Japón

Japón
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Nombre oficial: Imperio de Japón
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Bandera
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Escudo
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Mapa o ubicación de Japón
Gobierno
Forma de gobierno:Monarquía constitucional
Capital:Tokio
Emperador
Primer ministro
Naruhito
Yoshihide Suga
Características Generales
Superficie:377.737 km²
Población130.000.000 hab
hab/km²
Moneda:Yen ¥ (JPY)
Gentilicio:japonés y japonesa
Horario:UTC +9

Japón es un país del este de Asia constituido por un archipiélago. Está ubicado entre el océano Pacífico y el mar del Japón, al este de China, Rusia y la península coreana. Es básicamente un archipiélago conformado por varias islas, siendo Honshū, Hokkaidō, Kyūshū y Shikoku, las principales pues forman el 97 % de la superficie total del país.

A pesar de tener un espacio relativamente pequeño en comparación con países como Rusia o Estados Unidos, es uno de los países más poblados del mundo, con una población de alrededor de 128 millones de personas. Su capital, Tokio, es el área urbana más grande del mundo en términos de población, contando con una población superior a los 30 millones de personas. Hoy en día. Japón es la nación con mayor cobertura tecnológica y la tercera potencia económica, superada solamente por China y Estados Unidos, además de poseer una de las vidas culturales más ricas de todo el mundo.

Origen del nombre

Nombre oficial en japonés: «Nihon», «Nippón» o «el Estado Japonés».

Literalmente, Nipón significa ‘el origen del sol’, nombre que le dieron los chinos porque se encontraba al este de China.

Conocido como "La Tierra del Sol Naciente". Su bandera, un círculo rojo, hace igualmente alusión a ese sol naciente.

Historia

Ver el artículo Historia de Japón

Antigüedad

La historia antigua de Japón se mezcla con la mitología. El sintoísmo era la religión principal. Es una religión propia de Japón, cuyo origen y fundador se desconocen. Se caracteriza por el respeto hacia la naturaleza, los antepasados y los héroes nacionales. La creencia en la divinidad del emperador sería en aquel entonces una de sus principales características. Los dos santuarios más antiguos que se construirían, se dice que en la época de la mitología de los dioses, son el Santuario de Ise y el Santuario de Izumo Taisha, en Taisha, cerca de Matsue.

Durante el siglo VI el budismo importado de Corea y de China se extendería por el país ejerciendo una importante influencia en todos los ámbitos. Durante los siguientes siglos, el budismo desempeñaría un importante papel en la creación de la cultura única de Japón.

A principios del siglo VII el regente Shotoku Taishi llevaría a cabo reformas políticas y establecería un gobierno constitucional. Además, contribuiría importantemente a desarrollar la cultura de la educación. Este príncipe, de ardiente devoción por el budismo, hizo construir numerosos templos, siendo el más importante el templo Horyuji, considerado como el edificio de madera más antiguo del mundo.

Cultura

La cultura de Japón es el resultado de un proceso histórico que comienza con la olas inmigratorias originarias del continente de Asia y de las islas del Océano Pacífico, seguido por una fuerte influencia cultural proveniente de China y, posteriormente, un largo período de aislamiento con el resto del mundo llamado Sakoku de parte del shogunato Tokugawa hasta el comienzo de la Era Meiji, a finales del siglo XIX, en donde recibe una inmensa influencia extranjera y que se acrecienta después del final de la Segunda Guerra Mundial. Esto dio como resultado una cultura distinta a otras culturas asiáticas.

En Japón, las interrelaciones personales están muy influenciadas por las ideas de “honor”, “obligación” y “deber”, y que representa una costumbre diferente a una cultura individualista y liberal de los países occidentales. Las concepciones de “moralidad” y “conductas deseables” son menos practicadas en situaciones familiares, escolares y de amistad, sin embargo se observa una práctica más formal frente a superiores o gente desconocida.

Por otro lado, los japoneses tienen un sentido del humor intrincado y complicado, que se refleja mucho en el idioma, la cultura, la religión y la ética, que a veces es considerado como muy difícil de interpretar por otras culturas.

Ver Cultura de Japón

Geografía

Las islas de Japón son las cimas de una enorme cadena de montañas que en su origen formó parte del continente asiático, del cual se separó durante el cenozoico.

La isla principal, Honshū, con una forma alargada y estrecha, tiene una anchura máxima de 241 km y una longitud de unos 1.000 km; ningún punto de Japón está a más de 161 km del mar. La costa de Japón es muy grande en proporción a la superficie de las islas y totaliza, con sus múltiples bahías y accidentes, unos 29.751 km. La costa del Pacífico es muy accidentada, debido a la acción erosiva de las mareas y de las fuertes tormentas costeras.

La costa occidental de Kyūshū, en el mar de la China Oriental, es el sector más irregular de la costa japonesa. En la costa oriental, al norte de Tokio, hay algunas ensenadas navegables, pero las mejores bahías y puertos de Japón se encuentran al sur. Entre Honshū, Shikoku y Kyūshū está Seto-Naikai o mar Interior, salpicado de islas y conectado con el océano Pacífico y el mar del Japón (mar Oriental) por tres estrechos angostos a través de los que raramente pasan las tormentas oceánicas.

La costa occidental de las islas de Japón, en el mar del Japón (mar Oriental), donde casi no se producen mareas, es relativamente recta y mide menos de 4.830 km; los únicos accidentes destacados en esta zona costera son las bahías de Wakasa y Toyama en Honshū. Japón tiene un paisaje de montañas altas y valles profundos, con muchas llanuras pequeñas. Debido a la secuencia alternante de montaña y valle y a que la mayoría del suelo es rocoso, se estima que solo el 12,9 % del territorio japonés está cultivado.

Ver Geografía de Japón

Clima y Estaciones

Es un país lluvioso y con una alta humedad, posee un clima templado con 4 estaciones diferentes bien definidas, gracias a la distancia a la que se encuentra respecto del ecuador. De todas formas el clima del norte es ligeramente frío templado (Hokkaidō) con fuertes veranos y grandes nevadas en invierno, el centro del país es caliente, veranos húmedos e inviernos cortos y en el sur ligeramente subtropical (Kyūshū) con veranos largos, calientes y húmedos e inviernos cortos y suaves.

El clima a veces es afectado por los vientos estacionales producidos por los centros ciclónicos y anticiclónicos que se forman en el continente y en el Pacífico (anticiclón o ciclón hawaiano), generando vientos desde el continente hacia el Pacífico en invierno y del Pacífico al continente en verano. Tifón Yagi, pasó cerca de la costa pacífica de Japón en septiembre de 2006. Llegó a alcanzar la categoría 5.

Existen dos factores primarios en la influencia climatológica: la cercanía con el continente asiático y las corrientes oceánicas. El clima desde junio a septiembre es caliente y húmedo por las corrientes de viento tropicales que llegan desde el océano Pacífico y desde el sudeste asiático. Estas corrientes precipitan grandes cantidades de agua al tocar tierra, por lo que el verano es una época de importantes lluvias, que comienzan a principios de junio y duran alrededor de un mes.

Le sigue una época de calor y a principios de agosto hasta principios de septiembre, un periodo de tifones, en la cual pasan por Japón cinco o seis de ellos y llegan a producir daños significativos. La precipitación anual de lluvias es de 100 a 200 centímetros, pero entre el 70 y el 80 por ciento de estas están concentradas en junio y septiembre.

En invierno, los centros de alta presión del área siberiana y los centros de baja presión del norte del océano Pacífico, generan vientos fríos que atraviesan Japón de oeste a este, produciendo, importantes nevadas en la costa japonesa del mar del Japón.

Como los vientos chocan contra las cadenas montañosas del centro, las grandes alturas terminan por precipitar la humedad de estos vientos en forma de nieve y al pasar por la costa pacífica del país llegan sin portar notables cantidades de humedad, por lo que no son el factor principal de nevadas en la costa pacífica.[cita requerida] Además esto provoca que en esta costa, el tiempo en invierno sea seco y de días sin nubes, al contrario del invierno en la costa oeste.

Hay dos corrientes oceánicas que afectan al modelo climático: la corriente cálida de Kuroshio y la corriente fría de Oyashio. La corriente de Kuroshio fluye por el Pacífico desde Taiwan y pasa por Japón bastante al norte de Tokio, es una corriente que lleva mucho calor a la costa este.

Flora y fauna

Fauna autóctona

La fauna comprende 132 especies de mamíferos, 583 especies de aves y 66 especies de reptiles, batracios y peces. Aún quedan osos negros y pardos, zorros y ciervos. El único primate es el simio de cara roja (el macaco de Japón) que puebla todo el territorio de Honshu.

La gran variedad de la vegetación japonesa (unas 17 000 especies) se debe al clima y al relieve. Los bosques cubren el 67 % de la superficie del país y se componen en su mayoría de árboles frondosos y coníferas: castaños, hayas, arces, tuyas, pinos rojos y laricios, junto con abedules y fresnos.

Al oeste domina un bosque de coníferas que crecen junto a bambúes, magnolios y castaños verdes. Los ciruelos blancos y rojos, los cerezos de floración temprana, así como el bambú y los pinos se han convertido en símbolos tradicionales del país.

Estructura económica

Ver el artículo Economía de Japón

Sector primario

El peso del sector primario en la economía japonesa fue en 2004 de un 4,3 % en términos de población activa y un 1,3 % en términos del PIB. En la actualidad existen poco menos de 3 millones de personas ocupadas en el sector primario, y el 85 % de ellos se dedican a estas actividades solo a tiempo parcial en minúsculas parcelas, obteniendo la mayor parte de sus ingresos de otras fuentes.

La agricultura japonesa se enfrenta a los mismos problemas que cualquier otro país desarrollado, dentro del marco de una población en disminución y envejecimiento. Pero se distingue por el diminuto tamaño de las explotaciones y los enormes costes de producción. Irónicamente, para un país como Japón, esto impide la mecanización, racionalización y reducción de costes que permiten las economías de escala.

La política agraria actual se orienta hacia la reducción del número de agricultores. Sin embargo, el lobby que forman las influyentes cooperativas agrícolas para proteger la agricultura tradicional japonesa coarta los intentos de liberalización del mercado.

Durante las últimas décadas Japón ha eliminado muchas de sus barreras que limitaban el acceso a sus mercados agrícolas. Aún así siguen permaneciendo fuertes barreras en algunos productos básicos considerados críticos, como es el caso del arroz. Los controles sanitarios son muy estrictos y persisten algunos problemas técnicos referidos a aditivos alimentarios y barreras fitosanitarias para frutas y vegetales.

En la actualidad Japón es el mayor importador neto de productos agrícolas del mundo. Es el 2º mayor importador mundial de trigo, maíz y carnes, y el segundo importador mundial de soja, después de Estados Unidos. La tasa de autoabastecimiento de Japón ha disminuido de forma continua desde 1960; en el año fiscal 2002 que finalizó en marzo de 2003 se situaba en el 40 % en calorías y el 28 % en cereales.

En el caso de la selvicultura destaca el fuerte incremento en la demanda de madera, de la que la producción local solo cubre un 20 %. En consecuencia, Japón importa grandes cantidades, principalmente de Estados Unidos, el Sudeste asiático y Nueva Zelanda. La importación de madera (549 millardos de yenes) representa un 1,23 % del valor total de las importaciones del país (44,33 billones de yenes).

La industria pesquera japonesa es una de las más importantes del mundo, representando alrededor de un 10 % de la producción mundial. Sin embargo, atraviesa problemas estructurales, debido a la escasez de mano de obra, a las diferencias internacionales sobre derechos de pesca y a problemas de legislación medioambiental. Desde que Japón dejara el primer puesto mundial en la pesca a mediados de los 80, numerosas empresas del sector han adoptado nuevas actividades productivas, diversificando su campo hacia la industria alimenticia o farmacéutica.

Las capturas han descendido por debajo de los 10 millones de toneladas anuales desde 1990 y no ha dejado de disminuir hasta 4,8 millones de toneladas en 2001. Con la adopción en 1975, en el ámbito internacional, de zonas económicas de 200 millas marinas, la pesca japonesa sufrió un duro golpe, al ser su pesca efectiva sobre todo en alta mar. En consecuencia, las importaciones de pescado se han incrementado regularmente y representan alrededor de un 55 % del consumo japonés. Japón es el primer importador mundial de productos marinos, importando en valor el doble que Estados Unidos, segundo mayor importador de este tipo de productos.

Minería y recursos energéticos

Aunque Japón dispone de algunos recursos internos, su explotación no es viable debido a sus altos costes y a una regulación muy estricta sobre contaminación del medio ambiente. Por ello, la actividad minera es muy reducida. Se explotan, a muy pequeña escala, yacimientos de carbón, cobre, cinc, oro, plata y plomo.

Japón importa la totalidad de su petróleo. En 2004, las importaciones de crudo representaron el 12,32 % del valor total importado (www.stat.go.jp).

Japón pretende que la dependencia del petróleo descienda desde 51,8 % en 2000 a 47,7 % en 2010. Por lo tanto, busca desarrollar nuevas tecnologías de energía, así como fuentes de energía alternativas y energía nuclear.

Sector secundario

Configuración de la industria

Japón sufrió una prolongada crisis industrial durante la década de los 90, sin embargo, tras drásticas reestructuraciones y reordenamientos, parece que las principales industrias están en vía de recuperación y reactivación definitiva en 2005.

Las empresas japonesas conocidas a nivel internacional son principalmente aquellas que forman parte de los grandes grupos, los llamados Keiretsu (cadena de empresas). Estos grandes grupos presentan las siguientes características: participación cruzadas, atribución mutua de plazas en los consejos de administración, financiación interna garantizada, existencia de sociedades de comercio e inversión conjunta.

Otra característica de la industria japonesa es el estrecho vínculo que mantiene con la banca. Los bancos, incluso aquellos no pertenecientes a los grandes grupos, ejercen un control mayor sobre sus clientes que los bancos europeos. No se limitan a evaluar los riesgos financieros y a aprobar los préstamos solicitados, sino que participan en las actividades de las empresas, así como en su gestión financiera.

La prolongada crisis que sufre la economía japonesa desde mediados de los 90 está destruyendo en buena medida estos elementos peculiares. Los lazos entre las empresas de los keiretsu también se están debilitando, prueba de ello es la reducción, desde mediados de los 90, de las acciones cruzadas en manos del sector empresarial japonés. Asimismo, la proporción de los negocios que las empresas de un keiretsu realizan con miembros del grupo también está decreciendo.

Automoción

La industria automovilística sigue siendo la principal partida exportadora y una de las bases del sector manufacturero. La producción de coches de turismo en Japón ha tenido una evolución más o menos estable (en millones de unidades): 8,1 (1999), 8,4 (2000), 8,1 (2001), 8,6 (2002), 8,5 (2003), 8,7 (2004).

Este proceso de globalización ha resultado en el debilitamiento de los “keiretsu” en este sector. Los fabricantes, ente la necesidad de comprar componentes de automoción más competitivos ya no respetan los famosos vínculos que les unía con sus proveedores.

Los fabricantes de componentes, por su parte, tienen ahora que sobrevivir sin el “cobijo” de los “keiretsu”, aceptando inyecciones de capital de fabricantes multinacionales o formando alianzas estratégicas con empresas extranjeras.

Tecnologías de la información

Japón es uno de los lideres mundiales de las industrias de IT, junto con Estados Unidos y la Unión Europeal.

Japón cuenta con una potente industria de componentes por lo que tiene una ventaja importante en los sectores considerados ahora con más futuro: televisión de alta definición, pantallas de plasma, aparatos digitales, minidiscs, DVDs. En cambio, se viene apreciando una pérdida de dinamismo en los sectores de audiovisual y televisores tradicionales, debido a la saturación del mercado y la deslocalización de las empresas como consecuencia de traslado de sus centros de producción a China y a los países de ASEAN.

Se observa también un rápido desarrollo de los productos relacionados con el sector de las telecomunicaciones, como son los ordenadores personales, móviles y procesadores de información.

Siderurgia

Con una producción de acero bruto de 112,7 millones de toneladas en 2004 Japón es el segundo productor mundial, detrás de China y por delante de Estados Unidos. Japón había sido hasta 1997 líder en la producción mundial de acero, pero la disminución de la demanda doméstica por parte de las industrias de la construcción, del automóvil y de la electrónica lo han relegado al segundo puesto (www.worldsteel.org).

Maquinaria y robótica

Japón es uno de los primeros productores mundiales de máquinas-herramientas.

La tendencia a la automatización de las empresas promete un crecimiento sostenido de este sector a largo plazo. Esto se debe a factores como la necesidad de racionalizar la producción e integrar el control de calidad en la producción.

Los principales clientes de la industria robótica son el sector automovilístico y electrónico, aunque el primero muestra una tendencia a disminuir su inversión en maquinaria robótica frente a las mejores perspectivas que presenta el sector electrónico.

Industria química

Las tendencias apuntan hacia la diversificación vertical y a la elaboración de productos más complejos, de mayor valor añadido. Por otro lado, existe una fuerte inversión en I+D, en el campo de fabricación de productos para los sectores de alta tecnología (electrónica, automóvil, aeroespacial, medicina), como por ejemplo los “plásticos tecnológicos”, y resinas de alta resistencia, cuya demanda ha experimentado un notable aumento.

La industria química japonesa está inmersa en una progresiva reestructuración que se está poniendo de manifiesto a través de las sucesivas fusiones y alianzas entre las empresas del sector para ganar la competitividad frente a la entrada de grupos extranjeros en el mercado nacional.

Confección

La imagen de marca es sumamente importante para el consumidor japonés y todas las grandes marcas tienen varios establecimientos en Japón, con un nivel elevado de ventas. Sin embargo, el mercado japonés de confección se ha visto inundado en los últimos años por prendas a precios muy bajos, generalmente producidas en fábricas japonesas en China y el sudeste asiático. Aunque no son marcas renombradas, han tenido muy buena acogida entre los consumidores, sobre todo aquellas prendas que mantienen una alta calidad a precio reducido. Existe una creciente tendencia a vestir de manera más informal.

El tipo de empresa que está triunfando en este sector en la actualidad es aquella que consigue reducir gastos de intermediarios al tener bajo la misma dirección el diseño, la fabricación y la venta de las prendas, y aplica el sistema de quick response, atendiendo de forma rápida al cambio en las tendencias.

El mercado japonés ha abierto sus puertas y la internacionalización ha permitido que muchas empresas extranjeras hayan entrado, bien mediante contratos de fabricación bajo licencia, “joint ventures” o abriendo establecimientos propios.

Las empresas del sector son numerosas, pues se trata de un mercado muy fragmentado y dominado por empresas pequeñas y especializadas en uno o varios sectores.

Industria alimentaria

Comida tradicional

La industria de alimentos, tabaco y bebidas japonesa constituye uno de los principales sectores manufactureros. Hay numerosas empresas que compiten ferozmente para ganar cuota en este gran mercado de 127 millones de habitantes. La presencia de productos importados se hace cada vez más fuerte. La agricultura y la pesca han desempeñado durante mucho tiempo un papel importante en la economía japonesa.

Sin embargo, recientemente la industria ha evolucionado paralelamente a la modernización de Japón y ha llevado a numerosos agricultores a las ciudades comerciantes e industriales. Los campos cercanos a las grandes ciudades se han convertido en zonas residenciales. Desde hace algún tiempo, el modo de vida y el régimen alimentario en Japón se han occidentalizado de una manera significativa, así pues, muchos productos alimentarios se han importado del mundo entero, sobre todo de los Estados Unidos.

Siendo un país insular, la pesca ha proporcionado siempre para los japoneses su principal fuente de proteínas. La pesca industrial, muy moderna, sigue siendo una actividad importante para este país. Desde hace poco la ganadería está expandiéndose, pero deben importarse grandes cantidades de carne para responder a las necesidades de los consumidores. Hierro y acero: Aproximadamente nueve mil toneladas de mineral de hierro se importan cada año para fabricar coches, barcos, etc. Podemos decir que la producción de acero está estrechamente relacionada con el desarrollo de las industrias.

Transformación: La industria de transformación es el centro de la actividad industrial de Japón. Las máquinas herramientas, máquinas de coser, automóviles, barcos, máquinas fotográficas y relojes son los principales productos de esta industria y son artículos muy buenos para la exportación. Automóviles: La industria automovilística representa una gran parte de la industria de transformación, la más importante en lo que concierne los productos fabricados en el país. Japón se ha convertido ahora en el segundo país en el mundo para la producción automovilística.

Población

Aunque pequeño territorialmente, Japón con más de 126 millones de habitantes, es el octavo país más poblado del mundo. Con una media de 337 habitantes por kilómetro cuadrado, es también uno de los países más densamente poblados. Pero dado que mucha de la tierra no es suficientemente llana para casas y carreteras, algunas áreas tienen incluso mayor densidad. La mayoría de los japoneses viven en la costa este, que está muy urbanizada, o en la región sur, donde se encuentran la mayoría de las ciudades japonesas.

De hecho, cuatro de cada cinco personas viven en ciudades o pueblos grandes. Aproximadamente el 26,6 % de la población japonesa vive en Tokyo y en las prefecturas colindantes. Las áreas metropolitanas alrededor de las tres ciudades de Tokyo, Osaka y Nagoya son en la actualidad el lugar de residencia de cerca del 43,6 % de todos los japoneses.

Los japoneses provienen de varios orígenes. Pueblos de Asia continental se mezclaron con nativos de las islas japonesas e islas del Pacífico próximas. Contingentes de emigrantes procedentes de China y Corea venidos posteriormente influyeron en la lengua y la cultura. Cada región tiene sus propias costumbres, fiestas, leyendas populares y comidas.

Por ejemplo, la gente de la Región de Kanto, que incluye a Tokyo, a menudo come natto, un plato de soja fermentada, mientras que la gente de la región de Kansai, que incluye a Osaka, lo come solo ocasionalmente. Cada región tiene incluso un dialecto diferente, con palabras y expresiones enteras que cambian dependiendo del lugar.

Lengua y literatura

Caracteres kanji japoneses que portan el nombre de Japón. El de la izquierda significa ‘sol’ y el de la derecha ‘raíz’ u ‘origen’; de allí el nombre tan conocido de Sol Naciente

~ El origen de la lengua japonesa es todavía discutido; siempre han existido numerosas hipótesis. Se ha abandonado la antigua teoría de su relación con un vasto grupo lingüístico escita o turano; la de su origen polinésico y la de sus posibles relaciones con el malayo de Indonesia, cuya fonética y estructura silábica son semejantes, es una teoría muy discutida.

Corea fue verdaderamente el primer país extranjero con el que Japón tuvo relaciones, pero no se puede deducir de ello que su lengua proceda de este país. Se ha admitido que el japonés arcaico se trasmitió oralmente por medio de los bardos; la transcripción gráfica de este japonés recitado se hizo hacia el s. VII. Se ignora si los antiguos japoneses poseían una lengua escrita; en el 405, el país adoptó el sistema de escritura de China por intermedio de los eruditos de Corea, a pesar de la gran dificultad de adaptar la lengua aglutinante del japonés a los ideogramas chinos.

Esta adopción general hizo desaparecer totalmente las escrituras autóctonas que pudieran existir antes de esta fecha. La escritura monosilábica e ideográfica china la utilizaban las personas cultivadas, pero pronunciándola al estilo japonés. El ideograma chino chen (hombre) se leía, y todavía se lee, hito; la estructura y el vocabulario de las dos lenguas son completamente diferentes.

Hacia el siglo IX, como los antiguos egipcios, buscaron una forma de simplificar su escritura utilizando los ideogramas chinos, a los que se dio un simple valor fonético sin ninguna otra significación; de esta forma, los japoneses pudieron escribir las desinencias gramaticales de su lengua que no existían en el chino.

Así se creó un silabario de 48 caracteres, sistema de escritura fonética llamado kana (los nombres plagiados), para personas poco letradas, con el fin de que pudieran escribir de esta manera en japonés, sin tener necesidad de conocer los múltiples y difíciles ideogramas chinos. Este silabario se presenta bajo dos aspectos: a) caligráfico, el katakana (kana, de 'margen'), y b) cursivo, el hiragana (gana, es decir, kana 'fáciles') más utilizado que el precedente.

En la actualidad, el katakana se emplea sobre todo para escribir las palabras no japonesas. Sin embargo, los japoneses se sirven siempre de los caracteres chinos al lado del silabario kana; los caracteres chinos se llaman kanji y se utilizan para escribir la parte invariable de los nombres, adjetivos y verbos, y a ellos se les añaden los signos kana para indicar las flexiones gramaticales, denominadas okurigana.

El Gobierno nipón promulgó en 1946 una lista de 1.850 caracteres, tóyó kanji (kanji 'para el uso práctico'), de uso en la prensa y revistas populares. De ellos, los más corrientes son 881 y se aprenden durante los diez años de la enseñanza primaria. La transcripción fonética del japonés en caracteres latinos se llama romaji. Habitualmente se utiliza el sistema Hepburn, nombre de un misionero americano que dedicó su vida (1815-1911) a la lengua y cultura de Japón. Un diccionario japonés contiene de 5.000 a 15.000 caracteres. Recientemente se ha publicado un extenso diccionario que recoge 48.902 kanji.

El japonés, a diferencia del chino, es un idioma polisilábico. Todavía posee vestigios del uso de los tonos, pero no en función semántica. Tiene vocales breves y largas y consonantes dobles. La palabra carece de acento principal, excepto sobre las vocales largas. Tampoco tiene género gramatical y utiliza prefijos y sufijos para muchas funciones gramaticales. La noción de número y persona gramaticales es muy vaga y existe una curiosa indiferencia del idioma hacia el género verbal.

El verbo ocupa una posición particular; siempre va colocado al final de la frase; no existe una forma especial para la voz pasiva, que se utiliza raras veces. Las formas potencial y pasiva se hacen por agregación de un sufijo a la raíz verbal, y los casos se indican por medio de proposiciones. Existen formas familiares y de cortesía, así como una multiplicidad de modos y tiempos. Hay dos formas de numerales, una japonesa pura y otra derivada del chino.

Los primeros restos de una Literatura japonesa primitiva se encuentran en los textos de las Salmodias de las ceremonias del sintoísmo, recogidas en una colección en el s. x. Estas salmodias se hallan en forma de letanías, norito, fórmulas mágico-religiosas, encantamientos litúrgicos escritos en prosa y verso.

El Budismo japonés fue introducido en el 552 por los monjes budistas llegados desde Kudara, reino de Corea, con el fin de presentar al Emperador de Yamato la nueva religión. Después de un periodo de oposición, el príncipe regente Shotoku Taishi (573-621) impuso el budismo en todo el Imperio, por medio de un edicto, en el 604. La influencia de China sobre el pensamiento japonés fue muy profunda.

Desde entonces se observó una verdadera pasión y un gran respeto por las letras chinas que se prolongaron a todo lo largo de la historia de Japón, marcando poderosamente su literatura hasta los tiempos modernos. El más antiguo documento chino-japonés conocido es una inscripción grabada sobre una estela de un templo de Nara: es un texto budista que data del 596.

Imitando a los cronistas de China, los japoneses redactaron sus propias crónicas. La Kijujiki, escrita durante el reinado del príncipe Shotoku, fue quemada, pero se ha conservado otra colección de crónicas, el Koyiki, publicada en el 712. En el 720 apareció Nihonshoki (Los Fastos del Japón), colección de 30 vol. que recoge leyendas, relatos históricos y fantásticos, y que los japoneses consideran sagrado. Hacia la misma época, llamada de Nara, primera capital de Japón (710-794), se estableció una lista genealógica de las familias principescas y de los nobles: Shinsen-Seishiroku (Nuevo almanaque onomástico).

La época Nara no parece tener todavía ninguna preocupación lírica e imita las costumbres y el vestuario de los chinos. Fue un periodo preclásico, durante el cual la lengua, el gusto y la estética de Japón se formaron poco a poco en la corte y en los medios feudales. Se instituyó un Ministerio de Asuntos poéticos, una especie de Acad. de Letras y Artes. Por entonces se escribieron numerosos poemas y, a principios del s. ix, se publicó la primera antología poética, titulada Manyóshú (Colección de un millar de hojas), y compuesta en caracteres chinos.

Los autores pertenecían a todas las clases sociales. Esta colección contiene 4.173 tanka, poemas cortos compuestos por 31 sílabas, en cinco versos, respectivamente de 5, 7, 5, 7 y 7 sílabas, excluyendo toda palabra de origen chino, y 324 naga-uta, largo poema en el que alternan los versos de 5 y 7 sílabas. Esta última forma decayó rápidamente después de la época de Nara, pues los poetas japoneses tienen poca disposición para las composiciones largas.

El poema japonés canta en cortas estrofas las emociones íntimas, los sentimientos humanos, la naturaleza; por ello se ve que la influencia china es nula. Queda, sin embargo, la belleza caligráfica de un poema autógrafo escrito sobre el papel o la seda y sus ideogramas estéticamente dibujados. El ritmo de la poesía japonesa es simple; el verso clásico tiene siempre un número impar de sílabas, 5 ó 7. Estos versos se usan en los cinco géneros siguientes: naga-uta (o chóka), dodoitsu, tanka (o waka), haiku (o haikai) y shintaishi.

La Época de Heian (794-1185). Tomó su nombre de la capital que sucedió a la efímera Nara, ya que apenas duró ésta un siglo. La corte fastuosa, establecida durante poco tiempo en Nagaoka, pasó a residir en la «Ciudad de la paz», Heian-Kyó (la actual Kyóto) y la cultura japonesa alcanzó rápidamente un esplendor y un refinamiento extraordinarios, llegando a ser la verdadera edad clásica de Japón, caracterizada por una abundante prosa y por el predominio de las mujeres con talento, damas de la corte o hijas de cortesanos, que utilizaban el silabario kana e hicieron que se conociera a Japón bajo el nombre de «país de las reinas».

El privilegio de leer y escribir era únicamente de la alta sociedad, por eso la literatura clásica japonesa refleja una corte elegante, culta y refinada. Las obras maestras de este periodo son las de las damas de la corte que redactaban sus diarios íntimos, nikki, verdaderos testimonios literarios de esta época. Citemos uno de los más antiguos: Kagero Nikki (Diario de un efímero), de autor desconocido; y a su lado, señalemos los Makura no Soshi (Bocetos íntimos) de Sei Shonagon (n. 965), dama de honor de la

Emperatriz, hija de un poeta que recogió todo lo que vio y escuchó; así como el Guenyi Monogatari (El relato de Guenyi), biografía novelada de 4.000 páginas de un caballero y de su favorita, de Murasaki Shikiku (987-1074), que ha sido siempre muy leído por su valor literario y psicológico (se le ha comparado con las novelas de Proust).

Un escritor de esta época, Kino Tsurayuki (siglo x), autor de un diario de viaje, Tosa Nikki (Esbozos de un viaje a Tosa), escribió por vez primera en el estilo reservado a las mujeres, es decir, sin utilizar el chino. La corte mandó componer una nueva antología con las poesías más importantes de los dos siglos precedentes, Kokin Uaka Shú, escrita en el 922 y considerada como un notable ensayo de crítica poética. Los poetas elegidos fueron cortesanos, bonzos y damas de la corte.

Se hace una mención especial del grupo de seis poetas particularmente admirados. De la misma época son relatos históricos conocidos, como en China, bajo el nombre de Espejos, y que son biografías de Emperadores y altos personajes. Pueden citarse el Eiga Monogatari (La gloriosa descripción de los Fuyiuara) y el Okagami (El gran espejo).

Período de Kamakura. El período que siguió a la época refinada y culta de Heian estuvo lleno de encarnizadas guerras civiles y luchas feudales. Los clanes victoriosos instalaron la nueva capital en Kamakura, la actual Tokio. Este periodo (llamado también de Kamakura) duró desde 1186 a 1332. Al reinado de las damas cultas de la corte sucedió la era de los guerreros, el reino de los shogun, del feudalismo combativo de los Minamoto y de los Taira.

La literatura del Japón vio desaparecer los poemas de las damas de la corte, sustituidos por las gestas, las epopeyas como la de Gempei Seisuiki (Grandeza y decadencia de los Guen y de los Hei) escrita hacia 1190, y la de Heike Monogatari (La gesta de los Hei). La cultura japonesa se refugió en los monasterios, donde los Emperadores y escritores tomaron los hábitos budistas para escapar de los desórdenes políticos.

Citemos a Kamono Chomei (siglo XIII), poeta y ermitaño, autor del Hoyoki, escrito en 1212, obra de filosofía budista y de meditaciones sobre la vida y, sobre todo, al oficial de la Guardia imperial y valiente guerrero que abandonó a su familia y su situación para convertirse en un monje-poeta errante, Saigyó (1118-96). Se puede citar también al monje eremita Kenkó Hóshi (1283-1350), autor de meditaciones sobre las vanidades del mundo y de Pensamientos de inspiración taoísta. La composición realizada en 1205 de una antología oficial, 'Shin Kokinshú (El nuevo Kokinshñ), contiene los mejores poémas del fin de los Heian y de los textos sintoístas y budistas. Esta antología fue la última de los Hashidaishú, las ocho antologías compuestas por orden imperial.

El Manyóshú, el Kokin Uaka Shú y el Shin Kokinshü son las tres grandes antologías japonesas, las más estimadas y famosas en Japón. La última colección marca la decadencia de la poesía tanka, así como la de la literatura cortesana. Finalmente, de esta época citaremos la colección de Fujiwara-no-sadaie (siglo xiii) que llegó a ser muy popular, Hyakunin Ishu (cien poemas de cien autores), versos escogidos del s. vii al xiii.

En los monasterios budistas, únicos depositarios del buen gusto y de la cultura de la época, nació en el s. XIV el nógaku o no, drama lírico que tuvo como origen las antiguas pantomimas sagradas chino-coreanas, el kagura, en el que se introdujeron los diálogos. En principio, estas obras se interpretaban ante los grandes santuarios sintoístas, y más tarde en los palacios de los shogun.

El espectador, texto en mano, escuchaba el lento recitar del coro y admiraba los gestos pausados y convencionales de los actores. Los nó carecen de acción e incluso el japonés cultivado necesita de una larga iniciación para poder admirar su profundo sentido. En cada sesión se representan, cinco piezas, entre las que se intercalan farsas (kyoguen) a modo de intermedio. Es un teatro muy esotérico, de esencia budista, que describe la inestabilidad de las cosas y la impermanencia universal.

Literatura burguesa y popular. La nueva dinastía de los shogun Tokugawa puso fin a las guerras civiles de las épocas Nambokucho (1332-92) y Muromachi (1392-1603). Los shogun Tokugawa reinaron de 1603 a 1868 y se instalaron en Yedo o Edo (actualmente Tokio). Fueron dos siglos y medio de paz y prosperidad, que refleja la literatura, aunque sin llegar al encanto del periodo Heian. La poesía pasó de la corte a la burguesía y al pueblo; hacia el s. xvii se crearon las piezas de canto y danza llamadas kabuki.

Antes ya había un teatro de marionetas y diálogos populares, los yoruri, para los que los autores se dedicaron a escribir obras. Siempre ha sido muy popular en Japón. este teatro de marionetas, que tiene su centro en Osaka, desde donde se desplaza a las grandes ciudades. El kabuki es la forma moderna del teatro popular. Chikamatsu Monzaemon fue el gran autor dramático de este género. Los shogun protegieron las artes y favorecieron la literatura. Durante la expedición de Corea en 1597 fueron introducidos en Japón nuevos textos chinos, así como la técnica de la imprenta. Todo un equipo de sabios difundió la ética confucianista y la cultura Sung. El nuevo humanismo chino tuvo gran influencia sobre Japón, impregnándose nuevamente de la cultura de su potente vecina.

La gramática japonesa fue fijada por Moturi Norinaga con sus comentarios del Koyiki. El estudio del sintoísmo, la religión nacional, hizo disminuir los trabajos sobre el budismo. Hubo dos escuelas importantes en literatura: los sinólogos, kangakusha, que se oponían a los especialistas en temas de J y los wagakusha, lo que hizo resurgir nuevamente la literatura nacional. La tanka fue reemplazada poco a poco por el haiku, que llegó a ponerse de moda, y por el renga, poemas encadenados unos a otros.

Entre los grandes poetas de esta época puede citarse el grupo de los Seis grandes genios poéticos, los Rokhasen, y a la cabeza de ellos Basho (164394), que perfeccionó lo que en un principio solo era un epigrama divertido convirtiéndolo en un mundo lleno de misterio, de sentimientos poéticos. En efecto, el haiku fue primero elemento de una tanka agradable y a veces humorística. Desde el siglo XVI se conservaron los tres primeros versos de la tanka y se construyó el haiku con un conjunto de 17 sílabas, compuestas por un verso de cinco sílabas, otro de siete y un nuevo verso de cinco.

El haiku se transformó en un poema delicado y minúsculo, pleno de armonía y de refinada sutilidad y poesía, que reflejaba uno de los aspectos del alma japonesa. La escuela simbolista de Bashó fue llamada Jittetsu. A esta escuela sucedió la del impresionista Yosa Buson (1716-83) y la de Kokahashi Issa (1763-1827). Senryu, en el siglo XVIII, volvió al tipo satírico del haiku antiguo.

La novela de esta época era, en general, licenciosa e inmoral; Saikaku (1642-93) fue quien lanzó este género, que rápidamente llegó a ser muy popular; Kyoden (1761-1816) añadió a este género las novelas de aventuras, pero el novelista más prolífico y famoso de esta época fue, sin duda, Bakin (1768-1848), que escribió 190 obras, de las cuales Hakenden (Historia de ocho caballeros), comenzada en 1814 y terminada en 1841, comprende 106 tomos, la mayor parte ilustrada por el dibujante Hokusai (1760-1849).

La apertura a la influencia occidental. Tuvo lugar en la época Meiji, que se extiende desde 1868 a 1912, y ya se sabe con qué velocidad y flexibilidad se ha transformado y convertido el país en una gran potencia internacional. El progreso económico, las condiciones sociales y políticas tuvieron una evolución acelerada; sin embargo, la literatura sufrió un descenso como consecuencia de este contacto con Occidente. En esta época se tradujeron al japonés obras originarias de Europa y América, y se formaron dos corrientes, una tradicionalista indígena y otra occidental, que se fusionaron y crearon la literatura contemporánea de 1.

Bajo esta etapa del descubrimiento de Occidente, los eruditos, investigadores y escritores de 1. trataron de ilustrarse sobre las culturas occidentales que ellos ignoraban. Escritores japoneses, tales como Fukuzaua (18341901), divulgaron los estudios generales que habían realizado sobre Occidente y su civilización. Otros estudiosos se especializaron por países: Tsubutchi (1859-1935) se dedicó a Inglaterra; Mori (1862-1922) a Alemania; Hasegaua Futabatei (1864-1909) a Rusia.

El primero fue, además, un crítico y un novelista muy estimado aún en la actualidad, todo por su Shosetsu Shinzui (Principio de la novela), escrita en 1882. Para poder mantener pura la tradición de la poesía clásica, el emperador Mitsu-Hito ordenó la creación en Tokio (la nueva capital) de una Academia de la Poesía, O-uta-dokoro, y la fundación de una Sociedad poética, Uta-kai, que todavía existe. Se convocan concursos en los que se otorgan premios.

El gran poeta Masaoka Shiki (1867-1902), admirador de Bashó, restauró el haiku y la tanka y creó en 1897 una revista literaria llamada Hototogisu (El cuco), que fue muy bien acogida por numerosos escritores, en los que influyó mucho. La literatura moderna se destaca por la oposición a la poesía tradicionalista, Shimazaki Tóson (1872-1943), escritor naturalista, creó la poesía shintai-shi (poesía de nueva forma), o shi, que adoptó un verso nuevo de 17 y 20 sílabas, que marca el principio de la poesía moderna en Japón La rev.

Myójo (Estrella de la mañana), creada por Yosano Tekkan (1873-1935), ha desempeñado un papel preponderante en el mundo literario de la época y ha introducido la antigua tanka en el mundo poético moderno, así como el uso de palabras chinas en la poesía japonesa. Uno de los mejores poetas de tanka y precursor de la poesía japonesa contemporánea fue Ishikawa Takuboku (18851912).

A principios del siglo XX revelaron en Japón las diversas escuelas literarias occidentales: romanticismo, simbolismo, naturalismo, idealismo, neo-romanticismo. Cada una tuvo sus partidarios y sus escritores japoneses, y es curioso, y a veces sorprendente, observar cómo había autores «románticos» al mismo tiempo que otros imitaban a Paul Valéry. De esta época puede citarse a Kitahara Hakushu (1885-1942), que publicó en 1909 su extraordinario Jashumon (La religión perversa) y cuyos waka y canciones Dó-yó son muy admirados.

Con la emancipación de la regla de las 5, 7 y 5 sílabas del haiku y la vulgarización del verso libre, del shintaishi, se abrió una nueva época. Fue un arte nuevo, una poesía popular emocionante que se opuso a la poesía pura y artística. El maestro de la tanka fue Saito Mokoshi (1882-1953), fundador de la escuela Araragi en 1908; y el maestro del haiku, después de la muerte de Masaoka Shiki, fue Takahama Koyshi (n. 1874). Se ha creado, recientemente, una poesía proletaria, comunista, que ignora y desprecia las reglas poéticas.

La prensa diaria y las revistas literarias difunden las obras de los jóvenes poetas y novelistas. En estos últimos años ha adquirido importancia la literatura dirigida: exaltación del soldado japonés en tierra china durante la 11 Guerra mundial. La trilogía de Hino Achihei (n. 1902) sobre el soldado tuvo mucho éxito.

Actualmente existe una literatura moderna de la posguerra que no tiene mucho valor estético. Descripciones sobre la vida de la posguerra, del drama de las bombas atómicas, del traumatismo de la derrota, fueron leídas con avidez, y las obras de Dr. Nagai (m. 1951), Las Campanas de Nagasaki (1947), Mis hijos que pueden verse (1948), tuvieron y tienen aún profundas resonancias. También se advierte una nueva corriente en favor del clasicismo chino y japonés hacia las obras maestras inmortales de siglos pasados.

Y, en oposición, otra tendencia moderna busca acomodar la sensibilidad japonesa al mundo moderno. Citemos los nombres de Tamura Ryuichi (n. 1923) y Tanigawa Shuntaro (n. 1931). La literatura de Japón está pasando, por tanto, por un periodo de transición, en el que cabe destacar a Kawabata Yasunari (1899-1972), premio Nobel de literatura 1968.

Literatura por períodos

La literatura japonesa abarca un período de casi dos milenios de escritos. En las obras más tempranas vemos la influencia de la literatura china, pero Japón desarrolló su propio estilo con rapidez. Cuando Japón reabrió sus puertos al comercio y la diplomacia occidental en el siglo XIX, la literatura occidental influyó enormemente en sus escritores, la influencia occidental sigue hoy todavía patente.

Período Nara (710-794)

La literatura japonesa tiene sus orígenes en la tradición oral, los primeros registros de esta literatura se realizaron en el siglo VIII después de que se introdujese el sistema de escritura desde China. El Kojiki (registro de las materias antiguas) y Nihon shoki (crónica de Japón) fueron dos proyectos del gobierno que se acabaron en el 712 y 720 respectivamente. La obra más brillante de este periodo fue el Man'yoshu, una antología de 4500 poemas compuestos por personas de todas las razones sociales y se recopiló alrededor de 759.

También empezó a trabajarse el "tanka" versos de 31 sílabas (5-7-5-7-7). En 905 se publicó bajo encargo del emperador la antología poética: Kokin wakashu o Kokinshu, una colección de poemas antiguos y modernos. Fue una publicación muy importante.

Período Heian (794-1185) En la resplandeciente cultura aristocrática que florecía en el siglo XI, cuando el uso del alfabeto hiragana derivado del chino estaba extendiéndose, las damas de la corte tuvieron el papel principal en el desarrollo de la literatura. Una de ellas, Murasaki Shikibu escribió una novela Genji monogatari (El relato de Genji) de 54 capítulos (a principios del siglo XI); Sei Shonagon escribió Makura no shosi (El libro de la almohada) una colección de ensayos y notas (alrededor de 996).

Otras escribieron diarios e historias que siguen siendo leídas hoy en día. La aparición de Konjaku monogatari (Relatos de una tiempo que ya ha pasado) alrededor de 1120 añadió una nueva dimensión a la literatura. Esta colección de más de 1000 budistas y relatos seglares de la India, China y Japón es importante por la cantidad de descripciones de la vida de la nobleza y de la vida del pueblo en el Japón de aquel tiempo.

Período Kamakura-Muromachi (1185-1573)

En la última mitad del siglo XII, los guerreros del clan Taira (Heike) se apoderaron del poder imperial de la corte, formando una nueva aristocracia. Heike mono-gatari (El relato de Heike) retrata los triunfos y derrotas de los taira en sus guerras con el clan minamoto (genji) y fue terminado en la primera mitad del siglo XIII.

Este período también produjo literatura intimistas como Chomei's Hojoki de Kamo (Descripción de mi cabaña) (1212), que reflexiona sobre la incertidumbre de la existencia; Yoshida Kenko's Tsurezuregusa (Ensayos en el tiempo libre) (1330) una obra con impresionantes reflexiones sobre la vida. Los dos trabajos plantean la cuestión de la salvación espiritual.

Período Edo (1603-1868)

En este periodo emergieron dos figuras muy importantes en la prosa: Ihara Saikaku que retrataba de forma realista la vida de los mercaderes de Osaka y Chikamatsu Monzaemin que estribió joruri, una forma de contar hostorias con canciones y obras kabuki. Estos dos escritores hicieron florecer a la literatura. Años más tarde Yosa Buson escribió haiku, obras excelentes que retrataban la naturaleza. El escritor Ueda Akinari produjo varias obras sobre historias góticas que se llamaron Ugetsu monogatari, Relatos de la luz de la luna y la lluvia (1776).

Período Meiji a la actualidad

El período Meiji es la etapa en la que Japón bajo influencia occidental empezó a desarrollar una literatura más moderna. En esta época se abogó por la unificación del lenguaje escrito y hablado; y se aceptó una nueva forma de novela gracias a Futabatei Shimei's Ukigumo (Nubes sin rumbo) (1887). La traducción de poesía extranjera ayudó a la creación de un nuevo género poético y su correspondiente movimiento literario.

Los novelistas Mori Ogai y Natsume Soseki estudiaron en Alemania y Gran Bretaña, respectivamente, y sus obras reflejan la influencia de estos países. Soseki encaminó a varias figuras literarias. Uno de ellos, Akutagawa Ryunosuke, escribió varias novelas basadas en su conocimiento de los clásicos japoneses. Su suicidio en 1927 fue tomado como un símbolo de la agonía que Japón estaba experimentando debido a los rápidos procesos de modernización, estos cambios también fueron temas de la literatura.

En 1968 Kawabata Yasunari recibió el Premio Nobel de literatura, fue el primer japonés que lo consiguió, años más tarde en 1994 Oe Kenzaburo, también japonés, lo recibió también. Estos dos escritores y otros autores contemporáneos como Tanizaki Jun'ichiro, Mishima Yukio, Abe Kobo y Inoue Yasushi han visto sus obras traducidas a varios idiomas.

Véase también

Fuentes