Naumaquia

Naumaquia
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Concepto:Espectáculo que representaba un combate naval y que se daba entre los antiguos romanos. Lugar o recinto destinados para este espectáculo.

Naumaquia. Lucha naval con birremes y trirremes de tamaño natural, en la que combatía a veces hasta 20.000 personas, condenados a muerte casi todos ellos y que a diferencia de los combates de gladiadores que solían enfrentar a estos de uno en uno, se componía de dos auténticas flotas de combate que peleaban a muerte durante horas. Alguna de las más famosas fueron los organizados por Julio César, Augusto o Claudio, y se llevaron a cabo en piscinas artificiales, en lagos o incluso inundando el Anfiteatro de Roma, el enorme Coliseo.

Los orígenes

Empiezan en la antigua Roma. Los combates se organizaron en contadas ocasiones y siempre a causa de algún acontecimiento de importancia, debido a lo costoso y complejo que era a nivel de infraestructura. Mientras extendían su poderío militar hasta peinar el más grande y colosal imperio de la antigüedad, sus líderes mataban el aburrimiento con espectáculos de gladiadores que se descuartizaban en duelos cuerpo a cuerpo, morbosas peleas de bestias salvajes y, entre muchos entretenimientos mortales, representaciones de batallas navales que denominaron naumaquias.

En estos combates marinos se conmemoraban hazañas militares verdaderas o ficticias. Miles de gladiadores, prisioneros de guerra, convictos y, más tarde, cristianos, se batían en infinitas escaramuzas que se prolongaban hasta teñir de rojo las aguas de los enormes circos náuticos (también llamados naumaquias) creados ex profeso.

La naumaquia más antigua que se tenga memoria se efectuó en el año 46 a.C. en honor a Julio César. En ésta se confrontaron las flotas de “Tirios” y “Egipcios” en un lago construido por el propio emperador en el Campo de Marte.

En el año 22 a. c. Augusto confrontó a “Atenienses” y “Persas” en la Naumaquia del Trastevere, un lago artificial construido en la ribera derecha del Tíber alimentado por un acueducto exclusivo que se extendía por kilómetros.

En la naumaquia celebrada por Claudio en el año 52 d.C. chocaron más de 100 embarcaciones y, entre remeros y combatientes, unos 19 000 hombres-soldados lucharon sin más bandera que la de la sobrevivencia y sin mayor triunfo que seguir viviendo para la próxima función letal.

Las naumaquias actuales

En 1993, Llorenç Barber se propuso componer un concierto urbano en el puerto de Cartagena (Murcia) que incorporase los sonidos del mar. Entonces, los barcos y fragatas de la armada española fondada en la zona, fueron llamados a sumarse a una orquesta que quedó integrada finalmente por: campanas, tambores, descargas de artillería, fuegos artificiales, silbatos y sirenas de embarcaciones. El mismo estaba dedicado a el científico, marino y militar español, teniente de navío de la Real Armada e inventor del torpedero submarino, Isaac Peral.

Con esta “Naumaquia a Isaac Peral”, surge la idea de la primera naumaquia del mundo moderno: una suerte de batalla musical, a la manera de las que componían los organistas españoles del Siglo de Oro, donde los sonidos urbanos de la tierra, aire y mar, se trenzan en un lúdico bombardeo musical.

Las naumaquias de Barber son una suerte de combate-danza de los elementos. Un pasodoble donde Era, Vulcano, Eolos y Neptuno se pisotean al compás de una música manufacturada a partir de compactos bloques de color sonoro que son lanzados a la atmósfera, con diversas técnicas, desde el mar, la tierra y el cielo. Son un bello encontronazo de ondas vibratorias donde la sed de sangre de su ancestro romano se muda en olfateo estético. Son una oportunidad para los oxidados murmullos de puertos y bahías: enmudecidos testigos de una cotidianeidad con sabor a sal. En una portentosa noche, estos sonidos sordos se distribuyen en una partitura colosal desde la que reinventan el presente, pasado y futuro de la ciudad que mira al mar.

Fuentes