando después de la Paz del zanjón al exilio donde le sorprendió el grito de Baire del 24 de febrero de 1895. Sabio fue de los primeros patriotas que oyeron la voz del Maestro, alistándose para ocupar el lugar que se le indicara en la lucha por la independencia [...]»[5]

Los viajes de El Mambí se realizaban generalmente una vez al mes, si no había alguna urgencia. Ante la posibilidad real de ser sorprendido, Gervasio acostumbraba llevar en el bote veinte libras de dinamita para volarlo antes de ser apresados.

Desembarco de la expedición de Francisco Leyte Vidal en 1896

Una de las expediciones mambisas, la organizada por el general holguinero Francisco Leyte Vidal, en los Estados Unidos, debía desembarcar por Pinar del Río. Con esta finalidad salió del puerto de Nueva York, el 5 de abril de 1896.

Sin embargo, durante su navegación por la costa sur de Oriente, el 4 de mayo divisaron las luces de una cañonera española en la Ensenada de Mora. Entonces Leyte Vidal ordeñó retroceder hasta perder de vista al enemigo y luego aproximarse a la costa. Durante esta maniobra se presentó una tempestad, por lo que los jefes tomaron la decisión de llevar el vapor hasta donde el calado lo permitiera y desembarcar en nueve botes hombres y armas.

«Ya habían bajado ocho botes y 25 expedicionarios bajaban por los cabos, cuando se anunció la llegada de dos cañoneras españolas. En efecto, eran las cañoneras La Reyna Mercedes y Cuba española. Los expedicionarios rápidamente remaron hacia la costa, logrando arribar a tierra en seis botes, mientras dos naufragaron, donde perdieron la vida nueve hombres. De este modo los mambises recibieron 153 fusiles y 33 00 tiros.»

El general Leyte Vidal se mantuvo a bordo y orientó al capitán burlar el seguimiento de las cañoneras españolas. Después de tres horas de huida a toda máquina, el vapor dejó lejos a sus perseguidores.

La Ensenada de Mora y el emisario estadounidense Andrew Summer Rowan

Una vez obligado los españoles a concentrarse en la ciudad de Manzanillo, el general Calixto García estableció puestos militares en la costa sur de Oriente con el objetivo de servir de atalaya en las comunicaciones con el exterior y la recepción de las armas y alimentos que llegaban desde Jamaica a los soldados de la Revolución. Desde la zona de Aserradero y el desagüe del río de Sevilla hasta la ensena de Mora, en especial en Bayamito, Turquino, La Plata, El Macío y Portillo.

En la madrugada del 27 de abril de 1898 arribó a la Ensenada de Mora en el bote El Mambí, de Gervasio Sabio, procedente de Jamaica, el teniente de infantería estadounidense Andrew Summer Rowan, quien portaba un mensaje del presidente de esa nación William MacKinley para el mayor general Calixto García, Lugarteniente General del Ejército Libertador y jefe del Departamento Oriental.

En el libro La Ensenada de Mora del doctor Manuel Sánchez Silveira se precisa que el desembarco de Rowan se produjo por este punto y no por la falda del Turquino como llegó a decirse. Tan pronto llegaron a tierra recibieron la ayuda del teniente de caballería Eugenio Leopoldo Fernández Barrot, ayudante del jefe de la División de Manzanillo, mayor general Salvador Hernández Ríos, quien dominaba perfectamente el idioma inglés. Por tanto, la conversación con extranjero no fue ningún problema. El mensaje del mandatario norteño era verbal, por lo que debía ser llevado ante el general García, quien tenía su cuartel general en la ciudad de Bayamo, recientemente liberada. Este viaje de Rowan a Cuba pasó a la historia con el nombre de Mensaje al general García.

El viaje de Rowan a Cuba fue coordinado por el ministro plenipotenciario del Gobierno cubano en los Estados Unidos Tomás Estrada Palma, quien le aportó cartas de recomendación para los agentes revolucionarios en Jamaica. En un testimonio de Eugenio Leopoldo Fernández sobre este episodio precisaba que en El Jíbaro presentó al teniente Andrew Summer Rowan al teniente coronel Rafael Castillo y Cañizares, el jefe de Estado Mayor de la División de Manzanillo. De El Jíbaro partieron para el campamento de El Chino, donde estaba el mayor general Salvador Hernández Ríos. Entonces el jefe divisionario comisionó al propio Eugenio Fernández para llevar al extranjero a presencia del general García. En su relato Hernández recordaba:

«Fue entonces que se me comisionó como su ayudante del Estado no alcanzaría o y cualquier cosa mayor que era [...] para conducir y presentar ante el general Calixto García al teniente Andrew Summer Rowan de los EE.UU. donde quiera que aquel se encontrase [...] yo era el único oficial del Estado Mayor que podía entrar con el oficial norteño. En principio se dispuso que un escuadrón de caballería nos escoltase yo indique mi preferencia a desempeñar la comisión con mi ordenanza [...] mi argumento fue que teníamos que recorrer muchísimas leguas para llegar al lugar donde pudiera encontrase las fuerzas de General Calixto García; que en ese largo recorrido, era casi seguro que tropezáramos con fuerzas enemigas que ya estaban evacuando los pueblos y caseríos [...]»[6]

A la mañana del día siguiente, salieron los comisionados a través de la Sierra Maestra con rumbo a Bueycito, sintiendo el combate que libraba el general Jesús Rabí contra una columna enemiga que abandonaba los contornos de Bayamo. A su paso los españoles evacuaban las guarniciones de Bueycito, Barrancas y Veguitas. Así, sin ningún contratiempo, marchando siempre por zonas liberadas llegó Rowan a Bayamo el primero de mayo pudiendo entrevistarse con el general García.

Estos hechos pusieron fin a la dominación española en toda la zona del valle del Cauto, la Sierra Maestra y el Golfo del Guacanayabo, concentrando todas sus unidades, unos 6 000 efectivos en la ciudad de Manzanillo hasta el cese de las hostilidades el 12 de agosto de 1898.

Un buen número de mambises se establecieron en las zonas de Pilón y Portillo una vez concluida las guerras de independencia. Los más sobresalientes fueron: Manuel Salvador Aguilar, Diego Fleita, Alfredo Araujo Morales, Juan Ramírez, Juan Aranda, Juan Vázquez, Celestino Vargas López, Miguel Salina Torres, Santiago Guerra.

Durante estos años de guerra, el nombre de Pilón comenzó a ganar preeminencia sobre el de Ensenada de Mora para nombrar este sector de la costa suroeste de Oriente, donde empezó a crecer una comunidad humana, apegadas a la tierra y la pesca marítima.

Periodo de república neocolonial

En 1901 la "Compañía Cape Cruz" adquirió en el territorio un total de 213 caballerías de tierras o lo que es lo mismo 410 kilómetros cuadrados aproximadamente, de los que dedicaron una parte de caballerías en construcción del ingenio, y cuatro kilómetros cuadrados en el pueblo, el resto de éstos fue dedicados al cultivo de la caña y la extracción de maderas con la que se construían casas.

La "Cape Cruz Co". Comenzó a desmontar la hacienda conocida por Pilón, labor felizmente realizada de modo muy original, dejando entre los campos de caña unas guardarrayas de monte de unos treinta metros de ancho, para evitar el paso de las candelas de un campo a otro, quedando una representación de la vegetación del llano.

Central azucarero Cape Cruz, de Pilón

El ingenio se construyó en el área que ocupa el actual núcleo urbano del municipio de Pilón, que en aquella época era monte firme, despoblado; duró dos años y aparejado a él se creó la infraestructura que garantizaría su funcionamiento. Esta adquisición absoluta de propiedad de tierras en la zona es la primera manifestación de latifundios en el territorio.

Así con la ayuda del administrador del ingenio, Mr Buchanan, el médico Francisco Rodés y el Alcalde y gran malacólogo, Juan Vázquez; J.B. Canavia, miembro de la Sociedad Cubana de Historia Natural Felipe Poey, ha llevado por un sendero que deja ver los comienzos de un pueblo que aprendió a respirar por las chimeneas de un ingenio azucarero.

Su primera producción fue de 64 mil sacos de azúcar. En diciembre de 1904 la Niquero Sugar Company, dirigida por Ricardo Narganes, compró el ingenio San Luis y 105 caballerías de tierras. Entre 1903 y 1933, se acentuó la dominación de la Compañía Cape Cruz en el territorio, su dominio sobre las tierras piloneras era absoluto, sembrando desde muy temprano la cruel explotación, desamparo, desalojos, hambre, miseria y apropiación de las riquezas del territorio. Como resultado de la penetración norteamericana en 1905, había 29 ingenios de propiedad norteamericana en Cuba, cuya producción constituía el 29% del azúcar cubano.

Uno de estos ingenios fue el Cape Cruz, inaugurado en 1902 en La Ensenada de Mora, actualmente Pilón. Esta población estaba formada de negros y mestizos, además de algunos blancos, gente toda buena y trabajadora.

Desde el principio, el Cape Cruz llamó a muchos hombres al trabajo. Eran necesarios las llamadas invasiones; obreros venidos mayormente de Trinidad, Bayamo, Manzanillo, Santiago de Cuba . Hacían la zafra y luego retornaban a sus casas, algunos se fueron quedando y Pilón tendría entre sus raíces a los trinitarios.

Del otro lado del mar; de Haití y Jamaica , vendrían otros hombres a participar en la gran mezcla de razas y sudores. No se puede precisar la fecha de llegada de los primeros haitianos a Pilón; posiblemente desde las primeras zafras. Fueron recluidos en las llamadas colonias cañeras; allí tenían el clásico barracón; vivieron aislados del Batey y su ocupación fundamental era cortar caña. Algunos con el tiempo, fueron construyendo sus propias casas con techo de cogollo de caña, llegaron a tener siembras y animales.

Su modo de vida era pacífico, ocupados en trabajar, los gallos y el tambor. Al arroz le decían diqui; construían un tipo de bajo al que le decían: tumbadera; ataban un palo de yaya hasta otro que enterraban debajo de una yagua y le sacaban música, como una guitarra de una sola cuerda. Por aquellos tiempos había un contratista manzanillero llamado Tranquilino Asenjo, le vendía los haitianos al administrador del ingenio; los traía en goleta, un haitiano con cierto nivel cultural, vestido como oficial de marina, servía de intermediario. Pero este mismo después de venderlos, los sacaba por trillo conocido como La Taratana hasta Manzanillo , para volverlos a vender. El negocio se acabó ante las sospechas del administrador, quien puso una soga con cencerros en el camino y los sorprendió in fraganti.

El 7 de abril de 1927, una ley del congreso, segregó del municipio de Manzanillo los barrios de Media Luna , Vicana y Pilón y los integró política y administrativamente al municipio de Niquero. Ello buscaba desplazar el polo económico y político hacia esa zona, baluarte de poderosos empresarios azucareros extranjeros.

El 19 de septiembre de 1929, los campesinos de Pilón fundaron la Liga Campesina en El Jibaro y otra denominada Guajiros en El Macho, liderada por Pedro de la Torres, las que exigieron la entrega de semillas, la diversificación agrícola, el arreglo de los caminos vecinales y cero desalojos campesinos.

Los jamaicanos llegaron a Pilón con la propia construcción del Central. En la casa de Mr Harrison, primer administrador del Cape Cruz, en un lugar que hoy se conoce como La Reina de los ingleses, trabajaron más de 20 jamaiquinos en diferentes actividades. Así mismo, encontraron trabajo en las llamadas casas amarillas, pero fue en el Central donde ocuparon los puestos más importantes, había una cuadrilla que se ocupaba de la línea del ferrocarril cañero; los menos fueron obreros agrícolas, otros fueron maestros cocineros; dos llegaron a tener modestos bares.

El jamaicano fue un elemento demográfico más culto que el haitiano, al extremo de encontrarse con dificultades uno que no sepa leer ni escribir (solo el 7% de los que vinieron a Cuba eran analfabetos). Era un tipo de negro más laborioso; la mujer llegó a ser apreciada como cocinera, contaban, además, con la eficiente protección de los agentes diplomáticos ingleses en Cuba; ello lo hacía menos indefensos que los haitianos.

En Pilón , el jamaiquino se mezcló con el cubano sin ningún tipo de trauma. Los 24 de diciembre, día de noche buena, los jamaiquinos visitaban a los cubanos y participaban de la celebración, tenían un conjunto musical, el director era Arthur Jordan, quien salía esa noche a dar serenatas por las casas de los cubanos y los jamaiquinos. Cantaban cantos alegóricos a la fecha. Los piloneros, en cambio, visitaban a los jamaicanos el 1 de agosto, día de la fiesta nacional de Jamaica. De jamaiquinos y piloneros salió la idea de celebrar carnavales a partir de 1947.

Movimiento huelguístico

En julio de 1934 se desarrolló un movimiento huelguístico que se extendió desde Manzanillo hasta el Central de Pilón y abarcó a todas las zonas azucareras de la costa; las principales demandas planteadas fueron la reposición de los obreros cesanteados, la libertad de todos los trabajadores presos, la destitución de los oficiales que se habían destacado en la represión y el respeto a los derechos democráticos. Esta huelga fue aplastada por las fuerzas represivas de la dictadura de Caffery–Batista–Mendieta.

Este año, por la Ley del 50% o Nacionalización del Trabajo, fueron repatriados obligatoriamente los extranjeros desocupados y sin recursos, la ley afectó fundamentalmente a los haitianos. Después del fracaso de la Huelga de Marzo de 1935 el movimiento popular y revolucionario en Cuba se fue recuperando progresivamente. Entre 1937 y 1938 se logró la amnistía de los presos políticos y la legalización del Partido Comunista; en 1939 fue constituida la CTC y en 1940 fue proclamada una nueva Constitución de la república, la más radical y progresista de América Latina .

En el propio año de 1940, visitó Pilón el líder azucarero Jesús Menéndez, el cual proclamó la necesidad de la unidad y organización de los trabajadores para poder alcanzar la victoria en sus luchas. En este mismo período el Central fue visitado también por el destacado líder de los obreros cubanos, Lázaro Peña. La visita de estos dos dirigentes del proletariado cubano a Pilón, contribuyó a que se lograran avances en el movimiento obrero local; el antiguo gremio de los obreros industriales adoptó ahora la forma organizativa del sindicato moderno, los trabajadores agrícolas también crearon su organización sindical; ambos se afiliaron a la CTC. Entre los principales dirigentes del sindicato se encontraban Urbano Torres, Adolfo Figueredo, Casimiro Torres y Rebustiano Carracedo.

En 1943 el central de Pilón fue adquirido por un quinteto de hacendados cubanos encabezados por Julio Lobo, quien a la vuelta de dos años compró a sus socios toda la propiedad.

El Partido Ortodoxo

Los elementos más honestos y progresistas del Partido Auténtico, encabezados por el senador Eduardo Chibás, el 15 de mayo de 1947 rompieron definitivamente con la política de Grau y proclamaron oficialmente el Partido del Pueblo Cubano (Ortodoxo). En su programa económico recogía la erradicación paulatina del latifundio y el monocultivo, la aplicación de una reforma agraria y fomentar las cooperativas de producción bajo el control estatal; en lo político la lucha contra el latrocinio, el soborno y garantizar los derechos del pueblo; y en lo social la erradicación del desempleo, la protección de la mujer y la eliminación del analfabetismo.

Desde la ortodoxia partía una contundente crítica a los auténticos en el poder contra el robo, la malversación, la anarquía, el caudillismo y las pandillas gangsteriles De organizar la nueva agrupación en Oriente se encargó el líder holguinero Emilio Ochoa. De fundar la nueva agrupación partidista en Pilón , Niquero y Media Luna se encargó el doctor Manuel Sánchez, asistido de su hija Celia Sánchez Manduley.

En poco tiempo la ortodoxia contaba en Pilón con más de 3 000 afiliados, una batalla encomiable si se tiene en cuenta los cuantiosos recursos del partido gobernante. El 20 de mayo de 1948 Chibás realizó una gira por Oriente como parte de su campaña presidencial. Esta vez llegó hasta Pilón , haciendo estancia en la casa del doctor Manuel Sánchez, en cuyo frente se improvisó un mitin. Sin embargo, en las elecciones del primero de junio de 1948, ganó la presidencia del país el líder del Partido Auténtico Carlos Prío Socarrás.

Guerra de Liberación Nacional

Fundación del Movimiento 26 de julio y labor revolucionaria de Celia Sánchez Manduley

Tras el golpe de Estado del 10 de marzo de 1952, Manuel Sánchez Silveira y su hija Celia Sánchez Manduley estuvieron involucrados en varias organizaciones de perfil insurreccional contra la dictadura de Fulgencio Batista.

En plena tiranía batistiana, coloca en el busto del Apóstol del parque de Pilón un letrero con una sentencia martiana:

«Solo hacen falta 30 hombres para levantar un pueblo».

En los días siguientes del ataque al cuartel Moncada, en julio de 1953, Celia fue a visitar a dos moncadistas heridos que se encontraban en la clínica de La Colonia Española, en Santiago de Cuba, y a quienes había salvado el doctor Posada de ser asesinados.

Para Fidel y sus compañeros presos en Isla de Pinos, Celia hizo bonos para recoger fondos. Como no se recaudaba lo suficiente, ideó vender dulces, que hacía ella misma. En estas actividades cooperaban los obreros del ingenio azucarero de Pilón, los que aportaban ciertas cantidades de dinero.

El primer ejemplar del alegato del joven abogado Fidel Castro y héroe del asalto al cuartel Moncada en julio de 1953, La Historia me Absolverá, entró en la zona de Pilón de forma clandestina en octubre de 1954. Entre los primeros que leyeron este documento estuvieron Celia Sánchez, Arturo Sosa, Lucas Ramírez y Luis Fernández y otros.

Después, una vez liberados los moncadistas, en mayo de 1955, se estructuró a nivel de país el Movimiento Revolucionario 26 de Julio, encabezado por Fidel Castro Ruz. Se crearon órganos dirigentes a nivel provincial y municipal, compuestos por un coordinador y jefes de las secciones de Propagandas, Finanzas, Acción y Sabotaje y Brigadas estudiantiles.

En octubre de 1955, Frank País García visitó a Manzanillo, donde orientó a Manuel Echavarría Martínez extender el Movimiento por los pueblos de la costa del Guanayabo. Echavarría visitó a Celia Sánchez en Pilón para incorporarla al MR-26-7. De este encuentro con el dirigente manzanillero Celia relataba:

«Manuel Echevarría fue a Pilón porque sabía de nuestras actividades para la cuestión del Movimiento 26 de Julio, ya como organización, y me pidió ir a Santiago a ver a Frank País.»[7]

Desde este momento Celia se entregó en cuerpo y alma a la causa revolucionaria.

Rápidamente, la activa y valiente mujer estructuró el M–27–7 en Pilón con la fundación de una célula en el batey de la central, dirigida por Orestes Quesada, cuya reunión inicial fue en el barrio de La Marina; una en Ojo de Agua, a cargo de Ezequiel Saborit; una en Sevilla, mandada por Juan León; y orientó al joven Guillermo García Frías para crear otra en El Plátano. En la zona de Ojo de Agua de Jerez Celia creó otras dos células, una al mando del luchador veterano Crescencio Pérez Montano y la otra del Ignacio Pérez Zamora. Aunque eran padre e hijo ninguno trasmitió al otro las actividades subversivas en las que tomaban parte. Fue la misma combatiente la que les trasmitió meses después esta agradable noticia. Los dos activos hombres extendieron su área de influencias a La Manteca, donde sumaron a Luis Linares Montano, Laurel Pérez y Sergio Pérez Zamora.

Los miembros de las células provenían en lo fundamentalmente de las filas del Partido Ortodoxo, nucleando obreros, campesinos e intelectuales.

Antes de finalizar 1955, Celia Sánchez viajó a La Habana, donde celebró juntas con Armando Hart y Ñico López. Es posible que este haya sido el momento que se le comunicara la idea de utilizar la zona de Pilón y Niquero como posible punto de llegada de la expedición que Fidel organizaba en México.[8] Incluso desde antes del Moncada, la Sierra Maestra figuraba en los planes de Fidel para el desarrollo de la lucha guerrillera. No sólo se trataba de un territorio relativamente amplio y de características topográficas ideales para ese tipo de lucha. Poblada por un campesinado disperso, explotado y organizado en varias asociaciones de lucha contra los terratenientes y geófagos, la Sierra reunía las condiciones sociopolíticas más favorables para el desarrollo vigoroso de la lucha revolucionaria. Nunca hubo duda alguna en la mente de Fidel de la posibilidad de sostener una lucha exitosa, en el plano militar, en las montañas orientales.

La labor de Celia fue decisiva en el apoyo al desembarco del yate Granma

No fue casual entonces, que el 25 de diciembre de ese año llegaran a Pilón Frank País, Pedro Miret, Manuel Echavarría y Andrés Luján, con la encomienda de Fidel de evaluar las condiciones de la zona de Pilón, como anteriormente hicieron con la demarcación de Niquero, como posible destino de la expedición que se organizaba en México.

Celia Sánchez recibió explícitamente la encomienda de preparar a los cuadros del Movimiento en la costa para apoyar activamente a los expedicionarios. Este día Celia utilizó la lancha privada del dueño del central de Pilón, para llevar a los compañeros a una exploración de la costa, desde Marea del Portillo hasta Niquero, con el designio de localizar puntos posibles de desembarco.

Al ser Pilón un barrio dependiente del municipio de Niquero, los dirigentes municipales Elier Leyva coordinaban con Celia Sánchez las acciones de propaganda, la venta de bonos, las colectas de dinero para la compra de armas y los entrenamientos militares.

Los conspiradores de Pilón recibieron entrenamientos de arma y desarme de fusiles, limpieza y mantenimientos de las armas y disparos con armas de fuego por parte de Víctor Boronat. Los nucleados en el pueblo de Pilón, para las prácticas, por supuesto, escogían lugares apartados como el conocido como Ruina de los Ingleses, La Manteca y El Boniato. En tanto, los reclutados en Ojo de Agua de Jerez y La Manteca, las realizaban en la finca La Emilia en el área de La Manteca.

Pronto Celia Sánchez extendió sus contactos hasta la ciudad de Manzanillo, donde había una coordinación municipal a cargo de Adalberto Pesant González, conocido por Beto. Entre las acciones ejecutadas por los luchadores clandestinos de Pilón para desestabilizar el régimen tiránico estuvieron: cortar la electricidad del cuartel de la guardia rural, llevada a cabo por Adolfo Figueredo; regar alcayatas en la carretera de Niquero a Pilón; y distribuir pasquines alegóricos a las actividades y objetivos de lucha del M-26-7. Celia Sánchez le solicitó a Manuel Echavarría que le trasmitiera as Fidel Castro su interés de viajar a México y regresar en la expedición. Contaba Echavarría que el líder revolucionario le contestó:

«[...] si esa mujer es como tú dices, donde mejor está es en Manzanillo, porque allí va a ser más útil [...]»[9]

Este constituye un fiel testimonio de la valía de Celia en la organización de los grupos conspirativos desde manzanillo hasta Pilón.

Guillermo García recordaba años después:

«El 28 de noviembre de 1956 recibí un mensaje de Celia, absolutamente confiable pues me lo había enviado Crescencio Pérez a través de su sobrino Baurel Pérez. En él me decía que para el día 30 debía esperar el desembarco de Fidel por los lugares acordados

»las bocas de los ríos Toro y Las Puercas

»y preparar dos camiones para trasladar a los expedicionarios con sus armas y municiones desde Boca del Toro.»[10]

El día 30 de noviembre, Celia despertó a Crescencio Pérez en Ojo de Agua de Jerez, con estas palabras:

«Crescencio, llegó la hora. Prepárate que Fidel Castro viene por Pilón.»[11]

Enseguida el viejo preparó un camión, saliendo con su hijo Ignacio para Pilón, mientras Guillermo García, Eustaquio Naranjo y Laurel Pérez lo hicieron hacia la zona del Toro, pero en esa franja de costa no vieron movimientos inusuales.

El paso por Pilón de los expedicionarios del yate Granma

Después de la sorpresa en medio del cañaveral de Alegría de Pío, el 5 de diciembre de 1956, comenzó una página muy difícil para la sobrevivencia de los expedicionarios del yate Granma. En aquellos días estremecedores los campesinos y obreros de los barrios de El Plátano, Sevilla y Pilón jugaron un papel importantísimo en la salvaguarda de la vida de la vanguardia revolucionaria, encabezada por Fidel y Raúl Castro, Juan Almeida Bosque, Ernesto Che Guevara, Camilo Cienfuegos Gorriarán y Ramiro Valdés Menéndez, entre otros.

El grupo del Comandante Jefe Fidel Castro

El 10 de diciembre, después de cinco días ocultos en un cañaveral, Fidel Castro, Faustino Pérez y Universo Sánchez, decidieron que había llegado el momento de iniciar la marcha hacia la Sierra Maestra. Esa noche caminaron unos cuatro kilómetros en dirección general al nordeste. El día siguiente volvieron a acampar entre las cañas. Una vez llegada la noche, avanzaron hasta cerca del alto de la Conveniencia, deteniéndose a orillas del río Toro. En esta zona, a la mañana siguiente, el grupo contactó con el campesino Daniel Hidalgo y su esposa Cota Coello, los que les brindaron comida y entregaron unas alpargatas a Universo Sánchez. Los humildes moradores les explicaron los distintos caminos que podían seguir para internarse en la Sierra y burlas las postas colocadas por el enemigo.

Por la noche, guiados por Daniel, llegaron a la loma de la Yerba, donde en la mañana conectaron con los hermanos Rubén y Walterio Tejeda, integrantes red de recepción preparada en la zona por gestiones de Celia Sánchez. El avance siguió hasta el arroyo Limoncito, en la finca de Marcial Areviches, donde establecieron campamento. En horas del mediodía, llegó hasta ellos Adrián García, el padre de Guillermo, quien les llevó arroz con guanajo, pan, leche y café. Fidel se presentó con el nombre de Alejandro, pero el viejo campesino no se dejó engañar. Una y otra vez, le aclaró que él sabía bien que se trataba de Fidel Castro, por recodarlo de las fotografías aparecidas en la revista Bohemia.

Fidel Castro llegó invicto a la Sierra Maestra

El 14 de diciembre, en las primeras horas de la madrugada, llegó hasta el vivaque de Fidel el joven Guillermo García, quien brindó informes precisos sobre algunos de los expedicionarios asesinados, los capturados y los que estaban siendo ayudados por los campesinos de la zona. En sus memorias de la guerra Guillermo García escribió:

«Al informarle sobre todos con los que había hecho contacto, que, y sumaban más de veinte, me preguntó: “¿Y a Raúl no lo has encontrado? ¿Tú crees que haya muerto?” “Sé que no ha muerto —le contesté—, pero yo personalmente no lo he encontrado. Por informaciones de los campesinos supe que han pasado algunos más, pero él no se ha identificado.” »No había visto a Raúl y sus compañeros porque cuando llegué a casa de Neno Hidalgo ya se habían marchado.“Sin embargo —añadí—, tengo noticias de que pasó por toda la red organizada por los campesinos.” Entonces me habló con mucho sentimiento de su hermano.»[12]

Poco después llegaron hasta allí un grupo de jóvenes de El Plátano de las familias de los Castro, los Labradas, Los Naranjo y otras más, con los que departió un rato. Les pidió a aquellos jóvenes que estuvieran listos para, una vez creadas las condiciones en las montañas, sumarse a la lucha armada. Por lo pronto les dio la misión de salvar hasta el último expedicionario y la última bala.

Esa misma madrugada, Fidel decidió seguir camino, guiados por Guillermo García y Eustiquio. Avanzaron hasta La Manteca, acampando en un cañaveral de la finca de Pablo Pérez. De su atención en la zona se encargaron Baurel e Ignacio Pérez. A las ocho de la noche cruzaron por debajo de una alcantarilla la carretera de Niquero a Pilón y sin detenerse caminaron más de treinta kilómetros, pasando por Ojo de Agua de Jerez, Las Cajas, Los Corrales hasta el alto de La Nigua, en la zona de Purial de Vicana, en el barrio de Media Luna.

De esta épica travesía dejó testimonio Faustino Pérez Hernández:

«Al fin decidimos proseguir en la noche del 15 de diciembre y partimos acompañados de Guillermo e Ignacio y Baurel Pérez, hijo y sobrino de Crescencio, respectivamente. En las inmediaciones de Sevilla Arriba nos acercamos a la carretera. La noche era de clara luna y aguardamos un momento a que una nube se le interpusiera para trasponer, a través de una alcantarilla, la línea más peligrosa. Al parecer quedaban algunos remanentes del cerco, quienes probablemente celebraban el triunfo en un bar campestre, al compás de la música estridente de un traga níquel que oíamos próximo a nuestra ruta.»

Habló de la calidad humana de los campesinos con que se había encontrado, quienes a pesar de su miseria y de estar amenazados por un ejército tan grande y bien armado, se habían decidido a protegerlos.[13]

Esa mañana del 16 de diciembre, el grupo avanzó hasta la casa de Ramón Pérez Montano, conocido por Mongo, hermano de Crescencio Pérez, donde Fidel estableció campamento. De esta forma se garantizó la vida del jefe de la Revolución y la posibilidad de reiniciar la lucha armada en la Sierra Maestra.

El grupo del capitán Raúl Castro

En medio de la confusión del combate de Alegría de Pío, Raúl Castro avanzó hacia un cañaveral, seguido de Ciro Redondo, Efigenio Ameijeiras, René Rodríguez, Armando Rodríguez y César Gómez. Luego siguieron hasta una zona quebrada y con algunos arbustos, aún dentro de un cañaveral. En los días siguientes caminaron en dirección sureste, buscando la Sierra Maestra, siempre de noche para evitar ser detectados por la aviación. El día 10 avanzaron unos cuatro kilómetros entre el bosque y desechando los caminos. Al día siguiente, desertó del grupo César Gómez, a quien se le pidió que no se entregara hasta el día siguiente para darles la oportunidad a ellos de alejarse lo más posible de la zona.

En el trayecto encontraron al expedicionario Ernesto Fernández, quien había contactado con los campesinos Baldomero Cedeño y Crescencio Amaya, en Ojo del Toro. En mañana el grupo los recibió con alegría. Como traían comida sólo para Ernesto, prometieron volver por la tarde con alimentos para todos. Durante la comida los campesinos le contaron sobre los asesinatos cometidos contra los expedicionarios en Boca del Toro y los otros lugares.

Raúl Castro en los meses iníciales de la guerra

El 13 de diciembre, el viejo campesino Neno Hidalgo trasmitió al grupo una agradable noticia:

«era posible que Fidel estuviera vivo y hubiera pasado por la zona en camino hacia la Sierra.»

Entonces Raúl resolvió continuar de inmediato la marcha con rumbo, con la esperanza de alcanzar en una caminata nocturna las estribaciones de la Sierra Maestra. La partida este día la impidió la tardanza del práctico y la caída de un temporal. Al día siguiente, sin el guía, decidieron emprender el largo viaje. Detrás quedó Ernesto Fernández, quien estaba enfermo y con los pies destrozados. Llegaron noticias precisas de que Guillermo García había sacado a Fidel Castro hasta la Sierra.

A las diez de la noche cruzaron el río Toro hacia la izquierda, avanzado entre la maleza, desechando los caminos y trillos, bajo una luna llena y la noche muy clara. A las doce de la noche pararon en la cima de la loma del Muerto. El otro día lo pasaron escondidos en el bosque. Durante la marcha nocturna del día 15 llegaron al bohío de Julián Morales, donde fueron recibidos con cordialidad. Raúl Castro escribió en su diario:

«Pasamos un día aburridísimo, consumimos lo que nos quedaba de queso con azúcar, que también se acabó, y una lata de sardina entomatada con lo que pudimos entretener el estómago. A las seis, ya había luna, y aún quedaba algún resplandor de la luz del sol que ya moría por el poniente. Partimos como vanguardia Ciro y yo, mientras los demás nos seguían a cierta distancia. Llegamos al bohío y, después de identificarnos, el señor nos confesó que había tenido escondidos a dos compañeros nuestros, y traía unas botas que le habían obsequiado. Por suerte también para nosotros, en toda esta zona correspondiente al municipio de Pilón y que se llama M.O viven muchos parientes de los señores que nos estuvieron atendiendo antes [...]»

Pero resultó que, en este bohío, como en casi todos, la miseria era espantosa, ni una vianda porque había llovido muy poco durante el año, ni un ave, en fin, nada. Unos poquitos de frijoles negros, que probablemente guardaron para la comida del día siguiente, ahí en un caldero, era lo único que tenían y ofrecían.[14]

En la tienda de Luis Cedeño consiguieron algunas mercancías. A las nueve de la noche reanudaron el viaje, con las indicaciones de los dos hombres para llegar a las montañas. De esta manera el grupo arribó al amanecer del 16 de diciembre a la zona de La Manteca.

Desde una loma René Rodríguez divisó algunos bohíos y se acercó a uno de ellos. Allí encontró a un joven campesino, quien los recibió con cortesía. Por previsión, el grupo se hizo pasar como una patrulla de guardia rural. La familia preparó café y con la lata de leche que llevaban bebieron café con leche bien caliente. En el bohío le sancocharon algunas yucas.

Después decidieron alejarse rápidamente porque podían ser vistos por mucha gente. Bajaron por unos farallones, teniendo que hacer una cadena para pasar los rifles, el machetín y las pocas cosas que llevaban en una pequeña jaba. Más adelante fueron vistos por una mujer por lo que llegaron a la casa. Era el bohío de Justo Linares, quien consideró que eran guardias rurales.

Raúl Castro (al fondo de pie), Ramiro Valdés, Ernesto Che Guevara y Universo Sánchez, con otro combatiente en la Sierra Maestra.

Por fin, en la tarde del propio día 16, el grupo de Raúl Castro llegó a la carretera de Niquero a Pilón. En su diario Raúl anotó sobre el cruce de la peligrosa vía asfaltada:

«A las 5 y 20, después de bajar por una cañada seca y rocosa, llegamos a la famosa, entre nosotros, carretera de Pilón a Niquero, que, aunque parece estar en buen estado, es más bien un camino vecinal. Esperamos una hora para que oscureciera, mientras se observarían los movimientos de la zona opuesta. En ese intervalo, estuvo cayendo una fina lloviznita. Ya momentos antes había aparecido un bonito arco iris, que hacía tiempo no veía; creo que en México nunca vi uno. Por fin a las seis y media, aunque había luna llena y brillante, cruzamos. Bajamos por un pequeño barranquito, cruzamos un río-arroyo, y nos internarnos en un cañaveral, salimos de allí y seguimos el curso del mismo unos 250 metros, volvimos a internarnos en otro tupidísimo y mojado cañaveral, que fue un verdadero tormento pasarlo.»[14]

Después se internaron en un cañaveral, donde decidieron pasar el día, aunque la carretera quedaba bastante cercana, sintiendo el transitar de los carros. Al oscurecer continuaron camino y llegaron a la casa de Santiago Guerra, quien les ofreció alimentos. Guiados por Guerra adelantaron bastante hasta donde pudo el campesino. Este le indicó el camino a continuar hasta Purial, donde vivían sus padres. El trayecto fue largo, entre cañaverales y sin apenas descansar. A las cuatro de la tarde llegaron a la zona de Purial. habían caminado cerca de veinte kilómetros, donde recibieron la ayuda de los campesinos Juan Rodríguez, Hermes Cardero y Primitivo Pérez, quienes lo pusieron en contacto con Fidel castro en las cercanías de la casa de Mongo Pérez.

El grupo del capitán Juan Almeida

Cuando los revolucionarios comenzaron a retirarse de Alegría de Pío, alrededor del capitán Juan Almeida Bosque quedaron Ernesto Che Guevara, Ramiro Valdés Menéndez, Reynaldo Benítez Nápoles y Rafael Chao. Este grupo anduvo por las terrazas superiores de la costa y después bajaron hasta orillas del mar. En bohío encontraron a otros tres expedicionarios: Camilo Cienfuegos Gorriarán, Francisco González y Pablo Hurtado.

Por el día los ocho combatientes se ocultaban entre la maleza costera y por la noche, continuaban avanzando rumbo al este hasta que en la madrugada del 11 de diciembre se internaron en la zona de Boca del Toro. Por suerte, desecharon llegar a la casa de Manuel Fernández, conocido como Manolo Capitán, el que tres días antes entregó a los guardias nueve expedicionarios, ocho de los cuales fueron asesinados.

Al día siguiente, avanzaron en dirección nordeste, extremando las medidas de seguridad por la presencia de los guardias en postas y casas campesinas. En la madrugada del día 13 llegaron a la casa del campesino Alfredo González, donde le prepararon comida. Entre los vecinos de la zona que colaboraron con recursos para los expedicionarios estaban Argelio Rosabal, Ofelia Arcís y Freddy e Ibrahim Sotomayor. Las armas y las balas las dejaron en esta casa. Horas después Almeida, Che, Pancho González y Chao llegaron a la casa de Argelio Rosabal en El Mamey.

Por las indiscreciones de Alfredo González en Corcobao, una patrulla del Ejército, en horas de la tarde, llegaron a su casa donde capturaron a Pablo Hurtado y ocuparon las armas. Por su parte, Argelio Rosabal mandó un aviso a Guillermo García, quien esa noche llegó a buscarlos, después de dejar a Fidel Castro en La Manteca. Por la noche, el joven campesino trasladó comenzó a trasladar a los expedicionarios para la casa de Carlos Mas López, en Palmarito. Mientras tanto, Ramiro y Benítez han pasado para la vivienda de Ofelia Arcís y Camilo a la de Ibrahim Sotomayor, el hijo de Ofelia.

El 17 de diciembre, el grupo de Almeida emprendió la marcha guiado por Carlos Mas la casa de Perucho Carrillo. El plan de pasar la carretera de Niquero a Pilón por la noche hubo que desecarlo, porque llegaron noticias de que había guardias por la zona. Al otro día llegaron a conocer a los expedicionarios y brindarles su ayuda. Por fin, el día 19, por la noche, el grupo avanzó, bajo la guía de Carlos Mas, hasta cerca de la carretera y después de una exploración, la cruzaron. Carlos Mas decidió adelantarse a caballo. Los expedicionarios caminaron hasta agotarse. En la madrugada del 21 de diciembre, bajaron por la loma de la Nigua hasta el cafetal de Mongo Pérez, donde Fidel los estaba esperando.

Pilón y la guerra contra la dictadura

Desde mediados de febrero de 1957, Celia Sánchez se incorporó al Ejército Rebelde, llegando a ser ayudante indispensable del Comandante en Jefe Fidel Castro. Por su capacidad organizativa y disciplina militar, ella prácticamente asumió la responsabilidad de jefe del Estado Mayor del Ejército Rebelde. A través de ella, circulaban todas las órdenes, las transmitía y las ejecutaba.

La primera imagen de Fidel Castro y Celia Sánchez juntos, de febrero de 1957.

Muchos miembros de las células cayeron heroicamente en cumplimiento del sagrado deber de liberar a la patria: Alberto Guevara, Efraín Torres, Luis Enrique Carracedo, Ignacio Pérez, entre otros.

El 29 de septiembre de 1957, el jefe del Ejército batistiano, general Francisco Tabernilla, aprobó el plan de Operaciones Relámpago (código R), cuyo objetivo era aislar la guerrilla en la Sierra Maestra y empujarla hacia la zona llana del triángulo Niquero, Cabo Cruz y Pilón, donde esperaba exterminarla. Al otro día, el mando de las operaciones las asumió el coronel Manuel Ugalde Carrillo, quien contaba para las maniobras con 1 200 efectivos del ejército, distribuidos en cinco batallones, con apoyo de la Marina de Guerra y la FAE.

Los comandantes Crescencio Pérez y Guillermo García junto a Fidel y otros dirigentes revolucionarios.

El 8 de noviembre, el pelotón del capitán Ciro Frías Cabrera, procedió a quemar los cañaverales cercanos a Pilón. Luego en El Mareón, preparó una emboscada al enemigo. Poco después se presentó un camión de once guardias que iban a apagar el fuego de las cañas. En la acción los rebeldes causaron al adversario siete muertos y dos prisioneros heridos. En poder de los barbudos quedaron cinco fusiles Garand y cuatro Springfield, así como bastantes balas. En esta escaramuza cayó Hatuey Basterechea, famoso en la zona por aplicar el plan de machete a los pobres campesinos.

Una vez retirados los guerrilleros, llegó al escenario de la acción el capitán batistiano Ricardo Luis Grao, quien ordenó la prisión de los campesinos de El Mareón y puntos cercanos. Eran unos cincuenta hombres humildes. Muchos fueron llevados hasta el central de central de Pilón y torturados. Poco a poco los fue liberando.

Sin embargo, el 15 de noviembre, Grao volvió a El Mareón y volvió a capturar a los campesinos, porque había resuelto escenificar un segundo “combate” contra los seguidores de Fidel Castro. Una vez que los tuvo reunidos los mandó a cavar una zanja al borde de un farallón, junto a carretera. Entonces los soldados comenzaron a ametrallarlos salvajemente, dejado sin vida a 32 de ellos. Solamente tres campesinos salvaron la vida porque se lanzaron por el farallón.

El jefe batistiano elaboró un parte en que anunciaba que en un combate con los rebeldes fuerzas bajo su mando le habían causado 32 bajas y en sus hombres ninguna novedad. Incluso festejaron aquella “victoria” contra campesinos humildes con ron y dejaron las botellas vacías en los cuerpos sin vida. La noticia de aquella acción dio la vuelta al mundo, pero de manera tergiversada. En el Diario de las Américas, el domingo 17 de noviembre de 1957 se publicaron los hechos bajo el titular "Ejército dio muerte a 30 rebeldes en Oriente" y en el cuerpo de la información comunicaba:

«La Habana, nov. 16. (UP). —Anunció el ejército que, en combate librado en el caserío de Ojo de Agua, provincia de Oriente, fueron muertos treinta rebeldes.»

Añadió que:

«las tropas del ejército tuvieron solo cuatro heridos en la lucha, la mayor escaramuza de que da cuenta el ejército en un semestre».

El comunicado dice que:

«[...] el grupo rebelde estaba bajo el mando de Crescendo Pérez, un guía de las montañas a quien buscaban las autoridades por haberse unido a las fuerzas expedicionarias de Fidel Castro poco después de haber desembarcado éste en la costa sur de Cuba, hace un año.»

El comunicado dice también que:

«el ejército se apoderó de armas de diversos calibres después de la batalla, así como de la tarjeta de identificación de Pérez, al cual se le califica de “bandido”. El ejército tomó las huellas digitales de los muertos —agrega el comunicado— para fines de identificación. Los nombres se darán a la publicidad tan pronto como se halla establecido la identidad de los muertos.»[15]

El 20 de noviembre, el capitán Ciro Frías Cabrera emboscó en Motica, en el terraplén de Portillo a Mota, a dos compañías del Ejército, al mando de Ricardo Luis Grao, quien ejecutó la matanza de El Mareón.

El 23 de marzo de 1958, el Comandante en jefe Fidel Castro ascendió al grado de comandante al capitán Crescencio Pérez y lo designó al frente de la columna no.7 “Regimiento caracas”, con la misión de operar desde al norte y oeste del Pico Turquino hasta los municipios de Manzanillo, Campechuela y Niquero y el área costera del Golfo de Guacanayabo desde Manzanillo hasta cabo Cruz y Pilón. Los pelotones los mandaban los capitanes Reynaldo Mora, Ramón Fiallo Barrero, Ignacio Pérez, Manuel Acuña Sánchez, Ramón Sotomayor, Sergio Pérez y José López Tamayo.

Para operar en la zona de Pilón Crescencio Pérez nombró al capitán Manuel Acuña y como jefe de la Policía Rebelde en esta área al teniente Ángel Calaña Podio. Entre Niquero y Pilón debía actuar el grupo del capitán Ramón Sotomayor.

En mayo de 1958, el pelotón del capitán Manuel Acuña emboscó en Punta de Piedra, cerca de Pilón, dos camiones con soldados de la tiranía. La acción se prolongó por media hora, en que los guerrilleros se retiraron. Entre las bajas del enemigo estaba Tomás Matamoros, uno de los prácticos de Pilón.

Al mes siguiente, el capitán Sotomayor dio la misión al teniente Martí Carnet para con su escuadra emboscara una patrulla que se movía entre Media Luna y Pilón. La asechanza la prepararon en El Mareón, donde se presentó el enemigo en dos camiones y tanqueta ligera. Los guerrilleros comenzaron el combate con lanzamientos de granadas y después descargaron sus fusiles. Mientras el adversario se reponía de la sorpresa, los rebeldes se replegaron por una quebrada. En los partes de la tiranía se reportaron dos muertos y once heridos.

En las filas del Ejército Rebelde alcanzaron el grado de comandante Crescencio Pérez, Guillermo García e Ignacio Pérez, mientras fueron ascendidos a capitanes Sergio Pérez Zamora, Carlos Mas López, Lorenzo García Frías, Félix Lugones Ramírez, Gilberto Antonio Cardero Sánchez, Florentino Calzadilla Sánchez y Orlando Rodríguez Puertas. Las categorías de primeros tenientes la obtuvieron Ramón Marrero Torres, Martí Pérez Carmenati y Paulino Fonseca López, al tiempo que recibieron las de tenientes Eladio Zenaido Bullaín Rodríguez, Olga Guevara Pérez, Hermes Peña Torres y Francisco S. Figueredo.

Entre las mujeres combatientes se destacaron Olga Esther Guevara Pérez, quien fue locutora de Radio Rebelde y fundadora del pelotón femenino “Las Marianas”.

Entrada del Ejército Rebelde a Pilón

El 27 de diciembre de 1958, el pelotón del capitán Carlos Más puso sitio al cuartel de Pilón. El enemigo fue conminado a la rendición, pero en respuesta salió a las calles en un carro blindado, disparando hacia las posiciones guerrilleras en Calabazas.

Mientras, las fuerzas rebeldes del capitán Carlos Más y el teniente Juan Rico Hidalgo desde Las Calabazas conminaron en un mensaje la rendición de los guardias del cuartel y el puesto marítimo de Pilón. Los militares del régimen respondieron disparando desde un carro blindado. Los rebeldes abrieron fuego. El combate se extendió hasta las cinco de la tarde.

Al otro día, los guardias incendiaron el cuartel y huyeron en la fragata hacia Manzanillo. En Pilón fue organizada la alcaldía con los combatientes del MR-26-7 Pablo Rodríguez y Nene Ferrales.

Revolución en el poder

Una orden del Comandante en Jefe, fechada el 1 de enero de 1959, designó al comandante Crescencio Pérez al frente de los territorios liberados de Manzanillo a Pilón. En otras disposiciones del 31 de enero fueron designados como comisionados de la subcomisión del barrio de Pilón Fidel Peña Escalona y Adolfo Figueredo Matos, encargados de la tarea de controlar y dirigir la administración pública.

La primera visita de Fidel Castro a Pilón, acompañado de Celia, la realizó el 12 de diciembre. Entre las necesidades a solucionar en el territorio estaban la construcción de carreteras y terraplenes, el mejoramiento de la base de barcos pesqueros, el fomento de cooperativas y la construcción de un estadio de pelota.

La Revolución construyó la carretera que comunica a Pilón con Niquero y Manzanillo y con Santiago de Cuba por la costa sur; mejoró y construyó los caminos que enlazaban el batey del central con la zona montañosa. En Pilón no tardó en ser abierto un correo y se extendieron los servicios telefónicos.

Uno de los territorios beneficiados con la Ley de Reforma Agraria fueron los barrios de Pilón, El Plátano, Ojo de Agua de Jerez, Sevilla y Portillo, entonces dependientes del municipio de Niquero. A la familia Castillo le fueron intervenidas 523 caballerías, lagunas de ellas en territorios de Pilón. Los campesinos de la zona recibieron 300 títulos de propiedad, como dueños de la tierra que trabajaban.

El sistema educación en Pilón contó desde el 28 de enero con internado de montaña “Mártires de Sevilla”, en la comunidad de Sevilla, el primer de su tipo en el país. Este centro más tarde se convirtió en un Instituto Preuniversitario.

En abril de este año se organizó un batallón de las Milicias Nacionales Revolucionarias, siendo su primer jefe Arcadio Quesada Rosabal. En la plana estuvieron Roberto Paneque, Manuel Martínez, Ramón Bravo, Fidel Peña y Dionisio Méndez. Entre mayo y agosto se instituyeron la Asociación Nacional de Agricultores Pequeños (ANAP) y la Federación de Mujeres Cubanas (FMC). Entre las fundadoras de la organización femenina estuvieron Carmen Bertate, Hortensia Rodríguez, Irene Carrillo y Manuela Duany. Al mes siguiente se crearon los Comités de Defensa de la Revolución (CDR), eligiendo como su primer Coordinador a Románico Ramírez.

El 13 de octubre de 1960, por la Ley número 890, se dispuso la nacionalización de las principales industrias del país. Esta medida implicó la socialización del sector más importante de la Industria Nacional. Entre los primeros en ser nacionalizados estuvo el Central Cape Cruz, S.A. y la operadora del central Cape Cruz, en Pilón. Esta tarea correspondió llevarla adelante a Fidel Peña y Jacinto Machado, dirigentes del Partido Socialista Popular. Entre las propiedades intervenidas estuvieron el central, las colonias de cañeras, el hotel del pueblo, el muelle y la tienda del central. El central tomó el nombre de “Luis Enrique Cariacedo”, en homenaje al mártir de la Revolución. De este modo los obreros y campesinos cañeros crearon sendas cooperativas y nacieron las primeras tiendas del pueblo.

Para el éxito de la campaña de Campaña de Alfabetización en el territorio se contó con trescientos alfabetizadores, los que enseñaron al pueblo a leer y escribir. Muchos obreros y campesinos de esta zona escribieron cartas al Comandante en Jefe Fidel Castro, donde le agradecían el haberlos sacado de la ignorancia.

A inicios de 1962 las ORI crearon seccionales, en los barrios de Pilón, El Plátano y Portillo. Después de un profundo análisis, el Gobierno revolucionario estableció una nueva división política – administrativa en 1963, con el propósito de crear nuevos municipios, los cuales estarían más acorde con el desarrollo alcanzado tanto en el orden económico como político. En aras de impulsar mucho más el desarrollo económico y social, apareció el nivel de región, un eslabón intermedio entre los municipios y las provincias. Ahora la estructura de dirección comprendía tres escalas entre la dirección central y la base: la provincia, la región y el municipio o seccional.

A tenor con lo planteado, se creó la región Manzanillo–Campechuela–Niquero, con un área de 5542 kilómetros cuadrados. Esta región contó con ocho municipios: Veguita, Yara, Manzanillo, La Demajagua, Campechuela, Media Luna, Niquero y Pilón. Por vez primera se unificaba en torno a Pilón una vasta zona que históricamente confluía económica y socialmente con esta cabecera municipal.

De esta manera Pilón vivió un profundo y sistemático proceso de organización y dirección de la producción agropecuaria, la azucarera y ganadera y los procesos agro-industriales de la leche, carne y conservas, la construcción de viviendas, escuelas y hospitales. En cada uno de los niveles de dirección se establecieron sus centros económicos y subordinación, el trabajo político y las infraestructuras sociales y culturales.

Para el logro de la unidad revolucionaria, las diversas organizaciones políticas revolucionarias se fusionaron en el Partido Unido de la Revolución Socialista de Cuba (PURSC). Este proceso comenzó en Pilón el 23 de junio de 1963, con el desarrollo de una asamblea general de militantes del Movimiento 26 de Julio y el Partido Socialista Popular. La asamblea eligió como miembros del secretariado a Ernesto González, Arnaldo Carrillo, Sergio Arrechea y Humberto Vasallo.

Durante 1964 Pilón sufrió importantes trasformaciones económicas y sociales, entre ellas la apertura de la Ciudad Pesquera, obra que benefició a 120 familias y que dio trabajo a muchos piloneros. La misma contó tiendas, escuela, carnicería, peluquería, barbería, entre otras unidades de beneficio público. El 24 de junio, por iniciativa de Fidel castro fue inaugurado el estadio “Sierra Maestra”, que venía incentivar las prácticas deportivas en la zona.

Sin embargo, el imperialismo estadounidense no cejaba en destruir a la Revolución. El 14 de mayo de 1964, Pilón sufrió una agresión directa de los Estados Unidos, cuando un barco pirata se acercó al poblado y disparó sus armas contra el central y la población. A consecuencia de los disparos, sufrió heridas la niña María Ortega, de ocho años, y Orfill Guerrero, de 52 años. Por la propagación de las llamas se consumieron 70 000 sacos de azúcar y varios almacenes. Al día siguiente, con la presencia de Armando Acosta, primer secretario del PURSC en la provincia de Oriente, el pueblo pilonero repudió el criminal acto terrorista alentado y financiado por el Gobierno estadounidense.

El 26 de junio de 1965, se produjo la segunda visita de Fidel Castro a Pilón. Esta vez recorrió el barrio de La Calabaza devastado por el ciclón Flora y luego la costa hasta Marea del Portillo. Fue atendido por quien era en estos parajes Fidel conversó ampliamente con Antidio Domínguez, primer secretario del Partido en esta zona. Al líder revolucionario agradaron aquellos bellos paisajes por lo que adelantó la idea de construir allí un hotel para el desarrollo turístico.

La urbanización de Pilón

Sin embargo, en 1969 se realizaron algunas modificaciones a la estructura política-administraba que implicó al territorio del municipio de Pilón. Por razones de un mejor control de la actividad agropecuaria y la necesidad de priorizar la producción azucarera y la pesca. Por eso, el Gobierno revolucionario formó los municipios de Sevilla y Marea del Portillo.

En 1969 aumentó la pesca de la langosta y pescado fresco, siendo inaugurado el Centro de Acopio de Buena Esperanza, con la premisa de mejorar la calidad del producto. El Centro de Investigaciones Pesqueras, realizó en 1970 un estudio de la zona con resultados positivos, siendo aprobada la inversión de la planta procesadora de langosta, la cual fue abierta 1973. Las viejas embarcaciones de maderas pesqueras de Niquero y Pilón fueron sustituidas por barcos de ferro cemento.

En aras de seguir aumentado las producciones pesqueras se unificaron las unidades de Pilón y Cabo Cruz. Para 1974 se creó un combinado langostero y procedió a delimitarse las zonas de pesca de este combinado con su similar de Santa Cruz del Sur, en Camagüey. La cifra de barcos langosteros subió este año a veinte, mientras la flota de escama creció con cuarenta barcos, algunos de ellos de ferro cemento. Además, se contaba con cinco barcos para la captura de quelonio. Estas mejorías facilitaron alcanzar una producción inicial de 156,4 toneladas métricas de langosta entera precocinada de exportación y 53,8 de langosta cola de exportación.

La división política-administrativa de 1976 creó la provincia Granma, seleccionando a Bayamo como su capital. Por la Ley 1304 la conformaron trece municipios, entre ellos, el de Pilón, que integraba los antiguos municipios Sevilla, Marea del Portillo y Pilón. Por eso, por el este limitaría por el río La Mula, con la provincia de Santiago de Cuba, por el noreste con el municipio Media Luna y por el norte y noreste con el municipio de Niquero. El nuevo municipio tenía un área de 445 kilómetros cuadrados, con 31 113 habitantes, para un 70,4 de densidad poblacional.

El Comandante de la Revolución y Héroe de la República de Cuba Guillermo García.

En 1977 en Pilón fueron inauguradas tres importantes obras para el desarrollo educativo y cultural del pueblo: el 4 de abril, un Palacio de Pioneros; el 8 de agosto la Casa de la Cultura; y el 1ro. de septiembre la ESBU “Juan Vitalio Acuña”, por el viceministro de Educación Rafael Bernal, la primera de su tipo en el territorio.

El 11 de enero de 1980, el pueblo pilonero lloró la muerte de Celia Sánchez, la heroína del Llano y la Sierra, en La Habana, a consecuencia de una penosa enfermedad. En Pilón Celia tuvo parte de su vida y comenzó sus luchas revolucionarias.

Un momento de mucho jubilo en Pilón fue la inauguración del Hotel Marea del Portillo, el 13 de agosto de 1980, modo de homenajear el cumpleaños de Fidel Castro, el promotor de aquella idea. De esta manera Pilón integró el sector del turismo del país.

En pocos años comenzaron incidir en el territorio los grupos empresariales "Isla Azul, S.A." y "Comercial Caracol, S.A.", la compañía de hoteles "Cubancán S.A." y el extrahotelero "Palmares S.A." En su conjunto, disponen de instalaciones confortables en la Sierra Maestra como la villa Balcón de la Sierra, en el pintoresco valle de Santo Domingo, y en Pilón funciona un atractivo polo turístico con los hoteles Marea del Portillo y Farallones del Caribe y la villa Punta de Piedra. Otro pase de avance en el desarrollo turístico fue a la apertura del hotel "Farallón del Caribe", el 13 de febrero de 1994.

Inauguración de obras económicas y sociales

El sector de la Salud Pública se expandió en 1986 con el comienzo en la zona de los servicios del Médico de la Familia. En pocos años el municipio contó con este tipo de asistencia clínica en 52 comunidades con igual número de consultorios. A la vez, el 8 de septiembre se abrió el primer policlínico comunitario de servicios con especialidades de atención primaria de salud.

Al año siguiente, surgió la segunda secundaria básica, la ESBEC “Ciro Frías Cabrera” y el 2 de diciembre el Círculo Infantil “Pequeñines de Celia”, una obra de muchos beneficios para las mujeres trabajadoras.

El 29 de mayo de 1992, a raíz de un terremoto que afectó las provincias de Santiago de Cuba y Granma, Fidel castro hizo un recorrido por Pilón evaluado los daños causados. Entre las instituciones más afectadas estuvo el hospital Comandante Félix Lugones.

En octubre de 1993, como parte del Programa de la Revolución de atención a las montañas, fueron inaugurados en Mota, Sevilla y Caridad de Mota combinados de servicios integrantes, tanto técnicos como personales.

El 14 de diciembre del 2001 el ministro de las FAR, General de Ejército Raúl Castro, visitó Pilón en víspera de la Tribuna Abierta, procediendo a inaugurar obras económicas y sociales como la presa Cilantro, una potabilizadora de agua, el plan de viandas y hortalizas de Nuevo Pilón y el sistema hidráulico de la cabecera municipal. Y, al día siguiente, Raúl Castro, los Comandantes de la Revolución Juan Almeida, Ramiro Valdés y Guillermo García y el primer secretario del partido en Granma, Lázaro Expósito Canto, presidieron la Tribuna Abierta de la Revolución en la Plaza de la Cultura.

De importancia para el desarrollo social y cultural fue la visita realizada por el Comandante en Jefe Fidel el 29 de marzo del 2002 a Pilón. Estuvo en la escuela primaria Enma Rosa Chuig, en el poblado de Marea del Portillo, al este de Pilón, donde inauguró el programa nacional de la Enseñanza de la Computación en la Educación Primaria.

Referencias

Fuentes

  • Aldo Daniel Naranjo Tamayo, historiador y especialista en museología y Carlos Ortega Torres, museólogo y promotor cultural.
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  • Pedro Álvarez Tabío, Francisco Pividal Padrón y otros: La epopeya del Granma, Oficina de Publicaciones del Consejo de Estado, La Habana, 2016.
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  • Ludín B. Fonseca García y José Eloy Rodríguez Romás: Crecencio Pérez Montano y la guerra de liberación nacional, Ediciones Bayamo, ciudad de Bayamo, 2011.
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  • Ludín Fonseca García: Fidel Castro Ruz: Itinerarios por la provincia Granma, Ediciones Bayamo, 2006.
  • República de Cuba: Censo de población y vivienda de 1981, Instituto Nacional de la Vivienda, Provincia Granma, 1981, v. 12.
  • Archivo del Museo Celia Sánchez Manduley de Pilón.