Masacre de Cabañas (Mariel)

Masacre de Cabañas
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Mausoleo que perpetúa la memoria de los Mártires de la Masacre de Cabañas
Fecha:18 de noviembre al 26 de diciembre
Lugar:Cabañas
Descripción:
Fueron salvajemente asesinados por la tiranía de Fulgencio Batista, 22 miembros de las familias más humildes de Cabañas.
País(es) involucrado(s)
Bandera de Cuba Cuba
Ejecutores o responsables del hecho:
Ejército de Batista

Masacre de Cabañas. Con el objetivo de frenar las acciones del Frente Guerrillero de Pinar del Río en la zona, a partir del 17 de noviembre de 1958, las tropas batistianas inician un periplo de terror en todo el término municipal de Cabañas.

En este hecho, conocido como Masacre de Cabañas, fueron salvajemente asesinados por la tiranía de Fulgencio Batista, 22 miembros de las familias más humildes del territorio, de ellos, 14 eran campesinos y 8 obreros. Con estos crímenes se pretendía ahogar con sangre sus ansias de libertad.

Antecedentes

Formando parte del Frente Guerrillero de Pinar del Río, se fundó la columna No 2. Ciro Redondo, bajo el mando del capitán Rogelio Payret Silvera (Claudio) el día 5 de agosto de 1958. Su campamento principal se encontraba en la Loma del Rubí, en Cabañas.

El 16 de noviembre, 32 miembros de esta columna realizan una acción comando, contra los carros patrulleros del SIM, que custodian el ómnibus que transita el Circuito Norte en la ruta Bahía HondaGuanajay. El lugar escogido para la emboscada, fue el kilómetro 33 de la carretera (una curva en forma de “S”), en La Vigía. Alrededor de las 10:00 pm, cuando se aproxima el ómnibus, en dicha curva se sitúa un jeep que lo obliga a disminuir la velocidad. Una vez que el ómnibus rebasó la línea de fuego, una lluvia de disparos cae sobre los carros patrulleros. Después de varios minutos, el soldado José González Bello resulta mortalmente herido. Junto a él yacen 7 soldados heridos. Después de asistir a los heridos y recoger el armamento, fueron incendiadas las perseguidoras.[1] Esta acción, genera una atroz represalia.

Pastor Valente Hernández Rojas, uno de los protagonistas de la acción narró:

«[…] tuvimos un combate con los carros patrulleros: salimos del Rubí por la tardecita, bajamos […]; ya el capitán Claudio tenía la información de los mensajeros del llano, de a qué hora pasaban los carros custodiando las guaguas por la carretera. Él tenía una red de información bien organizada, era magnífica. Ya era de noche, nos organizó, distribuyó a todo el personal, nos ubicó en el lugar que debíamos estar y nos dijo: “hasta que ustedes no escuchen que yo disparo, no dispare nadie.”

»Al rato divisamos los carros, eran tres carros patrulleros cargados de guardias, esperamos y cuando el capitán Claudio disparó, comenzó el tiroteo”.

»Como represalia por el ataque a los carros patrulleros, la tiranía batistiana respondió con la Masacre de Cabañas […]» [2]

Aumento de la represión

Al amanecer del día 17, la aviación ametralla las posibles zonas rebeldes. Por su parte, el coronel Evelio Miranda Rodríguez, jefe del 6o Distrito Militar Ríuz Rivera, de Pinar del Río, envía varios telefonemas a los jefes de escuadrones del SIM, al Servicio de Inteligencia Regimental, al jefe provincial de la Policía, a los comandantes Jacinto Menocal y Esteban Pérez Pantoja, jefes de los escuadrones de San Cristóbal y Guanajay, respectivamente y al capitán Leovigildo Iturriaga, del Escuadrón 64 de Bahía Honda, donde les ordena eliminar en las cercanías del hecho, los posibles revolucionarios.

El capitán Iturriaga crea un destacamento punitivo integrado por los tenientes Armando Cassola y Carreño, el Sargento Carrazana, los cabos Luis Lara Crespo y Ramón Ross Leal. Este destacamento identificado con el nombre de tropas de operación y combate, lo integraron alrededor de 200 efectivos del régimen y 50 masferreristas [3] de la finca El Cangre. Estas fuerzas de castigo, como también se le conoce, a partir del 17 de noviembre inician un periplo de terror en todo el término municipal de Cabañas.

Estos “pelotones de la muerte”, se instalan en la finca San Claudio, en el cuartel de la guardia rural de Cabañas y en la casa del campesino Juan Alberto Echazábal, en La Conchita —a 2 km del poblado de Cabañas—. Durante 43 días se cometen infinidad de barbaridades. Uno de los primeros mártires de la lucha insurreccional en el término municipal fue el miembro de la guerrilla móvil del Circuito Norte José Trujillo Rodríguez (Pepe el Rubio), quien se encontraba en la zona de Viñales. Luego de ser reconocido por un esbirro procedente de Cabañas, fue capturado y asesinado.

Otro horrendo crimen fue el asesinato de los hermanos Bernardino y José Isabel Miranda Aguirre. Estos jóvenes vecinos de San Claudio, al dirigirse a su faena en el campo, socorren a un miembro del SIM herido, ello fue suficiente para su detención bajo el argumento de que los “Mau-Mau” [4] eran en su mayoría, negros. Ese día en horas de la noche, fueron sacados de su domicilio, torturados y ahorcados a orillas de la carretera donde los dejan colgados como muestra del terror que se avecina. Al filo del mediodía del día 18, un pelotón de “casquitos”[5] desciende de un camión en la entrada del puente en San Claudio. Hasta allí, motivado por la curiosidad, acude el joven Gonzalo Rivero Mendía, quien fue recibido a fuerza de trompones y culatazos de fusil.

Cruz empleada por los familiares de Octavio Campos y José Benito Díaz para marcar en lugar, en Arroyo Seco, San Claudio, donde fueron asesinados estos dos jóvenes el 18-11-58.

Ante esta situación, su cuñado Octavio Campos Concepción, Regino Ramos Ramos y José Benito Díaz Torrens (El barbero de San Claudio) —todos vecinos del lugar—, se presentan para aclarar que este padecía de retraso mental. Horas más tarde, los 4 fueron llevados en dirección a las montañas de donde no regresan. En Arroyo Seco, valle de San Claudio, apenas a un km del lugar de su arresto, Benito Díaz y Octavio Campos, después de recibir una golpiza, fueron salvajemente asesinados y abandonados sus cuerpos.

Días después, Regino Ramos fue asesinado con un pedazo de madero y un alambre de púas que retorcían en su abdomen hasta dejarlo agonizante. Fue enterrado aún con vida con los pies fuera de su sepultura. A Gonzalo Rivero le abrieron la cabeza de un contundente machetazo por pedir insistentemente comida a los soldados que servían de cocineros. Su cuerpo fue abandonado cerca de un arroyuelo.

El 18 de diciembre de l958, en horas de la noche, el cabo Ramón Fernández Ross, jefe del puesto de la Guardia Rural en Orozco, acompañado del cabo Luis Lara Crespo y 4 soldados más, llegan a la humilde casa del campesino Martín Torres y su esposa Robustiana Pérez, donde duermen 7 personas.

Acto seguido les piden que los guíen hasta la casa de un campesino cercano. Ese era el pretexto para entrar. Ante la demora, los soldados abren fuego contra el endeble bohío. En el tiroteo son mortalmente heridos los jóvenes Pedro Torres Conde, Juan y Enrique Ledesma Pérez y el propio Martín. Su hijo Pedro, herido, sale a pedir clemencia por su familia. Los esbirros, aún después de muerto, continúan con la orgía. Los Gamboa [6] como se les conoce, fueron acribillados a balazos, en su casita de yagua, tabla y guano, en la zona de San Agustín, Orozco.

En San Claudio, desde finales de la mañana del día 19, el teniente Cassola y el cabo Lara, desatan una feroz represión. Después de prolongadas torturas, al amanecer del día 20, Domingo Álvarez Núñez, Modesto Trujillo Negrín, Francisco Rodríguez Valdés —miembro del M-26-7—, Marcos Antonio Laffá Cuesta, Isidoro Roque Cepero y Roberto Nodarse Blanco, junto a dos individuos que no eran nativos de Cabañas, fueron sacados del cuartel y trasladados —en una furgoneta cerrada— hasta el campamento en San Claudio y de allí hasta la finca Guasimal, donde fueron asesinados. A Marcos A. Laffá lo hacen caminar descalzo sobre espinas y piedras. Ya con los pies destrozados, este pide que lo maten allí mismo.

Los verdugos, convencidos de que Francisco Rodríguez a pesar de las terribles torturas no delataría a sus compañeros, desnudo, lo castran y le amarran sus genitales al cuello, para luego ahorcarlo. El 19 de noviembre, Vicente Álvarez Núñez y Leovigildo Trujillo Negrín, son trasladados hasta el cuartel de Las Pozas. Testigos del lugar dan fe de la golpiza a que fueron sometidos. Según testimonios de los propios asesinos, a Leovigildo le amarran un pie a un algarrobo y el otro a la defensa del jeep y halan hasta descuartizarlo, sus cuerpos aún no han aparecido. [7]

El día 23, en la casa Celestino Moreno Fiallo, en el Mariel, se presentan con el pretexto de que habían robado la finca del norteamericano que administra el central Merceditas, por lo cual era necesaria su presencia para contabilizar las pérdidas. Durante el trayecto a Cabañas, lo esposan y luego lo asesinan en la finca San Miguel.

El día 25 de noviembre, en la casa de la finca La Conchita, que funge como campamento, después de varias noches de torturas en el colgadizo, ahorcan a Carmelo Barrios Montes y a Leandrino Trujillo Negrín, a quienes dan sepultura a unos 120 metros del lugar. A la mañana siguiente abandonan la vivienda y se reubican en la finca El Tarro, donde emplazan un nuevo campamento.

Foto de Bohemia que ilustra la forma en que fueron exhumados los cadáveres encontrados en la finca Guasimal, en enero de 1959.

En este lugar torturan a cuatro hombres y asesinan a dos de ellos que no eran nativos de Cabañas. Ese propio día 25, en la finca San Antonio, propiedad de Eduardo Beltrán, fue ahorcado Ramón Portales Álvarez, quien fue enterrado debajo de unos plantones de un cañaveral cercano. En ese lugar, un ciudadano de piel blanca, natural de Artemisa, fue colgado de una guásima y al ver que este se aferra con fuerza a la soga, le cortan un brazo. Esta finca fue escenario de múltiples asesinatos llevados a cabo por el teniente Dupairón, quien dejaba insepultos los cuerpos innominados.

El 13 de diciembre en el parque de Cabañas, fue apresado Hugo García Lombillo [8]. Lo introducen en un saco de yute, lo apuñalan con las bayonetas y luego lo lanzan al río Bongo, en las inmediaciones de Quiebra Hacha y Mariel. Días después, su cuerpo aparece en la desembocadura del río en la bahía de Mariel. En este hecho conocido como “La Masacre de Cabañas”, fueron salvajemente asesinados 22 miembros de las familias más humildes del territorio, de ellos, 14 eran campesinos y 8 obreros. Con ello se pretendía ahogar con sangre sus ansias de libertad. [9]

En las zonas más al Oeste de Cabañas, las hordas asesinas encabezadas por Jacinto Menocal y Valeriano Dupairón Silva, en Bahía Honda, dejan una estela de sangre, dolor y muerte en estos hogares. Días después del asalto al cuartel de Las Pozas, Miguel Tapia es detenido y trasladado hacia la finca Pinalillo y en la loma del Río es ahorcado. Su hermano José Ramón Tapia (Mongo), es apresado y ahorcado cuando trataba de averiguar sobre su paradero. Un soldado de piel negra, que no quiso participar en la ejecución de los hermanos Tapia, fue asesinado cerca del río en la finca Las Clavellas. Todos ellos figuran en la lista del teniente Dupairón.

En la zona de Cacarajícara, el día 12 de diciembre, José Ángel Palacio Enríquez (Cheo), quien había sido apresado en San Diego de Tapia, en el Asiento de Cacarajícara, lo castran, le sacan las uñas y le cortan las manos. Al oír sus gritos de dolor le gritan:

“¡pelea, gallo bolo!”

Fue enterrado vivo en la falda de la loma detrás de la bodega. Ese mismo día en San Diego de Tapia, el bodeguero Gregorio Reyes Hernández (Goyo) y Vicente Travieso Contreras, dueño del billar romano, fueron asesinados. A este último, lo ahorcaron y lo despojaron del dinero que traía encima. Otro de los caídos fue Jesús Martínez Rodríguez,(Naranjo), concuño de Cheo .

En la loma de la Marcha Atrás, San Diego de Tapia, fueron ahorcados y enterrados dos jóvenes de piel blanca conocidos por Salchichón y Mortadella. En la curva de la referida loma fue asesinado Jesús el Asturiano . Continuando con la ola de terror en San Diego de Tapia, fueron capturados y asesinados los hermanos Crescencio y Eladio Rodríguez Bello, el último fue ahorcado en la loma del Café, en Rancho Lucas. Estos crímenes fueron cometidos por los hombres de Menocal y Dupairón [10]. Por esa fecha en un lugar conocido por Las Guasimitas, Sitio Herrera, Los Cayos, Luis Rodríguez Díaz (Luis Carrasco), combatiente de la Columna 3 “Hermanos Saíz”, cae mortalmente herido por un disparo que accidentalmente se escapa del fusil de uno de sus compañeros.

El 26 de diciembre de 1958, en horas de la noche, Julián Martínez Inclán, de 20 años; Ramón Pérez Lima, de 22; Javier Calvo Formosa, de 21; y José Ignacio Martí Santa Cruz, de 21; se detienen en un servicentro de Bahía Honda para abastecerse de combustible. Su presencia llama la atención del sargento Piel Canela, quien en unión de otros soldados los detiene. A las 10 am del día 27, son trasladados hacia el cuartel de Las Pozas. Al llegar son conducidos a la caballeriza, donde nuevamente son torturados. Según confesiones del propio Piel Canela, en la media noche escucha en el calabozo como un zumbido de abejas, receloso se dirige a la celda y allí presenció una escena que lo sobrecogió:

«Los jóvenes, de rodilla, en voz baja rezan el santo rosario. El día 28 a las 3 am fueron sacados del cuartel y llevados hacia Quemados de Sagua, Pan de Guajaibón, donde a las 5 am tras cruentas y horribles torturas fueron ahorcados por el teniente Dupairón, con la ayuda de los soldados Pablo Pedroso, Víctor Acosta Villafranca y Jesús Hernández Castillo, conocido por Simplicio. En ese lugar fue asesinado y enterrado junto a los estudiantes de Villanueva.» [11]

Manuel Sábalo Rodríguez. En este escenario, el teniente Dupairón, cometió sus horrendos crímenes y dejó tirados múltiples cuerpos innominados.

Homenaje a los caídos

Desde el mismo año 1959, la Dirección del Movimiento 26 de julio, en el municipio Cabañas, escogió un día para recordar y rendir homenaje a sus mártires. En peregrinación solemne que, desde el parque de la localidad, llegaba hasta el cementerio del poblado donde descansan sus restos.

Vista del acto político efectuado el 20 de noviembre de 2008 en el mausoleo que perpetúa la memoria de los Mártires de la Masacre de Cabañas. En ocasión del 50 aniversario de este horrendo hecho.

En dicha peregrinación participa el pueblo, representado por los campesinos, obreros, estudiantes, las Fuerzas Armadas Revolucionarias, familiares de las víctimas de aquella masacre, miembros de la Asociación de Combatientes de la Revolución Cubana y dirigentes de las organizaciones políticas y de masas.

No es hasta 1975, que se construye junto al antiguo cuartel de la Guardia Rural —hoy Secundaria Básica “Marcos Antonio Lafá”— el mausoleo erigido en recordación de los Mártires de Cabañas. En este mausoleo, cada 20 de noviembre, es cita perenne de los cabañenses con su pueblo para rendirle homenaje a los mártires del crimen cometido por la tiranía batistiana en 1958.

Fue decisión de la Dirección Municipal del Movimiento 26 de Julio escoger el día 20 de noviembre, como el Día de los Mártires de Cabañas , teniendo en cuenta que fue ese día en 1958, que se cometió el asesinato en masa de los apresados y torturados en el cuartel de Cabañas el día anterior, no obstante haberse prolongado los asesinatos hasta el día 18 de diciembre siguiente.

En 1985, se modificó y remozó nuevamente el Mausoleo a los Mártires. En la principal estructura de concreto se exponen en metálico los nombres y apellidos de los veinte y dos mártires de Cabañas. A su alrededor, otras once esculturas -también de concreto- se levantan para simbolizar el mes de noviembre. El color blanco con que fueron pintadas, significa la pureza y humildad de los caídos.

Museo de Las Animas

En Las Animas, un pequeño asentamiento que dista unos 1 500 metros del lomerío de El Rubí, en homenaje a los combatientes de la Columna 2 Ciro Redondo, del Frente Guerrillero de Pinar del Río y de su entonces capitán Rogelio Payret Silvera, se levanta un pequeño y rústico museo que rememora la lucha de liberación nacional en esta zona del occidente pinareño.

Su construcción y acondicionamiento estuvo a cargo de la Asociación de Combatientes de la Revolución Cubana de los poblados de Bahía Honda y Cabañas y de compañeros de lucha del capitán Claudio .

Además de la tarja de recordación, en su interior se exponen fotos, objetos donados y artículos que ilustran la lucha guerrillera en este territorio que perteneció al entonces municipio Cabañas.

Referencias

Fuentes

  • Castillo Valdés, Severa. Aurelio Castillo Valdés, Manuel Núñez Prida y Arsenio Pérez Flores: Combatientes de la columna No.3 “Hermanos Saíz. (Testimonio).
  • Enrique Garcés Montero: Pastor Valente: el más político de la guerrilla. Ediciones Unicornio, Artemisa, 2021.
  • Entrevista realizada el 28 de enero de 1985 a Rogelio Payret Silvera, Jefe de la columna No 2 Ciro Redondo.
  • Revista Bohemia: Los crímenes de la dictadura. Edición de la Libertad III Parte, año 51, número 3, Enero 18 – 25 de 1959, La Habana.
  • Sánchez Fernández, José María. “La Masacre de Cabañas”. Artículo del periódico “Guerrillero” en el suplemento “Nuestra Historia”, diciembre-febrero, 2001.