Historia del municipio Caimito (provincia Artemisa)


Historia del municipio Caimito (provincia Artemisa)
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Cronología
Comunidades primitivas
Época colonial (1492–1898)
Guerra de los Diez Años (1868–1878)
Guerra de 1895
República Neocolonial
Desarrollo económico, político y social
Luchas sociales y nacional–liberadoras (1925 a 1952)
Lucha insurreccional (1952–1958)
Revolución en el poder
Labores revolucionarias
Transformaciones económicas
Transformaciones sociales y culturales

Historia del municipio Caimito (provincia Artemisa). La historia del municipio Caimito comienza con los asentamientos aborígenes establecidos en el territorio, el periodo colonial español, las luchas por la independencia, la etapa republicana o seudorepública hasta llegar a la etapa revolucionaria con los logros sociales y económicos logrados en el territorio.

En la primera mitad del siglo XVI, esta región estuvo poblada por grupos aborígenes subordinados al cacicazgo de Marién.

Durante la Guerra del 68, numerosos patriotas fueron perseguidos y desterrados tras ser descubierta la Conspiración de las Biajacas.

Al construirse la Carretera Central y esta pasar por Caimito, este poblado adquirió mayor importancia que Guayabal. Ya el día 14 de julio de 1911, se restaura el municipio con cabecera en Caimito, otorgándosele el nombre de Caimito del Guayabal.

Ubicación geográfica

Ubicación del municipio Caimito, Artemisa

Caimito, se localiza en la zona noreste de la Provincia Artemisa. Posee una extensión territorial de unos 239,50 kilómetros cuadrados. Al norte limita con el Estrecho de la Florida, al este con los municipios Bauta y San Antonio de los Baños, al sur con el municipio Alquízar y al oeste con los municipios Artemisa, Guanajay y Mariel. Entre las principales vías de acceso se encuentran la Carretera Central, la Autopista Nacional La HabanaPinar del Río y otras que lo enlazan con los municipios vecinos.

Comunidades primitivas

Los aborígenes que habitaban esta región se asentaban en la zona costera, en la playa y el curso del río Banes y pertenecían el denominado cacicazgo de Marién. Los mismos pueden ser clasificados por su desarrollo cultural como Ciboneyes, grupos preagroalfareros que no practicaban ni la agricultura ni la cerámica. Eran cazadores, recolectores y pescadores y conocía los rudimentos de la cerámica cocida a "cielo abierto", o sea, secada al sol. Se alimentaban de frutas como la piña, el mamey, la guanábana, el anón, el caimito, la guayaba, el hicaco, la papaya cimarrona, el marañón, el jobo, la palma, el corojo, de la flora autóctona cubana y de la fauna sus principales consumos eran moluscos, crustáceos, aves, peces, reptiles, jutías, entre otros.

Los recursos del mar también eran utilizados como materia prima para instrumentos de trabajo (platos, vasijas, martillos) y conocían algunas técnicas de piedra tallada con alto grado de especialización. A partir de los hallazgos de su industria lítica, estos aborígenes se pudieran ubicar en un nivel del Mesolítico medio y tardío.

Época colonial (1492–1898)

En el prontuario de mercedes del Ayuntamiento de La Habana aparece que el 7 de marzo de 1559 el cabildo le otorgó a Don Juan de Rojas el hato Ariguanabo que ocupaba una parte del oriente sureño del municipio. Durante el siglo XVI esta zona estaba apenas explorada. En el siglo XVII se comienza a desarrollar como actividad económica la tala de bosques de maderas preciosas. Aquellos leñadores constituyeron los primeros pequeños asentamientos en la tierra realenga. Allí construían sus chozas y practicaban la agricultura de subsistencia. Dentro de los hatos y corrales se comenzó a desenvolver la ganadería que no necesitaba de mucha fuerza laboral por ello la población rural era escasa y poco sedentaria.

En este siglo se inició el cultivo de tabaco de partido y se conoce de las primeras licencias para construir ingenios. A medida que aparecen otros renglones agrícolas se fue produciendo la parcelación de los hatos y corrales para dar lugar a diferentes sitios de labor. En 1787 se fundó el pueblo de Francisco de Asís del Guayabal como Capitanía Pedánea de Guanajay. En este año Banes era un caserío y con una pequeña ermita.

Con la Revolución de Haití, los precios del azúcar subieron y Cuba pasó a ocupar la vacante que dejaban los productores de este país. En 1818 con la introducción de la máquina de vapor, la producción azucarera se fortalecía y florecieron ingenios, sobre todo, en la región norte. Entre los más destacados estaban San Mauricio, San Antonio del Cupey, Baracoa, San José de Banes, El Mamey, Encarnación, San Juan de Nepomuceno, San José, Buen Hijo, San Rafael, Armenteritos y en Vereda el Quiñones. Pero el más importante fue el Jesús, María y José, propiedad de Antonio Garro. Además del azúcar, tabaco y café se producían granos y forrajes y en Boca de Banes existió un surgidero de cabotaje de cierta concurrencia. La mano de obra esclava en este período no era tan importante como lo sería después, pero si se conoce de levantamientos de esclavos en cafetales. El primero en el cafetal El Salvador por la región de Banes y el segundo en el denominado La Empresa entre Ceiba y Vereda donde los sublevados en 1840 le dieron muerte al amo y al mayoral. En ambos casos las autoridades reprimieron fuertemente las sublevaciones.

Los caseríos que hasta entonces habían surgido por estímulo estatal ahora aparecerán espontáneamente por concentraciones naturales de acuerdo a un interés económico o geográfico. El poblado de la actual Ceiba del Agua se fundó en 1763 con el nombre de Santo Cristo del Buen Suceso, en 1782 pasó a ser Capitanía Pedánea llamada San Luis Gonzaga de la Ceiba del Agua, que pasó a ser en 1792 la Capitanía Pedánea de Ceiba del Agua perteneciente a San Antonio de los Baños. Por su parte en 1795 se creó el partido de segunda clase de Vereda Nueva también subordinado a San Antonio y en 1802 se fundó como pueblo con ese mismo nombre. En 1820 apareció el poblado de Caimito a partir de un rancho (a la vera del camino real) que servía de albergue a conductores de arrias frente al cual se erigía una planta de ese fruto.

Las primeras noticias sobre la participación de compatriotas de esta región en movimientos anticolonialistas ocurrieron con la Conspiración Soles y Rayos de Bolívar, precedida por la emigración de franceses al territorio y el surgimiento de las primeras logias masónicas de ideología liberal. En Vereda Nueva se fundó la logia N.o 56 Flor de la Perseverancia que reunió a un grupo de vecinos blancos, negros y mulatos dispuestos a luchar por la creación de la república independiente de Cubanacán. En agosto de 1823, el regidor de San Antonio de los Baños Ramón González denunció a los infidentes de su jurisdicción y el capitán general decretó disuelta la logia. Para ello envió la partida de los dragones de Domingo Armona que apresó a 6 de los comprometidos, todos negros, y fueron ejecutados. Sus compañeros siguieron en rebeldía. Entonces el gobierno español organizó el asalto a la logia, sus integrantes fueron atropellados y sus archivos destruidos a fines de año, logrando la desarticulación del movimiento.

Los renglones económicos más importantes a inicios de la década del 1840 eran la caña de azúcar concentrada en el partido de Guayabal que agrupaba toda la región norte, la producción cafetalera con un predominio en la zona de Ceiba del Agua, así como frutos menores, tabaco, arroz, frijoles, miel, viandas y maloja en la generalidad del territorio. La vida económica era eminentemente agrícola, el 81% de la población vivía en el campo y existían muy pocas industrias.

En octubre de 1844 un gran ciclón provocó muchas pérdidas a los cafetales y se produjo un abandono parcial de su cultivo. Más tarde en 1848 otro huracán que acabó con definitivamente con los cafetales y afectó a muchos ingenios. Sus lluvias abundantes llenaron los lagunatos que formaron la laguna Ariguanabo, entonces las comunicaciones que se realizaban por la zona de Vereda y Ceiba perdieron importancia, lugar que fue asumido por el Camino Real de Vuelta abajo que pasaba por Caimito hacia Pinar del Río.

El 1 de agosto de 1848 se inauguró el ramal ferroviario de San Antonio a Guanajay que no pasó por el poblado de Vereda sino más al sur para complacer al hacendado Carlos Saladrigas que tenía una finca en la zona donde se construyó el apeadero. La próxima estación se fabricó en Ceiba del Agua, lo cual anuló un tanto la vida comercial de Vereda y muchos vecinos se trasladaron a Caimito o Guachinango para buscar un mejoramiento económico, aunque hay que destacar que la arria siguió siendo el medio de transporte más importante por lo costoso del ferrocarril. En 1854 se concluyó la Calzada del Oeste desde Caimito a Guanajay, factor que favoreció al desarrollo del poblado caimitense en detrimento de Guayabal y Vereda Nueva.

Entre 1860 y 1861 se demolieron muchas fincas azucareras en un proceso de concentración y tecnificación de la producción, aunque seguía siendo el renglón más importante. Junto al azúcar crudo se obtenía raspadura, aguardiente y miel de purga. Otros cultivos de relevancia fueron maíz, plátano, arroz, frijoles, miel y forraje.

Guerra de los Diez Años (1868–1878)

El 10 de octubre de 1868, el abogado Carlos Manuel de Céspedes y numerosos patriotas orientales se levantaron en armas contra la metrópolis española. En Camagüey el levantamiento ocurrió el 4 de noviembre y en Las Villas el 7 de febrero de 1869. La Habana fue el centro de las actividades políticas en occidente. Una mayoría hacendada criolla negociaba con España en busca de reformas, sin embargo, a partir de octubre de 1868 algunos exreformistas pasaron a las filas del independentismo, muchos emigraron y comenzaron a reunir fondos para fomentar expediciones que trajeran hombres y armas. Por otra parte, un grupo de jóvenes revolucionarios capitalinos trabajaron en secreto por la insurrección.

En los primeros días de enero, ya Carlos García "El Habanero", que había sido miembro de la partida de secuestradores, se había declarado a favor de la Revolución y estableció contactos con separatistas de La Habana y San Antonio. En el pueblo de Vereda Nueva se hizo un sorteo (igual que en otros partidos) para enviar un 10% de los voluntarios al teatro de operaciones, del que quedó excluido todo el que pudo pagar 800 pesos billetes.

Ante la falta de material bélico, Hilario Cisneros (uno de sus dirigentes revolucionarios) orientó a algunos que se alistaran a las filas de los voluntarios para apoderarse de las armas que les suministraban llegando a reunir 50 fusiles y 2 000 cartuchos que fueron trasladados hacia La Habana. Fatalmente un cochero los delató y los españoles se apoderaron de ellos.

El 10 de febrero de 1869 fue descubierta la llamada Conspiración de las Biajacas donde estuvieron comprometidos patriotas de San Antonio y Vereda, que estaban conectados con tabaqueros de la fábrica El Fígaro de La Habana. El coronel Joaquín Recio del Manzano, teniente gobernador de San Antonio de los Baños, recibió la denuncia de que una finca cercana a la Laguna de Ariguanabo, se hallaba almorzando pescado un grupo de conspiradores. Inmediatamente fueron movilizadas las tropas españolas y detenidos algunos patriotas. A partir de ese momento, la persecución arreció y numerosos sediciosos de la zona fueron a parar al destierro. Entre ellos se pueden mencionar a los hacendados veredanos José Cabañas, Eugenio Fernández, Tomás Mederos y Bonifacio Mederos y al cura párroco de Guayabal José Cecilio de Santa Cruz. Los cinco fueron enviados el 21 de mayo de 1869 en el vapor San Francisco de Borja, con destino al presidio de la Isla de Fernando Poo. De aquel viaje represivo y criminal solo regresó vivo uno de ellos. Ese trayecto fue realizado en las más desastrosas condiciones, sufriendo hambre, hacinamiento, escaseces y todo tipo de vejámenes. La ola de arrestos contra los sospechosos de infidencia incluyó a otros vecinos de Vereda: los propietarios Fernando, José Onofre, Antonio y Onofre de la Nuez, Carlos de la Nuez y Quiñones (jornalero) y Miguel de la Nuez (tabacalero).

Cuando Carlos García comenzó a preparar un levantamiento general en Vuelta Abajo para el 24 de diciembre de 1870 contó con el apoyo de patriotas de San Antonio, Güira, Alquízar, Vereda, Guanajay, Guayabal y Caimito. Pero estos intentos conspirativos fueron descubiertos y frustrados. La Guerra de los Diez Años terminó con el Pacto del Zanjón. La administración colonial decidió hacer una nueva división político– administrativa en 1878 para mejorar su control sobre los habitantes. Se crearon las 6 provincias con sus respectivos municipios. En junio de 1879 se creó el término municipal de Guayabal perteneciente a Pinar del Río, mientras que Ceiba y Vereda también se transformaron en municipio. Ceiba el primero de enero de 1879 y Vereda el primero de julio de 1881. Ambos ayuntamientos correspondían a La Habana.

Guerra de 1895

El 24 de febrero de 1895 nuevamente los cubanos se levantaron en arma contra España. Hubo alzamientos en numerosos poblados de Oriente y algunos de Matanzas. En esta última provincia los patriotas dirigidos por Juan Gualberto Gómez se alzaron en Ibarra y a ellos se unieron los veredanos José Díaz Zubizarreta y Ricardo León dos días después. Cuando el 28 de febrero el grueso del grupo fue apresado en Santa Elena, los dos lograron escapar y se fueron al exilio. Meses después Zubizarreta regresó en la primera expedición que llegó de EE.UU. dirigida por Carlos Roloff y Serafín Sánchez el 24 de julio por Tayabacoa en las Villas. Al poco tiempo, revolucionarios armados y dirigidos por Celestino Barzán, Isidro Acea, Juan Delgado y Baldomero Acosta hostilizaban a las tropas colonialistas en las cercanías de Santiago de las Vegas, San Antonio, Güira, Alquízar y Vereda Nueva. Un empleado del ingenio Convenio, Rafael Montalvo y Morales, abandonó sus labores para unirse al Ejército Libertador en marzo en la zona oriental (llegando al grado de general al finalizar la contienda).

En los vecindarios de esta región existían pequeñas guarniciones de voluntarios al servicio de la metrópoli, generalmente eran comerciantes de origen hispano y guerrilleros que evitaban combates directos con los alzados, pero dedicaban parte de sus acciones al pillaje y a cometer atropellos. Pero la contienda tomó nuevas proporciones con la llegada la noche del 5 de enero de 1896 de la columna invasora comandada por Máximo Gómez y Antonio Maceo a Ceiba del Agua.

La vanguardia delantera iba rompiendo los faroles de la vía pública y sin señales de peligro entraron las fuerzas al poblado, algunos destacamentos acamparon en la plaza de la iglesia en previsión de que los voluntarios estuvieran en las cercanías. Pronto se enteraron que estos habían salido huyendo hacia Caimito. Maceo estableció su cuartel general en una de las casas principales y envió al brigadier Esteban Tamayo y al coronel Juan Bruno Zayas con sus hombres a perseguir a los voluntarios y de paso tomar Caimito. El grueso de la tropa acampó en las calles y según el cronista José Miro Argenter:

«el pueblo tomó el aspecto peculiar de una feria cubana.»

El Generalísimo pernoctó con sus soldados fuera de la zona urbana.

Al amanecer del 6 de enero se puso en marcha el Ejército Invasor para entrar a las 7:00 am en Vereda Nueva donde se le recibió con demostraciones de júbilo. Alineados a lo largo de la Calle Real los mambises fueron revistados por los generales Gómez y Maceo acompañados de sus respectivos Estados mayores. Se presentaron muchos veredanos a incorporarse a las filas insurreccionales y otros para hacer entrega de las armas que habían reunido. La tropa cruzó la laguna de Ariguanabo en condiciones difíciles y a las 4:00 pm entraba a Hoyo Colorado (hoy Bauta), lugar donde voluntarios y alcalde se rindieron ante los invasores. De allí partieron hacia el ingenio Lucía, (después Central Habana Libre), propiedad de Don Perfecto Lacoste, hacendado cubano, miembro destacado de la Junta Revolucionaria de la Habana, que, en unión de su esposa, recibió cordialmente a los dos grandes líderes de la Revolución.

Por esos días centenares de personas se alistaron al ejército mambí, entre ellos un grupo importante de caimitenses, veredanos y ceibeños, 17 efectivos del ejército regular español y un grupo de jóvenes que desde la capital vinieron a unírseles.

El 7 de enero Maceo y Gómez tuvieron un breve cambio de impresiones, acordando que este último quedaría en la provincia de la Habana, para imprimir energía y actividad a las operaciones, corriéndose después hasta las Villas, para asegurar en Matanzas las conquistas de la invasión, y que el Titán de Bronce seguiría el avance hacia la provincia de Pinar del Río. El general dominicano emprendió su marcha rumbo a Ceiba del Agua y en la tarde dirigió un combate contra los hombres del General español García Navarro. Los cubanos batallaron con bravura logrando el triunfo cuando ya oscurecía. En tanto, Maceo en la mañana del 8 de enero se encaminó a la playa de Baracoa, para atacar Marianao. Ante la proximidad de una fuerte columna española retrocedió. En las cercanías del central Lucía se produjo el choque y en medio de la balacera, se despidió de Lacoste y cruzó hacia la región más occidental de la Isla.

El Regimiento Goicuría bajo órdenes del coronel Ricardo Santorio y del comandante Baldomero Acosta estableció su zona de operaciones entre Bejucal, San Antonio de los Baños, Santiago de las Vegas, San José, Bauta, Caimito y Marianao. También la columna de Gómez se mantuvo algún tiempo por esta región. El día 15 de marzo, después de concluir la invasión, Maceo burló la trocha de Mariel a Majana y se interna en la provincia de La Habana por Vereda acampando en Seborucal, para encontrase con Gómez y regresar de nuevo a tierras pinareñas. Muchos fueron las batallas y escaramuzas ocurridas por estos lares, pero el más fatídico fue el combate de San Pedro, donde perdió la vida Antonio Maceo y su ayudante Panchito Gómez Toro el 7 de diciembre de 1896.

La población civil por su parte sufrió la criminal política de Reconcentración de Valeriano Weyler. En Caimito las autoridades congregaron a gran cantidad de familias campesinas pobres en la finca Caballero y allí la muerte se cebó de esa pobre gente, debido al hambre y las enfermedades.

El 1 de enero de 1898 se implantó el gobierno autonómico en la Isla, pero las operaciones militares no se detuvieron. Varias fincas sirvieron de campamento al primer escuadrón del Regimiento Goicuría. Pero cuando fuerzas independentistas tenían la victoria prácticamente ganada, el 21 de abril de 1898 el gobierno norteamericano intervino en la guerra. El 10 de diciembre fue firmado en París el acuerdo de paz entre España y los Estados Unidos, sin la presencia de los representantes del pueblo cubano, frustrando así su verdadera independencia.

República Neocolonial

Desarrollo económico, político y social

El gobierno interventor norteamericano suprimió decenas de ayuntamientos que tenían una gran deuda pública. Así desaparecieron los de Vereda Nueva y Ceiba del Agua que pasaron a formar parte nuevamente de San Antonio de los Baños y mientras era abolido el municipio de Guayabal que pasó a Bauta.

La economía agrícola destrozada por la guerra comenzó a recuperarse. El sector más importante continuó siendo la caña de azúcar y solo el ingenio Lucía logró salir adelante. Otro importante reglón de la economía era el tabaco de partido, junto con los talleres de escogida y despalillo. En sus tierras fértiles se cultivaron frutales, viandas, plantas ornamentales, árboles maderables, café, henequén y algodón. Durante la primera década del siglo XX abundaban las fincas de recreo pertenecientes algunos ciudadanos norteamericanos, que luego vendieron esas propiedades y se marcharon.

Con la instauración de la República Neocolonial, los alcaldes de barrios eran elegidos a través de las cámaras de los municipios a que pertenecían. Esas elecciones eran muy codiciadas porque dichos funcionarios eran los encargados de recaudar gran parte de los impuestos locales. El alcalde caimitense designado el 3 febrero de 1902 fue Eligio Bustamante y renunció el día 12. Entonces fue sustituido por Felipe de la Hoz y Gandarilla. Esa misma responsabilidad ocupó en Ceiba del Agua el veterano de la independencia, Desiderio Noa Valdés.

En octubre de 1908 Caimito del Guayabal volvió a tener su condición de municipio. En las primeras elecciones para la alcaldía se efectuaron en noviembre de 1910 fue electo Tomás Coleto Noa, candidato del Partido Liberal. Dos años después fue electo Manuel Antonio Cabañas. Los comicios de 1920 estuvieron caracterizadas por abundantes disturbios y acusaciones de fraude, siendo elegido el conservador Miguel Suárez. En el período pre–electoral del año 1922 se enfrentaron el liberal Miguel Ángel Castro y Camps y el conservador Felipe de la Hoz y Gandarilla y fue necesario designar un supervisor militar para garantizar el orden. Finalmente ganó el primero con el apoyo del general independentista Rafael Montalvo, propietario del central Habana. Castro y Camps fue reelecto en 1926 y fue un seguidor del presidente Gerardo Machado.

Por su parte de 1921 a 1925 ocupó la alcaldía de Ceiba del Agua el veterano Hilario Valle y en Vereda Nueva, Eduardo Rivero y Alba.

Luchas sociales y nacional–liberadoras (1925 a 1952)

Al llegar a la presidencia del país el general Gerardo Machado, la situación económica y social de los habitantes del municipio se hizo más difícil, pues a los problemas estructurales se unió la política represiva del régimen, que se hizo más cruda después de la prórroga de poderes que fue respaldada por el alcalde de Caimito Miguel Ángel Castro. Las elecciones de 1932 estuvieron plagadas de fraudes y en las mismas salió electo el liberal Luis Fernández, admirador de tirano, hombre de buena posición económica.

En esas condiciones, los trabajadores de los sectores azucarero y tabacalero se comenzaron a organizar en gremios de carácter reformista y anarquista, para exigir aumentos de salario, la jornada laboral de 8 horas y el pago de salario en efectivo, no en vales. También los campesinos crearon una asociación para defender sus derechos.

Durante la década de 1930 fueron introducidas las primeras ideas marxistas en el municipio, a partir de los contactos con la capital. El joven Osvaldo Sánchez, estudiante del Instituto de Segunda Enseñanza, organizó una filial de la Universidad Popular José Martí en los predios del Centro Obrero de Vereda. Gracias a su iniciativa se fundó la Liga Juvenil Comunista, siendo su secretario general y fue apoyado por Francisco Talavera Rodríguez y Mario Ortega. En 1932, en coordinación con los camaradas de Bauta, se organizó la primera célula de Partido Comunista que estuvo integrada por Francisco Talavera, Joaquín y Antonio LLas Aldabert, José Candelaria Viña y Cristóbal Sosa (padre). Sus principales tareas eran de propaganda contra la dictadura, la pintura de consignas en las paredes, repartición de proclamas, ayuda a las organizaciones gremiales en una línea más combativa.

La crisis económica de 1929 al 1933 aumentó el desempleo y la miseria entre las clases trabajadoras y el pueblo en general. Entonces los jornaleros del Central Habana decidieron crear un sindicato, conducidos por Carlos Martín, Rafael Ibáñez y Justo Velázquez el cual fue destruido en 1933 y sus dirigentes encarcelados. La represión fue tan grande que en el ingenio fue asesinado el revolucionario Luciano Hernández por la porra machadista cuando se encontraba dormido. También el gremio de tabaqueros de la escogida de Constantino Junco y Cía, dirigido por José Frade y Cristóbal Sosa (padre), hicieron sus reclamos y protestas, pero el dueño para no acceder a las mismas, se llevó la escogida para Ceiba del Agua.

Muchos trabajadores se sumaron a la huelga general de agosto de 1933 bajo la consigna de ¡Abajo Machado! Hicieron mítines, apedrearon los vehículos de abastecimientos de mercancías, pintaron letreros de protesta y el 12 de agosto con la huida del tirano, Fernández, el alcalde, fue destituido. El pueblo salió a la calle para expresar su alegría y realizaron acciones espontáneas contra distintas propiedades de los partidarios del dictador; así fue incendiada la casa del exalcalde en la finca El Socorro y fueron saqueados los inmuebles de las haciendas Cuellar y El Águila. En Caimito gobernó designado por el Directorio Estudiantil Universitario, Zoilo Palmer de la Hoz, que pertenecía al Partido Unión Nacionalista de la localidad y su gobernación se extendió hasta 1937, que fue sustituido por su hermano Edelmiro.

Mientras tanto ocupó la alcaldía por el Partido Acción Republicana en Ceiba del Agua Ricardo Sánchez Fuentes, quien tuvo que renunciar cuando el jefe del Ejército Fulgencio Batista obligó a Miguel Mariano Gómez a abdicar a la Presidencia de la República, acción que fue denunciada por Sánchez. Así fue sustituido por Valeriano Pérez Sánchez.

En las más absolutas condiciones de clandestinidad se efectuó el II Congreso del Partido Comunista de Cuba en abril de 1934 en una vivienda ubicada a la salida de Caimito hacia Pinar del Río. Ramón Nicolau, encargado de los asuntos militares de esa organización, escogió el lugar para la realización del evento, que pertenecía a un asesor de deportes en la Universidad, el norteamericano James Kendrigan, y le fue alquilada con el pretexto de la celebración de una fiesta de estudiantes.

En el II Congreso participaron de 67 delegados cubanos y extranjeros y el mismo eligió Secretario del Comité Central al dirigente manzanillero Francisco Calderius, Blas Roca. Por su parte, Francisco Talavera de la célula local fue invitado a participar en las sesiones del cónclave y los integrantes de la misma se encargaron de vigilar los alrededores para evitar ser sorprendidos por la policía. Entre los acuerdos más relevantes de la reunión estuvieron la aprobación de una estrategia de lucha agraria y antimperialista con la aplicación de tácticas armadas y la creación de los soviets, la demanda de la derogación de la Enmienda Platt y la base naval de Guantánamo, las exigencias por mejores condiciones de vida y de trabajo para el pueblo, la igualdad de razas, etc.

En 1934 se reconstituyó el sindicato de los trabajadores azucareros del Central Habana y sus colonias y se creó en ese entorno una célula comunista integrada por José Manuel de la Torre, Benigno y Chicho Campa, Miguel Echemendía, Bruno Morán, Silvino Albrizas y otros, que se encargó de organizar la Huelga de Marzo de 1935, la cual terminó con golpizas y el arresto de varios huelguistas. Los luchadores de Vereda también apoyaron esa huelga cortando las líneas telefónicas, regando puntillas en las carreteras, poniendo carteles de protesta. Este fue un período de duros combates y gran represión. Los dueños del central organizaron un paro con el objetivo de destruir el sindicato. A raíz del mismo fueron expulsados del trabajo sus principales líderes y pusieron un guardia en la puerta de la fábrica para impedirles la entrada. No obstante, continuaron las luchas por sus reivindicaciones económicas y políticas en favor de los derechos democráticos, por la legalización del Partido Comunista en 1938 y la convocatoria a una Asamblea Constituyente Libre y Soberana en 1940.

En la escogida perteneciente a José Toraño Cuesto cuyos dirigentes sindicales eran Iluminado y José Felino Abreu, Cristóbal Sosa (padre e hijo), Antonio Díaz, entre otros, ellos pudieron lograr aumentos salariales y el pago de los días feriados. En los locales de la de José Menéndez que luego pasó a manos de los Juncos, los combates fueron más intensos y fue necesario crear dos sindicatos. Hay que resaltar la combatividad de las mujeres del despalillo, destacándose entre ellas Olimpia Valdés, Secundina Pérez, Eumelia Hernández, Angelina León y Ana María García.

En 1939 los engavilladores de tabaco desplegaron su primera huelga que duró 10 días. Sus demandas eran: aumento de salarios, reducción de la jornada laboral, impedir que las máquinas desplazaran a los obreros y otras. Este mismo año, el Partido Comunista se dio a la tarea de organizar a los obreros agrícolas con la ayuda de los dirigentes tabaqueros. Para ello se nombraron delegados en todas las fincas de tabaco, en esta actividad participan José Felino Abreu, Cristóbal Sosa, Carlos Pérez Guerra y Julio García Damas quien va a dirigir en el nuevo sindicato logrando algunas de sus demandas.

En las elecciones generales de 1940, llegó a la posición de alcalde el liberal José Antonio Taño, que fue ratificado en varias ocasiones. La mayoría de los habitantes de este término confiaban en él, pues fomentó algunas obras públicas como la reconstrucción del cementerio municipal, la reparación de caminos vecinales; la creación de la escuela nocturna de ambos sexos con secciones nocturnas alternas.

En Ceiba de Agua hubo 5 alcaldes diferentes durante esta etapa (Valeriano Pérez, Manuel Suárez Rodríguez, Dionisio Pando, Isidro Borda Favelo y Héctor Martell Trujillo).

La legalidad burguesa exigía que para que un partido tuviera vigencia electoral, tenía que contar con 12 miembros como mínimo en cada uno de los barrios. Como entonces la membresía del Partido Unión Revolucionaria Comunista en Caimito era escasa, desarrolló una gran movilización para obtener afiliados y simpatizantes, cuestión bastante difícil debido al anticomunismo impregnado en las conciencias de la población. En aquellos momentos existía una célula en la zona de El Mamey (Central Habana) con cerca de 100 afiliados, otra en la cabecera del municipio y varias más pequeñas en barrios como Quintana, Aguacate, Guayabal, donde no se alcanzaba la cifra establecida. Con el objetivo de lograr la legalidad, un año antes de las elecciones, el partido trasladó a compañeros que sobraban de algún barrio para aquellos con déficit de miembros o buscaba simpatizantes que no tuvieran a menos figurar como colaboradores y se le entregaba como formalidad un carné de afiliado, diferente al del militante, para que pudiera ser incluido en sus listas electorales. Entonces se eligió un Comité Municipal de carácter público con 12 compañeros, de 3 delegados por barrios. Su Secretario General fue primero Francisco Talavera y después Silvino Albrizas.

Etapa de 1940 a 1948

En la etapa de 19401948 se hicieron actos, mítines en Caimito y Vereda, para apoyar a los obreros en las campañas de zafra, hablar de la situación nacional e internacional, proyectarse contra el fascismo, defender las demandas de los diferentes sectores obreros y campesinos. En los mimos hicieron uso de la palabra dirigentes locales como Silvino Albrizas, Julio García, Domingo Quesada y Armando López Mejía (líder reformista del central), así como otros de carácter provincial y nacional entre ellos Benigno Campa, Segundo Quincosa, Salvador García, Blas Roca, Marinello, Lázaro Peña, Joaquín Ordoqui, entre otros.

En 1944, el Partido Unión Revolucionaria Comunista cambio su nombre por Partido Socialista Popular (PSP) con una estructura más abierta y crearon la Juventud Socialista en Caimito con la integración de muchachos como Loyda Sosa, Oscar Pérez, Estrellita Pérez y otros. Tenían además organizaciones colaterales que los ayudaban en sus objetivos políticos como la Federación Democrática de Mujeres.

Hasta 1948 el PSP mantuvo abiertas sus oficinas legalmente, las cuales eran sostenidas con los sueldos de sus dirigentes. El Partido logró colocar algunos de sus miembros como concejales (Silvino Albrizas y Julio García Damas) en el ayuntamiento. El entierro de Jesús Menéndez donde también participaron los luchadores caimitenses se convirtió en una gigantesca manifestación de duelo y combatividad en el Capitolio. La policía quería un entierro rápido y sin complicaciones, pero el pueblo lo enterró como se merecía. El 24 de agosto de 1950 las fuerzas policíacas asaltaron el local del periódico Hoy, por ese motivo el PSP convocó a un mitin el 29 de agosto en el parque Central donde participó un grupo de comunistas de la localidad. En esta ocasión fueron reprimidos algunos, encarcelados y golpeados otros.

Lucha insurreccional (1952–1958)

Cuando Fulgencio Batista dio un golpe de estado el 10 de marzo de 1952, aunque el alcalde de Caimito José Antonio Taño se negó a firmar los Estatutos Constitucionales, se mantuvo en su cargo, pues tenía vínculos de amistad con el hermano del nuevo presidente.

En 1953 existía una elevada cifra de desempleados, graves problemas sanitarios y el analfabetismo se enseñoreaba en las zonas urbanas y rurales. Grandes desigualdades sociales y económicas eran evidentes, la discriminación racial, un fenómeno consuetudinario. Las mujeres sufrían una triple explotación: clasista, sexual y racial. La gente repudiaba el artero zarpazo de Batista y los jóvenes se aprestaron a sacarlo del poder por la vía armada. Cuatro muchachos nacidos en el municipio participaron en las acciones del 26 de julio en Santiago de Cuba y Bayamo (Carmelo Noa Gil, Alfredo Corcho Cinta, Hugo Camejo Valdés y Luciano González Camejo) y un residente en el pueblo, Flores Betancourt, también estuvo con aquellos guerreros dirigidos por el abogado Fidel Castro. Los cinco murieron combatiendo o asesinados.

Posteriormente, cuando el régimen dio la amnistía a los combatientes que cayeron prisioneros en estas acciones a mediados de 1955, se constituyó el Movimiento Revolucionario 26 de Julio (M–26–7) y en zona de Caimito se organizó una célula del mismo coordinada por Filiberto Bello, Evelio Bello y Alberto González. En Vereda y Ceiba también se crearon células del Movimiento. Sus acciones fundamentales estuvieron encaminadas a recaudar fondos destinados a la compra de armas y pertrechos de guerra, la realización de sabotajes a comercios, lugares públicos y transportes, la quema de campos de caña, iglesias, escuelas y la propaganda política. Además, se estructuró el Movimiento de Resistencia Cívica que confeccionó uniformes y brazaletes, recogió dinero para ayudar a la familia de los presos, vendió bonos, entre otras actividades.

El Partido Socialista Popular se mantuvo apoyando las luchas obreras, sobre todo de los azucareros, tabaqueros y empleados de ómnibus. Asimismo, un pequeño grupo de estudiantes estuvo vinculado al Directorio Revolucionario dirigido por José Antonio Echeverría y esperaban órdenes para participar en el asalto al Palacio Presidencial el 13 de marzo de 1957, pero no fueron avisados.

En el cuartel de la Guardia Rural de Caimito fueron encerrados luchadores de distintas organizaciones opositoras. Algunos de ellos salvajemente torturados. El día 13 de marzo de 1958, el periódico Excelsior publicó la denuncia contra el teniente Jacinto García Menocal y el sargento Bacallao por las torturas realizadas a un grupo de prisioneros. Los firmantes de la misma fueron: Cándido Polo Machín, Gilberto Alonso Iglesias, Minervino García Rodríguez, Francisco García García, Ramón Llerandi Pérez, Pablo Hernández Fernández, Evelio Bello González, Roberto Cruz Trujillo, Miguel Álvarez Pérez, Isidoro Navarro Hernández y Luis Castillo Rodríguez que habían sido trasladados al Castillo del Príncipe.

La acusación contenía una foto de las espaldas torturadas de los presos, tomada con una cámara fotográfica introducida en la prisión por Isabel Polo Machín dentro de una cazuela de arroz amarillo. Como Evelio Bello estaba en la cárcel fue sustituido en su cargo como jefe del Movimiento 26 de Julio municipal por Serafín Alonso, a quien debía encargarse de la organización de la Huelga del 9 de abril. La orientación era cerrar los comercios, tumbar árboles en la carretera central para paralizar el tráfico e impedir el traslado de los soldados hacia la capital, tomar la estación de Policía y el Cuartel de la Guardia Rural, y posteriormente alzarse en la Sierra de Anafe. Un grupo de revolucionarios dirigidos por Julio A. Calero, Rafael García Sánchez y Humberto Morales Padrón estuvieron hasta las 9 de la noche de ese día en espera de la orden de alzamiento, esta no llegó pues Alonso fingió estar enfermo e ingresó en una clínica para "operarse de apendicitis" justificando así su ausencia al trabajo y no dio el aviso a sus compañeros. Algunos comercios llegaron a cerrar.

En Vereda Nueva varios establecimientos que iban a la huelga fueron obligados a abrir bajo la amenaza de la Guardia Rural, y en Ceiba del Agua algunos luchadores que estaba preparados para cortar los cables del alumbrado público, regaron grampas en las carreteras que entorpecieron el tráfico. Los trabajadores del Central Habana sabotearon las maquinarias provocando la paralización del ingenio por un día.

Después del fracaso de la huelga se reestructuró el Movimiento en Caimito. Muchos compañeros estaban presos y otros se encontraban huyendo. Se nombró responsable a Manolo Palacios y como su segundo a Julio A. Calero. Días más tarde se detectó la traición de Manolo, quedando al frente de la dirección del M–26–7]] el compañero Calero.

Los combatientes caimitenses presos en el Príncipe no dejaron pasar por alto la fecha del 26 de Julio y la celebraron cantando marchas revolucionarias. Ese mismo día apareció asesinado en la ciudad de La Habana el joven veredano Miguel Perera Ortega quien se encontraba huyendo desde el mes de marzo, cuando le hirió levemente al estallar un artefacto explosivo que estaba manipulando.

El movimiento guerrillero y la lucha de las amplias masas populares acorralaban, cada vez más a la dictadura. En el mes de abril el PSP en Caimito comenzó a organizarse una guerrilla para apoyar al paso de la invasión del Ejército Rebelde hacia Pinar del Río. Ya en octubre estaba conformada bajo la dirección de Diego Sandoval y Domingo Quesada y estaba integrada por 15 militantes (Heriberto Navarro, Roberto Cruz, Hilario Sandoval, Agustín Hernández, ALberto Rodríguez, José Pérez, Francisco Talavera, Angel Esperón, Raimundo Machado, Erundino Pérez, etc). Paralelamente al M-26-7 se le ordenó pasar a una estructura militar, las células se convirtieron en pelotones y su estado mayor tuvo como jefe a Julio A. Calero Álvarez, segundo jefe a Epifanio Rodríguez y los demás miembros fueron Gilberto Montañez, Emilio Rodríguez García, María del Carmen Frade y Videlpina Rodríguez.

El 3 de noviembre de 1958 se efectuaron las elecciones generales en completa ausencia de libertades democrático–burguesas, la suspensión de las garantías constitucionales y la censura de prensa. La población prácticamente boicoteó los comicios y abstencionismo fue elevado. Nuevamente José A. Taño resultó electo alcalde caimitense.

El 12 de noviembre de 1958 el Comandante en Jefe del Ejército Rebelde, Fidel Castro transmitió por Radio Rebelde la orden para dar comienzo a la ofensiva general. Ese mismo día, el M–26–7 de Caimito envió a la Sierra de los Órganos para incorporarse a la guerrilla del Comandante Dermidio Escalona a Epifanio Rodríguez Hernández (Cheo), Ramón Moreno Darias, Ramón Lugo y Elio García. El 5 de diciembre el prisionero veredano Israel Rodríguez, fue trasladado desde Columbia en un avión militar para la Isla de Pinos y participó en un amotinamiento en pleno vuelo. La acción fracasó porque un guardia, vestido de civil, controló la situación. En Ceiba del Agua, los combatientes Cirilo Hernández del Sol y Alfonso Cruz colocaron un letrero en la finca de Joaquín Fuentes que decía:

Fidel, Ceiba te saluda

El desarrollo exitoso de asambleas obreras en las colonias y de plenarias en los centrales bajo el dominio de las tropas rebeldes en el frente norte de Las Villas, crearon las condiciones para celebrar en la Primera Conferencia Nacional de Obreros Azucareros los días 20 y 21 de diciembre en el pueblo General Carrillo de Yaguajay. Por nuestra localidad participó el dirigente comunista Diego Sandoval, miembro del Buro Provincial del Sindicato Azucarero en La Habana, quien les transmitió a sus compañeros los acuerdos adoptados, no se incorporarse a sus puestos de trabajo una vez iniciada la molienda. El 60% de los compañeros cumplió la orientación, pero a los dos días tuvieron que incorporarse ante las amenazas de la Guardia Rural.

Revolución en el poder

El 1 de enero de 1959, los luchadores de Caimito junto al pueblo tomaron el cuartel de la Guardia Rural sin resistencia. Participaron en la acción los miembros del M–26–7 Filiberto y Evelio Bello, Minervino García, Rogelio González, Oscar Montes, Armando Trujillo y Armando Rodríguez. El mando se entregó al Teniente Juan Gorina del Toro y el cabo Emilio Lorenzo Graña. Enseguida se nombraron como máximas autoridades del municipio a tres comisionados: Filiberto Bello, Julio Calero y Mario García. A partir de marzo, Bello comenzó a funcionar en calidad de comisionado único.

A principios de 1961 se crearon en el país los primeros órganos del poder estatal, las Juntas de Coordinación, Ejecución e Inspección (JUCEI). Su primer presidente fue Mariano García y Gerardo Juiz, su secretario. Por esos días, se conoció la muerte el 9 de enero del veredado Osvaldo Sánchez que se encontraba trabajando en la organización de los órganos de la seguridad del estado, cuando sufrió un accidente de aviación. En junio se creó el Ministerio del Interior (MININT) y, en los pueblos de campo como Caimito, se instauraron estaciones de la Policía Nacional Revolucionaria (PNR). Miguelito Álvarez, quien había sido torturado durante la dictadura, fue encargado de organizar el cuartel y al frente de la PNR fue nombrado Julio Calero.

A fines de 1961 quedaron estructuradas las Organizaciones Revolucionarias Integradas (ORI) que unificaron al Movimiento 26 de Julio, el Directorio Revolucionario 13 de Marzo, el PSP, la Triple A y la Organización Auténtica. En este municipio, la dirección de las ORI estuvo integrada por José González Torres (secretario general), Domingo Quesada (organizador), Primitivo Hernández (ideológico), Silvino Albrizas, Diego Sandoval, Pedro Pérez, José Suárez, Hilario Sandoval, Emilio Rodríguez, Doris Pérez, Luis Rodríguez, Filiberto Bello, Armando Rodríguez, Antonio Esquivel, Mariano García, Gerardo Acosta, Cristóbal Sosa, Romelia Fernández, Hilario Brache, Ronald Rodríguez. Por problemas de sectarismo, estas se disolvieron para crear el Partido Unido de la Revolución Socialista en 1962 cuyo secretariado municipal estuvo compuesto por Hilario Brache (secretario), Primitivo Hernández (organizador), Jorge Hernández Portela, Diego Sandoval, Julio Montesinos, Mariano García y Emilia Sagué.

En octubre de 1965 con la elección de su Comité Central se acordó la fundación del Partido Comunista de Cuba, que, en Caimito, al principio estaba subordinado al regional Ariguanabo y después a la región de Bauta. Lo mismo ocurrió en el municipio Ceiba–Vereda–Guayabal que tenía sus propias instituciones. En Caimito se desempeñaron como secretarios del PCC: Daniel de la Vega, Eladio Hernández, Gilberto Pérez, Pedro Martínez, Juan Julio Montesinos, Zoraida Castillo, Mercedes Rodríguez Blanco, Miguelito Díaz. Mientras que en Ceiba-Vereda- Guayabal fueron Juan Gorina, Enrique Rodríguez, Julio Montesinos, Octavio Aragón, Levi Farah, Bersi Justiz, Rodovaldo Roque, Mercedes Rodríguez y Martín Calero.

En 1966 las JUCEI fueron sustituidas por el Poder Local. Su primer presidente caimitense fue Osvaldo Domínguez Pérez, Diez años después con la nueva división político-administrativa, Caimito, Ceiba, Vereda y Guayabal se unieron en el municipio de Caimito, cuyo el primer Comité Ejecutivo de la Asamblea del Poder Popular también estuvo presidido también por Osvaldo Domínguez. En períodos posteriores asumieron esa responsabilidad Martín Calero, Antonio Hernández Pastrana, Ángel Gárate, Vladimir Fuentes Cruz, José L. Valle Cabañas, Julio Cesar García García, Dandry Pérez Álvarez, Sergio Suárez Bermúdez, Clara Luz Beritán Sosa y Mariluz del Carmen Rosario Daissón.

En 1976 también la estructura partidista cambió. Se creó un Comité Municipal cuyos primeros secretarios han sido Rolando Blanco, Alberto Pérez, Máximo Amador, José Piñero Borges, Juan Carlos Machado Barrios, Luis Alberto Hernández Blanco, José Valle Cabañas, Orlando Álvarez Acosta, Carmen Rosa López Rodríguez, Iván Martínez Delgado, Ángela Díaz Fuentes, Kenia Cisneros Daudinot, Adiam Ortega Ortiz y Tania Díaz Trápaga.

Labores revolucionarias

Las constantes amenazas y ataques de la contrarrevolución hicieron necesarias numerosas acciones en defensa de la soberanía del país y una de ellas fue en 1959 la creación de las Milicias Nacionales Revolucionarias. Los caimitenses recaudaron dinero para comprar uniformes y armas y en enero de 1960, se formaron los batallones de combate 132, 148, 116, 120, 167, 164,114 y 1900. El Bon 164 participó en la primera limpia del Escambray, a la par que hacía labores de alfabetización. Los batallones 132, 114 y 116 también tomaron parte de la lucha contra bandidos. Y al producirse el desembarco mercenario por Playa Girón fueron activados, sosteniendo combates en diferentes puntos de la Ciénaga de Zapata. El 19 de abril cayó bajo el fuego de las ametralladoras mercenarias el miliciano Juan de Dios Fraga Moreno, residente en Caimito.

Durante la Crisis de Octubre de 1962, Caimito vivió momentos muy difíciles, pues la Loma del Esperón fue escenario de la construcción y ubicación de unidades militares para las rampas de lanzamiento de los cohetes R 14 soviéticos. En esos días aciagos, el 27 de noviembre se produjo el fallecimiento del dirigente del INRA a nivel nacional Eladio Hernández, en un accidente de aviación cuando regresaban de Brasil integrando la delegación que había participado en una conferencia de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación.

Otro suceso doloroso fue el asesinato del miliciano Vicente Pérez Noa, quien se había ofrecido como voluntario para ayudar a resarcir los daños del ciclón Flora y la noche del 23 de octubre de 1963 mientras se preparaba para realizar una guardia, fue ultimado por un grupo de bandidos conrarrevolucionarios .

Numerosos compatriotas han cumplido misiones internacionalistas en países africanos, asiáticos y latinoamericanos. En ellos encontraron la muerte: Antonio Bou Torrella (Argelia); Ramón Maestre Infante Guinea; Martín Delgado Reina, Alejandro Cedeño Mora, Medardo Díaz Hernández, Juan Carlos Cruz Alonso, Manuel Sánchez Hernández y Carlos A. Díaz González (Angola).

Con el aumento de la hostilidad de gobiernos norteamericanos hacia la Isla se crearon las Milicias de Tropas Territoriales en 1981, que han desarrollado numerosas movilizaciones de preparación combativa y domingos de la defensa.

Transformaciones económicas

Al triunfo de la Revolución entre los grandes problemas del país estaban la situación de la tierra, el latifundismo, las pésimas condiciones de vida de los trabajadores del campo, (pequeños campesinos, arrendatarios, aparceros, partidarios), de ahí que las primeras medidas fueran encaminadas a iniciar la solución los mismos, sobre todo, en los municipios que —como Caimito— eran eminentemente agrícolas, cuya población vivía en más del 50% en el campo. El 17 de mayo de 1959 en La Plata fue proclamada la Ley de Reforma Agraria, que disponía la entrega de la tierra a sus legítimos dueños, los que las trabajaban. Siendo el valor promedio de una caballería de 500 pesos, algunas tierras fueron intervenidas y otras compradas.

Entre el 14 de agosto y el 4 de septiembre de 1959 se hicieron en Caimito las declaraciones juradas de los poseedores de tierras que, solos o en conjunto, poseían más de 30 caballerías o siendo menores estuvieran cedidas en arrendamiento, colonato, aparcería, partido u ocupadas por precaristas. Los que tuvieran menos de 30 caballerías y las trabajaran directamente no harían declaración, puesto que era el máximo de tierra a poseer según la Ley. Se exceptuaba aquellas fincas de hasta 100 caballerías que sembraran caña, arroz u otro cultivo con buen rendimiento que necesitara una superficie grande de terreno o estuvieran dedicadas a la ganadería.

Según el censo de Caimito existía total de 139 fincas; de ellas 12 pertenecían a la comunidad de bienes del dueño del Central Habana Castillo Pockony. Los dueños de gran parte de estas fincas no vivían en ellas, las tenían en manos de otras personas que la administraban.

Las primeras expropiaciones de fincas se dirigieron a aquellas menos cultivadas y en el año 1959 se trató de evitar la intervención de las tierras cañeras. Por eso el latifundio mayor que había en Caimito, propiedad del central Habana, se mantuvo intacto en ese año. La Ley de Reforma Agraria en Caimito prácticamente no perjudicó a nadie, pues los grandes propietarios se dedicaban a la caña de azúcar. Sin embargo, se confiscaron equipos, viviendas y fincas de personas vinculadas al régimen batistiano o que habían adquirido por medios fraudulentos. Los terrenos de La Catalina de Jorge Godínez fueron confiscados por tener más de 30 caballerías y una parte subutilizada. El dueño no estuvo de acuerdo, ni sus trabajadores tampoco; este les había prometido entregarle a cada uno 5 caballerías. Al final le fue expropiada y muchos de sus empleados se unieron a la Cooperativa de Menelao Mora. En la zona de Ceiba fueron intervenidas por improductivas, las tierras de Ingenio Nuevo.

Con la ley de Reforma Urbana, se traspasó el fondo de viviendas de alquiler a propiedad de sus habitantes, varios propietarios de inmuebles fueron expropiados y recibieron una indemnización en forma de renta vitalicia. En diciembre de 1959 la playa El Salado fue abierta para el disfrute de todo el pueblo y el 20 de mayo de 1960 fue inaugurado el centro turístico con la presencia del Comandante en Jefe.

En agosto de 1960 habían sido entregados 70 títulos de propiedad de tierras a los campesinos en Caimito (esas cifras no incluyen ni Ceiba y ni Vereda). El INRA creó las Cooperativas de Consumo o Tiendas del Pueblo, donde se establecía que para comprar allí se firmaba un contrato entre el sindicato, colono, la tienda y el campesino. De acuerdo con ese convenio se le daba al trabajador un crédito ascendente al 50% de su salario, que era válido durante el tiempo muerto y se descontaría a plazos durante la zafra. En esas tiendas se vendía el 58% de artículos de primera necesidad con un escaso margen de ganancia y el 42% eran medicina y artículo de ferretería con un mayor índice de dividendos. En octubre de 1960 ya en Caimito se habían creado 2 cooperativas: la Roberto Negrín y la Menelao Mora.

El 17 de julio de 1961 los trabajadores de la finca Los Naranjos, que desde los años atrás se habían organizado en un sindicato, pidieron al gobierno la nacionalización de la misma, propiedad de Jesús Méndez Ramos, dueño de la fábrica de cigarros Regalías el Cuño. Los Naranjos tenía unas 10 caballerías con 170 vacas Jersey, ordeño mecánico, planta eléctrica, 4 silos de hormigón, pasando entonces a formar parte de la Granja Estatal El Vaquerito hasta que a nivel nacional se organizó Empresa Genética de forma vertical en 1962.

La segunda ley de Reforma Agraria fue dictada el 3 de octubre de 1963 estableció un límite máximo de tenencia de tierra de una extensión de 67 hectáreas. Todas las fincas que sobrepasaban esa dimensión fueron nacionalizadas.

El 13 de octubre de 1963 el Consejo de Ministros dispuso la intervención de 382 grandes empresas. Dicha Ley estableció la expropiación forzosa de la Compañía Azucarera Habana SA. Con la nacionalización, el central azucarero comenzó a llamarse Habana Libre y para mejorar su productividad, el estado puso en vigor algunos cambios tecnológicos. Era una fábrica pequeña, pero muy eficiente, que incluso soportó los embates de la crisis de los 90, sin embargo, con la reestructuración de la producción azucarera, entre 2005 y 2006, la fábrica fue cerrada.

En octubre de 1968 comenzaron los trabajos para la fundación de la Empresa de Cítricos Ceiba. Sus índices productivos crecieron rápidamente, produciendo frutas para la exportación y las necesidades de consumo. Para ampliar la fuerza laboral se crearon campamentos de estudiantes movilizados y surgieron las Escuelas Secundarias y Preuniversitarias en el Campo.

Se construyó una planta de beneficio para las frutas cosechadas. A partir de 1992 las dificultades con el riego, a la falta de maquinaria y cajas para envasar, la pobre atención cultural afectó los rendimientos, a lo cual se sumaron varios eventos climatológicos y los estragos causados por diferentes plagas que deprimieron grandemente las producciones. Con posterioridad se han diversificado sus plantaciones con fruta bomba, guayaba, aguacate, melocotón, mango, destinadas a la elaboración de jugos naturales para el consumo social. En estos momentos se hacen esfuerzos para revitalizar la cosecha de cítricos y tiene entre sus renglones exportables el carbón vegetal y el aguacate.

En el territorio se pusieron en funcionamiento algunas industrias importantes como: la Fábrica de Carburo y Acetileno, Empresa de Producciones Mecánicas con el propósito de fabricar carretas y otros implementos agrícolas para centrales azucareros, Fábrica de Medios Mecánicos para la Computación, entre otras.

Transformaciones sociales y culturales

Indudablemente que una de las mayores transformaciones sociales del municipio de Caimito ha sido el desarrollo educacional. La Campaña de Alfabetización comenzó en abril del 61 con la captación de 761 alfabetizadores populares y 78 brigadistas Conrado Benítez, junto al censo de analfabetos que alcanzó la cifra de 1830 solo en Caimito. En diciembre, el territorio fue declarado libre de analfabetismo. En la década de los 60 se construyeron dos seminternados de primaria y una secundaria básica, nacieron los primeros círculos y jardines infantiles para la educación preescolar de los niños de madres trabajadoras. A continuación, con la implantación del sistema de estudio y trabajo surgieron las escuelas secundarias básicas en el campo. La primera el 7 de enero de 1971: Ceiba 1 (hoy Instituto Preuniversitario Ernesto Che Guevara). Este tipo de escuela se convirtió en todo un sistema y se llegaron a abrir total de 8. Ante la insuficiencia de profesores, el Comandante en Jefe lanzó la idea de crear el Destacamento Pedagógico Manuel Ascunce Domenech, y para la preparación de sus integrantes se inauguró el 13 de mayo de 1975 la Filial Pedagógica Camila Henríquez Ureña. Igual que en todo el país, se han alcanzado logros importantes en la educación de adultos, la batalla por el sexto grado primero y después por el noveno grado.

En cuanto a la atención sanitaria, la transformación más importante comenzó al ser declarada como un derecho de todo el pueblo y asumir un carácter público. Al unísono se comenzaron los grandes planes de vacunación contra numerosas enfermedades infecciosas.

En 1963 se inauguró el Policlínico de Caimito y luego abrió sus puertas el de Ceiba y una posta médica en Vereda y el Central respectivamente. En años 70 se implantó el Modelo de Atención Médica Comunitaria, consistente en una clasificación de la población en sectores urbano y rural y una división en medicina para adultos y pediatría, se creó un hogar de ancianos, una clínica estomatológica y un hogar materno, cerrado en 2016.

En 1982 se creó la Unidad Municipal de Higiene y Epidemiología y al año siguiente inauguró el Modelo de Atención del Médico de la Familia. La actividad docente comenzó en septiembre de 1989 con los médicos que habían llegado desde el año anterior. Los mismos cursaban en el municipio la especialidad de Medicina General Integral y la municipalización de la Universidad de las Ciencias Médicas en el municipio, comenzó en el año 2005.

La Revolución trabajó desde sus inicios para conseguir que el deporte se convirtiera en un derecho de todo el pueblo. En 1959 se creó una Dirección General de Deportes cuyo Delegado fue Gerardo Juiz y Subdelegado Armando Sánchez. Cuando en 1961 se creó el INDER, Sánchez resultó ascendido a la dirección de ese organismo municipal.

El 4 de noviembre de 1964 se inició la construcción del estadio que fue inaugurado el 28 de septiembre de año siguiente. La extensión de la práctica de deportes pronto vio sus frutos en los resultados de sus atletas como Mario Pérez Moleón (ciclista, llegó a medalla de oro panamericana de 1991), Ramón García Lavarcena (marcha deportiva, medalla de plata panamericana de 1988), Nelson Caraballo García (pesista, sexto lugar en el Mundial de 1984 y medalla de oro en Panamericanos de 1986), William Vagas Trujillo (pesista, medallas de oro en los Panamericanos de 1991, 1995 y 1999; y en el Mundial de 1997). También se han destacado los equipos de futbol y béisbol en los campeonatos provinciales obteniendo primeros lugares en varios certámenes.

En los años 60 existió una pequeña dirección de cultura, que luego con la institucionalización se amplió y surgió un sectorial cuyo primer director fue Raúl Testé. A inicios de los años 80 se comenzó a trabajar por la creación de las 10 instituciones culturales básicas. Primero se inauguró, el 25 de noviembre de 1980, la Casa Museo II Congreso del Primer Partido Marxista–leninista de Cuba; el 19 de diciembre de 1981 se abrió el Museo Municipal y durante 1983 se fueron fundando instituciones como la Galería de Arte, la Biblioteca Municipal, una biblioteca sucursal en Pueblo Nuevo de Ceiba, la Casa de Cultura y una librería. Por cuestiones constructivas algunas instituciones tuvieron que cambiar de sede e, incluso, la galería fue necesario cerrarla definitivamente. El trabajo y las acciones de estas instituciones ha sido esencialmente comunitario y muy relacionado con las perspectivas educacionales, recreativas y deportivas.

Se han obtenido buenos resultados en los festivales del movimiento de artistas aficionados, en la realización de talleres, conferencias, exposiciones, de todas las manifestaciones artísticas que atienden sus instructores y en la formación de talentos artísticos, egresados de las Escuelas Nacionales de Arte. Se ha logrado la categorización de muchos aficionados. En música obtuvieron la categoría Nacional el Septeto Ecos de Cuba bajo la dirección de Gelacio Rodríguez Hernández, y la provincial Gema Valladares, Olimpia de los Reyes, Dagoberto Amador, Ernesto Tejara. Por teatro obtuvo la categoría provincial el Grupo Artefacto y se han creado diversas compañías como Alma Danza dirigida por Ana Gloria Díaz y NC Dance de Jonnie Martínez Nieves, grupo que actualmente ha sido catalogado como profesional.

Varios talentos municipales han aprobados las Escuelas Nacional de Arte, de Canto Lírico y de Danza entre ellos se destacan Lily Delgado Bandera, Yailisy Placencia Alonso, Rolando Rodríguez Alfonso, Raudis Rodríguez y Erniel Tejera Mena.

En la esfera de la literatura se ha trabajado sistemáticamente en los talleres y se han alcanzado importantes premios en concursos a distintos niveles como Evasio y Eric Pérez González, María y Miguel Terry Valdespino, Sucet Vázquez, Pedro L. Bernabé, entre otros.

Fuentes

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  • Benítez Víctores, Orlando Las Escuelas en el Campo, inédito.
  • Blanco González, Midalys, Dos visitantes ilustres: Lorca y Maroto, inédito.
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